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El ajuste requiere de técnicos y de políticos

Fuentes: Rebelión

Luego de idas y vueltas se designó a Gabriel Rubinstein en el ministerio de economía. Será el segundo a bordo en la gestión económica de Massa.

Es un “profesional” de la economía ortodoxa, consultor de empresas, presentado como el “técnico” que viabilizará las decisiones políticas del cogobierno del FdT y el FMI. Rubinstein tiene antecedentes en la gestión pública junto a Roberto Lavagna, quien tuviera a su cargo la gestión económica en tiempos de Eduardo Duhalde y de Néstor Kirchner. Igual que Alberto Fernández y Sergio Massa emitió opinión fuertemente crítica respecto de Cristina Fernández y los gobiernos de cuño kirchnerista. La dupla Massa-Rubinstein constituye la sociedad de ejecución del ajuste acordado con el FMI. Aludimos a un político y a un “técnico”.

Recuerdo el debate entre Menem y Cavallo cuando aquel destacaba a su ministro como un gran “técnico”, pero que, sin el jefe político del justicialismo, la convertibilidad era imposible, ya que había que disciplinar a los votantes y seguidores. Carlos Menem era consciente que el consenso político viabiliza los recortes de recursos para los sectores más necesitados, una demanda histórica del poder económico y político del país. Claro que Cavallo era también un político que disputo cargos electorales y consenso político y social.

La recordación es útil, ya que la dupla en la gestión económica, Massa y Rubinstein, debuta con un incremento de las naftas y una disminución del gasto público en sectores sensibles.

El Boletín Oficial del 22 de agosto anunció vía “Decisión Administrativa 826/2022”[1] un ajuste de 70.000 millones de pesos al Ministerio de Educación, otros 10.000 millones de pesos al de Salud y 50.000 millones de pesos al programa Procrear. Suman un total de 210.000 millones de pesos de recortes de programas públicos para facilitar el achique del déficit fiscal. El ajuste opera sobre los ministerios de Educación, de Salud y de Desarrollo Territorial y Hábitat.

Se insiste en la consistencia macroeconómica de las medidas de gobierno, como principal tarea del técnico Rubinstein. ¿Qué significa consistencias macroeconómicas? ¿Consistentes en beneficio de quien, a favor de quien y en perjuicio de quién?  El aumento de los combustibles impacta en suba de precios y por ende deteriora la capacidad de compra de la mayoría de la población que vive de ingresos fijos y disminuidos por la misma evolución de la inflación. Agosto puede repetir el elevado guarismo de julio, incluso puede ser menor, pero escala en el año al 90%, habilitando un debate sobre la posibilidad de una inflación de tres dígitos para todo el 2022.

Con un 40% de pobreza y un porcentual similar de trabajo irregular, sin seguridad social, y un promedio de ingresos muy por debajo de la línea de pobreza, la orientación ajustadora de la dupla Massa-Rubinstein deteriora aún más los ingresos populares.

Más aún, reunido el 22 de agosto el Consejo del salario, el empleo y la productividad, se decidió, con 30 votos a favor, una abstención y un rechazo, una actualización del Salario Mínimo Vital y Móvil, SMVM, de un 21% en tres cuotas. Se eleva así el SMVM, de 47.850 pesos de agosto, a unos 51.200 pesos para septiembre, a 54.550 pesos para octubre, y a 57.900 pesos a noviembre.

Desde ámbitos sindicales se pretendía que el SMVM superara la línea de la pobreza y se solicitaba un mínimo en torno de los 110.000 pesos mensuales. El monto asignado para septiembre apenas supera el 46% de ese monto, necesarios para cubrir la canasta total de la cifra oficial del límite de la pobreza.

La parodia del “Consejo del Salario, el Empleo y la Productividad”, repite la desconsideración del debate sobre empleo y productividad. Solo se concentra en un acuerdo entre patrones, gobierno y la burocracia sindical para contener la distribución del ingreso, favoreciendo la lógica de la ganancia y, por ende, del régimen del capital.

Para estas cuestiones importa la consistencia de la macroeconomía, para el ajuste y la reestructuración del orden económico a favor del capital.

Rubinstein debió disculparse de sus críticas a la líder política del FdT, igual que antes debieron hacer Massa y Fernández, en aras de legitimar la presencia en el gobierno de la coalición liderada por Cristina Fernández. Las opiniones “políticas” del nuevo funcionario se adecuan en función del lugar asignado en la gestión del capitalismo. Una posición se asume como oposición política y no hay inconveniente en rectificar si se trata de ocupar un lugar desde el oficialismo.

La política económica del gobierno del FdT es auditada formalmente por el FMI, pero también considerada desde la Embajada de EEUU, tal como se evidencia en los contactos regulares del embajador estadounidense con diferentes ámbitos del gobierno nacional, y recientemente en el cónclave del Consejo de las Américas.  Allí se remarcó la importancia de la Argentina y la región latinoamericana y caribeña en la provisión de los recursos naturales demandas por el orden económico mundial. La designación de Rubinstein aparece como la de un técnico, de un profesional con opinión política, un técnico con formación política y teórica que apuntará a consolidar con medidas de política económica, el modelo productivo y de desarrollo del capitalismo en la Argentina.

Eso de “técnico” es muy discutible. Se trata de un funcionario que buscará darle sustentabilidad al proyecto de inserción capitalista de la Argentina en una economía mundial, por cierto, muy discutida, con inflación elevada y tendencia creciente hacia la recesión. Argentina agrega a los problemas globales su propia especificidad de desorden político, que impacta con su elevada inflación, motivada en la disputa por el excedente desde los sectores hegemónicos de la producción y circulación de bienes y servicios.

La prioridad de la dupla Massa-Rubinstein apunta a cumplir con el acuerdo con el FMI. Por lo tanto, el ajuste fiscal y la acumulación de reservas internacionales para cumplir los compromisos de la deuda, se consolida como un gran condicionante de política económica. Al mismo tiempo, se confirman las demandas del poder económico, por eso reuniones con sectores de la mesa de enlace, de la agroindustria y otros sectores del poder económico.

En contrapartida, muy poco sobre las reivindicaciones populares. que entre otras cuestiones aparecieron expresadas en movilizaciones muy importantes de las centrales sindicales. Todo un tema para considerar, sea por la cantidad de movilizados como por la ausencia de una centralidad política desde el movimiento obrero para liderar una demanda a favor de los ingresos populares. Es parte de la fragmentación que se intenta superar desde ciertos ámbitos de la militancia social y política.

La movilización social y del movimiento piquetero, por un lado, y del movimiento sindical y popular por el otro, aparece fragmentado y por ahora sin capacidad de síntesis para intentar una opción de alternativa, critica al capitalismo; que se proponga ir más allá aún.

Queda claro que en la agenda prioritaria de Gabriel Rubinstein y de Sergio Massa no aparece la satisfacción de las demandas populares.

Por eso, en un marco internacional que no ayuda, y en un clima político económico social de la Argentina complejo, aparece la necesidad de un debate integral sobre qué país, que política, que economía, que modelo productivo, de qué manera se satisfacen las necesidades de la población sin subordinar la vida cotidiana a la demanda del poder económico local y mundial.

Es algo a definir según sea la capacidad de organización y resistencia del movimiento popular, que hoy fragmentado está limitado en su capacidad de organizar el descontento social ampliado en contra del ajuste y por un programa propio para la emancipación.

Nota:

[1] https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/269951/20220822

Julio C. Gambina. Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.