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El derecho a la ¿desinformación?

Fuentes: Rebelión

La Liga de la Justicia: Entre 1973 y 1985 William Hanna y Joseph Barbera, directores de la Metro-Goldwyn-Mayer, desarrollaron una serie de dibujos animados que se conoció con el nombre de: «La Liga de la Justicia«. La misión de Superman, Batman, Flash, la Mujer Maravilla, Aquaman, Linterna Verde, algunos de los héroes diseñados por la […]

La Liga de la Justicia:

Entre 1973 y 1985 William Hanna y Joseph Barbera, directores de la Metro-Goldwyn-Mayer, desarrollaron una serie de dibujos animados que se conoció con el nombre de: «La Liga de la Justicia«. La misión de Superman, Batman, Flash, la Mujer Maravilla, Aquaman, Linterna Verde, algunos de los héroes diseñados por la industria norteamericana del entretenimiento alienante para penetrar en la mente de la niñez y la juventud, era la de «luchar contra la injusticia, transformar el mal en bien y servir a la humanidad». ¡Dios bendiga a América! por tanta bondad.

El objetivo ideológico claramente establecido por el establishment al servicio del imperialismo norteamericano era, y es hasta hoy día, el presentar a los EEUU como defensores de la paz mundial frente a cualquier agresión terrorista.

Estas aventuras fantásticas pretenden ser reeditadas por unos personajes que creen ser poseedores de superpoderes con los cuales ambicionan llevar a cabo, al igual que Superman y sus amigos, una nueva cruzada encaminada a defender al mundo de un sin fin de seres perversos que quieren destruir el armonioso orden que impera bajo la democrática sociedad capitalista.

Las transnacionales, monopolios y grandes empresas de la desinformación; así como los locutores, modelos de televisión, abogados, economistas y algunos que otros periodistas de profesión o que sin serlo se presentan como tales, son quienes han sustituido en esa lucha contra el mal a los «Súper amigos», llegando a convencerse para sí mismos que también son los portadores de la verdad, de la sabiduría, del conocimiento y de una moral implacable que les hace invencibles e incólumes a todo lo pecaminoso que existe en el mundo. ¡Son casi dioses! ¿Será por ello que son inexistentes?

Revestidos de una aureola divina, estos seres inmaculados, tan justos y honestos como los policías, los militares, los jueces o los santos católicos, están dotados de habilidades que les ha permitido:

  • Acudir de inmediato al lugar de los hechos, al estilo de «Flash» o «Superman». En ocasiones, incluso, se encuentran antes en el sitio mismo donde se va a dar un acontecimiento del cual elaborarán una noticia. Muchas veces van junto a los policías o militares para participar en sus operaciones o en la persecución a otros delincuentes.
  • Investigar con profundidad todo lo que se les ocurre; nada se escapa a los ojos del águila periodística, aunque en la generalidad parezcan topos. Sus fuentes siempre son las mismas: los cables de las empresas-agencias internacionales de noticias, los especialistas y políticos que defienden el status quo, los intelectuales bien pensantes disfrazados de «progre».
  • Desarrollar casi con perfección el método socrático: son hábiles para sacar información a sus entrevistados por medio de sus preguntas, a pesar de que en su mayoría son verdaderamente estúpidas e incoherentes. Así, por ejemplo, el periodista de la televisora ecuatoriana Gamavisión, Fabián Loza en entrevista con el militante independentista vasco, Walter Wendelin, le interrogaba si él era miembro de «Harry» Batasuna y no de Herri Batasuna como es el nombre de la organización de la izquierda abertzale ilegalizada por el Estado español. No obstante estas ligerezas, jamás reconocerán que en realidad nada saben. Lamentable es que no se les pueda condenar, por malos discípulos, a beber la cicuta.
  • Analizar los problemas sociales, naturales y divinos con extrema seriedad. La parte negativa es que estos análisis parten del sentido común y de las opiniones de estos expertos en charlatanería.
  • Servir a la comunidad, por la que se desviven. Dicen que su interés es el del colectivo social; claro está que por encima de todo esto lo más sagrado es el sistema, el mercado, la empresa y, como es obvio, sus patronos.
  • Hablar con claridad y amplitud de términos. Son verdaderos poetas (del fútbol, de la muerte, de casi todo) y escritores, aunque no sepan utilizar ninguna de las figuras ni de los recursos que la oratoria, la poesía y la literatura han proporcionado a quienes quieren desarrollar estas artes.

