No hay demasiados lugares de la producción simbólica que hayan sido tan desacreditados como la escuela y, específicamente, sus docentes. Pero, al mismo tiempo, no hay resquicio que no haya sido contaminado por la “innovación” capitalista y su cultura neoliberal.
Hemos dejado de pensar la educación en términos de conocimiento para los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, para dar paso a los eslóganes, de “aprendizaje para toda la vida” o “aprender a aprender”, entre otros de los que aparecen augurando la importancia del desarrollo de las competencias (básicas y claves), concursos de talentos y habilidades blandas, todas cuestiones que derivan del mundo empresarial y que vienen a sustituir y colonizar el mundo escolar.
Sí, porque de lo que se trata no es de formar para la emancipación del sujeto desde la soberanía educativa, en función de la transformación social, política, económica y ambiental de un mundo en descomposición; sino de todo lo contrario, adaptar el “capital humano” en la carrera de lo que llamaron “economía del conocimiento”, nicho relativamente nuevo en un capitalismo al que los “mercados” se le agotan o se le pudren, o queman o archicontaminan, por el saqueo y la desposesión.
Cuando escuchamos a funcionarios hablar de la “sociedad del conocimiento”, en general porque queda bien repetir ciertas fórmulas discursivas, porque lxs hace pasar por amigxs del futuro, les puedo asegurar que no saben de qué están hablando; en cambio, cuando alguno de los llamados “especialistas” en educación, repiten estas mismas “ideas fuerza”, “aprender a aprender”, “aprender para toda la vida”, “sociedad del conocimiento” y otros nuevos conceptos, como “tecnologías de los aprendizajes”, donde se borra la actividad didáctica del docente y se la sustituye por una actividad digital que propone la empresa Ticmas, por ejemplo, entonces son voceros o, directamente, empleados de algunas de las manifestaciones parasitarias (ong, fundaciones, corporaciones empresariales).
Si miramos desde las pedagogías críticas, el horizonte del capitalismo educativo empieza a quedar más claro respecto de los “nuevos cambios” que se proponen los planes de las “educaciones del futuro” o “nuevas escuelas secundarias”; incluso, ya hay que advertir, el avance de la reforma en la educación primaria.
Así como se desarrolló el “Experimento Chile”, a partir de los años 50 del siglo pasado, en el que fueron formados los llamados “Chicago Boys” latinoamericanos a partir de un convenio entre Milton Friedman (uno de los padres- abusivos – del neoliberalismo) y la Universidad Católica de Chile, y que, por supuesto, sostuvo y profundizó el dictador Augusto Pinochet y los gobiernos “democráticos” que lo sucedieron. El hecho es que la cultura neoliberal desposeyó al pueblo chileno, vía privatización, de los derechos básicos a la educación, la salud, el trabajo y la jubilación, que reaccionó (aunque no del todo), con la famosa frase que dio contenido a la rebelión de octubre de 2019, “No son 30 pesos, son 30 años”.
¿Podemos decir que no es el mismo caso de Argentina?
Probablemente en el tema educación, la cuestión es distinta por el acervo de lo público que todavía resiste en nuestro pueblo, pero si bien podemos establecer diferencias estructurales, eso no significa que nuestras estructuras públicas no sean, en estos tiempos, una mera fachada.
Si bien, el auge de la aparición de escuelas y universidades privadas en la década del 90 del pasado siglo ha decaído no sólo porque implicaba una inversión importante, sino que gracias a la Ley de Educación Nacional (26.206), que sigue los lineamientos internacionales, se reafirma que “toda la educación es pública” y que la diferencia está en la “gestión” (estatal, privada, etc.), con el nuevo paradigma que conformaba “un mercado educativo único”, para qué disputar desde lo privado si la educación pública ya se servía en bandeja para su apropiación, tal es la promoción de las políticas del Banco Mundial, OCDE y UNESCO en cuanto alianzas público-privadas.
En ese mercado educativo empiezan a abrevar, sin solución de continuidad, las fundaciones y ong empresariales que también tienen su origen durante la década de 1990 y desarrollo internacional en los comienzos del nuevo siglo. Un gran espectáculo de formas larvales parasitarias que comienzan a organizarse para tomar el control de la llamada reforma, afianzando los eslóganes que decíamos al principio y completando el campo semántico con contradicciones que, en algunos casos, no son percibidas ni siquiera por quienes las repiten. Por ejemplo: “nuestros estudiantes se tienen que preparar para empleos que todavía no existen”.
