Al fin Rupert Murdoch recibió su merecido -debido al «hackeo» de sus empleados, no por contribuir al prolongado asesinato del periodismo en lengua inglesa. Guerras, revoluciones, hambrunas y desastres ocurrían y los «periodistas» de Murdoch yuxtaponían morbosas fotos «disolutas» de «Fulanas» medio desnudas que se divorciaron de «Fulanos» para casarse con «Menganos». Las noticias acerca […]
Al fin Rupert Murdoch recibió su merecido -debido al «hackeo» de sus empleados, no por contribuir al prolongado asesinato del periodismo en lengua inglesa. Guerras, revoluciones, hambrunas y desastres ocurrían y los «periodistas» de Murdoch yuxtaponían morbosas fotos «disolutas» de «Fulanas» medio desnudas que se divorciaron de «Fulanos» para casarse con «Menganos».
Las noticias acerca de la pobreza, el desempleo y las ejecuciones de hipotecas son eclipsadas por reportes de Lindsay y Britney realizando videos Clase X antes de de ingresar en la rehabilitación. Y millones compraban sus periódicos y veían -y creían- sus «noticias» en TV.
En nombre de la libertad de prensa, Noticias Fox de Rupert y sus comentaristas vomitaban veneno verbal en nociones sospechosas de pensamiento socialista, «rojillo» o liberal -como cobrar impuestos para billonarios y regular su comportamiento financiero o bancario. Es más, la gente de Fox promueve que los billonarios no paguen impuestos como un ejemplo de virtud y libertad. «Ustedes no desean que su gobierno derroche el dinero de los contribuyentes». Claro, imagínense la vida sin policías, bomberos, escuelas, servicio de reparación de calles, etc.
El New York Post y el Sun de Murdoch venden emociones por carambola -leer acerca de las aventuras sexuales y de drogas de los famosos, lo cual implica que es mejor y menos riesgoso que ustedes tengan sus propias aventuras. Murdoch vendía sexo como noticias para ganar dinero e influencia política. Tuvo éxito.
Enseñó a su personal a definir «dar una noticia» como cualquier idiosincrasia personal de una persona famosa -en especial lo relacionado con el uso no convencional de órganos reproductivos (incluyendo los dedos de los pies)- o la ingestión de cualquier sustancia tabú.
El magnate nacido en Australia descubrió que las represivas culturas protestantes de Inglaterra, exportadas a algunas de sus antiguas colonias como Estados Unidos, son grandes mercados para la venta de noticias sexuales como un servicio público.
Sin embargo, detrás de la chabacana estética editorial de Murdoch, hay un monótono imperativo político y económico; destruir cualquier forma de regulación al capital . Para lograr ese objetivo y expandir su gigantesco imperio editorial y de difusión, Murdoch cortejó, extorsionó e intimidó a los poderosos, mientras apoyaba sus guerras «patrióticas».
Fox y sus hermanas británicas perpetraron la ficción de que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva y relaciones con Al-Qaeda. Nunca pagaron por ese pecado periodístico. Hasta contrataron a la desacreditada reportera bribona de The New York Times, Judy Miller, quien promovió esa porquería engañando a sus editores hasta colocarla en primera plana del periódico del Establishment.
Varios miembros del Congreso han pedido a las autoridades que investiguen si Noticias del Mundo también había hackeado a ciudadanos norteamericanos, familiares de las víctimas del 11/9. ¿Pero han preguntado los periodistas si la operación Fox de Murdoch copió a su hermana británica? Después de todo, los medios «noticiosos» de Murdoch comparten los valores de correr rumores, calumniar y ridiculizar que el magnate ha cultivado en su lujuria por el poder y las ganancias que dan los medios. Él ha sobrepasado a William Randolph Hearst -«Consíganme las fotos y yo les proporcionaré la guerra», fue el dictamen de Hearst para ayudar a iniciar la guerra hispano-norteamericana- en la práctica del periodismo amarillo. El escándalo de hackeo puede que al final haya desprestigiado a la corrupción.
