El viernes 15 de octubre detuvieron a cinco integrantes del SIMECA (Sindicato Independiente de Mensajeros y Cadetes) en el marco de un reclamo gremial, imputándoles amenazas coactivas y violación de domicilio. El tema se originó porque el SIMECA consiguió, ante reiteradas denuncias respecto del trabajo irregular, en negro y sin respeto de medidas de seguridad […]
El viernes 15 de octubre detuvieron a cinco integrantes del SIMECA (Sindicato Independiente de Mensajeros y Cadetes) en el marco de un reclamo gremial, imputándoles amenazas coactivas y violación de domicilio.
El tema se originó porque el SIMECA consiguió, ante reiteradas denuncias respecto del trabajo irregular, en negro y sin respeto de medidas de seguridad alguna, que el Ministerio de Trabajo realice inspecciones en las distintas Agencias de Mensajería, junto con gente del sindicato.
En una de esas inspecciones, realizada en horas de la mañana, cuando se habían retirado los funcionarios del Ministerio de Trabajo como así también los compañeros, salió de la Agencia uno de los empleados denunciando que la patronal amenazaba a todos los trabajadores con el despido si no decían quién había avisado al Sindicato. En este contexto los compañeros no quisieron irse dejando a los trabajadores en esa situación, entraron al local y le pidieron explicaciones al explotador.
El «negrero» (lo que otros llaman empresario emprendedor ) empezó a gritarles que se vayan, que los iba a matar y que él iba a hacer lo que quisiera con sus empleados. Ello generó un ambiente de mayor tensión que este hombre resolvió llamando a la policía para decir que los estaban amenazando.
En tiempo record llegó la policía y detuvieron a los cinco compañeros, que quedaron alojados por unas horas en la Comisaría 3ª de la Policía Federal, acusados de amenazas coactivas y violación de domicilio, todo por exigir desde una organización sindical que se respeten los derechos elementales de los trabajadores del gremio.
A las pocas horas fueron liberados, pero se sigue instruyendo la causa, que quedó radicada en el Juzgado de Instrucción nº 36. Una vez más la respuesta a los reclamos populares es la Criminalización y judicialización de los luchadores.
Si por casualidad el SIMECA estuviera en manos de la burocracia sindical, ¿a que no sabe el lector cómo hubieran reaccionado las «fuerzas del orden»?
Agencia Rodolfo Walsh