Esta «liga justiciera», conformada por una pléyade de sabelotodos, especialistas en la mentira, se ha arrogado el derecho a presentar su visión del mundo como la única valedera y cierta. En fin de cuentas, su misión divina es la de desinformar.

Unos cretinos que se hacen llamar «periodistas»:

Gotzon Toral, profesor de la Universidad del País Vasco, dice Alfonso Sastre, «trae a colación un término curioso —psitacismo (de ‘psitacus’, papagayo, cotorra)–, que él descubrió por casualidad (…) en un libro de Macías Picabea publicado en 1898. Este Picabea definía el término psitacismo como ‘síndrome morboso de la idiocia’ (…)».

Toral, al igual que Sastre, acuden a este término para referirse a los cretinos que creen que por formar parte de los medios gozan de total impunidad para expresar sus opiniones, su chismografía, sus banalidades, sus idioteces. Sastre nos alerta sobre lo peligroso que resultan estos personajes.

La palabra cretino se usa para aludir a una persona estúpida, es decir necia, carente de inteligencia, pero sobre todo de la capacidad de pensar que para Eurípides significaba distinguir una cosa de otra.

Los cretinos que se hacen llamar «periodistas» tienen algunas características que les hacen plenamente identificables:

1. Son manifiestamente defensores de sus amos, ya sea de sus patronos criollos o de los de fuera, es decir, del imperialismo yanqui o europeo. Ven a EEUU como un modelo de sociedad democrática y a Europa como la cuna de la civilización. En América Latina algunos añoran a la «madre patria». Actúan como buenos esclavos (ver «Decálogo del buen esclavo», texto elaborado por el libertario andaluz). Otros, en cambio, creen ser la reencarnación de Pizarro o Benalcázar. Solo basta recordar el comportamiento genuflexo de estos «periodistas» cuando el Borbón pretendió callar a Chávez en la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno celebrada en Chile, en el mes de noviembre de 2007. Vargas Llosa, en un artículo publicado en el diario «El País» de España en 2007 con el título: «El Comandante y el rey», expresa su odio a los procesos revolucionarios en América Latina y su vasallaje a la corona y a los golpistas venezolanos:

La enseñanza más obvia e inmediata de este psicodrama es que hay todavía una América Latina anacrónica, demagógica, inculta y bárbara a la que es una pura pérdida de tiempo y de dinero tratar de asociar a esa civilizada entidad democrática y modernizadora que aspiran a crear las Cumbres Iberoamericanas. Esta será una aspiración imposible mientras haya países latinoamericanos que tengan como gobernantes a gentes como Chávez, Ortega o Evo Morales, para no mencionar a Fidel Castro. Que sean o hayan sido populares y ganaran elecciones no hace de ellos demócratas. Por el contrario, muestra la profunda incultura política y lo frágil que son las convicciones democráticas de sociedades capaces de llevar al poder, en libres comicios, a semejantes personajes. Ellos no asisten a las Cumbres a trabajar por el ideal que las convoca. Van a utilizarlas como una tribuna para internacionalizar la demagogia y las bravatas con que mantienen hipnotizados a sus pueblos y, por eso, esas Cumbres están condenadas al fracaso y al circo.

Y más adelante, para tratar de encontrarle una justificación a la reacción de su soberano, dice:

Es posible que, al reaccionar como lo hizo, el Rey de España transgrediera el protocolo. ¡Pero qué alegría nos deparó a tantos latinoamericanos, a tantos millones de venezolanos! ¿La prueba? Que he escrito este artículo arrullado por los animados compases del flamante pasodoble que ahora entonan y bailan en todas las universidades venezolanas, que se titula ¿Por qué no te callas? y cuya tonadilla y letra llueven sin tregua sobre mi computadora.

Sin embargo de esto, editorialistas, escritores y periodistas de ésta calaña, simulan que son objetivos porque dicen estar desprovistos de valoraciones ideológicas de carácter subjetivo, lo cual les permite analizar correctamente lo que sucede en la realidad.

