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«El País», la decadencia de un diario

Fuentes: Rebelión

Siguiendo un artículo de Marcos Roitman publicado en la edición digital de La Jornada, que ha sido también publicado en otros medios (KaosEnLaRed, Mundo Obrero, etc.), vamos a hablar sobre otro de nuestros diarios de tirada nacional, todo un símbolo en nuestra prensa escrita, como es el Diaro El País. Este medio de comunicación, que […]

Siguiendo un artículo de Marcos Roitman publicado en la edición digital de La Jornada, que ha sido también publicado en otros medios (KaosEnLaRed, Mundo Obrero, etc.), vamos a hablar sobre otro de nuestros diarios de tirada nacional, todo un símbolo en nuestra prensa escrita, como es el Diaro El País. Este medio de comunicación, que acaba de practicar un ERE con sus empleados, pertenece al Grupo PRISA, auténtico gigante de la comunicación en nuestro país, que aglutina semanarios, revistas, periódicos deportivos, económicos, cadenas de radio, televisión, etc., perfilando todo un grupo de presión cultural, ideológico y político que ha caído en decadencia en los últimos tiempos.

En efecto, el Diario que hace unas cuantas décadas era tomado como referencia de la prensa «progre» española, lleva desde hace unos cuantos años una línea editorial bastante alineada con la ideología neoliberal, cuestión que se puede comprobar sobre todo en los ataques, las insidias y las infamias que vierten sobre las políticas y los legítimos Gobiernos de algunos países latinoamericanos. Sobre la enfermedad del Presidente Hugo Chávez, publicaron hace algunas semanas una foto con la supuesta imagen del dirigente venezolano entubado y en estado terminal, en primera plana, fotografía que se demostró posteriormente que era falsa. Y ésta sólo es un grano de arena más en la calumnia permanente que este diario mantiene no sólo con Chávez, sino con el resto de dirigentes latinoamericanos. Se ha podido comprobar cómo sus supuestos «corresponsales» en el terreno escriben desde lugares muy distantes, no sólo desconociendo la auténtica realidad del país, sino empeñados en ofrecer una imagen distorsionada y manipulada de la misma.

El grupo PRISA cuenta con un elenco de personas, en diferentes ámbitos, que continuamente confabulan, especulan y se empeñan en ofrecer una imagen deliberadamente manipulada de la realidad latinoamericana, creando, como nos dice Marcos Roitman, el «lenguaje de la desestabilización informativa». Sin contrastar la realidad mínimamente, sirviéndose de rumores, especulaciones, vaguedades, falsas noticias, y tópicos difundidos por los aliados del mundo neoliberal, se empeñan continuamente en difamar, manipular, descalificar y tergiversar los hechos, los datos y la realidad de los países en cuestión. Campañas de acoso y derribo contra Chávez, Correa, Evo Morales, etc., surgen por doquier, con el objetivo de difundir falsas proclamas y mensajes no ajustados a la realidad social de dichos países. El caso de Venezuela es perfecto ejemplo de lo que decimos, pues desde hace años que el Diario El País (junto con ABC, La Razón, La Vanguardia, y toda la prensa convencional española) lleva orquestando una campaña de contrainformación, difundiendo un engañoso escenario de caos, violencia, deslegitimación y autocracia, cuando la realidad les desmiente diariamente el escenario que nos quieren hacer ver.

Creo que no cabe mayor desprestigio para un medio de comunicación que éste, el hecho de que se compruebe claramente cómo manipula y falsea la información, en aras de la defensa servil de unos intereses políticos, económicos y mediáticos. Pero mal que les pese a los presidentes, directivos y accionistas del Grupo PRISA, la realidad es otra bien distinta de la que ellos pintan: un pueblo ilusionado, un pueblo que vota mayoritariamente a un líder, porque ha conseguido reducir los niveles de pobreza que tenían cuando estaban presos de la política neoliberal, y obedecían a las Instituciones internacionales paladines de su ideología, tales como el FMI, el BM, etc., ésas mismas que ahora inspiran a los Gobiernos europeos, sumidos en los mismos problemas que tuvieron los latinoamericanos durante su década perdida. Mientras El País se afana en difamar a aquéllos líderes, que gobiernan legítimamente y son tremendamente queridos por sus respectivos pueblos, defienden a capa y espada nuestras instituciones españolas, que cada vez son menos representativas y menos queridas por los españoles.

Su pléyade de corresponsales, colaboradores e invitados están dirigidos por Juan Luis Cebrián, quien fuera Redactor Jefe durante la dictadura del diario vespertino del movimiento (Pueblo), y posteriormente Jefe de Informativos de Radio Televisión Española en la última etapa del franquismo. Y de ahí salta al Diario El País, en sus primeros tiempos abanderado de la reforma política e infatigable defensor de Adolfo Suárez. Hoy en día, después de todo su prestigioso currículum y sus servicios al Estado, Cebrián ocupa un sillón en la Real Academia Española de la Lengua (¡cuánto desprestigio para esta loable Institución!), y participa en el prestigioso grupo Bildelberg. Pero este anticomunista practicante se define, cómo no, como un «demócrata convencido de toda la vida» (como tantos otros herederos del régimen franquista, que todavía siguen disfrutando de poltronas y siguen protegidos por el bipartidismo).

Es una lástima que este Diario, que otrora representara una bocanada de aire fresco en el panorama de la prensa postfranquista, haya tomado esta deriva derechona y neoliberal tan descarada. Poco le duró a El País su ideario y su línea editorial progresista, durante la década de los años 80 comenzó a apartar de sus páginas a todos los periodistas comprometidos y valientes, y el periódico comenzó a mirar a la derecha latinoamericana. Todo ello, unido a la ferviente defensa de los intereses de las grandes empresas españolas, que comenzaban a tomar una vertiente transnacional, tales como Telefónica, Repsol, Iberdrola, Endesa, Santander, BBVA, etc., fueron los detonantes de la asqueante crítica que realiza ahora a los gobiernos que, por ejemplo, deciden legítimamente nacionalizar las filiales latinoamericanas de dichas empresas. Durante los Gobiernos de Felipe González, El País se convierte en el mejor vocero de sus traicioneras políticas, y en los años 90, algunas de sus mejores firmas de entonces, desencantadas con la deriva que estaba tomando el periódico, se retiran de su línea editorial. Entre ellos, Antonio Gala o Mario Benedetti. Y así llegamos a los tiempos actuales, donde este medio no goza ya de la más mínima credibilidad, ética ni profesionalidad.

Blog del autor: http://rafaelsilva.over-blog.es/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.