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El FIT argentino: elecciones y anticapitalismo

Fuentes: Rebelión

Hay politólogos que sopesan y comparan los métodos y los votos de los distintos candidatos y bloques de los explotadores. Creo, en cambio, que es necesario concentrar la atención en lo que se hizo y se puede hacer para oponer una alternativa anticapitalista y socialista al peronismo (en todas sus formas) y al macrismo (en […]

Hay politólogos que sopesan y comparan los métodos y los votos de los distintos candidatos y bloques de los explotadores. Creo, en cambio, que es necesario concentrar la atención en lo que se hizo y se puede hacer para oponer una alternativa anticapitalista y socialista al peronismo (en todas sus formas) y al macrismo (en todas sus variantes). Eso obliga a hacer un balance de la campaña electoral y de la actividad del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT).

En primer lugar, los votos se concentraron en dos bloques burgueses ambos con políticas neoliberales-uno, el proimperialista de los grandes capitalistas y agentes del capital internacional que arrastró a la burguesía y a la inmensa mayoría de las clases medias urbanas y rurales e incluso a un sector de los trabajadores; el otro, el de las PYMES y los burócratas sindicales, agentes capitalistas en el movimiento obrero, más un sector de los trabajadores.

El 90 por ciento de los electores considera natural la explotación capitalista y más de la mitad acepta posiciones proimperialistas y, si bien la defensa de los derechos humanos y de la democracia y la solidaridad se expresó con fuerza en la lucha por la aparición con vida de Santiago Maldonado, la mayoría de la población comparte aún la ideología capitalista y sus valores negativos.

Hay que combatir, por consiguiente, una batalla ideológica analizando los hechos cotidianos y desnudando sus significados ocultos. Hay que hacer conferencias en cada local obrero, discusiones sobre la política mundial y sobre la política actual del imperialismo y desmenuzar en los barrios cada medida del macrismo. Es necesario también que los periódicos de izquierda tengan una sección permanente de análisis históricos y otra de análisis internacional. Sobre todo,es indispensable que los componentes del FIT, todos los cuales pertenecen a agrupaciones trotskistas internacionales diferentes, discutan fraternalmente sus respectivas posiciones en vez de mantener, como hasta ahora, monólogos paralelos y que busquen en la discusión los puntos de acuerdo y no sólo los desacuerdos. En particular, es necesario que PO, PTS e IS no prescindan del papel del imperialismo al analizar Cuba, Venezuela o Bolivia y critiquen todo lo que, desde el punto de vista obrero, se debe criticar en los capitalismos de Estado en esos países reconociendo al mismo tiempo lo que se pueda defender en ellos.

La campaña electoral del FIT pecó por electoralismo. El parlamento es una institución de la burguesía para dominar a los trabajadores y no cambiará ese papel si hay en él una bancada obrera, salvo que ésta sea mayoría o una minoría muy fuerte, porque entonces podría frenar efectivamente alguna ley y hacer propaganda por soluciones anticapitalistas desde esa caja de resonancia del enemigo de clase. Ofrecer frenar los ajustes si se ganan dos o tres diputados más equivale a mentir a sabiendas porque lo único que podría frenarlos es un cambio en la relación de fuerzas social, fuera del Parlamento.

El FIT logró más de 1 100 000 votos, más que en las últimas PASO, pero menos que en 2013. Está en todas las provincias del país, con mayor o menor fuerza, pero aún no consolida su caudal electoral en Mendoza y Salta y debe ganar definitivamente a quienes lo votaron ante la crisis del peronismo y la campaña pasiva pobrísima de Cristina Fernández que hizo grandes concesiones a la derecha peronista.

Los votos son siempre el subproducto de la actividad política. Y ésta no se resume sólo en una política sindical clasista sino que exige simultáneamente la educación ideológica y programática de la base de apoyo. Esa es hoy una tarea urgente. Como después de cada actividad, hay que hacer un balance de la campaña electoral para recoger sus frutos eventuales y corregir los excesos electoralistas. Ese balance debe ser público para educar a los militantes y a los trabajadores.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.