La investigación acaba de comenzar, pero ya las payasadas de sus empleados amenazan con eclipsar al escándalo Watergate. Como presidente, Nixon ordenó que se cometieran delitos. Murdoch ni siquiera puede invocar las dos palabras sagradas, «seguridad nacional», como pretexto por los delitos de sus «periodistas» y editores de Noticias del Mundo.
Los supuestos periodistas de Murdoch hackearon miles de mensajes telefónicos privados, incluso aparentemente del Primer Ministro Cameron, el actor Hugh Grant y el príncipe William -y muy posiblemente de la reina (¿alguien que no fuera su esposo le chupó los dedos de los pies?) La vida íntima de víctimas de asesinato y sus familiares, así como la familia de soldados muertos también se convirtieron en pasto de «noticias».
Los reporteros han comenzado a hacer las preguntas de Watergate -no acerca del difunto Nixon, sino del Murdoch de 80 años de edad. ¿Qué sabía él y cuándo lo supo? (Bostezos.) Él fue quien creó la atmósfera perfecta para las actividades criminales y las llamó «libertad de prensa». Vender periódicos, obtener influencia política, comprar u obtener protección de la policía -¡a buscarlos
Aparentemente lo que preocupa en realidad a Murdoch no es el daño que los métodos de sus empleados hayan causado en la vida de personas, el debilitamiento de la confianza pública, su manipulación del gusto popular de lo banal a lo grosero; en su lugar, se inquieta por la posibilidad real de que esta indignidad le cueste una gran adquisición muy lucrativa -el contrato del satélite Sky de comunicaciones (BSkyB).
La prensa que no es de Murdoch inunda a sus lectores, televidentes y radioescuchas con noticias acerca del negocio de $13,6 mil millones, como si saber la cantidad de dinero que el astuto vejete iba a invertir a fin de ganar más de alguna manera nos hiciera funcionar mejor como ciudadanos. Es más, el público observa el drama de Murdoch como otro escándalo, en vez de como otro ejemplo de disfunción institucional. Naciones suspenden pagos, bancos y otras importantes compañías de inversiones llegan a su fin sin aviso previo y los gobiernos discuten acerca del tope de la deuda mientras millones buscan infructuosamente empleo, maestros y policías son despedidos, y la salud pública y otros servicios se deterioran.
Mientras tanto, a medida que la TV por cable indujo los programas de noticias durante 24 horas los siete días de la semana, hechos a la medida para los medios de Murdoch, el público fue inundado de chismes y noticias sin sentido de rebeldes libios que ganan, pierden, liberan, saquean, sin informar jamás la identidad de esos rebeldes que «nosotros» apoyamos. Al igual que los dudosos y misteriosos «insurgentes» y «militantes» del Medio Oriente, nuestros «buenos» se ven envueltos en lenguaje blando. Solo los detalles sobresalientes de los chismes acerca de los famosos son reportados escabrosamente con pelos y señales.
La temperatura aumenta, los ríos continúan desbordándose, los tsunamis amenazan mientras funcionarios gubernamentales se pelean por los presupuestos y los medios se dan un festín con el lloriqueo de Murdoch.
Algo está podrido, y no solo en Dinamarca. Pero los padres ingleses airados por la revelación de materiales privados obtenidos del teléfono de una muchacha muerta protestaron e instigaron el ataque al meloso Imperio Murdoch. Pidamos acciones similares en otros frentes que lo necesitan también.
* Saul Landau, miembro del Instituto para Estudios de Política, responderá a preguntas en el estreno en Los Ángeles de Por favor, que el verdadero terrorista se ponga de pie, el 26 de julio, a las 7 p.m. en el Laemmle Four Plex, Calle 2da , Santa Mónica. El filme también se exhibe esa noche en el Cinema West End, Calle 23 and «M» , Washington DC, 7:30 p.m.
Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2011/07/24/el-cuchillo-de-murdoch-en-el-corazon-del-periodismo/