En ocasiones, inclusive, se atreven a emitir ciertas críticas contra algunas instituciones y personajes que forman parte de los grupos de poder en la sociedad capitalista.

No obstante, como dice Alfonso Sastre: «Los miembros de esta cofradía aparecen públicamente como muy celosos de su independencia y de su libertad; cuando en realidad es que generalmente coinciden su libertad y la ideología del Poder».

  1. Son defensores de la democracia, de la libertad, de la paz y la unidad nacional. Esto, que a simple vista parecería un noble ideal, esconde el propósito manifiesto de vaciar de contenido a estas categorías para, a su vez, ocultar las diferencias de intereses que existen en las sociedades divididas en clases sociales antagónicas. Al igual que los denominados «cientistas sociales», esa «mezcla de esclavos y mercenarios» de los que habló Aníbal Ponce, que se encuentran enquistados en las universidades consideradas de la elite intelectual, instituciones «académicas» que tienen como pretensión obliterar todo pensamiento crítico, tal como lo denunciara Agustín Cueva, quieren convencernos de que la democracia, la libertad, la paz y la unidad nacional se pueden construir únicamente con el diálogo y el consenso entre todos los miembros de una sociedad, sin importar las contradicciones sociales históricas que son producto de la existencia de un sistema injusto, desigual y explotador como es el capitalismo.

Estos «demócratas» y «pacifistas» a ultranza jamás se preocupan por analizar y presentar las causas reales que originan los conflictos de carácter social. Para estos falsificadores mediáticos el problema de la violencia queda reducido a las acciones provocadas y ejecutadas por grupos extremistas tanto de derecha como de izquierda, aunque frecuentemente solo hablan de la violencia de la «extrema izquierda».

Esto es evidente, por ejemplo, cuando hacen referencia a la situación que vive Colombia. Las FARC-EP son presentadas como las culpables del conflicto armado, dejando de lado el hecho de que han sido la oligarquía colombiana y el imperialismo norteamericano los causantes directos de los problemas que enfrenta la nación hermana. Mientras falsimedia lanza sus ataques contra las FARC-EP, organización revolucionaria a la que califican como de «terrorista», «banda de asesinos y secuestradores», «narcoterroristas», ocultan y callan sobre las masacres perpetradas por el Estado terrorista colombiano, sus fuerzas militares y paramilitares, las mismas que reciben el apoyo directo de los EEUU. En cada momento expresan su «preocupación» por la situación de los prisioneros en manos de las FARC-EP, pero nada dicen de los guerrilleros presos en las cárceles colombianas sometidos permanentemente a torturas. De igual manera prefieren no poner mayor énfasis en los crímenes que llevan a cabo las fuerzas paramilitares al servicio de los grandes narcotraficantes, ganaderos y terratenientes colombianos contra los campesinos a los que se les acusa de brindar apoyo a la guerrilla.

Sastre explica que a la lucha de los débiles se la califica de terrorista, mientras que al terrorismo de los fuertes se lo presenta como una guerra defensiva, limpia.

La misma hipocresía tienen cuando hablan de la unidad nacional. Para ellos solo es posible salir adelante, progresar, acabar con los conflictos cuando todas y todos, opresores y oprimidos, explotadores y explotados, nos demos la mano para, «unidos», alcanzar la felicidad.

Profesan un nacionalismo extremo, que en muchas ocasiones se expresa a través de actos xenófobos, racistas, propios del chovinismo fascistoide (ej. el odio a los los migrantes), pero no tienen ningún límite para lanzar loas a favor del modo de vida americano o europeo. Falsimedia, en fin de cuentas, no puede dejar de lado los lazos políticos y económicos que le unen a las transnacionales capitalistas como Coca-Cola, Mcdonald’s, KFC, Pizza Hut, Porta, Telefónica, Chevrolet, Ford, etc.

Esta es, en definitiva, la libertad que defiende la CNN, la SIP, Reporteros sin fronteras, Prisa, El País, Televisa, Teleamazonas, Ecuavisa, Globovisión, El diario Hoy de Ecuador, El Tiempo de Bogotá, etc.: la libertad de empresa y de mercado, cuyo negocio fundamental es la publicidad en la que se gasta anualmente un millón de millones de dólares para fomentar el consumismo.

