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Apuntes sobre situación nacional a 9 meses de la asunción de Mauricio Macri

El parto de la bestia

Fuentes: Rebelión

Del kirchnerismo al macrismo la economía argentina pasa actualmente del estancamiento a la recesión. El avance de esta situación crítica tiene varias causas: A) la economía mundial continua estancada y en crisis; B) la política económica del nuevo gobierno no se adecua coherentemente a la realidad argentina y mundial y sacrifica sus posibilidades futuras de […]

Del kirchnerismo al macrismo la economía argentina pasa actualmente del estancamiento a la recesión. El avance de esta situación crítica tiene varias causas: A) la economía mundial continua estancada y en crisis; B) la política económica del nuevo gobierno no se adecua coherentemente a la realidad argentina y mundial y sacrifica sus posibilidades futuras de estabilidad política y sustentabilidad económica en el altar de algunos objetivos mínimos como el de aumentar las grandes ganancias capitalistas; C) debido a lo anterior el Presidente Macri, a pesar de ser un connotado empresario, no logra convocar a sus pares nacionales y extranjeros a invertir en el país de manera directa.

Sucede que la nueva inversión, fundamentalmente extranjera, es la clave del plan económico de Macri y sin embargo ya llegados a 9 meses de gobierno los índices de inversión siguen estancados en tanto los de actividad económica, consumo y empleo se deterioran y desploman.

Algunos datos:

-En julio hubo un 17,3% de contracción de inversiones en términos inter-anuales, por lo que en otras palabras se ha contraído la formación bruta de capital. En el suplemento económico del diario Página/12 leemos: «La crisis internacional, la recesión brasileña, la caída de la demanda interna, el aumento del desempleo, la reducción de la obra pública, el endurecimiento en las condiciones de financiamiento y la apertura comercial son algunos de los factores que explican por qué la prometida «lluvia de inversiones» estaba condenada a convertirse en un «goteo amarrete»».

-La producción industrial en PYMES acumula una baja del 4,9% en los últimos 7 meses (y caída del 7,8% interanual en julio); la actividad industrial general cayó un 6,4% internaual en junio (caída elevada al 8,2% por otra consultora); la actividad industrial acumuló una caída del 3,3% en el primer semestre del año. Entre los sectores industriales que lideran la caída se encuentran el desplome de sectores estratégicos y de punta de la industria local como el automotriz, metales básicos, metalmecánica y refinamiento del petroleo. Otros rubros industriales que continúan en caída y afectan al conjunto de la economía son el rubro de la construcción y el de los alimentos (principalmente en molienda de granos y oleaginosas, lechería, azucar y faena de carnes rojas). Para el caso de la construcción la causa de la crisis es principalmente por el desplome de la inversión pública y la retracción de los créditos inmobiliarios; Macri en este contexto hace realidad la utopía de volver atrás en la historia: no se registraban niveles tan bajo de actividad en la construcción desde 2002. Para el caso de la elaboración de alimentos, esto se explicaría porque el aumento de las exportaciones del primer semestre en estos rubros habrían sido en base a productos primarios no elaborados, marcando el rumbo de la re-primarización de la economía.

-El consumo interno cae de manera pronunciada mientras deliberadamente se busca que ‘cambie de signo’ al extranjerizar la oferta interna: 48% es el aumento de productos importados antes fabricados en el país, dando estocadas de muerte a algunas industrias como la de los electrodomésticos, en tanto ha habido un 63% de pérdida de poder de compra del salario por la devaluación y la inflación. Los aumentos de precios han llegado a un 77% en medicamentos y un 79% en la canasta básica de alimentos. En concreto las ventas minoristas cayeron un 6,6% interanual en abril y 9,2% en mayo, desplomándose por encima del 50% la frecuencia de algunos consumos, ahora convertidos en lujo, como el cambio de electrodomésticos y las salidas a cines, restaurantes y paseos de fin de semana. El consumo creció solo en las clases altas.

-En términos de empleo el panorama es desolador: 2423 PYMES comerciales e industriales cerraron sus puertas. Recordemos que las PYMES son la principal fuente de empleo privado en el país. En el sector cooperativo una a una las fabricas recuperadas también bajan las persianas. En la industria autopartista, una de las más dinámicas del país, han aumentado un 47% las suspensiones. En lo que va del gobierno de Macri se registran alrededor de 191.000 despidos entre el sector público y privado y el nuevo INDEC ha registrado una tasa de desempleo del 9,3% a nivel nacional. Lo que se presentaba en los medios de comunicación como una campaña contra ‘los ñoquis’ se convirtió en un ataque frontal a las condiciones de vida de la clase trabajadora: una tragedia para el despedido y una amenaza para el resto. Debemos impedir que quiebren la solidaridad entre los sectores ocupados y desocupados de nuestra clase.

