M.H.: ¿Cómo puede ser que la economía mundial haya sido afectada por un virus?
C.K.: En realidad el virus afecta al capitalismo mundial y el capitalismo mundial tiene mucho que ver con este virus. Primero porque esta crisis que estamos observando no es solo resultado del virus. Recordemos que en los últimos meses había una típica burbuja financiera en Wall Street, en los mercados internacionales. Eso que hemos visto tantas veces y que se denomina “financiarización”; un divorcio entre la gran euforia por las acciones y los títulos mientras la economía se va frenando.
Efectivamente el Coronavirus actuó como detonador de una crisis que tiene un aspecto financiero, algo parecido a lo que hemos visto en tantas oportunidades en las últimas décadas y un aspecto productivo que es la superproducción y que se reflejaba en la guerra comercial entre EE UU y China y que tuvo su manifestación en la caída del precio del petróleo.
Por lo tanto, el virus actuó sobre estas dos grandes tensiones que arrastra el capitalismo que son la sobreproducción y la financiarización. Pero además más allá de lo coyuntural, la enorme envergadura que ha tenido este impacto del Coronavirus en la economía obedece a las transformaciones de los últimos 40 años que ha registrado el Capitalismo.
La primera es la urbanización, hemos visto hacinamiento de la población en todos los lugares donde hay altas tasas de acumulación y eso produce una forzada aproximación que multiplica la diseminación de los gérmenes. Hemos visto con la globalización cómo aumentó en forma exponencial el número de viajeros y la consiguiente expansión de los gérmenes en todos los rincones del planeta.
Por eso es que en las primeras semanas del colapso que generó el Coronavirus ha golpeado a la aviación, al turismo y a los cruceros. Lo que ha ocurrido es que el capitalismo se globalizó en forma vertiginosa en muchas actividades lucrativas sin extender esa remodelación de las fronteras al sistema sanitario.
Entonces hemos tenido expansión de las cadenas globales de valor, privatización, ajustes fiscales y desprotección sanitaria a escala de cada uno de los países. Además ahora ya se sabe que hubo muchas advertencias desde hace 2 años de la OMC de que se venía, después del SARS y la gripe aviar, algo así, pero como para los laboratorios farmacéuticos el negocio no es la salud pública y la prevención sino la venta de medicamentos a los enfermos de altos ingresos, se dejó de lado este estudio.
Además también está el tema de cómo el capitalismo ha destruido el hábitat de muchas especies silvestres al forzar la industrialización de las actividades agropecuarias y eso ha facilitado la devastación del medio ambiente y la propagación del virus.
Conclusión, el virus golpea a una economía capitalista que ya se aproximaba a una nueva crisis, como ocurrió en 2008 y las grandes transformaciones del capitalismo de los últimos 40 años hicieron que esta crisis tenga la envergadura enorme que estamos observando.
M.H.: ¿Cómo está la Argentina preparada para enfrentar esta catástrofe social, económica y sanitaria?
C.K.: Nosotros tuvimos una pequeña ventaja, que como estamos en el hemisferio sur hemos podido asimilar lo ocurrido en el hemisferio norte, el Coronavirus llega más tarde y eso nos ha dado un pequeño tiempo para emparchar el sistema sanitario destruido. Sabemos que se avecina una carencia de respiradores, hospitales y el terror que podemos afrontar si se produce el salto exponencial de contagiados. Por lo tanto, hemos tenido un tiempo para tratar de preparar este famoso “aplanamiento de la curva” del que hablan todos los sanitaristas.
También sabíamos ya que cuando llegara la pandemia había que producir el aislamiento social, la cuarentena. Es lo único que ha dado resultados en China y en otros países. Y acelerar el testeo que es lo que ha dado buenos resultados a Corea del Sur.
Me parece que estamos adelantándonos bien en el aislamiento social. La Argentina es el país que más rápido adoptó la cuarentena en proporción al número de infectados y muertes. Fue el primer país que anuló el ciclo lectivo cuando había un nivel de contagiados muy bajo. En eso se actuó con gran velocidad y reflejos. No en los testeos. En los testeos estamos muy retrasados, recién ahora el Malbrán ha descentralizado a otras unidades y se han adquirido los insumos requeridos, los reactivos, incluso se está pensando en fabricarlos acá.