Nada más alejado de la verdad es que las empresas capitalistas de la desinformación sean pluralistas y que través de ellas se puedan expresar la diversidad de concepciones existentes en una sociedad sobre diferentes hechos, sucesos, acontecimientos y problemas sociales.

El Tiempo de Bogotá, dirigido por Enrique Santos Calderón, primer vicepresidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), hermano del ministro de Defensa colombiano, Juan Manuel Santos y primo del vicepresidente Francisco Santos, tiene como su fuente principal de información a los aparatos de seguridad y de inteligencia de Colombia, lo cual se traduce en su visión periodística totalmente distorsionada y sesgada del conflicto que vive ese país. Así, tras la masacre perpetrada en territorio ecuatoriano el 1 de marzo de 2008 por el ejército colombiano y fuerzas especiales de los EEUU, cuyo objetivo era destruir un campamento de las FARC-EP y asesinar al Comandante Raúl Reyes, el diario bogotano se dedicó a publicar «noticias» basadas en unos supuestos documentos hallados en las computadoras «antimisiles» que habrían estado en poder del líder guerrillero, con los cuales se pretendía demostrar la implicación de los gobiernos de los presidentes de Ecuador, Rafael Correa y de Venezuela, Hugo Chávez con las FARC-EP. Su objetivo, que no es otro que el del gobierno colombiano y norteamericano, era el de lograr, en ese momento preciso, la descalificación en la comunidad internacional de ambos presidentes.

El periodista Dick Emanuelsson, de la Agencia de Noticias Nueva Colombia, ANNCOL denuncia en el artículo ¿Qué siente un periodista al ser declarado objetivo militar? que:

El Estado terrorista de Uribe quizás ha sido el más eficaz con los medios para que estos se pongan al servicio de la guerra en Colombia. El Departamento E-5, de la inteligencia del ejército, en donde uno de los mejores periodistas colombianos presta su servicio, está más activo que nunca y es una pieza clave en la Guerra Psicológica contra el pueblo colombiano.

Los «Falsos Positivos» de atentados con bombas, también tienen su paralelo virtual y escrito en la prensa colombiana. El Tiempo y la revista Semana son claros ejemplos de eso. Es decir, el estrecho «contacto» con los organismos de seguridad como el DAS o el E-5, consiste en que ellos les entregan documentos, fotos, videos, copias de llamadas telefónicas o de correos electrónicos «chuzados» a los periodistas que deberían verificar que los documentos son de alta credibilidad y lo que ellos dicen es verdad; pero que en realidad los periodistas corren a publicar sin el menor análisis.

La organización Reporteros Sin Fronteras, dirigida por Robert Menard y financiada por la NED (National Endowment for Democracy), que dice defender a los periodistas y luchar contra la censura, no es más que un instrumento de los grupos contrarrevolucionarios cubanos para lanzar sus ataques contra el régimen de ese país. RSF que acusa al gobierno cubano de atentar contra la libertad de expresión, mantiene un silencio cómplice cuando se trata de hablar de las violaciones a este derecho en EEUU producto de la aplicación de la denominada «Ley Patriótica», luego de los sucesos del 11 de septiembre de 2001 en New York. En el informe anual 2008 sobre la situación de la libertad de expresión en el mundo, en el capítulo referente al Oriente Medio, cuando habla de Irak en ningún momento hace referencia a la invasión norteamericana como una de las causas fundamentales para que los periodistas y reporteros corran un sinnúmero de riesgos en el ejercicio de su trabajo; así mismo, al señalar que las autoridades iraquíes imponen restricciones a los periodistas se olvida de indicar que esas autoridades han sido impuestas y gozan del respaldo del ejército invasor norteamericano.

Estos son algunos ejemplos de la hipocresía de quienes dicen ser «defensores de la libertad de expresión».

  1. Son verdaderos soldados de Cristo. Luchan contra herejes, paganos y brujas; aunque asiduamente acuden a ellas para tener una idea precisa de lo que sucederá en el país o en el mundo. ¡Cómo censurarles! si hasta Ronald Reagan tenía como asesora presidencial a una astróloga.

