El neofascismo del 9 de julio

“Cada época tiene su fascismo”, escribió Primo Levi. Y el pacto establecido este 9 de julio de 2024 en Tucumán (Argentina) rubricando el “Acta de Mayo” con las firmas del presidente Javier Milei y dieciocho gobernadores lo dejaron en claro, en este país que se llama Argentina, por ahora…

Leyendo el libro “La religión de la muerte. Sobre viejos y nuevos fascismos”, del autor chileno Julio Cortés Morales, este abogado nacido en Valparaíso y especializado en Derechos Humanos y asuntos penales, cita en la página 40 (Lazo ediciones) a Mauricio Lazzarato que “con “El capital odia a todo el mundo. Fascismo y revolución”, uno de los mejores libros que he leído en el último tiempo y que analiza la necesidad permanente del capitalismo de aplastar a las clases subalternas mediante la guerra y el fascismo, desde los inicios de este modo de producción-destrucción y no solo en el período de entreguerras del siglo XX”.

De ahí, que pese a los triunfos electorales del “centro político” en Francia, pareciera que Steve Bannon (asesor/jefe de campañas de José Antonio Kast (Chile); Jair Bolsonaro (Brasil); Javier Milei (Argentina) trae las de ganar en “Los diez puntos del Acta de Mayo (1)” que se ratificaron en la Casa de Tucumán que vio nacer la independencia de Argentina. ¿Acaso la “inviolabilidad de la propiedad privada”, el “equilibrio fiscal innegociable”, la “reducción del gasto público”, una “educación útil y moderna”, la ”explotación de los recursos naturales”, “una reforma laboral moderna”, y la “apertura al comercio internacional” no verifican las palabras/conceptos de Lazzarato?

¿Tendrá razón Cortés Morales cuando subraya que “han tratado de demostrar que el neoliberalismo en sí mismo, entendido de manera mucho más amplia que como una mera fase o modelo del desarrollo económico capitalista, es una mutación histórica del fascismo”?

Son preguntas acerca de la barbarie social que sufrimos en este sur del continente, y en otras regiones del planeta también.

Entonces, ¿qué hacer, cómo seguir?; ¿qué podemos aportar desde estas líneas o la producción radiofónica de cada sábado? Paso a paso, centímetro a centímetro, hay que dar batallas, señalando que es el orden capitalista y sus relaciones sociales quienes nos oprimen/explotan: a los pueblos y trabajadores del orbe.

Hamza Hamouchene en su artículo “Fanon y la psicología de la opresión y la liberación (2)” resume una tarea colectiva que el psiquiatra nos transmite a los “condenados de la tierra”: “No es posible hablar de Fanon sin abordar su análisis de la violencia y la psicología de la opresión, especialmente en la era actual de destrucción y muerte. ¿Qué hubiera dicho Fanon sobre el genocidio colonial y la “avalancha de asesinatos” que están ocurriendo en Gaza y otros lugares? ¿Qué diría sobre los efectos traumáticos y atormentadores en los niños, las mujeres y hombres palestinos? ¿Cómo analizaría la violencia y contraviolencia actuales? (…) Para Fanon, la colonización es una negación sistemática del otro y un rechazo frenético a atribuir cualquier aspecto de humanidad a ese otro. A diferencia de otras formas de dominación, la violencia colonial es total, difusa, permanente y mundial (…) Fanon entendía que la psiquiatría debía ser política. Sus esfuerzos para ubicar la locura en su perspectiva sociohistórica y cultural y de restablecer la integridad del cuerpo y la mente de la población nativa era coherente con el proyecto más amplio de impartir justicia social y política. Por consiguiente, promovió una psiquiatría de la liberación (2)”.

Un 9 de julio de 1816 Argentina declaraba su independencia de la Corona Española; 208 años después un puerco pacto entre el presidente Milei y 18 gobernadores sellan/determinan los nuevos contornos, contenidos, formas, rasgos y relaciones del “neofascismo” del siglo XXI en nuestro país.

Esa “Acta de Mayo” es la entrega a las clases dominantes (locales y globales) de lo que queda de nuestros territorios, poblaciones, bienes comunes, nuestros derechos, nuestras potencialidades y capacidades enajenadas…a favor de unos pocos burgueses que no dudan ni un segundo en depositar su crueldad e intereses convirtiendo a los pibes de 13 o 14 años en “delincuentes” (proyecto de baja de la edad de punibilidad) o bien abandonándolos en la propia autodestructividad: crecen los suicidios en adolescentes/jóvenes y sus padecimientos subjetivos. ¿Se comprende así por qué la praxis de F. Fanon y Enrique Pichon Riviere son más imprescindibles que nunca?

Notas:

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.