Este 25 de mayo se cumplen dos años de la asunción del Presidente Kirchner y resulta evidente que, pese al discurso inaugural de su mandato ante la Asamblea Legislativa, nada ha cambiado y que prima el doble discurso sobre las diferentes problemáticas pasadas y futuras de la Argentina. Indudablemente, quedó intacto el modelo neoliberal, iniciado […]
Este 25 de mayo se cumplen dos años de la asunción del Presidente Kirchner y resulta evidente que, pese al discurso inaugural de su mandato ante la Asamblea Legislativa, nada ha cambiado y que prima el doble discurso sobre las diferentes problemáticas pasadas y futuras de la Argentina.
Indudablemente, quedó intacto el modelo neoliberal, iniciado en la dictadura militar del `76 y perfeccionado por el menemato de los `90, que sigue sumergiendo a las grandes mayorías en la pobreza y en la indigencia, con un alto índice de mortalidad infantil y sin otras alternativas en un futuro cercano.
La impunidad campea y hoy, ante los inminentes comicios de octubre, nos encontramos con candidatos que conocemos de sobra y que hacen gala de su poderío como producto de la relegitimación, después de la crisis del 2001.
En lo socioeconómico, mientras se difunde el mentado «capitalismo en serio» y se miente deliberadamente con los datos estadísticos, encontramos el discurso basado en la teatralización de una pelea con el FMI, mientras se paga religiosamente cada vencimiento y en la demagogia pura y simple de los incrementos salariales y previsionales, mientras poco se hace por controlar a los formadores de precios que los diluyen y reducen a polvo.
Se insiste con la federalización de la salud, mediante la aplicación de las recomendaciones del Banco Mundial (y de esto, Ginés sabe muchísimo porque hasta su propia institución educativa es un apéndice de esta multilateral de crédito pero, por supuesto, para beneficio propio…), cuando los hospitales carecen de insumos y de personal necesario ante una demanda inusitada por las propias consecuencias del modelo y, por si fuera poco, se sigue insistiendo en el «exceso» de médicos mientras se lanza un programa de «capacitación» para médicos comunitarios. Por otro lado, mientras se firman rimbombantes convenios entre la CTA y el PAMI para la cobertura integral de las personas con discapacidad, nos encontramos con las reiteradas negativas de las Obras Sociales Sindicales a las debidas prestaciones a este colectivo, las cuales llevan a la iniciación de recursos de amparo que, por supuesto, son interpuestos por quienes todavía tienen recursos para hacerlo y quienes no, depen diendo de su patología, son arrojados al abismo al igual que en Esparta.
Lo educativo sigue el sendero trazado desde la Ley Domingorena, la Ley Federal de Educación y la Ley de Educación Superior, pese al rechazo unánime de estudiantes y docentes, de la mano de un ministro que sabe borrar con el codo, lo que firma con la mano. Teniendo en cuenta los resultados a los cuales ha llevado la implementación de la segunda norma, todavía se sigue diciendo: habrá que corregirla, pero de derogarla, de eso ni hablar y ahora enarbolan el sueño del financiamiento educativo, con la complicidad de legisladores que tienen claro su destino: su incumplimiento, al igual que el FONID.
La formación de nuestros niños y de nuestros jóvenes ha ido declinando por el indudable cambio de roles de la institución escuela, debido a la crisis socioeconómica y una currícula vaciada de contenidos, con respecto a las verdaderas finalidades de la educación: facilitar el acceso al mundo del trabajo, la continuación de estudios superiores y la construcción de una cultura política que los convierta en verdaderos ciudadanos. Mientras tanto, se intenta volver a una educación tradicional con énfasis sobre la elevación de las exigencias a los estudiantes, cuando ellos y sus familias, en realidad, no tienen los recursos necesarios para alimentarse y para adquirir los elementales útiles, ni hablar de libros…; por otro lado, encontramos una infraestructura escolar que dista mucho de ser el ideal para un ambiente áulico que facilite la trilogía docente-conocimiento-alumno.
A pesar de las recientes estadísticas sobre la baja del desempleo y del incremento del empleo formal, presuntamente alentado por el combate del trabajo en negro, nos encontramos con la paradoja de un Estado empleador que paga conceptos no remunerativos, dando el mejor ejemplo para el sector privado: sigan pagando en negro, que acá no pasa nada. También nos encontramos con la falta de reglamentación de las normas destinadas a la incorporación de personas con discapacidad en el ámbito estatal, mientras la Unidad de Grupos Vulnerables del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social propicia su «incorporación» al sector privado que, por supuesto, sigue siendo insensible en aras de las supuestas desventajas económicas que ello supone y se sabe: piedra libre. Por otro lado, tampoco se advierten estrategias para la generación de empleo genuino, salvo esperar que la soja siga con un alto precio en el mercado internacional.
Desde luego, el trabajo constituye un privilegio para pocos mientras se difunden generosas proyecciones de crecimiento económico para este año. Y tanto es así, que la puja distributiva ha comenzado de la mano de sectores opositores a las conducciones históricas de los sindicatos: el subte, el Garraham., mientras los viejos sindicalistas buscan sostener sus prebendas y traicionando a los trabajadores, al igual que durante el mandato de la rata. También los trabajadores de IMPA y de Zanón, con sus emprendimientos, lo han recuperado pero todavía tienen que soportar las impertinencias del poder que pretende ahogarlos para evitar su proliferación, mientras todavía no se adecúa la legislación para dar una cobertura jurídica que les permita seguir funcionando.
Si «hacer patria es respetar los Derechos Humanos», es evidente que ello se contradice con la praxis. Existen derechos para los ricos, famosos, parientes y clientes pero nunca para las grandes mayorías, en un marco de generosa impunidad favorecida desde el poder, la misma que impide el juicio y castigo a los genocidas de ayer y de hoy, a los gatillo fácil de ayer y de hoy.
Parece ser que «hacer patria es mantener la impunidad a cualquier precio», no existen jerarquías ni escalafones salvo, claro, para los mismos de siempre, los que devastaron nuestro país y lo siguen haciendo con desparpajo mientras mueren 100 niños por día, el empleo es inexistente y el colectivo de las personas con discapacidad crece, en forma geométrica, como producto de las políticas implementadas y disminuyendo la población económica activa para los próximos 5 años.
25 de mayo, día patrio. Gran paradoja para los sueños de Mariano Moreno, quien seguramente, ante este doble discurso acompañado en forma mediática, escribiría otra Representación de los Hacendados; tal vez, la Representación de los Excluídos.
* Cs. Jurídicas, Políticas y Sociales (I. S. P. «Dr. Joaquín V. González»)