Como decíamos al principio, la primera clave del plan económico de Macri es la inversión, pero en base a todos estos datos podemos concluir que la actualidad y el futuro previsible de esa variable son el gran fracaso del plan económico del gobierno, que arrastra al lodo con este fracaso a toda la vida económica del país.

La segunda clave del plan económico del gobierno del PRO es a corto plazo terminar con la inflación. Tras 9 meses podemos decir que este también se trata de un nuevo fracaso. Luego de un enorme e inédito repunte de los índices inflacionarios en sus primeros meses de gobierno, la caída del consumo, del poder adquisitivo del salario y de la inversión bruta están logrando que la inflación se esté desacelerando y manteniéndose en niveles apenas inferiores a los de la era kirchnerista. Pero el sueño de inflación cero del macrismo es irrealizable en el mediano plazo por tres razones: A) la inflación no aumentó considerablemente en los últimos meses debido a las precarias suspensiones judiciales de los tarifazos logrados con la movilización popular, pero es evidente que el PRO volverá a cargar con el tema porque tiene el objetivo de recomponer la ganancia capitalista de los sectores monopólicos de la energía a la par de reducir el gasto estatal en subsidios; cuando de alguna u otra manera el PRO garantice aumentos generalizados en los servicios la inflación volverá a un ciclo de crecimiento; B) el desfinanciamiento del Estado a partir de la quita de retenciones a las agro-exportadoras y las mineras, y la consecuente transferencia de la riqueza nacional a sus bolsillos es financiada por el gobierno a partir de la emisión de deuda y moneda que va a ahorcar las cuentas nacionales en los próximos años y va a crear nuevos ciclos inflacionarios y devaluatorios; C) la irracional quita de los de por sí escasos controles de precio que hizo el gobierno en sus primeros meses habilita a todo tipo de abusos por parte de los grandes empresarios que controlan de manera casi monopólicas los mercados y que no dudan en remarcar sus productos sabiendo que no se exponen a ningún tipo de castigo. Así usan a los consumidores como rehenes. La idea de quitar los controles estatales en base a la capacidad ‘autorreguladora del mercado’, jamás comprobada históricamente, es un supuesto ideológico -no científico- defendido por los fanáticos pro-mercado del neoliberalismo que solo beneficia a los poderosos en las cadenas de producción, comercialización y financiamiento; jamás a los consumidores.

-Se ha registrado una tasa de inflación de 46,9% para el periodo diciembre-agosto y una proyectada del 56,2% para este año. Recordemos que durante los últimos 10 años se registraban niveles de inflación anual en torno al 25-30% pero con niveles de distribución del ingreso más progresivos. En cambio en comparación con la inflación actual las paritarias del movimiento obrero organizado en algunos casos llegan apenas a la mitad de estas cifras que estamos aportando. Sin embargo el Ministro Bullrich dice por ejemplo que las paritarias docentes no se deben reabrir porque la inflación está bajando. Contestamos que en primer lugar la inflación no se debe considerar por lo que se registra en tal o cual mes sino en su acumulado y en cómo esto impacta en la capacidad de consumo de los salarios; en segundo lugar estamos dando los argumentos de por qué consideramos que los niveles de inflación en ningún caso se van a estabilizar en un orden cercano al cero por ciento.

Al macrismo le exigen y con razón un verdadero ajuste: al desfinanciar al Estado por dejar de recaudar impuestos a las exportaciones las cuentas públicas no cierran por ningún lado y en términos relativos puede decirse que Macri tiene un déficit fiscal más alto que cualquier otro gobierno populista en la historia local. Si a esto le sumamos por un lado que en el esquema impositivo regresivo argentino las otras grandes fuentes de recaudación fiscal son el consumo (por el IVA) y el salario (por el impuesto a las ganancias), ambos en caída, y por el otro la continuidad y profundización desde el kirchnerismo de la irracional e ilegítima política de pagador serial de la fraudulenta deuda externa, tenemos la receta para el derrumbe económico del Estado.

