Empezó el segundo mandato de CFK y con el envión del consenso electoral del 54% se llevan adelante sesiones extraordinarias del Parlamento y se aprobaron «media sanción en Diputados», algunas leyes fundamentales para el funcionamiento de la economía de la Argentina, entre ellas el Presupuesto 2012; la prórroga de legislación relativa a impuestos y sobre […]
Empezó el segundo mandato de CFK y con el envión del consenso electoral del 54% se llevan adelante sesiones extraordinarias del Parlamento y se aprobaron «media sanción en Diputados», algunas leyes fundamentales para el funcionamiento de la economía de la Argentina, entre ellas el Presupuesto 2012; la prórroga de legislación relativa a impuestos y sobre la emergencia económica, entre otras.
Todas esas leyes son claves para pensar en los ingresos fiscales y la capacidad negociadora con las empresas privatizadas de servicios públicos. Entre otras leyes polémicas se aprobó la ley antiterrorista, exigida por el poder económico mundial, es decir, el FMI, o el G20; y podrá ser utilizada para la represión social, pese a una cantidad de resguardos suscriptos a última hora por adherentes al oficialismo ante la presión de los organismos de derechos humanos y una movilización de opiniones críticas.
Es una realidad que el poder dominante interviene cada vez más en las restricciones al funcionamiento democrático de la sociedad. Es una tendencia que se verificó recientemente ante la sugerencia de realizar un plebiscito sobre el ajuste en Grecia, o las designaciones de «técnicos» no elegidos por el voto de la sociedad en el gobierno italiano; tecnócratas que acaban de hacer aprobar por la gran mayoría de los parlamentarios de Italia un gigantesco ajuste de 32.000 millones de dólares.
Un dato de nuestro tiempo es la incompatibilidad creciente entre capitalismo y democracia. En ese sentido, el titular de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, LADH, José Schulman escribió al respecto que «Diputados aprobó en soledad, sin escuchar al movimiento popular ni a los organismos de derechos humanos, ni a los juristas ni a los que estudian la estrategia del Imperio para la zona, el agravamiento de la Ley Antiterrorista….Desde hoy contamos con una libertad menos y un dolor más….la democracia representativa ha vuelto a mostrar, como dijo Rossi, que no están para discutir ni pensar sino para obedecer al gobierno…hace falta democratizar la democracia porque sino nunca seremos libres.»
Capitalismo dependiente y transnacionalizado
La economía cierra el año, según la estadística oficial, en ascenso y con gran crecimiento de la banca, el comercio y la industria, en ese orden. Es curioso ver la evolución de la banca a una década de la crisis del 2001, cuando los bancos estaban en el centro de las críticas de la sociedad. ¿Qué pasó en la década para un cambio de situación? La normalidad del ciclo de negocios bancarios es convergente con la recuperación económica de estos años, con importantes crecimientos económicos que no modificaron sustancialmente la estructura económica y social, es decir, la estructura del poder.
Argentina sigue siendo un país dependiente del capitalismo mundial; subordinado al poder de las corporaciones transnacionales, y es por ello que el capital externo domina los sectores estratégicos de la economía local, sea en el agro, la industria o los servicios. La presencia de empresas argentinas entre las transnacionales de la región, las translatinas no modifica el carácter enunciado, por el contrario, ratifica que el capital solo puede funcionar con efectividad si logra escala de competencia mundial.
Esas tendencias estructurales es lo que parece continuarse a futuro, sea por las referencias de planes estratégicos sobre el agro o la industria hacia el 2020, donde el modelo productivo parece replicarse, como en algunas decisiones en el tiempo presente sobre la gestión económica.
En este sentido destaca el nombramiento de Hernán Gaspar Lorenzino a cargo del Ministerio de Economía. Viene de actuar a cargo de la Secretaría de Finanzas, y desde el 2008 era el encargado de negociar asuntos financieros, tal como la deuda pública.
La política es desendeudamiento, o de pago de la deuda si se quiere, siendo el objetivo «arreglar» los atrasos con el Club de París y otros casos para reincidir en la búsqueda de financiamiento en el mercado mundial, puesto que los recursos liberados hasta ahora por estructuras locales se están agotando, sea la ANSES o el Banco Central.
