Ponencia a ser presentada en el XVI Seminario «Los partidos y una nueva sociedad» a realizarse en México DF, 22, 23 y 24 de marzo de 2012, organizado por el Partido del Trabajo de México.
Pretender construir soberanía en el tema Malvinas cuando a la vez se enajenan las propias riquezas en un circuito neocolonial como es el caso de la minería, es atrofiar las posibilidades históricas de construir una soberanía plena en nuestra Patria.
No alcanzan las ínfulas con que tardíamente se cuestiona desde el estado argentino la militarización del Atlántico Sur definiendo erráticamente al colonialismo como «un anacronismo». [1] Y esta reflexión inicial sería simplemente un análisis sobre la retórica oficial y un simple desatino en la lectura de la situación actual si uno no advirtiera que hay elementos estructurales sobre los que se asienta la reproducción de la gobernabilidad actual en Argentina que son de neto corte colonialista, o podríamos definir como neocolonialistas ya que si bien importan los mismos objetivos tienen formas más sutiles para la depredación y el saqueo. Pero además lejos de ser un anacronismo, distante de ser una maniobra a-histórica, la apropiación de los recursos del Atlántico Sur con su proyección sobre Antártida por parte de Gran Bretaña es perfectamente comprensible en la lógica neocolonial depredadora con que se desarrolla la etapa de la desesperación en la declinación histórica del capitalismo.
El saqueo y explotación de los recursos energéticos, ictícolas, de biodiversidad, como además la proyección sobre el continente virgen responden a una reorientación estratégica del mismo tenor que aquella con que se explica el rearmado del mapa del oriente Medio y los luctuosos cantos de guerra contra Irán.
La repentina malvinización del discurso oficial en Argentina se produce, a nuestro entender, como reacción a la escalada agresiva que el Reino Unido de Gran Bretaña acomete. Por eso no podemos dejar de señalar lo remisa y equívoca que resultó la política exterior argentina que estos últimos años lejos de centralizar su política en el reclamo de soberanía y denuncia de lo que ahora puede ver en dieciséis enclaves colonialistas en el mundo, se limitó a hacerle de coro al montaje sionista imperialista para estigmatizar a la República Islámica de Irán, ocupando más lugar en sus discursos los anatemas contra Irán acusándolo de los atentados de DAIA-AMIA que los reclamos contra la ocupación colonial británica, sin alcanzar a comprender que resultaba a la vez vector y víctima de la misma trampa de neocolonización.
Este camino errático que el gobierno argentino recorre está permanentemente expuesto a las tensiones propias del nuevo escenario que se va configurando en nuestraamérica y de las luchas populares que intentan imponer orientaciones; así entonces como puede ser pilar de Unasur, pero no tiene en su agenda ni remotamente la posibilidad de integrarse al ALBA, o así como alimenta la Celac no deja de señalar su adscripción y fe en la OEA.
La disputa por Malvinas es la más grande controversia territorial y de soberanía marítima que existe actualmente en el mundo, Gran Bretaña disputa a la Argentina más de 3.000.000 de km2 de plataforma continental en Malvinas, Georgias, Orcadas, Sándwich y Antártida. Implica una enorme superficie marina y submarina que se extiende desde áreas adyacentes a las costas patagónicas y el sur de la Provincia de Buenos Aires, a través del Atlántico Sur y sus islas hasta el Polo Sur. No existe en el mundo controversia alguna de esta magnitud. [2]
En 1990 Argentina y Gran Bretaña firman el Tratado de Madrid por el cual Argentina se compromete a «dejar de lado la cuestión de la soberanía» y logar cooperación comercial entre ambas partes. Esta verdadera capitulación que el gobierno neoliberal de Menem firmó con Gran Bretaña no sólo suspendió vergonzosamente los reclamos argentinos sino que además permitió un nivel de penetración comercial neocolonial británica como sólo se había producido en el marco del Tratado Anglo-Argentino de la época rivadaviana en 1825. [3] Este nuevo tratado de capitulación contempla la protección recíproca de las inversiones privadas a la vez que se rubrica un Acuerdo de Promoción y Protección de Inversiones británicas en Argentina. Dicho Tratado aún está en vigencia y en tanto no se renuncie y deplore al mismo, es imposible discutir seriamente sobre soberanía.
La cuestión de soberanía no debiera limitarse a las reacciones frente a los ataques, no debiera arrinconarse en la luminosidad de la retórica encendida, sino que debiera ser estructurante en la construcción de una patria justa y libre, que no puede ser tal sin ser soberana.