Pero hay que acelerar el paso porque el contagio local, el contagio autónomo ya empezó, ya es evidente. En los últimos días los contagiados no son gente con contactos en el exterior. Me parece que lo importante es que el gobierno de Fernández no actuó como Bolsonaro. No hizo boberías con el uso del barbijo, no presentó a la enfermedad como un complot de los medios, no actuó como Johnson que dijo que convenía que el Coronavirus se propagara así se generaban los anticuerpos no se sabe a costa de cuántos enfermos y cuántos fallecidos. No actuó como Trump que se estuvo burlando de la pandemia y ahora EE UU es el epicentro mundial de este drama.
Y creo que esta conducta estuvo muy determinada por una distancia con el neoliberalismo. Me parece que la proximidad o distancia con el neoliberalismo, en líneas generales ha definido patrones de conducta muy distintos. Si uno idolatra el mercado, si uno piensa que la desregulación, la libertad de comercio, la flexibilización laboral son los parámetros de una sociedad, va a tardar mucho en tomar la decisión de afectar la economía para proteger la salud pública. Si uno en cambio tiene criterios más distanciados del neoliberalismo puede tomar esa medida.
En Argentina hay un eclipse neoliberal en los últimos meses y eso se refleja ante todo en la sensación colectiva de qué hubiera pasado en Argentina si Macri hubiera estado al frente de esta emergencia. Me parece que todos recuerdan cómo recortó el presupuesto de salud, pero sobre todo cómo se tomaba vacaciones, miraba un partido de fútbol y se entretenía durante las grandes crisis. No cabe duda que hubiera privilegiado nuevamente a sus amigos con el negocio de la salud y no el resguardo de la salud pública.
Por lo tanto, ese recuerdo terrorífico de lo que hubiera hecho Macri es lo que valora más lo que se está haciendo en este momento. Por eso también este eclipse neoliberal se ve en el giro político, en la reivindicación masiva de Aerolíneas Argentinas que hay entre la población. Todo el mundo sabe que Fly Bondi no acudiría al rescate de ningún ciudadano varado en el exterior. La población se enorgullece del Malbrán, ya los elogios neoliberales a la medicina prepaga han perdido auditorio. Estos aplausos nocturnos que damos de homenaje a los médicos, enfermeras y trabajadores de la salud ilustran este nuevo clima político donde los neoliberales no pueden abrir la boca.
Ya no se los ve en ningún programa de televisión porque no podrían ir a decir por las pantallas que lo que hay que hacer es un recorte del gasto público cuando necesitamos incrementar la inversión en salud pública, no podrían decir que tiene que regir la libertad de precios cuando tiene que haber un precio máximo para los remedios, no podrían hablar de la libertad de despidos cuando se están tomando medidas para proteger el empleo, para proteger el nivel de actividad. Por lo tanto, en la Argentina hay un gran cambio de escenario, recibimos esta pandemia en un escenario económico y político totalmente diferente y eso se refleja mucho en la nueva situación que se observa frente a la deuda.
Necesitamos un país soberano, sin ninguna injerencia del FMI, para tomar las decisiones que se vienen en los próximos meses
M.H.: Justamente te iba a preguntar sobre ese tema. He leído al FMI diciendo que Argentina necesita un alivio de entre 55.000 a 85.000 millones de dólares y cómo queda todo este tema de la deuda en relación al dinero que va a ser necesario para enfrentar esta situación. Justamente ayer señalaba por estos micrófonos que volcar hacia el sistema público de salud $ 1.700 millones es una cifra ridícula.
C.K.: Absolutamente. Es solo el debut de un gran gasto. Hay un cambio total, el gobierno ha decidido gastar el 2% del PBI, ha modificado por completo su plan económico. Lo que estamos viendo es que esa idea que tenía Fernández de primero arreglar el tema de la deuda con los bonistas y después se reactiva la economía quedó sepultada. Ya está. No existe más. Murió. La deuda pasó a un segundo plano y la prioridad es proteger la salud de la población y contener la depresión económica que se avecina.
