Ni el mítico «virrey» Terence Todman de los ï90 fue recibido de movida por seis ministros y el vicepresidente, récord que estableció Earl Wayne, flamante embajador de Estados Unidos. Lo improbable es que éste gane el corazón de nuestra gente.Como comentó este diario, el diplomático estadounidense fue recibido en sus primeras jornadas en Buenos Aires […]
Ni el mítico «virrey» Terence Todman de los ï90 fue recibido de movida por seis ministros y el vicepresidente, récord que estableció Earl Wayne, flamante embajador de Estados Unidos. Lo improbable es que éste gane el corazón de nuestra gente.
Como comentó este diario, el diplomático estadounidense fue recibido en sus primeras jornadas en Buenos Aires por el canciller Jorge Taiana y sucesivamente por Julio De Vido, Felisa Miceli, Nilda Garré y Aníbal Fernández. En la semana siguiente fue el turno del vicepresidente Daniel Scioli y Alberto Iribarne.
Con ese impresionante raid, sólo resta que le den audiencia Daniel Filmus y Ginés González García para hacer cartón lleno. Y Néstor Kirchner, claro, que sería la frutilla del postre.
LA ARENA ya había abordado este tema, con una óptica que no tuvieron otros medios (ver «Embajador Wayne con antecedentes antiargentinos», 21/11). En ese momento las audiencias con Scioli y el ministro de Justicia aún no se habían concretado; quizás la estadística de hoy quede desactualizada si las carteras de Educación y Salud se abren para el lobbista de las multinacionales con casas matrices en EE UU.
Sin ánimo de redundar, tampoco se puede dejar pasar la barbaridad expresada por Wayne al cabo de la entrevista con el ex menemista y ex duhaldista que preside la Cámara Alta. Falsificando la historia reciente, se congratuló del «importante papel de las empresas norteamericanas en ayuda a Argentina para salir de la crisis».
Fue al revés: los bancos y multis de ese origen fueron responsables de la explosión del país en diciembre de 2001, con préstamos usurarios, precios monopólicos, privatizaciones, planes de ajuste al socaire de recetas fondo monetaristas, ley de patentes, especulación y fuga de divisas, cobro compulsivo de la deuda externa, etc. ¿De qué ayuda habla el mister?
En su recorrida por el espinel de funcionarios, el visitante dio con dos que tienen el sí más fácil, Scioli y De Vido. El primero es una figura decorativa que Néstor Kirchner o su mujer mandan a callar cuando quieren, en tanto el segundo maneja un presupuesto millonario y la llave para negocios de infraestructura relacionados con la energía.
Aún cuando el representante de la administración Bush pesque buenos negocios en esas y otras áreas, es improbable que cautive al mal llamado «ser nacional». Sus antecedentes como asistente especial del general Alexander Haig, Secretario de Estado durante la guerra de Malvinas, ventilados en la nota arriba citada, no son una buena carta de presentación para su proselitismo.
El mes pasado, un sondeo de la consultora internacional Ipsos en varios países de la región arrojó una conclusión inquietante para Washington. En Argentina sólo el 7 por ciento de los entrevistados considera que se debe privilegiar la relación con la superpotencia. Es el registro más bajo de los encuestados en Brasil, México, Chile y Uruguay. Contra eso tendrá que lidiar Wayne. Negocios sí, amistad o sentimientos afines no, será el casi seguro resultado, y en tres años estará el balance a la vista.