El plan del gobierno para controlar la inflación es desplomar el consumo interno de los sectores populares e importar barato bienes de consumo desde el extranjero, aunque se contentarían en realidad con lograr a mediano plazo niveles anuales de inflación propios de la era kirchnerista pero con un esquema de distribución de la riqueza nacional mucho más regresivo.

La conclusión de esto que venimos analizando es que el eje del proyecto económico del macrismo es transferir parte del ingreso nacional hacia lo más concentrado del capital nacional y trasnacional que opera en el país, empobreciendo a la clase trabajadora y de la pequeña y mediana burguesía o, en otras palabras, aumentar deliberadamente la desigualdad social. Esto lo viene logrando satisfactoriamente en los últimos meses a fuerza de devaluación del peso, quita de impuestos a los ricos, desfinanciamiento de políticas y obras públicas, caída generalizada del salario e inflación, pero está claro que no es suficiente porque no es sostenible. La idea que subyace a todas estas políticas es que a más ganancia de los capitalistas habrá más inversión de capital, aunque la historia (y el propio sentido común) nos asegure que es exactamente al revés: el que quiere ganar más debería, primero, invertir. Por ejemplo la transferencia a los sectores agro-exportadores y mineros por la baja y quita de retenciones ha sido de 128.000 millones de pesos. Ese es dinero que el Estado deja de recaudar y por ende de reorientar hacia otros sectores de la economía en base a políticas públicas pero que en cambio fue apropiado por grandes capitalistas y en gran parte ha sido fugado al exterior gracias a la ‘quita del cepo’. El Banco Central detectó una fuga de 3300 millones de dolares de argentinos al exterior solo en el primer trimestre de este año, niveles que no se registraban desde el impacto de la crisis mundial en 2009.

El poder político e institucional del Estado están trabajando a toda máquina en el sentido de aumentar velozmente la ganancia capitalista con la esperanza de que los nuevos favorecidos inviertan en el país para reactivar la economía: el ‘shok’ de confianza que quieren transmitir desde el gobierno a los inversores se basa en garantizar ganancias abultadas, nulos controles, bajos salarios, precarización laboral y una clase trabajadora desorganizada y con la cabeza gacha; esta es la receta que ha venido pidiendo durante este año el diario La Nación a través de sus editoriales y cumpliendo el papel, en los hechos, de ideólogo del gobierno. Pero sucede que el macrismo no logra crear condiciones políticas y sociales optimas para que eso suceda. Es esto lo que marca hasta el momento el principal fracaso de la política económica del gobierno y es la senda que el macrismo transita hacia una futura y previsible crisis política y social.

Las razones del fracaso en términos de inversión e inflación son las mismas: A) una elevada agresividad en la puja distributiva y por el ingreso nacional entre grandes capitalistas insaciables y sectores de la clase trabajadora que no dan el brazo a torcer; B) una creciente desconfianza hacia el gobierno tanto en la ciudadanía como entre los inversores que no hacen creíble el ‘shok de confianza’; c) una cultura parasitaria de la burguesía local y de las multinacionales que prefieren ocultar sus ingresos, evadir al fisco y fugar el capital antes que invertir, como lo demuestran los Panamá Papers y el actual fracaso del blanqueo de capitales.

Estas razones expuestas que señalan factores coyunturales y estructurales se combinan y agudizan con una elevada impericia política del Presidente y su gabinete de CEOS que los grandes medios de comunicación que operan como el principal aliado del gobierno no logran ocultar aunque con esmero lo intentan.

La situación política actual hay que verla a la luz de lo que sucede en: A) la Casa Rosada y el inocultable fracaso del plan económico; B) en el Parlamento con los principales partidos burgueses (el pejotismo, el massismo, los kirchneristas y los ‘progresistas’) y sus patéticos juegos de oposición a escondidas, con apoyo cruciales y críticas banales; C) en los juzgados, donde el gobierno apuesta fuerte a presentar a la casta judicial aliada como ‘independiente’ en tanto esta le suministra periódicamente sus únicas buenas noticias que son la revelación de casos de corrupción del kirchnerismo; sin embargo debe tenerse en cuenta el caso de la Corte Suprema, donde el macrismo apostó fuerte y logró meter dos jueces a dedo en un caso inédito en la historia, pero un fallo suyo suspendió momentaneamente el tarifazo y aportó argumentos legales en contra de las decisiones del gobierno, marcando con este ocasional apoyo a los intereses populares una gran cintura y equilibrio político que evitó un fuerte choque entre el pueblo y el gobierno; D) en las cámaras empresariales y las centrales sindicales donde, sin distinción de clases, reina la preocupación, la presión creciente de las bases y la incertidumbre ante el futuro; E) en los medios masivos de comunicación cuyo enorme poder propagandístico al servicio del gobierno se mantiene firme en sus esfuerzos pero a costa de un fuerte y justo descrédito; F) en la calle, que marca una elevada temperatura social, fundamentalmente en relación al tarifazo, y que muestra su eficacia creciente cuando entra en juego pero que aún no ha logrado una dirección clara y decidida en los conflictos ni una decisión de ir a fondo en las luchas. Para dar solo un ejemplo de esto último según el Informe de la Conflictividad Social en Mar del Plata, en el segundo trimestre de este año se registraron casi el doble de acciones de protestas que respecto al primer trimestre del año en esa ciudad (306 contra 172), demostrando un aumento geométrico acorde al avance de las políticas anti-populares.