A pesar de estos deslices, los integrantes de falsimedia han conformado un verdadero tribunal de la Inquisición mediático que persigue a todo lo que no se ajuste a sus cánones religiosos.

Son enemigos acérrimos del aborto. Condenan los vínculos prematrimoniales y las relaciones homosexuales. La sexualidad sigue considerada como un acto exclusivamente destinado a la reproducción.

Son expertos en condenar a los condenados.

Sin embargo, no tienen ningún pudor en exhibir como mercancía a niñas y jovencitas para la venta de los productos que ofrecen sus auspiciantes; ni tampoco se escandalizan cuando difunden las películas de la industria hollywoodense o las telenovelas venezolanas, mexicanas o brasileras, donde se estropean los vínculos sexuales de las personas.

Como buenos creyentes, pretenden que todos se conviertan. La mentada libertad de creer está por encima de la libertad de no creer. «Guiarnos hacia el camino de la felicidad y descubrir la sabia voz del alma», son los objetivos propuestos por el programa religioso «Recetas para el alma» de la cadena de la televisión ecuatoriana, Ecuavisa. En tanto que en el canal católico más grande del mundo, EWTN el Padre Alberto Cutié transmite sus celestiales enseñanzas a una audiencia que alcanza a 84 millones de hogares en 110 países. Cutié también da consejos a través de su columna en el periódico El Nuevo Herald de Miami.

  1. Son serviles que, como señala Iñaki Gil de San Vicente, es la «personalidad típica de quien asume deliberada y gozosamente su destino de criado, de siervo, de rastrero que se humilla y se arrastra ante el poder, que carece de autoestima, orgullo y dignidad».

Iñaki dice:

El ser servil deambula desorientado por su vida buscando siempre cómo agradar al amo, cómo lograr su palmadita paternalista, qué hacer para que el amo le premie con dinero o con un favor, un ascenso o una mención y distinción públicas ante los demás serviles que reptan junto a él y que también hacen lo imposible por destacar, como los perros, para ser recompensados con una migaja mayor que las que reciben los demás.

Pero a diferencia de los caninos, el servil tiene la desgracia de ser humano, y la humanidad es irreconciliable con el servilismo por lo que el ser servil está internamente podrido por una angustia que nunca puede ser suavizada ni siquiera con la cobardía permanente que le caracteriza. El perro al menos muerde, el servil, lame. Alguno puede hacer un gesto tenue de queja y hasta de protesta, apenas un gruñido, pero de inmediato se postra ante el poder al que sirve. Existe una diferencia cualitativa, un abismo insalvable, entre el ser servil y el ser humano, diferencia que se plasma en miles de prácticas diarias, cotidianas, matices aparentemente insustanciales pero que muestran lo irreconciliable, por ejemplo, el ser humano está en la cárcel por razones políticas y el ser servil es el carcelero por razones egoístas.

Embusteros como Carlos Alberto Montaner, Plinio Apuleyo Mendoza, Andrés Oppenheimer, Maite Rico, Álvaro Vargas Llosa y otros menos conocidos, pero igual de rastreros, como los ecuatorianos Jorge Ortiz, Carlos Vera, Alfonso Espinosa de los Monteros, Rodolfo Baquerizo, Thalia Flores, etc. forman parte de una larga lista de seres serviles que ejercen un periodismo indigno.

A la vez que están preocupados de quedar bien con el amo, aspiran encumbrarse, alcanzar el éxito, al costo que sea. Para ello no tienen ningún empacho en inventar historias, en mentir, en engañar, en denigrar y calumniar.

En 2006, por ejemplo, periodistas del Miami Herald y del Nuevo Herald fueron desenmascarados por recibir dineros del Departamento de Estado norteamericano para lanzar sus ataques contra Cuba.

Con motivo de la visita de los militantes de la izquierda vasca: Iñaki Gil de San Vicente y Walter Wendelin a la ciudad de Quito, los avezados periodistas y reporteros de los periódicos y televisoras ecuatorianas no dudaron en ningún instante de acusarles de ser miembros de ETA, todo con un afán sensacionalista.

