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Entrevista a Silvio Schachter del Consejo de Redacción de la revista Herramienta

«El cine venía alertando sobre lo que nos está pasando»

Fuentes: Rebelión

M.H.: Silvio nos va a hablar del cine y las epidemias pero voy a introducirlo con las series, por ejemplo, The walking dead, la historia comienza con el protagonista Rick Grimes (Andrew Lincoln) despertando, completamente solo en un hospital. Rápidamente se encuentra con otras personas que lo ayudan a encontrarse con su familia. Una vez reunido con ellos los tres personajes pasan a formar parte de un grupo de sobrevivientes. En ocasiones algunas personas son capaces de sobrevivir por su cuenta. La serie lo ha mostrado con distintos personajes, como el de Nick John, o Morgan, pero a la hora de construir algo que dure la trama demuestra que no podés hacerlo solo.

Otro claro ejemplo es la serie Revolution, que transcurre en un mundo donde de un día para el otro se quedan sin electricidad. La historia empieza casi dos años después del enigmático incidente. Nos muestra a través de flashbacks y contando una historia paralela, cómo fueron esos primeros momentos sin energía. El universo de Revolution es una distopía militar en donde las FF AA aprovechando su poder de fuego, organización y entrenamiento toman el control de un EE UU sumido en la anarquía. El resultado son distintas facciones militares luchando por el control total del país.

Silvio quería hablarnos hoy de cómo ha encarado el cine este tipo de temáticas.

S.S.: Hay que tener en cuenta que el cine, desde que los hermanos Lumiére en 1895 hicieron su presentación de la primera película donde muestran la salida de los obreros de una fábrica, se transformó en un arte de masas y su influencia ha sido determinante en la historia cultural del siglo XX para difundir ideas, fantasías, historias, propaganda, y también para hacerse eco de los miedos y angustias de la sociedad,  pero durante décadas el tema de las epidemias no figuró entre sus realizaciones. 

Dos films que lo abordaron de modo colateral merecen mencionarse, ambos realizados por el gran director del expresionismo alemán, F. W. Murnau, donde las epidemias son el fruto del accionar de seres perversos y sobrenaturales. La primera es Nosferatu  (1922) donde el vampiro se mueve en espacios afectados por la peste, idea que es retomada mucho después  por Werner Herzog en su Drácula de 1987; el otro film de Murnau es Fausto (1926) en el cual la epidemia es un flagelo creado por el Diablo. No resulta casual que se hayan realizado en  Alemania, que vivía un momento de angustia, oscuridad y convulsión después de su derrota en la Primera guerra mundial.

Recién treinta años después, en 1957, reaparece el tema cuando Ingmar Bergman ubica la trama de El Séptimo Sello, en la Edad Media en pleno desarrollo de la peste negra. Durante un largo periodo los flagelos biológicos no fueron de interés para la cinematografía mundial. El género de terror y de miedo se concentró en películas consideradas de clase B, o en superproducciones sobre fenómenos naturales como erupciones, terremotos o criaturas destructoras.

Un caso excepcional se dio en  1979 cuando el mexicano  Felipe Cazals estrena El año de la peste una adaptación de Diario del año de la peste de Daniel Defoe un film premonitorio del COVID 19.

El Ebola y particularmente el SIDA, pusieron en el centro los peligros de las mutaciones biológicas y sus consecuencias fatales para la humanidad, entonces  el cine, como no podía ser de otro modo, tomó esa realidad y la ficcionó con distintos resultados. Sobre el SIDA se destacan En el filo de la duda dirigida por Roger Spottiswoode (1993), Filadelfia de Jonathan Demme, con Tom Hanks (1993) y El club de los desahuciados de Jean-Marc Vallée, con grandes actuaciones de Matthew McConaughey y Jared Leto, y la estupenda película  francesa 120 latidos por minuto, dirigida por Robin Campillo, que denuncia el comportamiento social y sobre todo del Estado y las corporaciones farmacéuticas en el despliegue inicial del HIV.