El resultado de este largo resumen es que la vida de la mayoría de las personas está cambiando para peor porque de manera perceptible se evidencia que la Alianza Cambiemos gobierna para los ricos y que este gobierno, que depende para su éxito de inversiones que no llegan, se va a orientar a ganar como sea las elecciones que deberían celebrarse en un año para evitar una gran crisis política.

Hoy por hoy, frente las voces que se levantan críticas y con bronca ante esta situación se oponen argumentos sobre la legitimidad de origen del gobierno por las urnas (queriendo con esto justificar también su orientación política). Este argumento significa que el principal capital político de la derecha argentina son en este momento las urnas, y que esto lo han sabido conquistar y no están dispuestos a perderlo. Las elecciones operan en este sentido como un dispositivo cultural que exige, para estos nuevos e increíbles defensores de la democracia, autocensurar las críticas políticas y morales bajo la idea de que ‘hay que darle tiempo’ al gobierno e incluso con argumentos aún más ridículos como ‘la pesada herencia recibida’ y ‘aprenden de a poco’. Todas estas ideas tienden a ocultar la verdadera dirección anti-popular de las políticas en curso, desacreditar las críticas y anular la posibilidad de presentar alternativas.

Si de acá a un año el gobierno no logra aproximarse a resultados concretos en su política económica todavía puede jugar las cartas de oponer a su fracaso el ‘cuco’ del kirchnerismo y sus casos de corrupción reales y presuntos. El discurso de que hay que seguir dándoles tiempo y oportunidad a la vez que se ocultan los resultados reales de sus políticas y la composición inmoral de su gabinete tienen que ser contrapuestos con la historia reciente de nuestro pueblo donde las luchas del 2001 y la respuesta a la Alianza de De La Rua y Caballo tienen que jugar fuerte al pensar nuestros planes de lucha. Tenemos que tomar en cuenta también que aunque no lleguemos a acercarnos a esos niveles de confrontación y enfrentamiento ya empezarán a jugar en los medios de comunicación macristas la descalificación de todas las formas de lucha popular como violentas, innecesarias, incompresibles, aisladas e ilegales.

La violencia cotidiana de los poderosos, claro está, nunca es juzgada por los mercenarios de la palabra. La verdadera pesada herencia son la Ley Anti-terrorista del kirchnerismo y la enorme policía bonaerense y las policias locales del sciolismo más el rehabilitado Ejército Argentino. Los grupos violentos de la ultra-derecha que se están despertando también son amenazas reales.

La renovada alianza de nuestro país con el Estado más violento, intervencionista y terrorista del mundo, los Estados Unidos, es, seguramente, la principal amenaza para los intereses de nuestro pueblo, sobre todo en una hora nuestramericana tan triste como la actual donde la derecha pro-yanqui se impone a fuerza de golpe de Estado y violencia en las calles si le es preciso.

En este contexto nacional e internacional tan crítico vemos como necesario levantar una organización política de luchadores y luchadoras capaz de conducir al conjunto del pueblo tras la idea de un nuevo país; para esto debemos estar armados de un programa claramente opositor al macrismo y que se demuestre superador del kirchnerismo, articulando ideas y valores enraizados en las aspiraciones de bienestar, igualdad y justicia de nuestro pueblo y que sirva para desenmascarar los intereses antipopulares y la inmoralidad congénita de nuestra burguesía, su gobierno y sus aliados. Por eso decimos que construyendo el socialismo la unión del pueblo es el camino.

Andrés Sujatt. Profesor de Sociología – UNLP.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.