Gustavo Merino y Christian Zurita, del noticiero de Teleamazonas, gracias a informes de la inteligencia ecuatoriana, con la que trabajan estrechamente, acudieron presurosos en busca de Walter Wendelin para preguntarle de sus supuestos vínculos con la organización armada vasca. Actuaron como verdaderos pesquisas. Sus rostros serios tornábanse molestos ante las respuestas claras y precisas de Wendelin, a quien a toda costa querían escuchar que era miembro o que tenía alguna relación con ETA.

El diario Expreso del 23 de febrero de 2008 manifestaba su preocupación en un titular: «Denuncias sobre presencia de activista de ETA en el país». El diario Hoy del 13 de marzo de 2008 afirmaba en un trabajo titulado: «Los bolivarianos trabajan en 14 provincias del país», que dos miembros de ETA, entre ellos Iñaki Gil de San Vicente, habrían presentado ponencias en el Congreso Continental Bolivariano celebrado en Quito en el mes de marzo del presente año. El Comercio del 16 de marzo de 2008, en el artículo «La Coordinadora busca un impacto continental» dice:

Representantes del Gobierno español anticiparon a las autoridades ecuatorianas de la entrada de dos visitantes no queridos: Walter Wendelin e Ignacio Gil de San Vicente.

Los dos hombres, supuestamente, están identificados con el Movimiento de Liberación Nacional Vasco, un organismo que justifica las acciones violentas y tiene una ideología socialista y marxista. Su rastro es seguido a pesar de que no tienen antecedentes que les impida moverse en España y hacia otros países.

El primero en llegar al Ecuador fue Gil de San Vicente. Lo hizo en febrero para el lanzamiento de un libro sobre el socialismo del Siglo XXI y para dictar una charla en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central.

Él trabajó en muchas organizaciones y medios de prensa que fueron identificados como pro ETA. Hoy es parte de una asociación que trabaja por los derechos de los reos vascos. En cambio, Wendelin es considerado como el «delegado para América» y llegó a Quito para participar en el Congreso Bolivariano.

La revista Vistazo de 21 de marzo de 2008 hace una afirmación similar: «Según informes reservados, tres simpatizantes de ETA estuvieron presentes (en Quito): Iñaki Gil de San Vicente, Walter ‘Warder’ y Beatriz Ilardia, todos de España».

Todas estas afirmaciones, distorsiones, equivocaciones no son sino el reflejo de la falta de ética y la incapacidad que tienen para investigar quienes ejercen el periodismo en estos medios de desinformación ecuatorianos.

Iñaki Gil de San Vicente estuvo en Ecuador del 21 al 24 de enero de 2008 para impartir un seminario en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador, cuyo tema fue: «Poder adulto, medios de (in)comunicación e independencia juvenil». De igual manera su presencia se debió a que en esos días se llevó a cabo la publicación del libro de su autoría titulado: «¿Marxismo en el siglo XXI?». Posteriormente retornó a la ciudad de Quito en el mes de febrero donde, junto a Walter Wendelin y Beatriz Ilardia, participaron en el Congreso de la Coordinadora Continental Bolivariana, evento que fue difundido públicamente a través de la Internet. Ninguno de ellos es miembro de ETA, caso contrario ya hubiesen sido detenidos, tampoco son ciudadanos españoles como se afirma, sino del País Vasco.

Lo que los periodistas de estos medios obviaron decir es que los revolucionarios vascos son acosados y perseguidos en el mundo entero por el Estado español que, a través de un sinnúmero de acciones represivas, ha pretendido silenciar a un pueblo que lucha por su independencia. De igual manera nada señalan de la situación de los presos vascos encarcelados injustamente en penitenciarías francesas y españolas, a los que se les ha torturado y sometido a malos tratos, mientras sus familiares pasan penurias producto de las difíciles condiciones para acceder a visitarlos en los presidios. Asimismo silencian el ataque desatado por el juez Baltasar Garzón contra todas las organizaciones de la izquierda abertzale a las que, con el pretexto de tener relación con ETA, se las ha ilegalizado.

La estigmatización y satanización que se hace contra los revolucionarios de Euskal Herria es similar a la que se hace contra los palestinos a quienes pese a ser víctimas del terrorismo del Estado sionista de Israel, se los considera como victimarios.

