Entre los dirigentes sociales el recrudecimiento de la pobreza preocupa. Según coincidieron ante la consulta de lanacion.com, acorralados por la inflación son cada vez más los argentinos que no alcanzan a cubrir sus necesidades básicas de alimentación. El titular Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD), Raúl Castells, calcula que en los barrios más carenciados […]
Entre los dirigentes sociales el recrudecimiento de la pobreza preocupa. Según coincidieron ante la consulta de lanacion.com, acorralados por la inflación son cada vez más los argentinos que no alcanzan a cubrir sus necesidades básicas de alimentación.
El titular Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD), Raúl Castells, calcula que en los barrios más carenciados ya se ve tanta pobreza como en 2001 -coincide así con estimaciones privadas que indican que hay 11,5 millones de personas que están por debajo de la línea de pobreza.
No habla en abstracto. Cuenta que recorre el país y que se encuentra con caras desesperadas por un plato de comida.
«Va en aumento la cantidad de gente que se acerca a los comedores comunitarios y por ayuda social», dice. Y agrega: «Tengo cantidad de cartas de la últimas semanas de gente que me entrega peticiones porque hay cantidad de dramas».
Como para confirmar que esta realidad se vive en distintos puntos del país cuenta las peripecias que vio entre pobladores de Salta y Chaco, donde comedores y copas de leche «no dan a basto» y hasta en Rosario -se explaya, con detalle, en una experiencia reciente que aún lo conmueve. «Hace unos días conseguimos una donación de 3000 pollos en Rosario para distribuirlos en comedores; ¡si usted viera la desesperación de la gente, eran casi sublevaciones populares en cada barrio por conseguir un pollo!», expone, como indignado.
Para Héctor «Toti» Flores, experimentado líder social matancero, hoy diputado de la Coalición Cívica (CC), los índices de pobreza que difunde el Gobierno «son otra de las mentiras de los Kirchner». En su despacho, sus colaboradores trabajan en la rearticulación de las bolsas de alimentos. «Por lo menos, nos anticipamos a los tiempos más duros que se vienen», comenta uno de los que sigue el tema de cerca.
Mientras, Flores se anima a comparar estas carencias con las vividas en 2001. «Hoy no hay saqueos en supermercados, todavía. Esa es la diferencia con 2001; pero estamos ante un problema serio de gente que ya no tiene para comer y son cada vez más», sostiene.
Este dirigente oriundo de La Matanza, al igual que Castells, dice no sorprenderse de la pobreza. Ambos vienen de familias humildes y el tema no les resulta ajeno. Sin embargo, Flores comenta: «Ser diputado me llevó a recorrer el norte argentino. [El gobernador de la provincia de Chaco Jorge Capitanich], que está con el Gobierno, tiene en su provincia una de las regiones más terribles en cuanto a la pobreza».
Y se explaya: «Fui a la entrada del Impenetrable y el impacto fue tremendo. A mí no me asusta la pobreza, yo viví en una villa, mi trabajo está en los asentamientos, pero en el Chaco sentí abandono de la persona. Nos dijeron gracias por venir, porque nosotros somos nadie». Según su punto de vista, no hay políticas de Estado a nivel nacional ni provinciales para revertir estas cifras sino todo lo contrario. Los pobres se pretenden esconder. «Hay que empezar a tratar a la gente como persona», propone.