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Los agrocombustibles se hacen notar

El precio del pan por las nubes

Fuentes: APM

Las frentes deberán sudar mucho más para ganarse el pan nuestro de cada día. Sucede en Argentina, pero ese es el destino que acecha a todos los países del Sur. La Bolsa de Chicago acaba de indicar que el precio internacional del trigo aumentó 50 dólares en los últimos 100 días y superó los 251 […]

Las frentes deberán sudar mucho más para ganarse el pan nuestro de cada día. Sucede en Argentina, pero ese es el destino que acecha a todos los países del Sur.

La Bolsa de Chicago acaba de indicar que el precio internacional del trigo aumentó 50 dólares en los últimos 100 días y superó los 251 por tonelada, de cara a las posiciones de diciembre próximo. En Argentina, quinto exportador de ese cereal, las cotizaciones se ubican en torno a los 185 dólares. Tanto los operadores que trabajan a orillas del lago, en Muchigan, como sus colegas que lo hacen a la vera del Río de la Plata admiten que la tendencia alcista es consecuencia de la expectativas abiertas por el programa global de agrocombustibles.

«El gobierno argentino dice que el kilo de pan -un alimento clave para la canasta familiar- cuesta 2,50 pesos (algo menos de un dólar), pero a ese precio es casi imposible conseguirlo (…). La realidad indica que los cálculos oficiales han sido desbordados», afirmó este domingo el diario Clarín, producto impreso de la corporación mediática más poderosa del país, que no pierde oportunidad de criticar la gestión del presidente Néstor Kirchner.

Cualquier «argentino de a pie» -la inmensa mayoría de estos rioplatenses que deben trabajar cada día de sus vidas, y por bajos salarios- sabe que, si quiere mantener uno de los ritos de su base alimentaria, deberá pagar bastante más por un kilo de pan de lo que afirman los precios oficiales. Los habitantes de este país sufren lo mismo que sufren los mexicanos, para quienes el precio de la tortilla trepó hasta las nubes.

El domingo último amaneció frío y gris en Buenos Aires, un día apropiado para – quienes pueden hacerlo – sacrificar uno dinares del presupuesto casero y convocar a un almuerzo familiar. El o la responsable de la mesa caminará y caminará pero nunca conseguirá un kilo de «flautas» o de «felipes» por menos de 3,50 pesos, que equivale a algo más de un dólar.

Las asociaciones de consumidores consideran que la referencia de 2,50 por kilo quedó relegada a ciertas zonas especialmente empobrecidas del interior bonaerense y de otras provincias. «Como mínimo, se encuentra el kilo de pan a tres pesos», señaló Osvaldo Riopedre, de la Asociación de Defensa de los Consumidores y Usuarios.

«El aumento se ubica entre el 10 y el 15 por ciento», afirmó un informe del Centro de Educación al Consumidor, a la vez que su titular, Susana Andrada, adjudicó la responsabilidad a los «productores, molineros, panaderos, exportadores, y al gobierno».

El Indice de Precios al Consumidor (IPEC), difundido el lunes por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), admitió una suba del 2,3 por ciento. Sin embargo, el divorcio entre los valores reconocidos por la autoridades oficiales y los que los argentinos deben pagar todos en la vida real es de semejante magnitud que varios legisladores de la oposición, entre los que se destaca el economista Claudio Lozano, vinculado a la Central de Trabajadores de Argentina (CTA), propusieron formar una comisión que monitoree las estadísticas del INDEC, sobre todo el IPC y los referidos a pobreza e indigencia. Según el INDEC, entre enero y julio de este año, los precios minoristas subieron en promedio el 4,4 por ciento, pero los valores reales llegarían al 12 por ciento, afirmaron los especialistas involucrados en la iniciativa parlamentaria. Respecto de la estampida que pegaron los precisos del pan hay técnicos que la atribuyen a la crisis de abastecimiento energético que sufrió el país en las últimas semanas, lo que habría provocado una merma del 40 por ciento en la molienda de granos.

Sin embargo, reconocen que ese factor local no debe ser el árbol que tape el bosque: el precio del trigo, en tanto «commoditie» está principalmente condicionado por los valores que registra el mercado internacional, y éste demuestra una marcada tendencia alcista desde que el tema agrocombustibles se instaló con fuerza en la agenda regional, admiten los mismo especialistas.

Según las estadísticas oficiales cada argentino consume 76 kilos de pan por año. Como en todo promedio, que excluye las asimetrías sociales en términos de distribución de ingresos, esa medición no contempla que algunos comen 152 kilos y otros nada, o casi nada.

Considerada hace un siglo como «el granero del mundo», Argentina es hoy el quinto exportador mundial de trigo, detrás de Estados Unidos, la Unión Europea, Australia y Canadá. Envía su producción a América del Sur, el Cercano Oriente y Africa. Cuenta con 110 establecimientos molineros, de los cuales casi la mitad se encuentran en la provincia de Buenos Aires.

El pasado fin de semana, y en el marco de la Tercera Cubre de PETROCARIBE, impulsada por Venezuela como parte de una estrategia de seguridad y soberanía energética para toda América Latina, el vicepresidente cubano, Carlos Lage, sostuvo que la dominación del Norte rico sobre el Sur pretende ser todavía mayor con la política de desarrollo de los bio o agrocombustibles.

«Lo que se quiere presentar como una solución mágica para la crisis energética por llegar tendrá a las empresas transnacionales como grandes beneficiarias. Las tierras de los países del Sur serán compradas en virtud de las leyes del mercado sobre la base del encarecimiento de los alimentos ante esa demanda, pese a la existencia de 800 millones de hambrientos en el mundo», dijo Lage.

Días pasados, APM afirmó que los altos precios de los productos agropecuarios llegaron para quedarse, conforme afirmaban a mediados de julio pasado especialistas del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), y todo gracias al desvío de esas producciones hacia la producción de etanol.

El presidente del Comité Técnico Nacional de Estudios Económicos del organismo, Gerardo Cruz Vasconcelos, señalaba entonces a la agencia de noticias Notimex que, en lo que va de este año, los precios de los alimentos en Estados Unidos han crecido a una tasa anual de 6,7 por ciento y en China de 6,2.

El aumento en los precios de los «commodities» es una tendencia global que puede tener consecuencias para los países pobres con bajo potencial agropecuario, admitía el despacho de la agencia informativa mexicana. En México, los precios de la tortilla, pan, huevos, frutas y azúcar han mostrado un crecimiento sostenido – a veces sobre el 100 por ciento- entre diciembre de 2005 y abril de 2007, afirmó este medio en su servicio informativo del último viernes.

Al mismo tiempo se señalaba que se ha comprobado la existencia de otros beneficiarios no exactamente pertenecientes al ámbito agrario tradicional: las corporaciones financieras.

En ese marco debe entenderse una reciente decisión del Banco Central (BCRA) de Argentina, que elaboró un proyecto para habilitar a las entidades financieras a comercializar masivamente contratos a futuro y derivados de «commodities».

«Tanto la Organización para el Desarrollo y Crecimiento Económico (OECD) como la Organización Mundial de Alimentos (FAO) y el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) coinciden en que se mantendrán los precios de las ‘commodities’ en la próxima década en torno a los valores actuales (altos) y que hasta incluso aumentarán en algunos casos», sostenía la nota de APM.

¿Será acaso que los del Sur estamos condenados a sudar y sudar nuestras frentes por ese doloroso pan nuestro de cada día?