Mentir y especular son sus máximas. Esto es evidente cuando se trata de hablar sobre lo que sucede en Cuba.

Tras la renuncia de Fidel a sus cargos en la dirección del Estado cubano, los medios del engaño no se cansan de repetir las falsedades que acostumbran sobre Cuba: que en la Isla se vive bajo una dictadura, pese a que se celebran periódicamente elecciones que son más democráticas que las de EEUU donde priman los millones de dólares que puedan tener los candidatos para alcanzar un cargo; que Raúl Castro ha sido designado por Fidel para sucederle en el cargo como si se tratara de una monarquía; que los cubanos buscan una apertura hacia el capitalismo, cuando por lo que luchan realmente, como se expresa en los cientos de miles de debates realizados a partir del discurso de Raúl Castro el pasado 26 de julio de 2007, es por perfeccionar el socialismo que están construyendo; que los cubanos que deciden quedarse en otros lugares lo hacen porque anhelan vivir en libertad, cuando lo hacen por las mismas razones de los ciudadanos de otros países del tercer mundo, es decir, por mejorar su situación económica. De igual manera nada dicen de las mafias que están detrás de los profesionales cubanos para comprarlos y luego lucrarse de ellos.

Iván Alonso, en un artículo publicado en Rebelión con el título «Huyendo del Ballet Nacional de Cuba», desenmascara la postura asumida por el diario español El País:

Día de euforia en El País. El martes 18 de diciembre el periódico informa en sus páginas de que 3 jóvenes bailarines cubanos han desertado del Ballet Nacional de Cuba durante una gira por Canadá. La noticia cuenta cómo fue la «hazaña» de la deserción (al más puro estilo John LeCarré, se emociona el periodista, huyendo de autoridades cubanas «camufladas» en el ballet) hasta su rocambolesca llegada a Nueva York; entrevista al director del Cuban Classical Ballet of Miami («el ballet del exilio» lo llama el periódico, aunque uno no deja de preguntarse qué pinta en la noticia), que afirma que dará ya -sin prueba alguna- «plaza a estos artistas en su conjunto» y anuncia que los traerá a España en junio de 2008 «como protagonistas» de una gira (sí que debe ser buena la formación de bailarines en la isla, sus declaraciones lo avalan). La noticia, además, nos informa de que estos chicos tienen ya los papeles del asilo político y la protección especial del gobierno de Estados Unidos.

Más adelante señala:

La noticia no aporta además ninguna información extra sobre el ballet, quizá el más prestigioso de América, que da formación totalmente gratuita a cientos de jóvenes cada año (…)

Quizá lo que El País no acierte a comprender es cómo unos bailarines que pueden forrarse en el ballet de Miami, o en cualquier ballet europeo, cobrando sueldos de vértigo y actuando en teatros de lujo cuya entrada más barata son unos 80 euros (en Europa) prefieran actuar para los niños de una escuela. Que de una compañía tan basta como del Ballet Nacional de Cuba se hayan fugado 3 artistas tentados por ofertas económicas mareantes y acuciados por la necesidad humana de ver a sus familiares no es noticia, es la triste realidad del bloqueo y del chantaje de los ricos a los pobres. También se van los buenos futbolistas de los equipos brasileños y argentinos a Europa y nadie titula en un periódico que huyan de la violencia desatada, el caciquismo, la discriminación o la pobreza endémica de un sistema económico y social injusto.

Igual mintieron cuando estudiantes de la Universidad de Ciencias Informáticas de Cuba, en diálogo que sostuvieron con Ricardo Alarcón de Quesada, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, le hicieron algunos cuestionamientos críticos respecto a ciertas prohibiciones que existen en la isla para las y los ciudadanos cubanos. Inmediatamente las cadenas de noticias presentaron algunas imágenes editadas de lo que fue el encuentro. Luego indicaron que los jóvenes de la UCI habían sido detenidos por las críticas realizadas. El Diario de las Américas señalaba:

Circula un vídeo en Internet, reproducido por algunas televisoras miamenses, en el que dos universitarios cubanos reprochan a Ricardo Alarcón, presidente de la llamada «Asamblea Nacional del Poder Popular», las tradicionales políticas de restricción del castrismo. El primero de los estudiantes cuestiona la viabilidad del «voto unido» (poniendo en entredicho una recomendación de Fidel Castro). El segundo, el sistema de apartheid a partir del cual la ciudadanía no puede acceder a las instalaciones recreativas nacionales o viajar al extranjero sin autorización gubernamental. Alarcón se enreda en una suerte de cantinflesca, a ratos irrespirable, disquisición. La andanada de sus interlocutores roza lo desafiante.

