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El (no) resistido ascenso de Milei al poder

Fuentes: Rebelión

o el anticomunismo como ideología fundante de la dominación burguesa

“Entonces, ¿de qué sirve decir la verdad sobre el fascismo que se condena si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina? Una verdad de este género no reporta ninguna utilidad práctica.”

Bertolt Brecht

En 1941, mientras esperaba la visa para ingresar a los EE.UU., Bertol Brecht escribe, en solo tres semanas,  una obra fundamental del pensamiento revolucionario contemporáneo a la que,  acaso por tener forma de drama teatral, no se le ha prestado suficiente atención.  Se trata de “El resistible ascenso de Alberto Ui al Poder” donde Brecht analiza, paso a paso, de qué manera Adolf Hitler, y su partido Nacional Socialista, se apodera de Alemania.  Algunos se sorprendieron que Brecht situara las escenas en la Chicago de finales de los 30, como  una guerra entre mafiosos en los que unos (el capitalismo liberal de Inglaterra  y EEUU) van cediendo terreno a otros mafiosos, los nazis, con la esperanza que no le toquen sus negocios. Paso a paso, ante cada ataque del fascismo la mafia liberal cede y concede hasta que es tarde para frenarlo.  He utilizado muchas veces la metáfora sobre la rana que colocan en agua apenas tibia para que no se rebele y luego calientan más y más hasta que la rana queda sin vida y hervida ¿ hace falta aclarar la relación con el gobierno de Alberto y Cristina Fernández? https://cronicasdelnuevosiglo.com/2022/04/21/golpe-blando-o-el-viejo-truco-de-hervir-una-rana-en-agua-tibia/

Los que ahora hablan de un supuesto «Pacto Democrático» en 1983, «respeto de las derechas por las formas de la convivencia democrática» parecen olvidar los miles de muchachas y muchachos pobres torturados y asesinados por las Policías y las Fuerzas Federales amén de la dolorosa lista que apenas esbozamos presentada del presente hacia atrás: Elías Garay, Rafael Nahuel, Santiago Maldonado, Mariano Ferreyra, Luciano Arruga; en este territorio que hoy llamamos Argentina hubo presos políticos y crímenes de Estado desde que el Imperio Español ocupó militarmente nuestras tierras y nunca dejo de haberlos; de hecho este gobierno de los derechos humanos termina su penosa gestión con Milagro Sala en domiciliaria desde enero de 2016 y Facundo Jones Huala en la cárcel de Esquel a la espera de, nuevamente, ser expulsado a Chile.

En 1945 Brecht llamaba a  moderar el entusiasmo por la derrota militar nazi fascista acaecida en mayo:  …¡Hombres, no celebréis todavía la derrota de lo que nos dominaba hace poco! Aunque el mundo se alzó y detuvo al bastardo, la perra que lo parió está otra vez en celo…”, esa “perra” era el capitalismo y a pesar de proclamarse en 1948 la Declaración de los Derechos Humanos y el Pacto de Prevención y Castigo al delito de Genocidio, casi en simultaneo comenzó la llamada «guerra fría» que duro hasta la implosión de la Unión Soviética en 1990 y el Genocidio del nuevo estado de Israel contra el Pueblo Palestino, que aún continúa.

¿Quieren más ejemplo de la hipocresía estatal burguesa?: en 1956 el gobierno gorila de Argentina firma el Pacto contra el Genocidio y legalmente queda en situación de aplicación aunque ni siquiera el kirchnerismo, en su mejor momento, tuvo el coraje de aplicarlo en los Juicios, fue la izquierda la que lo intentó e intentó desde la primera oportunidad que tuvimos en el Juicio de La Plata donde era juzgado Echecolatz y desaparecieron a Jorge Julio López.

No juzgar por Genocidio fue el modo que Néstor Kirchner encontró de combinar el continuismo jurídico de la dictadura con una excepcional cuota de memoria, verdad y justicia pero aplicada al pequeño universo de las víctimas directas (entre las que me encuentro si a alguien le interesa: una bomba en 1975, un secuestro y luego alojamiento en el centro clandestino La Cuarta y un tiempo en la Cárcel de Coronda y nuevo secuestro con simulacro de fusilamiento y torturas varias en noviembre de 1977) lo que impidió romper con la «continuidad jurídica» sancionada por la Corte Suprema en 1930 a pedido del Procurador de la época un tal Rodriguez Larreta que daba por legales los actos ilegales de la dictadura. Si Alfonsín o Kirchner hubieran tenido el coraje político de interrumpir el continuismo jurídico de la dictadura de Videla y Martínez de Hoz, sencillamente no habría deuda externa ni ley de entidades financiera ni Clarín sería dueño de Papel Prensa para dar solo algunos ejemplos. El pueblo argentino hubiera sido reparado por el genocidio sufrido, y otra hubiera sido la historia. Pero hubo impunidad y esa impunidad cultivó a los Menem, los Macri y los Milei; no nacieron de un repollo sino de la complicidad de los partidos del sistema con la «continuidad jurídica»

