El Polaco es periodista y estaba cubriendo el desalojo de Sala Alberdi. A medianoche, cuando empezó la represión de la Policía Metropolitana en Plaza Seca, corrió por Av. Corrientes. A la altura de Paraná vio como se desprendían tres personas uniformadas del cordón de infantería. Uno de ellos sacó un arma y apuntó. Él trató […]
El Polaco es periodista y estaba cubriendo el desalojo de Sala Alberdi. A medianoche, cuando empezó la represión de la Policía Metropolitana en Plaza Seca, corrió por Av. Corrientes. A la altura de Paraná vio como se desprendían tres personas uniformadas del cordón de infantería. Uno de ellos sacó un arma y apuntó. Él trató de esconderse en una cabina telefónica. «Evidentemente llegué tarde» La bala ya había entrado en su pierna. El Polaco asegura que estaba a una cuadra del centro cultural y no a cinco como dicen desde el gobierno de la ciudad. Como pudo caminó por Paraná hacia Lavalle. Ahí lo asistieron sus compañeros. Lo llevaron hasta el hospital Durand donde se comprobó que el proyectil era de plomo.
El saldo de la represión fue de tres heridos con balas calibre 38, varios con balas de goma y cuatro detenidos confirmados, entre ellos un menor de edad.
La toma, que se sostiene desde el 2010 con alumnos del IUNA (Instituto Universitario Nacional de Artes) y la misma sala, decidió hace 2 días, en asamblea, levantar el acampe en el 6to piso del Centro Cultural San Martín por 48 horas. La idea era mostrar voluntad política para abrir una mesa de negociaciones con el Ministerio de Cultura de la ciudad. Cuando los participantes de la toma salieron con las carpas, dejando un pequeño grupo de guardia de unos 10 o 15 compañeros, la policía Metropolitana se apostó en la puerta de entrada. El mensaje era que no se podría volver a entrar.
Nico Rulo, militante social que estuvo presente, contó que la fiscalía no sólo no tenía orden de allanamiento ni de desalojo, sino que carecía de objeto a desalojar. Las carpas ya habían sido retiradas. Unas 150 personas fueron pasando por encima de la reja pacíficamente y volvieron a entrar a la Plaza Seca.
Mientras el comité del que participaba el Ministro de Cultura de la ciudad, Hernán Lombardi, avanzaba en la negociación un hecho desató la represión. Diego, de la agencia de noticias AnRed especuló con que fueron infiltrados los que lanzaron una botella de plástico con combustible contra la puerta del centro cultural. Nadia Lihuel, fotógrafa de M.A.F.I.A dijo haber visto a los mismos policías iniciar un incendio que desencadenó la primera reacción policial.
Después de 10 minutos de forcejeos, la policía empezó a lanzar gases y la gente empezó a correr. Entonces llegaron las balas de goma. Los manifestantes tomaron Av. Corrientes donde fueron encerrados por dos carros hidrantes. Uno venía desde el obelisco y otro desde Once. Durante esa corrida tres personas recibieron impactos de bala de plomo calibre 38. «Eso puede significar dos cosas. -dijo Emiliano Villar, abogado de la asamblea – O había infiltrados con armas o la policía disparó con armas no reglamentarias.»
Villar confirmó que hay tres detenidos mayores de edad en la comisaria de Parque Patricios de la Policía Metropolitana, Los cargos son de atentado y resistencia a la autoridad, daño agravado y lesiones. «El espíritu de represión por parte de la policía estuvo desde el principio» dijo el abogado.
Esteban Ruffa, fotógrafo de ANRed, y Mario Fumaroni de la «Biblioteca Popular Los Libros de la Esquina» fueron trasladados al Hospital Argerich. Diego, compañero de Esteban, contó que los médicos del Argerich en principio se negaron a entregar los informes médicos a los familiares. Pidieron que fueran solicitados por abogados, después invocaron a un juez de una causa que los familiares desconocían. Hoy a la mañana entregaron informes parciales.
La ciudad de Buenos Aires es uno de los dos distritos a nivel nacional que no firmó el protocolo de Criterios mínimos sobre la actuación de los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad en manifestaciones públicas. El Consejo de Seguridad del Interior, que integran todas las jurisdicciones, hace constar en el primer punto del protocolo que: «El objetivo fundamental de los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad que actúen en concentraciones o manifestaciones públicas es el respeto de los derechos de los participantes.»
La Policía Metropolitana, además, no tiene un mando civil y el uso de la violencia en situaciones como las que se vivieron anoche en Sala Alberdi se regula desde la propia fuerza. La policía porteña parecía estar guardada, patrullando los barrios con menor conflitictivad en materia de delito. Quienes siguen de cerca los derroteros de la neuva fuerza de seguridad, dicen que desde la llegada de Ricardo Pedace -excomisario mayor de la Policía Federal- como vicefeje de la Metropolitana, los operativos se han caracterizado por el desborde y la impotencia. La represión de la Villa 31 cuando los vecinos cortaron la calle Illia y se les respondió con balas de goma y hasta se vio a policías tirando piedras contra los vecinos, el desalojo de los manteros en calle Florida con efectivos armados o en el desalojo de manteros en Parque Centenario, donde se vio a Pedace corriendo y tratando de reagrupar a los efectivos, son apenas algunas muestras. La represión de anoche parece continuar con esa línea.
Fuente: http://www.argenpress.info/2013/03/desalojo-en-la-sala-alberdi-por-que.html