El 11 de febrero de 2008 en un artículo de Ariel Remos, publicado en el diario citado con el títular «Preso el joven que interpeló a Alarcón», dice:

El pasado sábado 9 de febrero fue arrestado en su domicilio del batey «El Yarei», en el municipio Puerto Padre, el joven que osó interpelar al supuesto presidente de la Asamblea del Poder Popular, Ricardo Alarcón. Se trata de Eliécer Avila Cicilia, en cuyo domicilio se personaron agentes del Consejo de Estado y la Seguridad del Estado, que procedieron a arrestarlo.

Todo era una burda mentira. El joven Eliécer Ávila Cicilia, uno de los supuestos detenidos, lo confirmó así en una entrevista sostenida con la periodista de Cubadebate, Rosa Miriam Elizalde:

Rosa M. Elizalde.- ¿Qué sentiste cuando te dieron la noticia, de pronto verte en prácticamente todas las televisoras del mundo y los cables internacionales? ¿Qué pasó?

Eliécer Ávila.- Había escuchado mucho el tema de la guerra mediática, todo ese tipo de cosas; pero a veces hasta que uno no lo siente en carne propia, de esta manera, no se da cuenta de la magnitud de qué cosa significa guerra mediática.

Realmente, cuando he podido leer y he podido ver la gran dimensión y la gran cantidad de artículos que se han publicado rápidamente, además, asociándolos a muchos temas del país, me he dado cuenta, realmente, de cuán eficaz y cuán rápida es esa maquinaria que tienen para tergiversarlo todo y lograr publicar una gran cantidad de información; que, por supuesto, uno a veces siente un poquito hasta de impotencia por querer explicarle a todo el mundo, a todo el país muy rápido, realmente, que prácticamente todo lo que están diciendo es una mentira total y que desvirtúa totalmente el sentido de lo que muchos allí opinamos y dijimos, y por eso le vemos tanta importancia a este momento y a esta oportunidad.

Pascual Serrano denuncia como diversos periódicos y páginas digitales en el mundo luego que vieron y escucharon la entrevista de Rosa Miriam Elizalde con los estudiantes de la UCI, hasta cuando desmintieron sobre la supuesta detención, continuaron con la manipulación de los hechos.

¡Alerta ante falsimedia!

Falsimedia representa un verdadero peligro para la humanidad. Cree que goza de un derecho y privilegio especial para mentir al mundo, encubriendo sus verdaderas intenciones bajo el subterfugio de que lo que hace es por el bien público.

Nada más alejado de la realidad.

La verdad siempre es concreta, nos enseñó Hegel.

Lo importante es tener claro que los grandes medios al servicio del imperialismo yanqui y europeo y de las oligarquías criollas mienten, tergiversan la realidad y descontextualizan los hechos con un claro propósito ideológico.

La tarea urgente ante esta aterradora situación es ejercer un periodismo que se implique con las causas por las que luchan los pueblos, para así desenmascarar las patrañas de falsimedia. Para ello es preciso estudiar, investigar. Ya lo dijo Marx: hay que ser radicales y eso significa ir a la raíz de las cosas, lo cual nos permitirá pasar del mundo de las apariencias, al mundo de las esencias; y esto sólo se logrará mediante una praxis revolucionaria consecuente.

Bibliografía:

Sastre, Alfonso. La batalla de los intelectuales o nuevo discurso de las armas y las letras. Buenos Aires, CLACSO, mayo de 2005.

Gil de San Vicente, Iñaki. «El ser servil». Cuadernos de pensamiento marxista No. 7 (Quito-Ecuador)

Quito, 25 de marzo de 2008