Persistencias neocoloniales, la megaminería depredadora
No sólo el Tratado de Madrid es la herencia neocolonial que aún persiste en Argentina y que maniata sus intenciones de recuperación de soberanía. En 1994 la clase política argentina mayoritariamente convalida el Pacto de Olivos que otorgará una Constitución Nacional de neto corte neoliberal que además al «provincializar» los bienes comunes vehiculizará la explotación extranjera de los mismos a expensas de los humores de los caudillos provinciales. Los antecedentes constitucionales previos reivindicaban los recursos naturales y bienes comunes como propiedad de la nación. El artículo 40 de la Constitución nacionalista peronista de 1949 no sólo contemplaba la propiedad nacional sino además los consideraba valor imprescriptible e inalienable del pueblo. [4]
Esta herramienta constitucional y el Código Minero son los instrumentos jurídicos que posibilitarán y facilitarán una forma de explotación depredadora y saqueadora como es la minería a cielo abierto. [5] Y además el saqueo hidrocarburífero facilitado por el desguace y privatización neoliberal de la empresa estatal YPF [6] para ofrecer concesiones de explotación a las multinacionales.
El Tratado de complementación minera argentino-chileno firmado en el año 2000 es una de las expresiones más abyectas de cipayismo. Las corporaciones mineras que promovieron este acuerdo buscaban tres objetivos fundamentales: Primero que los minerales argentinos pudieran salir a través de puertos del pacífico; segundo crear una suerte de «estado virtual» dentro de los límites territoriales de los dos estados mediante lo que llaman «Área de Operaciones» que está bajo la órbita administrativa e incluso militar de las corporaciones y por último levantar las restricciones a la propiedad extranjera en zonas limítrofes.
Según el Mining Journal, vocero de las corporaciones mineras, Argentina se ubica entre los diez primeros países por su potencial minero. Toda la minería argentina está en manos de corporaciones privadas siendo la principal la Barricks Gold y sus «empresas fachadas».
Una simple mirada sobre las estructuras de propiedad de las empresas que explotan y saquean nuestro país nos permite advertir un entramado perverso que recurrentemente nos lleva a los capitales británicos y estadounidenses.
Los capitales que controlan más del 52% de las acciones de la Barrick Gold pertenecen a siete compañías norteamericanas e inglesas:
1. The Capital Group (principal fondo de inversión estadounidense);
2. Tradewinds Global Investors (USA);
3. Banco Barclays (UK) es el principal accionista de Desire Petroleum Plc, otra de las empresas inglesas que exploran en Malvinas;
4. NWQ Investment Management (USA) además de en la Barrick Gold tiene acciones en Citigroup, Motorola, Lockheed Martin y JP Morgan Chase & Co.;
5. Lord Abbett & Co. (USA) uno de sus directores es el republicano William «Bucky» Bush, es accionista de la empresa Halliburton;
6. Blackrock (USA) es el principal accionista de la petrolera anglonorteamericana BP. Blackrock es accionista de Falkland Oil and Gas y Borders & Southern Petroleum, las otras dos compañías petroleras que buscan crudo en Malvinas ;
7. Fidelity Management & Research (USA) actualmente es uno de los principales accionistas, junto el Barclays, de Occidental Petroleum (Oxy), pantalla de Barricks. [7]
En las tres principales petroleras que explotan y saquean ilegalmente el petróleo nuestroamericano del Atlántico Sur ( Southern Petroleum, Falkland Oil, Desire Petroleum) hay capitales relacionados con la Barricks y las mineras que depredan y saquean el territorio continental. El veto a la ley que protegía los glaciares (ley 26418) en 2008 expondrá dramáticamente la penetración y sobredeterminación que la Barricks Gold tiene en el estado argentino.
No ver esta asociación es negar ingenuamente la situación de neocolonialismo que padecemos. El problema de la megaminería no es sólo por los desastres que en materia ambiental producen en nuestras tierras o por el saqueo de riquezas que suponen sino también porque combinan y refuerzan un tejido de dependencia y colonialismo.
No nos resulta dificultoso exponer entonces a partir de lo escrito la penetración neocolonial en nuestro país y señalar justamente esto como una de las debilidades que sufrimos para plantear un proceso genuino de recuperación de soberanía nacional. Si tenemos acuerdos de protección comercial preferencial con quienes depredan y saquean nuestros bienes comunes con el acuerdo de los gobernadores es muy difícil plantear una política de autodeterminación y soberanía.
