La decadencia acecha. Pero queda la esperanza de quienes resisten. Mientras millones de argentinos se mueren de hambre, los políticos en campaña muestran su indiferencia. La sociedad parece olvidarse también de esta realidad. Los medios son la panacea perfecta para atacar a la memoria. El Gran Hermano te vigila, dice la televisión argentina. La opinión pública […]
La decadencia acecha. Pero queda la esperanza de quienes resisten.
Mientras millones de argentinos se mueren de hambre, los políticos en campaña muestran su indiferencia. La sociedad parece olvidarse también de esta realidad. Los medios son la panacea perfecta para atacar a la memoria. El Gran Hermano te vigila, dice la televisión argentina. La opinión pública observa a través de los medios contenidos que le dan la espalda a los verdaderos problemas de la sociedad. Mientras, miles de personas se encuentran olvidados con su dignidad a cuestas, la televisión distrae.
El empresario Mauricio Macri aparece en los medios como algo nuevo en la política. Pero nadie hace justicia como para que el Presidente del Club Atlético Boca Juniors rinda cuenta por sus ganancias. El empresario Francisco de Narváez aparece en la pantalla junto a unos niños de un barrio humilde. Es la peor de las hipocresías. Es el mismo personaje que iba a formar parte del gabinete de Menem en el 2003 si el riojano ganaba las elecciones.
Esa es la desmemoria de la impunidad. Esa es la política que olvidó y tiró el «que se vayan todos» debajo de la alfombra. Ricardo López Murphy quiere ser Presidente de la Nación. ¿Cómo es posible que la sociedad argentina permita que una persona antidemocrática sea lo suficientemente insolente como para presentarse como una opción válida? Hoy por hoy la sociedad argentina se debate entre quienes piensan cómo cambiar la realidad y aquéllos que, consciente o inconscientemente, pretenden que nada cambie.
Los poderosos con Poder en todo sentido, cuentan con la complicidad del modelo económico para que los ciudadanos estén confundidos. Y esa confusión surge por culpa de quienes manejan las empresas en el sentido amplio de la palabra. Las multinacionales y los grandes grupos económicos entre los cuáles se encuentran los medios de comunicación.
El gran Carlos Marx planteó en el siglo XIX que la estructura económica es en última instancia el factor que determina las características ideológicas de la sociedad. Por eso cuando una persona llega vapuleada a su hogar por la explotación laboral o la búsqueda del trabajo, el control remoto espera para dar las buenas nuevas. De una decadencia que acecha.