Hace unas semanas, Jorge Alemán[i] escribió en Pagina 12 no debiera olvidarse, que amén de sus presuntas novedades (que no conviene subestimar para nada), Milei y su partido La Libertad Avanza se apoyan en un sentimiento poderoso en la sociedad argentina: “Se trata del siempre presente «odio a los zurdos» que está inserto en parte de la sociedad argentina y de una candidata a vicepresidenta que no hace más que reivindicar de distintos modos a la dictadura cívico-militar y defender a los genocidas.”. Aunque ni Alemán se atreve a nombrarlo, ese “odio a los zurdos” es el anticomunismo, viga de apoyo del discurso de dominación desde finales del siglo XIX, sin interrupción.   Ha sido, sigue siendo, el eje articulador de todo discurso de derecha, la justificación de los genocidios sufridos. Repasemos brevemente.

El Estado Argentino se funda con el exterminio de los restos de los pueblos originarios (asesinados en los siglos XVI y XVII por el Imperio Español y su gran Agencia de Inteligencia, la Santa Inquisición) con la auto denominada Campaña del Desierto, la ocupación militar al sur del río Colorado para poner en marcha el Capitalismo agro exportador, la riqueza de eso que llaman «campo». 

El ex secretario privado del General Genocida Roca, el Diputado Nacional Dionisio Schoo Lastra escribió en 1886: “la casi extinción de la raza indígena en nuestro medio se debe al hecho de que los indios eran demasiado socialistas. (…) Eran comunistas, y la carencia del sentido de la propiedad indispensable para imponer al hombre la ley del trabajo, que es su ley sagrada, fue la causa de la casi extinción de la raza”.   Los indios eran comunistas como ese indio Santiago Maldonado que volverían a matar en 2017.

En 1902 sancionaron la primera ley de control social contrainsurgente, la llamada Ley 4144, de «residencia» que permitía expulsar por trámite administrativo a cualquier inmigrante que se opusiera a la explotación capitalista ya en curso nacional.  En el texto se nombra a los “ácratas” y los “comunistas libertarios”. Fue la ley represora de más larga vigencia en la historia nacional, duro hasta 1958 en que sus funciones fueron asumidas por las disposiciones represivas de Frondizi y el Plan Conintes.   En 1910 sancionaron la primer Ley de Seguridad Nacional y en 1930 se  creó la Sección Especial de lucha contra el Comunismo, núcleo de todas las agencias de Inteligencia que accionaron bajo los gobiernos militares surgidos de los golpes de Estado de 1930/1943/1955/1962/1966 y el más terrible de todos, el de Videla de 1976.   Pero antes, en 1971 se había sancionado la Ley Anticomunista 17401 que tuvo vigencia hasta que se reemplazó en 1974 por la 20840 de represión a la subversión, la subversión «comunista» por supuesto.  

El anticomunismo fue la justificación fundamental del Genocidio de los treinta mil aunque pocos de los treinta mil se pensaran como comunistas.  A los milicos no les importaba. Fue uno de sus generales que dijo que había comunistas en el partido comunista, el peronista, en el socialista, en la Iglesia y hasta había comunistas que no lo sabían.   El anticomunismo no solo funcionó como herramienta de persecución, también funciona como auto censura.  A pocas cosas tienen más pánico los así llamados «progresistas» que a ser nombrados como comunistas. Es un límite que suele funcionar como puente a la claudicación.  Y la historia argentina está repleta de ejemplos. 

Milei viene a cumplir la promesa incumplida de terminar con el comunismo en la Argentina, el sueño húmedo de la derecha, una bandera que adora como pocas el Imperialismo norteamericano igual que la camarilla macrista de empresarios  y poderosos de todo tipo, muchos de los cuales son ahora mecenas de Milei;  pero también a los amigos de Masa como la mafia de Miami patrones de sus amigos Vila y Manzano. Que el anticomunismo haya sido y sea el pensamiento oficial de todas las variantes burguesas de la política se subestima totalmente al momento de la aparición de alguien que dice venir a eliminar el comunismo en todas sus formas. 

A la hora de entender cómo llegamos hasta aquí hay que calcular el daño irreparable que el anticomunismo le ha hecho al proceso de transformaciones que encabezaron Néstor y Cristina Kirchner, sobre todo  afectando seriamente el discurso de Cristina que no ha dejado de expresar, hasta hoy que «El capitalismo es el sistema de producción de bienes y servicios más eficiente» en pleno 2022 o sea que traza un límite del escenario político que deja afuera a la izquierda pero legitima la presencia del capitalista más fanático: el propio Milei.   El anticomunismo militante de Cristina se expresó en una actitud despectiva hacia el Partido Comunista, el más antiguo de los partidos de izquierda, el de mayor relacionamiento internacional que le apoyó, al menos desde el conflicto de la 125 en adelante, sin haber sino jamás reconocido ni mucho menos escuchado.