El papel del nuevo ministro apunta a continuar la tarea de desendeudarse, aunque la deuda crezca en valores absolutos, de 141.000 millones de dólares en 2001 a los 175.000 reconocidos en el sitio del ministerio a septiembre del 2011; que el especialista Héctor Giuliano estima cercano a los 300.000 millones de dólares, pues incorpora las deudas de las provincias y los municipios, junto a otros rubros no incluidos en el cálculo oficial.
Es cierto que la relación entre deuda sobre pbi es menor en la actualidad que hace un decenio, con la salvedad que la deuda es un dato cierto, mientras que el pbi es una estimación, sospechada, y sujeta a contingencias diversas, entre ellas, los pronósticos de la crisis y su impacto entre nosotros.
Otra noticia que induce a pensar en cambios según la lógica dominante de la acumulación capitalista es la modificación en la orientación del INTI, no solo por la salida del Ingeniero Enrique Martínez de la dirección del ente estatal y la remoción de la cúpula, los que hasta ahora definían el accionar del ente, asociado a una concepción de «economía social» y promoción de iniciativas de soporte tecnológico para los sectores no concentrados de la economía local y la transferencia de tecnología y cooperación internacional con países vecinos y del ámbito regional.
Todo indica que ahora se apunta a consolidar las necesidades de asistencia a las industrias que dominan, mutando en una concepción que podría haber inducido nuevos horizontes en el modelo productivo industrial, para otros desarrollos, locales y regionales.
La perspectiva mundial es recesiva y de conflicto
La crisis mundial sigue amenazante sobre la coyuntura de la Argentina en este fin de año, con datos de recesión o desaceleración de los principales socios del país, sea Europa, EEUU, Brasil, o la propia China. Todos los organismos internacionales han corregido a la baja las estimaciones sobre proyecciones futuras.
Los acuerdos en la Unión Europea, liderados por Alemania, secundada por Francia, excluye a Gran Bretaña, colocando en evidencia la disputa por proyectos y poder en el viejo territorio del imperialismo.
En EEUU no son mejores los pronósticos, con tendencia escuálida al crecimiento y acumulando una bomba de tiempo de conflicto con la evolución del desempleo y la pobreza.
Los países «emergentes» sienten la falta de demanda proveniente del capitalismo desarrollado, que veía en esa emergencia una forma de escaparle a la crisis. La profundidad de esta involucra el ciclo del capital mundial y comienza a sentirse en los emergentes de mayor recepción de capitales y de comercio.
El horizonte es de conflicto, aún cuando EEUU decide retirarse de IRAK, y por eso las leyes de «seguridad» y «antiterrorista» que recorren el mapa político del mundo. El año empezó con las revueltas en los países árabes del norte de África, y se consolidó a lo largo de los meses con la emergencia de los «indignidados» que se propalaron desde Europa a EEUU, Israel, haciendo parte de una conflictividad creciente y que fue animada en Sudamérica por los estudiantes chilenos y colombianos, confirmando el descontento de la mayoría; y no en vano, una de las consignas más visible fue «somos el 99%», denunciando al concentrado 1% de la población que acumula para sí riquezas, ganancias y poder.
Pensando precisamente en el conflicto, bien vale pensar en nuestro país lo acontecido en estos días en el seno del oficialismo, sea el conflicto policial de la Provincia de Buenos Aires, como la disputa entre la Presidente y el titular de la CGT. En rigor, la interna en el oficialismo anticipa los tiempos políticos, con un detalle no menor y apunta a uno de los temas más delicados del presente, la capacidad del poder por disciplinar a los trabajadores de cara a las negociaciones salariales del primer cuatrimestre del año entrante.
En fin, se termina el año con horizontes críticos para la economía mundial y conflictos políticos y sociales en puerta.
¡Felices fiestas!
Julio C. Gambina es Doctor en Ciencias Sociales UBA. Profesor Titular de Economía Política en la UNR. Profesor invitado en diversos posgrados de Universidades públicas de Argentina y la región latinoamericana. Presidente de la FISYP e integrante del Comité Directivo de CLACSO.
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