Recomiendo:
0

El Gobierno presupuesta más sufrimiento para 2019 y hasta Macri se quiere ir

Fuentes: Rebelión

El Gobierno argentino anticipa ahora que la luz al final del túnel llegará en el segundo trimestre del próximo año, siempre y cuando antes no se produzca un gran apagón como un estallido social, y será gracias a un incremento de las exportaciones agropecuarias. O sea que la recesión se extendería al menos hasta marzo […]

El Gobierno argentino anticipa ahora que la luz al final del túnel llegará en el segundo trimestre del próximo año, siempre y cuando antes no se produzca un gran apagón como un estallido social, y será gracias a un incremento de las exportaciones agropecuarias. O sea que la recesión se extendería al menos hasta marzo de 2019 y luego se iniciaría una recuperación, quizá milagrosamente.

Las promesas le sirvieron a Mauricio Macri para llegar a la presidencia, pero no contaba con la realidad, que ha sido muy diferente a sus promesas. Desde el equipo de Hacienda reconocen que hubo una enorme diferencia entre la previsión de variables del presupuesto de este año y lo que terminó sucediendo.

Que este plan se estabilice depende de que el Gobierno logre un consenso basado en el miedo, a través de cuotas represivas en crecimiento que paralicen cualquier acción de los trabajadores ante el deterioro de sus ingresos. A la mayoría del pueblo sólo le quedará sobrevivir con jubilaciones y asignaciones miserables, señala Isaac Rudnick, director del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana.

En un país que produce alimentos para más de 400 millones de personas, un 20% de los niños sufren desnutrición crónica. Cada 73 segundos, esa fábrica de pobres que es el Gobierno de Macri arroja a alguien más a la indigencia.

Los medios hegemónicos buscan alternativas ante el fracaso de Macri, y surgen los nombres de la gobernadora (oficialista) de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal y del dirigente peronista «renovador» Sergio Massa, lo que confirma la versión de que Macri se quiere ir antes de que termine su mandato y que el establishment o poder fáctico busca salidas medianamente «institucionales».

El Gobierno sigue con el mismo libreto y reduce la crisis a cuestiones externas e imponderables: sequía, volatilidad financiera externa, la crisis turca, la suba de tasas de interés de Estados Unidos y recientemente los problemas en Brasil. Nada de esto está previsto que vaya a cambiar pero desde el Gobierno aseguran que una buena cosecha alcanzará para compensar todos esos problemas.

Ya el argumento de que la culpa la tiene la corrupción de los gobiernos kirchneristas no logra siquiera morigerar el impacto de la crisis -con crecimiento de pobreza, desempleo, hambre- en la población. Hoy, el problema es convencer al pueblo, en vísperas de un año electoral… si es que se llega a las elecciones de octubre de 2019.

El economista Roberto Navarro, director de El Destape, señaló que hoy el problema supera al tipo de cambio y que la crisis se agudizó. Señaló que el presidente Macri tiene para la firma un plan para la convertibilidad (la dolarización) elaborado por el Gobierno de EEUU, que incluye la desaparición del Banco Central y la quita de toda independencia en materia económica y financiera.

Con la convertibilidad el dólar se iría a 167 pesos, señala la consultora Ficonomics. Navarro advirtió por los efectos de la negativa del FMI de facilitar al Gobierno tres mil millones de dólares como parte del acuerdo stand-by aprobado en junio y a la solicitud de 65.100 millones de dólares más y señaló que hoy se habla de hiperinflación -las principales empresas alimenticias aumentaron entre 20 y 30% los precios la última semana-, similar a la padecida por el país en 1991.

Un presupuesto dibujado

El Gobierno presentó el lunes 17en el Congreso la previsión de gastos para 2019: déficit cero, caída del 0,5% del Producto Bruto Interno, inflación del 23% frente al 42% con que cerraría este año, y con un aumento de 48,9% en la partida para el pago de intereses de la deuda. Parece un presupuesto de ciencia ficción, dibujado, quizá redactado en otro idioma: calcula un dólar a 40,10 pesos cuando el mismo día cerró a 40,42 pesos.

Si las optimistas previsiones oficiales presentadas al Congreso por el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne se cumplieran, Mauricio Macri habrá cerrado su mandato con una economía 1,9% más chica en relación al momento de la asunción, los precios minoristas en promedio se habrán triplicado en ese período y estarán acompañados por una abrupta caída del poder adquisitivo, deterioro de la situación laboral y aumento de la desigualdad de ingresos.

El ministro repitió el libreto de Macri y justificó la crisis económica a partir de las «turbulencias externas», «la sequía más intensa en los últimos 50 años», «la suba de tasas de interés más rápida de lo esperado en EEUU», «las disputas comerciales entre EEUU y China» y «los sucesos judiciales» asociados a la persecución judicial contra la administración anterior.

«El contexto externo desfavorable se va a mantener, pero la apuesta es a una mejora en la cosecha. El agro va a traccionar», insisten en Hacienda. También esperan que el consumo mejore en términos interanuales recién en el último trimestre del año próximo, cerca de la elecciones presidenciales, en torno a 15% contra 2018. De todos modos, en el balance anual el consumo privado se proyecta con una contracción del 1,6 por ciento.