Por eso el gobierno abandonó esta política de ahorro fiscal que lo condujo a suspender la movilidad previsional. Eso ya quedó atrás porque ahora lo que hay que hacer es un gran gasto para sostener la salud pública y para evitar que la economía se termine de derrumbar en los próximos 2 o 3 meses. Por eso se viene un gran gasto público que hay que financiarlo, no hay manera de hacerlo con la recaudación porque está cayendo, tampoco con colocación de deuda interna porque se están reperfilando todos los vencimientos, se va a refinanciar en lo inmediato con emisión pero la emisión tiene un límite porque eso impacta sobre los precios; así que por dónde lo quieras ver se suspende el pago de la deuda externa y ya no es una consigna de los que somos economistas de izquierda es una realidad que se impone en la economía argentina y que lo registra el gobierno, los bonistas y el FMI.
Todos se dan cuenta que el plan inicial del gobierno que era ofrecer una reestructuración de la deuda, renegociarla, utilizar el apoyo del FMI, llegar a un canje y después hacer un plan económico se acabó. Es imposible pagar un centavo. Y esto va a llevar al gobierno y ya lo está llevando a dos alternativas, una es decirles a los bonistas que no les pueden pagar nada, así que acepten el canje de la deuda, un bono por otro bono porque no podemos pagar nada. El FMI ya sabe que no se le paga nada por varios años y si no aceptan los fondos de inversión y los bonistas el default ya es un hecho, ni se discute.
Se va a terminar de definir cuando sean los primeros vencimientos de la deuda en mayo y junio. Pero no se va a pagar porque es imposible. No solo es inmoral, sino que es imposible. Ningún dólar que en este momento esté en las reservas del Banco Central se puede utilizar para pagar deuda externa en vez de comprar remedios, de invertir en hospitales, de adquirir reactivos para hacer los testeos.
Todavía hay algunos neoliberales despistados que quieren hacerles ofertas a los bonistas, evitar que los fondos buitre compren los títulos de la deuda porque después nos va a ocurrir lo que le pasó a Macri que tuvo que pagar. El tema es que la Argentina no tiene que pagar, ni va a volver a pagar. El pago de 15.000 millones de dólares que hizo Macri a los fondos buitre, es una infamia y ahora se ven sus consecuencias. Pensemos cuántos hospitales podríamos haber construido con esa suma, cuántos respiradores hubiéramos garantizado a toda la población. Qué empuje económico le habríamos dado a la economía en este escenario de emergencia. Lo que ha cambiado son los términos.
El concepto Riesgo País no tiene sentido como noción financiera, una tasa de interés según el pago de la deuda. Ahora hay un riesgo de cada país de salud pública. El riesgo es cuántos fallecidos va a tener cada país en proporción a los contagiados por el Coronavirus. Y esa es la única prioridad. Así que suspender el pago de la deuda es una realidad, es un dato de la economía de los próximos meses y quizás de los próximos años.
M.H.: Tu respuesta en cuanto a la deuda ha sido categórica, no tenés dudas.
C.K.: No. Y te agrego, que las ideas que venimos desarrollando siempre cobran ahora otra modalidad, otra forma. Por ejemplo, nosotros tenemos que hacer una auditoría de la deuda, pero ahora no solo para determinar quiénes fugaron capital, sino para inspeccionar que los que fugaron capital tienen que repatriar inmediatamente ese capital que necesita la Argentina. La Argentina necesita con urgencia dólares. Vamos a necesitarlos porque hay un problema de comercio exterior, se van a caer las exportaciones.
M.H.: La caída de los precios de las materias primas también.
C.K.: Se han hundido. Necesitamos los dólares para lo que se avecina. No puede ser que haya un PBI entero, unos 300.000 o 400.000 millones de dólares de la crema de los ricos argentinos en los paraísos fiscales y en los bancos del exterior mientras la Argentina se cae a pedazos. Esa gente tiene que traer la plata aquí.
Cuando decimos que tiene que haber cooperación, que tenemos que ayudarnos entre todos, que esta es una patriada en la que todos participamos, los primeros son ellos. Hay un listado conocido, tienen sus activos en la Argentina. El Estado tiene que mandarles señales para que traigan la plata porque ese dinero le pertenece al país. Y también es una cuestión de soberanía.
Mencionaste al FMI, ojo con el FMI, tiene problemas con la Argentina, tiene tanto miedo que la Argentina le defoltee la deuda que está tratando de portarse bien con el país. Ojo porque necesitamos mucha soberanía, todos los países están recuperando grados de soberanía y dejan de lado compromisos internacionales para centrarse en la inversión local. Nosotros necesitamos un país soberano con total autonomía, sin ninguna injerencia del FMI para tomar las decisiones que se vienen en los próximos meses.