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Desarrollemos la alternativa socialista al agotamiento del régimen

El gobierno organiza un «golpe de mercado»

Fuentes: Prensa Obrera

La caída violenta de las cotizaciones de los títulos de la deuda pública de Argentina señala otra fase de la crisis de conjunto (financiera y política) que puso de manifiesto el choque entre el gobierno y las organizaciones patronales del agro. Los especuladores están vendiendo los bonos que tienen en su poder, e incluso las […]

La caída violenta de las cotizaciones de los títulos de la deuda pública de Argentina señala otra fase de la crisis de conjunto (financiera y política) que puso de manifiesto el choque entre el gobierno y las organizaciones patronales del agro. Los especuladores están vendiendo los bonos que tienen en su poder, e incluso las acciones de numerosas empresas, para comprar dólares en el mercado de cambios y sacar sus capitales del país.
 
El martes 22, el Banco Central tuvo que vender unos 150 millones de dólares, mientras el peso se devaluaba a 3,20 el dólar. En algunos casos los especuladores compran acciones (por ejemplo de Petrobras), que luego revenden en los mercados del exterior con el mismo resultado de transferir los capitales fuera de Argentina. El Banco Central se vio incluso obligado a re-comprar los títulos que emite para absorber la emisión de moneda, con lo cual brindó a los especuladores, en particular a los bancos, un mayor circulante en pesos para que salieran a venderlos a cambio de dólares. Esta ‘corrida’ no anticipa un derrumbe monetario de las características de la crisis de 2001 o, antes de eso, lo que ocurrió entre 1989 y 1991. Sí pone de manifiesto, sin embargo, el derrumbe del ‘modelo productivo’ y de su gestión política, lo cual llevará, a su debido tiempo, a nuevas crisis económicas y políticas, porque el proceso nacional está determinado, en última instancia, por la crisis capitalista internacional.
 
Defol, el tercero
Lo que atiza la especulación contra la deuda pública es el rumor de que el gobierno impulsaría una nueva devaluación de la moneda. Con semejante acción, el kircherismo buscaría compensar a la patronal agraria por el efecto de las retenciones sobre las exportaciones y también estaría satisfaciendo la presión de un sector de la patronal industrial para encarecer las importaciones. Pero la otra finalidad de una devaluación sería desvalorizar o ‘licuar’ aún más la deuda pública nominada en pesos para forzar a un canje de ella por deuda nueva, que no se ajuste por CER y a plazos más extensos.
 
La deuda nacional es de unos 150.000 millones de dólares, un 40 por ciento de ella en pesos, que se indexa de acuerdo con la evolución de los precios minoristas. Argentina tiene que pagar, en los próximos cuatro años, unos 65.000 millones de dólares de deuda, tanto por capital como por interés, pero podría ser muchísimo más si la inflación se dispara y la relación peso/dólar se mantiene estable, no digamos si se revaloriza el peso. La manipulación del CER, por parte de Moreno, ya resulta en una desvalorización de la deuda en pesos y, por lo tanto, en una suerte de declaración de defol sobre su pago; una devaluación con índices manipulados significaría una nueva declaración de incumplimiento, la tercera en menos de diez años.
 
La fuga de capitales es protagonizada por los bancos, que son los mayores tenedores de títulos de deuda, y por las AFJP, que son sus filiales. Con esta maniobra las AFJP reconvierten a dólares el dinero que tenían invertido en el exterior, en especial en la Bolsa de Sao Paulo, y que han debido repatriar por una resolución oficial. El canje de deuda que contempla el gobierno pagaría tasas de interés más elevadas y ajustables, aunque no al costo de vida, lo cual constituye un resarcimiento en beneficio de los especuladores.
 
Cristina al gobierno
La ‘corrida’ cambiaria no pone en peligro las reservas del Banco Central, pero deja claramente expuesto el impasse del régimen económico que ha improvisado el kirchnerismo. A pesar de un saldo favorable del comercio exterior y de la elevada recaudación fiscal, enfrenta una crisis de pagos. Incluso tiene pendiente la renegociación de la deuda con los países del Club de París (seis mil millones de dólares) y con los llamados ‘bonistas’ (veinte mil millones). Es precisamente por esta crisis de pagos que ha establecido las retenciones móviles a la soja, que son el objeto de la crisis con la patronal agraria.
 
Para obtener fondos para el pago de la deuda, el gobierno ha debido aceptar préstamos a una tasa de interés cercana al 14 por ciento, lo cual es una suerte de canje de deuda a precios más altos, y sigue metiendo la mano en la Anses, a la cual paga, sin embargo, tasas confiscatorias – 8,5 por ciento anual en pesos- , provocando «una pérdida de valor de su fondo patrimonial» (Clarín, 23/4). Es claro que, en estas condiciones, los jubilados no van a recibir ninguna clase de aumento que se corresponda al incremento del costo de vida.
El problema es que el planteo de devaluar una vez más el peso, hacer el canje de deuda y reforzar el control de los precios ha desatado una crisis adicional a la agraria, aunque en la misma línea. Los mentideros aseguran que este programa es rechazado por Alberto Fernández, Martín Redrado, Lousteau y otros; o sea, se va de cabeza a una crisis de gabinete (que tampoco funciona como tal).
 
Según los disidentes, se debería proceder de otro modo, o sea al revés: dejar que se revalorice el peso y normalizar el pago de la deuda externa mediante acuerdos con el Tesoro norteamericano y el Club de París. Se lee en algunos diarios que el oficialismo imagina poner a Kirchner, Néstor, como jefe de gabinete, lo cual equivaldría a la neutralización de la Presidenta, al estilo de lo que piensa hacer Putin en Rusia, lo cual la convertiría en una Isabelita pero con esposo presente. Todas las informaciones coinciden en que la evaluación de la Presidenta ha caído 15 puntos en algunas semanas, una suerte de declaración de defol político.
 
El ‘modelo’ kirchnerista se agota precisamente cuando alcanza el suceso más grande que hubiera podido imaginar: su adopción por parte nada menos que de Bush, que está desvalorizando el dólar en grande para arribar a los mismos objetivos que se dio la ‘burguesía nacional’ en Argentina: incentivar las exportaciones, frenar las importaciones y, por sobre todo, ‘defoltear’ la deuda pública y privada de la ‘burguesía nacional’ norteamericana. Lamentablemente, para la ‘burguesía patriótica’ local no es posible agregar una devaluación del peso a la devaluación del dólar sin provocar una estampida inflacionaria. El dólar se devalúa precisamente para descargar la crisis norteamericana sobre sus competidores; es decir, el resto del mundo.
 
Alternativa
Asistimos a una crisis de conjunto del capital, estratégica, a una crisis de régimen que se desarrolla a nivel mundial. Los desalojos de más de dos millones de familias en Estados Unidos y varias decenas y centenas de miles más en España y Gran Bretaña, por la crisis hipotecaria; el desempleo que provoca la recesión mundial; la carestía mundial debida a la especulación internacional sobre los alimentos; el hundimiento de los sistemas de previsión social y de salud por la crisis bancaria: esto es lo que debe concentrar la atención de los luchadores y de la izquierda.
 
Hay que concentrarse en estructurar a la clase obrera como fuerza histórico-política independiente, luchando en los sindicatos, formando a su vanguardia, educando a la nueva generación.
 
Este es el contenido fundamental de la jornada de lucha internacional del 1º de Mayo.