¡Interesante! Dos cuestiones: la primera vinculada al empleo, según lxs que proponen el cambio de paradigma, hay que preparar a lxs estudiantes para el empleo, esa es la función actual de la “secundaria del futuro” (o como la llamen en cualquiera de las jurisdicciones); segunda cuestión, esos empleos no sabemos cómo van a ser.
¡Entonces, cuándo mienten!
¡Siempre! Porque es otro eslogan encubridor de la maniobra que involucra la participación empresarial directa o con algunos Ceo como funcionarios o a través de fundaciones o ambas a la vez en el gobierno de la educación, lo que significa que el Estado, terceriza la “gestión”, porque la misma ley no lo obliga a impartir la educación, sino que sólo lo hace responsable.
ARTÍCULO 4°.- El Estado Nacional, las Provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tienen la responsabilidad principal e indelegable de proveer una educación integral, permanente y de calidad…”
Una ley, que muy pocos criticamos y advertimos que sentaba las bases para la invasión, que efectivamente se produjo, con la mercantilización y tercerización (en mayor o menor medida) de los 24 sistemas educativos que funcionan en Argentina.
Experimento Misiones
Tomo esta jurisdicción, por haber sido invitado en noviembre de 2022 a dar una charla sobre estos procesos de tercerización y mercantilización educativa, atento a que se produjo una alarma en un sector importante de lxs trabajadorxs de la educación de esa provincia, por los acuerdos realizados por el ministerio de Educación, la fundación CIPPEC, la multinacional Natura y la empresa digital Ticmas, además, por el inminente nuevo Régimen Académico Marco (RAM), que, hoy, ya está promulgado.
El hecho es que Misiones pasa a ser el ejemplo concreto, por su exposición, del proceso de mercantilización y la tercerización en la que el propio ministro de educación, Miguel Sedoff “…ponderó la alianza estratégica con organizaciones de la sociedad civil, como el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), el Instituto Natura, Somos Red, la Universidad de San Andrés y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLaCSo)”.
Aclaremos, para que no se pierda la verdadera esencia ideológica de la reforma que llevan a cabo. La fundación CIPPEC es una organización que actúa en la ejecución de las políticas del Banco Mundial y la OCDE, financiada por gobiernos, empresas, particulares y la cooperación internacional.
El Instituto Natura no es más que otra de las grandes multinacionales que lavan su cara (tal vez algo más), bajo la “cosmética” de la “responsabilidad social empresaria”, pero en función de su propia rentabilidad (vía exenciones impositivas, por ejemplo), Florencia Mezzadra, especialista de Educación del CIPPEC, actualmente es directora del Instituto Natura y quien lleva adelante el discurso sobre la necesidad del cambio de paradigma de la escuela secundaria misionera.
Somos red, es una consultora, integrada por, entre otrxs, Agustina Blanco, ex funcionaria de la provincia de Buenos Aires durante el gobierno Mauricio Macri y ex directora ejecutiva de la ong, Proyecto educar 2050, cuyo fundador es Manuel Álvarez Trongé, ceo de Telefónica, que es una de las empresas que auspician Silicon Misiones.
La Universidad de San Andrés, no necesita presentación, es una de las universidades más elitistas de la Argentina que ha funcionado como “faro” intelectual para la capacitación docente y de directivos escolares, junto a otras fundaciones como la de Sunny Varkey, también durante el período macrista a nivel nacional y desde hace tiempo a niveles provinciales, como en Ciudad de Buenos Aires, Mendoza, Corrientes, Salta y otras jurisdicciones.
En tanto FLaCSo, fue “usina” de todo el proceso reformista al que estamos asistiendo, sobre todo desde los 90 y 2000 como garante discursivo del cambio de paradigma y de la cual Daniel Filmus fue un fiel representante, entre otrxs.
Como vemos, no hay grieta en cuanto a modelos educativos se refiere, el ministro de Economía, Sergio Massa, celebraba, no hace mucho, los desembolsos de los créditos del Banco Mundial para Educación por resultados.
