No todo es igual. Desde luego: no todo es igual. Hay momentos y momentos, y programas y programas. Pero una parte del rancio-conservadurismo reaccionario que estamos viviendo se nota día sí, noche también, en el tono e informaciones de la denominada Radio Nacional de España (¿Ni siquiera es posible cambiar el nombre de la emisora […]
No todo es igual. Desde luego: no todo es igual. Hay momentos y momentos, y programas y programas. Pero una parte del rancio-conservadurismo reaccionario que estamos viviendo se nota día sí, noche también, en el tono e informaciones de la denominada Radio Nacional de España (¿Ni siquiera es posible cambiar el nombre de la emisora franquista? ¿No sería pensable una Radio Democrática de la España plurinacional?).
Un ejemplo de lo anterior pasó este pasado viernes, 8 de marzo precisamente, en los compases iniciales del informativo de las 10 de la noche. No sé cómo prosiguió, era imposible seguir escuchando. Con una voz que parecía abonada y cultivada en tiempos sombríos, se hacía referencia a lo sucedido durante el día en la República bolivariana de Venezuela.
Algunas de las expresiones usadas merecen pasar a la historia universal de la ignominia: régimen político, caudillo, desastre económico de Venezuela, ayudas a los dictadores cubanos, y lindezas afines. En síntesis, propaganda y mensajes de la derecha extrema en una radio que dice ser la radio de todos.
¿Nos merecemos una agresión así la ciudadanía de Sefarad? ¿Podrán entender que algunos ciudadanos españoles (en el sentido no opresivo de la expresión, que sin duda existe) se sienten solidarios con el proceso venezolano y que, para ellos, para ellas, es mucho más significativo, mucho más próximo, mucho más querido, un combatiente socialista como Hugo Chávez, que Jefes de Estado que apoyan a sus yernísimos y nadan en privilegios y mentiras, que jefes de gobierno que besan serviles el suelo de los grandes poderes económicos europeos, que unos líderes de la «oposición» (Rubalcaba, Javier OTAN-Solana) que tienen el cinismo descomunal de hablar de transición venezolana pensando, como están pensando y acaso ayudando a diseñar, en la marginación y fracaso del proceso revolucionario emprendido?
Tampoco en esto, como en tantas otras cosas, nos representan. El compañero Hugo Chávez, el presidente fallecido, demuestra por lo demás que no todos los políticos son uno y lo mismo, que hablar de todos ellos como chorizos es una barbaridad política, que la resistencia es posible y que la política, pensada y realizada desde y con los de abajo, puede transformar vértices de este mundo grande y terrible en el que vivimos e incluso intentar cambiar sus bases y cimientos suicidas y explotadores.
Salvador López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría
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