La insistencia de Cristina en considerar capitalista a China o dar crédito a banqueros como Carlos Héller, que hace más de dos décadas que abjuraron de su lejano pasado de tibio izquierdista para asumirse como líderes de una «burguesía nacional» inexistente, fue el modo de reiterar que «a mi izquierda no hay nada». 

Nada es casualidad, Cristina eligió llevar a un banquero obsecuente al Congreso para dejar fuera de la política al comunismo real. Así, jugó su papel en mantener vivas las hogueras del odio anticomunista del que cobró fuerza el empleado del súper rico contratista del Estado y corruptor de funcionarios, Eduardo Eurnekian, otro favorecido de la Corte de los Milagros de Cristina a quien se le «concesionó» nada menos que todos los aeropuertos de Argentina y los negocios relacionados, incluyendo los circuitos aéreos de la droga.  (en el 2020 le extendieron diez años más la concesión que tenía hasta el 2028, o sea que ahora la tiene hasta el 2038 (ver La Nación del 30/11/2020)

Milei ha expresado como núcleo de su plataforma política internacional la ruptura de relaciones con Cuba, Venezuela, Nicaragua y China. Con todos los que él considera que son comunistas, sin importarle siquiera la conveniencia económica de la burguesía argentina que ya hecho llegar sus protestas y seguramente actuará para corregir semejante desatino, pero lo dijo.   El ingreso de Argentina a los Brics ha coronado lo que, casi de un modo inesperado, se presenta como el costado más positivo de la labor del gobierno: su política de relaciones internacionales que debutó en solidaridad con Bolivia y va terminando con esta apuesta al multilateralismo y cierta autonomía.  Hemos apoyado y defendido esas acciones así como la destacada labor de nuestros embajadores en China, en Bolivia, en Cuba, en Nicaragua, en Venezuela, en Perú y ante la Organización de Estados Americanos. Para nosotros nunca todo es lo mismo.

Si la idea de la propiedad privada tiene algunos miles de años en la subjetividad de los pueblos, el anticomunismo tiene un sólido implante en nuestra América. como el resultado más consolidado y resistente de la dominación cultural colonial imperialista y de la victoria cultural de los tanques, las ametralladoras y la picana eléctrica. Nunca olvidar que esta supremacía cultural la conquistaron a sangre y fuego, tal como relata Carlos Marx el nacimiento del capitalismo mundial.

Los comunistas pueden ser acusados casi de cualquier cosa sin demasiado costo para casi nadie.  En Colombia dirán que los guerrilleros querían obligar a las madres a entregar a sus hijos y en Brasil que nos comemos a los niños.   Se les puede acusar de demasiado cordiales con los gobiernos progresistas  y entonces son cómplices de sus errores, como en Argentina o de ser demasiados críticos como en Venezuela.

Todo está en discusión y como escribió Carlos Marx en La Ideología Alemana, necesitamos una crítica que no se detenga ante nada, ni siquiera ante nosotros mismos.  Pero cabalgar en anticomunismo nunca es útil para los pueblos, algunas y algunos podían estar creyendo que se robaban para si la historia de luchas del pueblo argentino y resulta que le estaban dando de comer al Milei que muchos llevaban adentro.

A los que se asombran con el ascenso de Milei al gobierno ya muchos le han contestado que es un resultado casi directo del estruendoso fracaso del gobierno del Frente de Todos diseñado por Cristina Fernández y apoyado por casi todo el peronismo, casi todo el progresismo y buena parte de la izquierda de origen marxista. El fracaso del gobierno no solo abrió paso a los Milei, sino que arrastró al desprestigio a buena parte de la institucionalidad popular creada en el siglo XX para actuar al interior del modelo de ampliación del mercado interno. No es casual que resuenen voces que claman por el que se vayan todos, exigencia central del 2001 que la ortodoxia política descalificó como imposible.

Y cómo nadie se fue, ahora vuelven todos subidos al caballo de Milei y hasta traen consigo los viejos fantasmas de los viejos asesinos Roca y Videla.

Para el campo popular no alcanza el viejo ritual de convocar la unidad ante la derecha, se trata de recuperar un discurso que anuncie lo nuevo, lo que nunca tuvimos, lo único que puede superar al capitalismo como forma de vida: una Patria Grande y articulada con nuestra América, una Patria Socialista que corte definitivamente con la reproducción ampliada del capital, porque esa reproducción, recuerden a Bertolt Brecht, incluye el plus del fascismo de Milei.

José Ernesto Schulman, secretario de la Coordinadora Americana por los Derechos de los Pueblos y Víctimas de la Prisión Política

www.derechosdelospueblos.net

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