El transitar de la pandemia en términos políticos esta dando lugar a la perdida electoral por parte de los oficialismos en variados países desde Ecuador hasta España –pretérito en los EEUU– y nos podemos aventurar que misma suerte puede correr Bolsonaro el próximo año en Brasil.
Las elecciones intermedias –2009, 2013, 2017– y quizás 2021 no han sido proclives a los oficialismos tampoco en la Argentina donde en particular cierto hastío político y por supuesto pandémico pueden dar lugar a un alto porcentaje de voto nulo o también que el Gobierno pueda obtener la victoria por pocos puntos porcentuales.
Las expectativas de los simpatizantes del Frente de Todos encuentran que en la principal variable –que es la económica– el Gobierno no puede mostrar prácticamente ningún logro más allá de la sumatoria de subsidios –ya previos del macrismo y el cristinismo– y las mesuradas ayudas gubernamentales por la afección del Covid-19.
Para comprender la magnitud de la caída de la Economía Argentina hay que señalar que la recaudación impositiva entre 2015 y 2019 cayo un 50% y si sumamos la parálisis de la casi totalidad del año 2020 y parte del 2021 tendremos una verdadera dimensión que se explica en cualquiera de las variables económicas o sociales del presente.
Sin embargo –así rezan las fuentes oficiales– la sanción de la Ley de Aborto ha sido un claro ejemplo triunfador del Gobierno, pero porque no señalar lo que fuera la sanción de la Ley de Divorcio –que tanta disputa genero alrededor de la sociedad– siendo el Alfonsinismo perdedor de las elecciones posteriores de 1987 lo que dio origen a su debacle.
Ya Perón señala que la visera mas delgada era la económica, pero en estos tiempos de pos modernidad y subjetividad pareciera ser que el eje ha cambiado.
Pero “los hechos son tercos» –afirmaba Lenin– y con fuerza podrán quizás imponer su peso en una sociedad perdida entre la política y la des economía.
Los argentinos desistirían de repetir escenarios políticos y sociales ya pasados y que tanta desazón han generado, pero pareciera ser que la clase política actual en su conjunto ejecuta una especie de desconexión con la realidad o no da con los instrumentos necesarios para su operación.
Hace mas de 20 años se repiten los mismos nombres en la política argentina y por ende las mismas lógicas.
Uno de los actores centrales utiliza las mismas practicas electivas que como ha sido señalado anteriormente los ha llevado al fracaso mientras que la falta del surgimiento de un necesario recambio y oxigenación espera.
La demanda hacia una re vitalización del sistema político permitiría morigerar la actual corrosión económica y dar lugar a un desarrollo de las fuerzas productivas que quizás daría lugar a un ciclo positivo interno.
En Argentina «es la política estúpido» –parafraseando a Bill Clinton– en conjunto con otros poderes del Estado los que deben dar el primer paso hacia la concreción de un sistema no solo transparente sino eficiente algo que muchos países llevaron adelante.
Las condiciones geoeconomías del desarrollo económico todavía pueden ser direccionadas hacia un modelo de desarrollo endógeno que combine la Producción, la Industria, el Trabajo y el Consumo en una ecuación equivalente como ya el periodo 1946 -1952 lo demostró.
No debemos re inventar nada solo tomar esos mejores ejemplos que claramente la historia ha dado.
Postergar estas decisiones son definitivamente hurguetear en un seguro fracaso.
Ezequiel Beer. Geógrafo UBA y analista político.