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Ejecuciones en ritmo grupero

Fuentes: IPS

Alarman en México los periódicos asesinatos de cantantes de música grupera, un género muy popular que en ocasiones exalta la vida de los narcotraficantes. Pero son apenas una gota en un universo de crímenes atribuidos a las mafias, que este año sumaron cerca de 2.750.

El secuestro, tortura y posterior asesinato por estrangulamiento del cantante Sergio Gómez, del grupo K-Paz, cometidos el domingo, y la ejecución, una semana antes, de la cantante Zayda Peña en un hospital donde era atendida tras sufrir un ataque, pusieron contra las cuerdas a las autoridades con demandas de mayor seguridad.

«La muerte de artistas despierta atención, pero recordemos que las ejecuciones se volvieron ya cotidianas en México y que pasaron a ser parte de un panorama que poco sorprende», dijo a IPS Sergio Fernández, politólogo estudioso del narcotráfico.

Entre el 1 de diciembre de 2006 e inicios de este mes, cuando cumplió un año de gestión el presidente Felipe Calderón, fueron asesinadas 2.743 personas en este país de más de 104 millones de habitantes, según recuentos independientes. Entre 2000 y noviembre de 2006, durante el gobierno de Vicente Fox (2000-2006), esas muertes sumaron 9.000.

Las autoridades atribuyen los crímenes a ajustes de cuentas entre narcotraficantes. Pero casi la totalidad de estos asesinatos permanecen impunes.

Entre julio y septiembre declinaron las ejecuciones, pero eso no se atribuyó a las acciones militares y policiales ni a labores de inteligencia, sino a los acuerdos a los que habrían llegado los jefes del narcotráfico tras reunirse de manera secreta. Pero la presunta tregua duró poco y en los últimos meses regresó la violencia.

Las organizaciones criminales se mantienen enfrascadas en la disputa de espacios en el mercado de la droga, que los últimos años fue golpeado por constantes decomisos y detenciones. No obstante, el contrabando de cocaína, marihuana y estupefacientes sintéticos de México hacia Estados Unidos, no parece haber mermado.

Tras el asesinato de Gómez y Peña, intérpretes de la música grupera muy popular en los estados del norte de México y entre los inmigrantes en Estados Unidos, varios artistas se declararon alarmados y reclamaron al gobierno que esclareciera los crímenes y prestara mayor seguridad.

El miércoles, miles de personas salieron a las calles de Michoacán para acompañar, entre gritos de reclamo contra la inseguridad, el paso del féretro de Gómez, originario de ese estado del occidente de México.

El cantante fue secuestrado cerca de la medianoche del sábado por un grupo de pistoleros al salir de un concierto. Al día siguiente su cuerpo fue encontrado con señales de haber sido torturado y estrangulado.

Cantantes de música grupera fungen de «instrumentos ideológicos» de grupos de narcotraficantes, por lo que se transforman en blancos de disputas y atentados, señaló Samuel González, ex jefe de la unidad de Delincuencia Organizada de la Procuraduría (fiscalía) General.

Los cuatro integrantes del grupo Los Padrinos fueron asesinados en junio en el norteño estado de Chihuahua.

Muchas de las bandas gruperas interpretan «narcocorridos», derivación del género corrido. En sus canciones relatan pasajes de la vida de los narcotraficantes y en ocasiones incluso se exalta su valentía.

El corrido, un género musical de gran desarrollo en la revolución mexicana de principios del siglo XX, es muy popular en las zonas norteñas, de donde son originarios gran parte de los narcotraficantes.

En las ciudades de esa región no es raro ver por la calle a hombres vestidos al estilo que se asigna a los «narcos»: botas de piel, pantalón y sombrero vaqueros, cinto con hebilla vistosa, camisa estampada con imágenes de vírgenes y gruesas joyas, moda muy similar a la de los cantantes de música grupera.

«Tengo plantíos a la vista /pa’ despistar al gobierno, /cada vez que los queman/ los vuelvo a plantar de nuevo./ Ellos piensan que me arruinan,/ no saben que hay cerros llenos», dice la letra de un narcocorrido del grupo los Tucanes de Tijuana, ciudad fronteriza con Estados Unidos.

Este grupo niega tener cualquier relación con narcotraficantes. «Sólo contamos historias reales», aseguran sus integrantes.

«Para cuando llego al baile/ ya está mi mesa servida:/ cerveza, vino y mujeres/ y un papelito en la esquina,/ para escuchar los corridos, /esas son mis vitaminas», reza la letra de otra canción de los Tucanes de Tijuana. Ese «papelito» contiene cocaína o marihuana.

«Todos levanten la copa,/ hay que brindar por la vida/ y si alguien siente sueño/ por favor que me lo diga./ En un suspiro lo arreglo/ aquí traigo de la fina» cocaína, dice otra de sus canciones.

El tema «Camioneta Gris» de Los Tigres del Norte advierte: «voy viendo que alguien nos sigue,/ ya sabes qué hacer,/ saca pues tu metralleta/ y hazlos desaparecer».

Entre 1994 y este año fueron asesinados una decena de cantantes de música grupera y ninguno de esos crímenes fue aclarado.

http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=86831