El Ebola tuvo su versión en Epidemia un melodrama con todos los ingredientes del mainstreamhollywoodense, incluido el héroe y el final feliz, dirigido por Wolfgang Petersen con un elenco estelar encabezado por Dustin Hoffman y Morgan Freeman.

Una interpretación más interesante de estos fenómenos se ve en la película Contagio de  Steven Soderbergh, cuyo relato es una predicción bastante ajustada al origen y el desarrollo de  la pandemia actual. El laureado director mexicano Alfonso Cuarón realizó Hijos de los hombres (2006) donde por un fenómeno de origen biológico inexplicable las mujeres se vuelven estériles y al no poder reproducirse la especie humana va a desaparecer.

En Doce monos, una gran película de Therry Gilliam de 1995, un ex preso es enviado desde el futuro hasta el presente para averiguar cuál fue la causa del virus que causó la pandemia que terminó con gran parte de la humanidad, el origen también tiene que ver con la manipulación en un laboratorio.

M.H.: ¿Y nuestro Luis Puenzo?

S.S.: El cine argentino trató esporádicamente este tema, hubo un par de películas que tocaron la epidemia de fiebre amarilla del siglo XIX, la que lleva ese título, Fiebre amarilla (1982) de Javier Torre, el hijo de Leopoldo Torre Nilsson, que cuenta una historia de amor en el contexto de la fiebre amarilla, con Graciela Borges, Dora Baret, Sandra Mianovich y la particularidad que el protagonista masculino fue interpretado por el brasileño José Wilker, conocido por su participación en Doña Flor y sus dos maridos. Otra película que también trascurre durante la fiebre amarilla es Resurrección (2106) cuyo enredo narrativo no logra ser salvado ni por la actuación de Patricio Contreras.

La más relevante y ambiciosa ha sido La peste de Luis Puenzo, realizada en 1992 con una producción internacional: William Hurt, Sandrine Bonnaire, Raúl Juliá, Robert Duvall, con algunos actores argentinos y latinoamericanos como Lautaro Murúa y Norman Brisky. Lo particular de la película es que se sitúa en el barrio de La Boca, el director transpola Orán, la ciudad del libro de Camus, al emblemático barrio porteño, el estadio de la novela es reemplazado por la cancha de Boca. Puenzo también, en un juego atemporal, relaciona el autoritarismo y la violencia presentes en el texto de Camus con la dictadura y sus víctimas, en el film aparecen imágenes documentales de una manifestación de reclamo por los desaparecidos.

Creo que el film no logra concretar lo que se propone, no nos recuerda al mejor Puenzo, el de La historia oficial, ni de Gringo viejo, pues no logró crear el clima y el espíritu de la novela, a pesar de que tiene buenas actuaciones. No es fácil llevar al cine novelas que han tenido un peso tan importante en la historia de la literatura del siglo XX, un fallido semejante ocurrió con otra  novela contextuada en una epidemia, la de García Márquez El amor en los tiempos del cólera, llevada al cine por Mike Newell en 2007.  

La ultima estrenada hace un par de meses es Tóxico, de Ariel Martínez Herrera, aunque se hizo hace tres años atrás, aparecen muchas referencias proféticas, el uso de barbijos y el alcohol,   situaciones con mucha relación con lo que vivimos hoy. En el tráiler de esta road movie donde  se ve a la pareja protagonista en el motorhome donde buscan escapar de la epidemia, se  preguntan si necesario que en la relación entre ellos deben usar barbijo, el temor llega hasta ese punto de violentar la intimidad.

M.H.: Actúan Jazmín Stuart y Agustín Rittano.

