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La derogación de la ley cerrojo y la de pago soberano

¿Después del imperialismo no hay futuro?

Fuentes: Rebelión

Todos o casi todos los diputados y senadores oficialistas y opositores que votaron afirmativamente el acuerdo del gobierno con los fondos buitres, valoraban al mismo tiempo que era un mal acuerdo. Algunos llegaban a considerarlo una estafa. ¿Por qué lo votaban entonces? No votarlo entrañaba no someterse a las sentencias irracionales de Griessa o a […]

Todos o casi todos los diputados y senadores oficialistas y opositores que votaron afirmativamente el acuerdo del gobierno con los fondos buitres, valoraban al mismo tiempo que era un mal acuerdo. Algunos llegaban a considerarlo una estafa. ¿Por qué lo votaban entonces? No votarlo entrañaba no someterse a las sentencias irracionales de Griessa o a la imposición del imperialismo norteamericano que 135 votos repudiaron en la ONU. ¿Pero qué hay después del rechazo a cumplir con las sentencias ilegales de Griessa/buitres? ¿Después del imperialismo no hay futuro? Esta es la cuestión.

Dirigimos estas líneas a los hombres y mujeres que apuestan a la transformación social. A quienes consideran como una necesidad histórica el entierro de esta sociedad guerrera, asesina, inhumana y entienden la expulsión del imperialismo de los países coloniales y semicoloniales como la premisa fundamental.

Dijimos que este triunfo Macri/USA era una derrota del proyecto neodesarrollista del kirchnerismo y fundamentalmente de su idea de un «nuevo capitalismo», de la posibilidad de reformar la economía mundial capitalista en crisis y volver a un capitalismo productivo, liquidando los paraísos fiscales, democratizando los organismos internacionales de crédito y de la ONU. Ellos denunciaron el doble rasero de los países centrales y sus guerras e invasiones a países dependientes, proponiendo la ilegalización de los fondos buitres sostenidos por el gobierno de los EE.UU. Esa lucha de CFK que consiguió el apoyo mayoritario abrumador de la asamblea de la ONU, ha sido derrotada. Hoy Macri es exhibido en las relaciones internacionales por el imperialismo como la victoria de su contraofensiva conservadora en América Latina contra gobiernos populares. Está en curso una mayor profundización de esta derrota en la región con el proceso abierto en Brasil, en Bolivia, en Venezuela.

Es como si la derrota y el reflujo que arrasó con la Unión Soviética, con China Popular y otros países de economía estatizada hubieran establecido que la sociedad capitalista/imperialista es la última. Conocimos en el siglo XX revoluciones en grandes países que estatizaron su economía y sacaron a estos países de un atraso milenario y los convirtieron en potencias mundiales. La burguesía y el sistema imperialista mundial ganaron a los estratos medios y lograron degenerar y descomponer los gobiernos de esos países y hacerlos volver al capitalismo. La crisis y descomposición actual del sistema burgués y la ausencia de una organización y dirección revolucionaria anticapitalista no autorizan a pensar que no podrá revolucionarse y transformarse. Estos diputados y senadores y muchos otros, fuera de la lógica de los acontecimientos de la crisis mundial que se arrastra en los países centrales, no alcanzan a ver la posibilidad de una sociedad futura. Votan irracionalmente por un acuerdo de sometimiento a los buitres luego que fuera rechazado por 135 votos del mundo colonial en la asamblea general de la ONU.

La derrota del kirchnerismo/peronismo y el asalto al poder del gobierno de las corporaciones y las empresas extranjeras, que está rediseñando el Estado, el gobierno y la sociedad como una colonia de los EE.UU. le plantea al peronismo, ya en crisis histórica desde Menem, un nuevo punto de inflexión. Los tres pedazos del otrora movimiento nacionalista de masas, de base obrera, más trascendente de los que surgieron en el mundo colonial en la última posguerra, han encontrado en la dicotomía patria o buitres una alternativa de hierro: o entierran todas sus desteñidas banderas antimperialistas y se consagran como socios de Macri y de los EE.UU. o construyen un nuevo movimiento con las fuerzas de las plazas, de la clase obrera, de la juventud y construyen un frente antimperialista. Esta segunda opción implica abandonar la apuesta al sujeto social burgués nacional para el desarrollo y la autonomía. La apuesta a Scioli.

La hipótesis de la reunificación del peronismo que plantea Scioli y el movimiento Evita para esperar nuevas elecciones haciendo una oposición leal y democrática para ganarlas es una utopía reaccionaria. Si no ganan la calle hoy para detener la ofensiva contra las masas y la nación, ni elecciones les dará el régimen autoritario que está construyendo el imperialismo. O serán elecciones amañadas con el nuevo «fraude patriótico» de un sistema electoral con boleta electrónica que preparan.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.