El Gobierno necesita aprobar el Presupuesto, enviar una «señal a los mercados» y así volver a atraer los capitales especulativos que le permitieron financiar el déficit externo durante 2016 y 2017. Una de las prendas de negociación del Gobierno para alcanzar un nuevo acuerdo con el FMI, tras la firma del crédito en junio, fue el endurecimiento fiscal -de un déficit de 3,2% del PBI en 2018, al 2,2% en 2019 y 1,2 en 2020-, el Ejecutivo presentó un desbalance de 2,7% estimado para este año, equilibrio fiscal en 2019 y un superávit del 1 por ciento en 2020.

Como no podía presentar números positivos en términos de pobreza cero ni inclusión ni desarrollo social o industrial, Dujovne prefirió señalar que «converger hacia el equilibrio fiscal es uno de los objetivos centrales. Tras diez años consecutivos de déficit fiscal primario, estamos presentando un presupuesto con déficit cero», dijo, pero olvidó señalar que en esa cuenta no incluyó el pago de intereses de deuda, con un incremento interanual del 48,9%.

Según lo acordado entre el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional, el déficit fiscal primario para el año que viene sería de 0 por ciento gracias al recorte de la obra pública, la continuidad en la quita de subsidios, el ajuste sobre las empresas públicas y la transferencia de funciones a las provincias, como por ejemplo la tarifa social en la electricidad. Por otro lado está la suspensión de rebajas impositivas y la aplicación de retenciones a las exportaciones.

Por el lado de los ingresos, el gobierno calculó un incremento del 39,5% de los recursos tributarios, con subas del 31% en el IVA y la seguridad social, gracias a las retenciones que finalmente decidió aplicar a las exportaciones, con especial impacto sobre los cultivos agrícolas más importantes. Los exportadores del campo y del sector minero se vieron ampliamente beneficiados por la megadevaluación de este año. Sin embargo, el Gobierno hasta último momento se resistió a aplicar retenciones para no afectar a su base electoral.

Deuda: favorecer al sector financiero

El proyecto de Ley de Presupuesto modifica la regulación de las reestructuraciones de deuda pública, eliminando los requisitos impuestos actualmente al Ejecutivo. De esta modificación se derivan dos grandes conclusiones: que desde el Gobierno se está pensando en recurrir a reestructuraciones de deuda (considerando que se reconoce que a diciembre de 2018 el stock de deuda pública ascenderá al 87% del PBI) y que el nuevo articulado permite suponer que las condiciones de esa reestructuración no favorecerán a la Argentina.

La nueva redacción habilitaría al Poder Ejecutivo a hacer reestructuraciones, aun cuando de ella no se derive una mejora, sino que -señala- debe realizarse en las condiciones imperantes en el mercado financiero, lo que refleja que el Gobierno se encuentra analizando alguna operación de canje de deuda y busca tener cobertura legal.

Desde el análisis político, una eventual reestructuración de deuda en las condiciones legales vigentes (cumpliendo dos de los tres requisitos: mejora del monto de la deuda extensión de plazos y/o menores intereses) muy probablemente no podría realizarse sin afectar intereses del sector financiero, señala el Centro de Economía Política Argentina (CEPA). La solución que el Gobierno ofrece, en este marco, es flexibilizar las condiciones de un posible canje de deuda, perjudicando intereses nacionales.

Posverdad económica

Dujovne anunció, asimismo, que el fondo de garantía de sustentabilidad, stock de respaldo de los aportes para los jubilados, comenzará a usarse a partir de abril próximo para el pago de los haberes previsionales, dado que para ese mes se habrán consumido los ingresos provenientes del blanqueo de capitales. Como el Banco Central tiene prohibido -por el acuerdo con el FMI- financiar al Tesoro, será el Banco Nación el que aporte el año próximo 15.000 millones de pesos de sus utilidades.

Los presupuestos correspondientes a 2017 y 2018, aprobados y ejecutados por el Gobierno de Mauricio Macri, muestran cómo las estimaciones oficiales no se correspondieron con la realidad. La principal divergencia se dio este año en materia inflacionaria y en relación al dólar. Para 2018, el Gobierno preveía una inflación del 15 por ciento y un dólar promedio de 19 pesos. La realidad muestra una inflación de al menos 42%, con un dólar por encima de los 40 pesos.

El Presupuesto 2017, presentado por el entonces ministro de Hacienda Alfonso Prat-Gay en septiembre de 2016, estimaba un crecimiento económico del 3,5%, aunque luego ese número se ubicó en el 2,9%, con una inflación del 17%, aunque terminó en el 24,8%.

El Presupuesto 2018, aprobado a fines del año pasado, preveía un aumento del gasto primario del 15,1% pero ya hay una suba del 19,3. La factura de los intereses de deuda subiría un 27,6% pero ya muestra un alza del 58,7%, siempre según datos oficiales. El crecimiento económico en el Presupuesto 2018 era del 3,5%, pero el ministro de Hacienda dijo que este año la actividad económica bajará un 2,4%.

Los millones de argentinos no paran de sufrir. Y ahora les presupuestan más sufrimiento.

Rubén Armendáriz. Periodista y politólogo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.