S.S.: Sí son los protagonistas de Tóxico. Creo que se puede pensar la relación del cine con las plagas desde dos puntos de vista diferentes, uno es el referido a los contenidos y el impacto que pueden producir en el público, desde un origen divino e inexplicable, hasta las más actuales que apuntan a un próximo futuro distópico, donde el hombre en su búsqueda irracional de desafiar y violentar no ya el poder de Dios como en muchas versiones de Frankenstein, si no a la naturaleza, manipulaciones genéticas, agresión al medio ambiente, experimentos con animales salvajes, destrucción de sus hábitats, un cuadro dramático más terrenal, visible y tangible. El hombre, irresponsable, consumidor insaciable, actor de su propia destrucción.

Ya sea en ficciones o documentales, el cine venía alertando sobre lo que nos está pasando y a su vez como ocurrió en el caso del SIDA, también contribuyó a cambiar las miradas estigmatizadoras, con que se condenaba a las millones de víctimas portadoras del virus.

El otro enfoque tiene que ver con las consecuencias de la pandemia en la industria del cine y su relación con los espectadores. La más evidente fue la vuelta a exhibir con éxito de  telespectadores  por los canales de streaming, películas que tocan el tema de epidemias, si bien a esta tendencia se le atribuye cierto morbo, pienso que se debe a la necesidad de encontrar en el cine imágenes que muestran que hay una salida, que se puede resolver, que se va a encontrar la vacuna y que la humanidad va a sobrevivir. Con el avance de la información, la saturación de noticias cargadas de estadísticas y el agobio por la cuarentena, en estos días prima el deseo de evadirse a través de películas y series que distraigan y también  donde las imágenes remitan a una tranquilizadora vida con una cotidianeidad sin virus.

Creo que serán las empresas que trabajan con plataformas de streaming las que se verán más favorecidas con los hábitos creados por la pandemia, esta tendencia se viene imponiendo hace tiempo en detrimento de las salas de cine, el hecho que la cuarentena haya enclaustrado a millones en sus casas y cerrado las salas profundizó una práctica que será difícil de revertir. A pesar de su resistencia las salas pueden quedar reducidas a un ritual de cinéfilos.

Esta situación coloca en un lugar de privilegio a las productoras que cuentan con canales de streaming como Netflix, Amazon, Youtube, Apple o HBO. Al principio empezaron siendo soportes de proyección de películas y ahora son productoras, ellos mismos generan, producen y distribuyen. Eso tiene un alto impacto sobre todas las productoras tradicionales de cine que no se adapten.

Por ahora los miles de actores y trabajadores están expectantes para ver cuándo pueden volver a la actividad. Veremos si la gente va a recuperar el deseo de ir a un cine y superar el temor de compartir esa experiencia colectiva. Quizás, es mi esperanza como amante del cine, renazcan algunas producciones independientes de bajo costo, más puestas en los contenidos que en la producción de espectáculo.

M.H.: Tenemos el caso de Pol-ka que no ha abonado los salarios.

S.S.: No es el único caso, todo lo que tiene que ver con el espectáculo está sumamente afectado, en China, por ejemplo, en plena pandemia  70.000 salas de cine cerraron y aquí no se sabe cuándo van a abrir. Por otro lado todo lo que tiene que ver con la producción cinematográfica, las películas se preparan con dos años de anticipación, casting, guión y locaciones. Se desconoce cuándo se van a poder retomar.

En estos días Disney anunció el despido de casi 100.000 trabajadores. Hungría, por ejemplo,  enfrenta una crisis porque se había transformado en un centro de filmación debido a los costos convenientes que ofrecían sus estudios, se hacían 350 películas por año y ahora están paralizados.

Aquí parecía que por fin el Eternauta, la icónica novela gráfica de Héctor Germán Oesterheld, donde invasores extraterrestres desatan una tormenta tóxica, sería adaptada para la pantalla. Netflix tenía previsto iniciar la producción este año de una serie dirigida por Bruno Stagnaro, realizador de Pizza, birra y faso y Un gallo para Esculapio, pero el tóxico patógeno coronavirus le impuso una postergación sin fecha cierta.