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El PAN y el fantasma de la modernización en México

Fuentes: Rebelión

A la mitad del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, lo que se ha observado primera facie es una muy marcada división de los segmentos sociales de la población mexicana: ellos ‘fifís’ y nosotros ‘chairos’. Es en especial la oposición política la que ha argumentado que el actual presidente López Obrador ha surgido como […]

Fuente: Campaigns & Elections México (enero 8, 2021) Por un mejor México, moderno, con cambio, sin retrocesos, con visión a futuro, con más empleos y oportunidades. [Archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=8PyP2yK6yqI

A la mitad del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, lo que se ha observado primera facie es una muy marcada división de los segmentos sociales de la población mexicana: ellos ‘fifís’ y nosotros ‘chairos’. Es en especial la oposición política la que ha argumentado que el actual presidente López Obrador ha surgido como un efecto polarizador del pueblo.  Premisa que difícilmente pasa un análisis crítico, considerando que el país desde el 2018 está dentro la cuarta parte de países más desiguales del mundo. (Alcocer, 2018)

Para determinar la magnitud de la desigualdad en el país debemos de considerar que, según Forbes, en 2016 “el 30% de los hogares con mayores ingresos (deciles VIII, lX y X) concentraron el 63.3% de los ingresos corrientes totales, mientras que el 30% de los hogares con menores ingresos (deciles I al III) participan con el 9% del ingreso.” (Forbes, 2017) Si bien, la desigualdad de ingresos representa una imagen suficientemente preocupante, también debemos considerar también las agudas diferencias que poseen estos grupos sobre los derechos al medio ambiente y seguridad.

En este sentido, lo que sin duda podríamos considerar que el mandatario mexicano ha brindado es lo que Marx llamaría una conciencia de clase. El tema de desigualdad se ha colocado en el centro del debate en México, discurso que ahora vemos está siendo instrumentalizado por los poderes “establishment” con fines electorales, cuando antes se había dado poca o nula importancia a las desigualdades estructurales.

Entre esta herencia histórica de bastas tensiones sociales, agudizadas por la pandemia COVID-19, y una creciente inseguridad pública, es donde toman lugar las campañas electorales para diputados federales México 2021.

Es de gran relevancia considerar lo crucial que es este momento en la historia política mexicana. No sólo porque en México se presenta una ruptura ante los previos modelos de desarrollo (des-regulativo), pero también se abre una puerta regional de cooperación con los países del Sur que pocas veces fue tomada seriamente por las administraciones previas, más allá de la subyugación a los intereses estadounidenses. Podríamos considerar que este gobierno forma parte de la tardía Marea Rosa que busca sobrevivir y retomar poder en la región, junto con los gobiernos de Alberto Fernández en Argentina, Luis Arce en Bolivia, y, (aún por verse) Ecuador y Perú.

La gran mediatización política que las elecciones han tenido siguen el patrón político latinoamericano «reaccionario»: Más que una proposición de fondo encontramos reclamos y ataques. En este caso, es principalmente la coalición ‘Va por México’ integrado por el PAN, PRI, y PRD que se pelea el poder en la cámara de diputados contra ‘Juntos Haremos Historia’ integrado por Morena, PVEM y PT.

Entre estas opciones, el discurso del Partido Acción Nacional llama la atención por su propuesta ‘Modernización de México’. Propuesta que parece sensata si es que hemos hecho tabla rasa de los últimos 50 años de aprendizajes ganados en la región.

Se debe comenzar por recordar que las promesas de la modernización estuvieron intrínsecamente ligadas con aquellas del desarrollo. La idea de desarrollo se esparció como parte de la política exterior estadounidense para suprimir las amenazas del comunismo en la región, y su promesa era elevar el nivel de vida de los países periféricos. Es así, que en la década de los 40s la mayoría de naciones latinoamericanas llevarían a cabo el proceso de industrialización. La premisa básica era de ‘modernizar’ a aquellas sociedades tradicionales que no eran capaces de igualar los niveles de crecimiento económico encontrados en Europa, debido a sus creencias o prácticas culturales. Bajo este ideal, se esperaba que el crecimiento económico aportado por la industrialización proveería desarrollo y mejoraría las condiciones de vida (¡y creencias!) de la mayoría de la población.

Más allá de las cuestiones ontológicas del desarrollo, ¿Qué es? ¿Qué implica? ¿Es el desarrollo es limitado a puro crecimiento económico? (que ya se han discutido ampliamente en este foro) Hemos aprendido que el ideal de modernización no es una cuestión meramente económica o de infraestructura, sino una caja de Pandora para las naciones de la región. La propuesta de modernización gira en torno a considerar un único modelo de desarrollo capitalista (aquél de Europa) caracterizado por las continuas crisis 1) Ambientales, 2) Financieras, y 3) Tensiones sociales. Más importantemente, adoptar los ideales de modernización significa también abrazar el colonialismo epistémico que tantos problemas ha causado: 1) El exceso de racionalidad europea: es decir, socavar cualquier conocimiento cualitativo a favor del cuantitativo y lucrativo; y 2) Relegar el desarrollo de la región a un capitalismo extractivista: Ser incapaz de imaginar otros modelos económicos más allá de vender commodities, y relegar el trabajo de los latinoamericanos a un trabajo abstracto como ensambladores en la gran cadena de suministro global.

La decisión del próximo verano no es una simple “discusión ideológica”, como la oposición trata de negar al decir que la decisión “va más allá de dilemas ideológicos”. De hecho, la discusión si es ideológica en tanto que los valores e ideas que escojamos guiarán nuestro destino próximo. Y es ahora donde queda para la población decidir en esta grave encrucijada entre el viejo desarrollismo o los nuevos modelos plurales de desarrollo. Como aquellos que están tomando lugar en el sur de América (Abya Yala) que abrazan los conocimientos locales y saberes indígenas. No necesariamente hablamos de un ‘desarrollo integral’, aquel que tanto promocionan las organizaciones internacionales, y que toma lugar en medio de las contradicciones del capitalismo. Sino aquel desarrollo, el unitario, el que une y resuelve las relaciones dialécticas entre producción y realización, entre medio ambiente y vida humana, entre propiedad privada y riqueza común.

Referencias:

Alcocer, G. (enero 25, 2018). México justo: Políticas públicas contra la desigualdad. Recuperado de: https://www.oxfammexico.org/historias/m%C3%A9xico-justo-pol%C3%ADticas-p%C3%BAblicas-contra-la-desigualdad-0

Forbes (agosto 28, 2017). Los ricos en México ganan 21 veces más que los pobres. Recuperado de: https://www.forbes.com.mx/mas-ricos-en-mexico-ganan-21-veces-mas-los-mas-pobres/