En los últimos 20 años Inglaterra desconociendo los derechos soberanos argentinos ha avanzado desvergonzadamente en la apropiación de nuestro territorio, extendiendo fronteras de plataforma submarina. La inclusión de una porción territorial argentina como territorios de ultramar en el Tratado de Lisboa (2008) por parte de los miembros de Unión Europea no sólo es una conceptualización neocolonial que desdeña nuestra soberanía de parte de los poderosos del mundo sino que nos señala el camino de la construcción de la propia soberanía; Malvinas por ser argentinas son nuestroamericanas y como tales deben contemplarse y defenderse.
El camino nuestroamericano
Varias y contundentes son las señales que los gobiernos y pueblos de nuestraamérica manifiestan en contra de la usurpación británica.
Los gobiernos de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) acordaron impedir que atraquen en sus puertos buques que enarbolen la «bandera ilegal de las islas Malvinas». La decisión también implica que los gobiernos firmantes informarán a la Argentina sobre el movimiento de buques hidrocarburíferos que se dirijan a las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur.
La Celac emitió una declaración de fuerte respaldo a los reclamos argentinos contra la usurpación territorial británica.
Los gobiernos de Uruguay [8] y Brasil [9] alternativamente han impedido atracar buques de bandera inglesa que se dirigían a aportar logística para el saqueo de Malvinas. Pero el gobierno argentino a través del Ministerio de Planificación autorizó en 2011 abastecimiento de combustible a los buques que van rumbo a Malvinas y legitima que buques de bandera inglesa trabajen en la cuenca Malvinas para Repsol, Pan American y Petrobras. [10] Semejante conducta desatinada autorizando a buques británicos trabajos de perforación en busca de petróleo en aguas territoriales argentinas de la cuenca Malvinas está al borde de la contradicción de las declaraciones de Unasur y Celac.
Las muecas malvineras de algunos altos funcionarios del gobierno argentino recomendando no negociar con empresas de origen británico son simplemente eso, muecas patrioteras, despojadas de efectividad, puesto que están formuladas en el marco de un gobierno que no termina de resolver un replanteo real de las relaciones diplomáticas y comerciales frente a una potencia colonial que está usurpando territorio nacional.
La cumbre de ALBA mostrará a varios presidentes nuestroamericanos planteando su firme decisión de apoyar a la Argentina e incluso será el presidente de Ecuador Rafael Correa quien propondrá analizar la posibilidad de sanciones «más contundentes, más efectivas» como podría ser un bloqueo comercial latinoamericano a Gran Bretaña.
Decíamos que el Tratado de Lisboa además de ofender nuestra soberanía muestra un camino a recorrer. Para avanzar en la solución de estos problemas debemos comenzar a trabajar en los términos de soberanía compartida, en solidaridad con todos los países de Nuestramérica, dado que las afrentas que se ciernen sobre unos, implican una amenaza hacia el resto. Esto lo señalaba Lula cuando hablaba del Atlántico Sur como Amazonas azul. Son tiempos estos de integracionismo regional nuestroamericano, son tiempos donde el panamericanismo pro imperialista está en plena declinación. Es la hora histórica la que empuja a redimensionar las nociones de soberanía y territorialidad grannacionales, de Suramérica unida.
No podrá ponerse fin al pillaje británico en Malvinas sin la recuperación de la propiedad y soberanía sobre nuestros bienes comunes, su explotación estatal, la comprensión de su potencialidad como herramientas de desarrollo, complementariedad e integración regionales. Mientras persistan acuerdos que vehiculizan y reproducen situaciones de depredación y saqueo neocolonial como se da con el Tratado de Madrid de protección de inversiones británicas, en las áreas de la minería, de la energía (que además son áreas en manos de capitales cómplices del pillaje pirata en Malvinas) será muy débil la posición argentina para recuperar Malvinas.
Recuperar Malvinas no solamente se trata de soberanía y riqueza sino además se trata de desbaratar la militarización del Atlántico Sur como uno de los pasos necesarios en la reconfiguración estratégica de la alianza blanca anglonorteamericana por sostener su hegemonía mundial, en plena etapa de desesperación y crisis capitalista. Se trata entonces de una lucha antiimperialista.