Y todos confluyen, funcionarios nacionales, provinciales, dirigentes políticos, “especialistas” y “emprendedores” devenidos en docentes, en que las políticas educativas se orienten a atender las “necesidades de los estudiantes”, que no son las necesidades reales de los estudiantes sino, su potencial para la “empleabilidad”, que es uno de los objetivos finales de la reforma, puesto que la “empleabilidad”, significa el dominio de las competencias que el mercado necesita para hacer competitivas a las empresas. Es por eso que se hace necesaria la vinculación que propone este paradigma educativo con el capital humano, la economía y la sociedad del conocimiento.
Lxs estudiantes aventajadxs, son el insumo para agregar valor a la empresa y hacerla más competitiva. No se trata de educar a lxs estudiantes para la emancipación, sino de instruirlos en un conjunto determinado ya no de saberes/conocimientos, sino de aprendizajes que serán obsoletos en poco tiempo como producto de la vertiginosidad del cambio, según el canon neoliberal, por eso el principio de adaptación rige como una de las habilidades blandas más importantes.
Idéntico proceso se necesita en la formación de docentes del siglo XXI, ya no es necesario tener los conocimientos para enseñar, porque las didácticas vienen incluidas en el paquete de las tecnologías del aprendizaje, como propone la empresa Ticmas, del grupo VIDA , patrocinada por Pierre Omidyar, fundador de e-Bay.
Ticmas tiene todas “las soluciones para los sistemas educativos”, desde “la innovación pedagógica al aprendizaje personalizado”; “métricas de excelencia educativa para conocer la performance de cada estudiante, clase, escuela y jurisdicción”; “programas de entrenamiento y capacitación para acompañar a los docentes en su transformación digital”.
Ticmas se presenta casi como el oráculo de Delfos, pues tiene respuesta para todo, sólo que entre su oferta publicitaria y todo su andamiaje empresarial median lxs estudiantes y docentes, que no son otro algoritmo y por ahora trataremos de resistir esa conversión.
Pero, como vemos, no se trata de tal o cual empresa, o tal o cual fundación, se trata de un nuevo paradigma colonizador para el que no es importante la vida de las sociedades y los pueblos, sino la competitividad de las empresas y todo el sistema político alucinó con un cambio de paradigma de la educación, que es una trampa ideológica que profundiza la dominación y el control para sostener los estertores de un capitalismo que se sostiene a sangre y fuego, con hambre, con depredación ambiental, con la multiplicación exacerbada del empobrecimiento
Para cerrar: Según el análisis de Oxfam de los datos más recientes de Forbes (mayo 2022)
Actualmente hay en el mundo 2668 milmillonarios, 573 más que en 2020, cuando irrumpió la pandemia.
• Estos milmillonarios acumulan una riqueza conjunta de 12,7 billones de dólares, lo que representa un incremento en términos reales de 3,78 billones de dólares durante la pandemia.
• La riqueza total de los milmillonarios equivale ahora al 13,9 % del producto interior bruto (PIB) mundial, un importante aumento respecto al año 2000 cuando suponía el 4,4 % .
• Los 10 hombres más ricos poseen más riqueza que el 40 % más pobre de la humanidad.
Algunas preguntas críticas: ¿Hay que seguir hablando de “empleabilidad” como objetivo de la educación? ¿Seguiremos naturalizando la educación centrada en la performatividad económica del individuo, para que nuestrxs estudiantes vayan a engrosar las fortunas de unos pocos? ¿Acaso quienes llevan adelante este conjunto de enunciados a los que definen como políticas educativas, pueden explicarnos a lxs docentes y a lxs estudiantes qué cantidad de trabajadores hicieron posible semejante fortuna concentrada en una persona? ¿Y la plusvalía?
Una “educación” que presenta al mercado como el lugar para el éxito y a las corporaciones como filantrópicas, se ha configurado como una estafa de dimensiones éticas varias veces superior a la deuda externa, porque el formateo intelectual en clave instrumental y acrítico tiene consecuencias sociales nefastas en el presente y en el futuro.
Lo cierto es que, como decía Mark Twain, “es más fácil mentirle a la gente, que convencerla de que le están mintiendo”.
Un amplio congreso pedagógico alternativo sería un buen intento para amplificar las voces críticas en la advertencia de la mentira.
Fuente: https://tramas.ar/2023/04/20/detras-de-la-escena-educativa-nada-se-transforma-todo-se-mercantiliza/
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