Notas:
[1] Discurso Cristina Kirchner en el salón de los Patriotas Latinoamericanos, Casa Rosada, BS AS. 7 de febrero de 2012
[2] Libro Habla Quebracho: Patria o Saqueo, ed el río Suena, BS AS 2010.
[3] Tratado anglo-argentino del 2 de febrero de 1825 que incluye un artículo de «nación más favorecida» a Inglaterra respecto de terceros países que pretendan invertir en Argentina.
[4] Artículo 40 – (…)Los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de carbón y de gas, y las demás fuentes naturales de energía, con excepción de los vegetales, son propiedad imprescriptibles e inalienables de la Nación, con la correspondiente participación en su producto que se convendrá con las provincias(…)
Los servicios públicos pertenecen originariamente al Estado, y bajo ningún concepto podrán ser enajenados o concedidos para su explotación. Los que se hallaran en poder de particulares serán transferidos al Estado, mediante compra o expropiación con indemnización previa, cuando una ley nacional lo determine.(…)
[5] Es la extracción de minerales de baja ley (poca concentración en grandes extensiones de roca). La extracción de los metales comienza con la voladura de la montaña, quitando la capa superficial de vegetación y extraordinarias cantidades de suelo y subsuelo, usando explosivos y gigantescas palas que pueden retirar 50 m3 de roca de una vez. Los explosivos requieren de grandes cantidades de energía y agua, y se producen miles de toneladas de desechos que se vierten en las escombreras. Para extraer solo 0.01 onzas de oro, las compañías mineras necesitan remover y destruir una tonelada de suelo. Un sólo anillo de oro (menos de 28 gramos), se obtiene de 3 toneladas de roca (3000 kilogramos) y deja 20 toneladas de escombros. Para separar el metal contenido en la roca así fragmentada, se emplean substancias químicas tóxicas, que se van acumulando en el ambiente. Este proceso que separa la materia deseada del cuerpo que lo contiene, se denomina lixiviación. El líquido disolvente empleado para separar el oro, la plata u otros minerales de la roca, es el cianuro de sodio. Es llevado a cabo en grandes plataformas que pueden medir hasta más de 50 hectáreas. Luego de haber cumplido su función, ese cianuro es derramado en los ríos y arroyos, los que irán contaminando a su paso paisajes y poblaciones.
[6] Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) se privatiza en 1989 durante el gobierno de Carlos Menem. Argentina se convierte así en el primer y único país en el continente que desarticuló la capacidad estatal de regular, gestionar y planificar la explotación de uno de los recursos naturales más preciados, no renovable, escaso y estratégico del mundo, el petróleo; y lo hizo con una celeridad e irresponsabilidad inusitadas en lo que a los análisis y previsión de sus consecuencias refería, subvaluada y dejando a las zonas donde producía totalmente devastadas. La valuación de estos yacimientos no debía bajar de 4.300 millones de dólares; la venta finalmente se pacto en alrededor de 1.800 y los índices de desocupación en la zona de influencia de la empresa ascendieron a más del 30% de la población local.
[8] Se trata de la fragata HMS Gloucester D-96, había pedido autorización para entrar al puerto de la capital uruguaya para abastecerse de víveres y combustibles mientras iba de tránsito a las islas.En 2006, Argentina había pedido a los países vecinos que no faciliten el uso de sus puertos o aeropuertos a buques o aeronaves militares británicos que contribuyen a sostener la ocupación de territorios en disputa con el Reino Unido. En 2007 el gobierno del ex presidente Tabaré Vázquez impidió al destructor HMS Nottingham, que patrullaba en las Malvinas, hacer escala en el puerto de Montevideo.
[9] El buque de guerra británico HMS Clyde, procedente de las Islas Malvinas, en enero de 2011 no pudo amarrar en el puerto de Río de Janeiro luego que el flamante gobierno de Dilma Rousseff le negara el permiso.
[10] Es el caso del barco de bandera Británica «Stena Drill», de exploración petrolera, autorizado por el gobierno argentino a trabajar dentro de las aguas jurisdiccionales argentinas en el programa donde la compañía Repsol YPF, en sociedad con la brasileña Petrobras y Pan American Energy, explorará en la cuenca de Malvinas, a 300 kilómetros de Río Grande, Tierra del Fuego, fuera de la zona controlada por Inglaterra. Los buques «Normand Baltic» y «Normand Skarven» de origen británico se abastecen en puertos argentinos y trabajan en exploración en la cuenca oeste de Malvinas.
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