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Entrevista con Carlos Chile, Secretario General de la CTA de la Ciudad de Buenos Aires y líder del Movimiento Territorial de Liberación

«En Argentina la mafia es directamente la clase política»

Fuentes: Rebelión

La Central de Trabajadores de Argentina, dirigida por Pablo Micheli a escala nacional, enfrenta el desafío de edificar una agrupación capaz de dar cuenta de los actuales modos de la acumulación del capital y la organización del trabajo. Es decir, la CTA quiere ser una herramienta al servicio de los intereses históricos de lo strabajadores, […]

La Central de Trabajadores de Argentina, dirigida por Pablo Micheli a escala nacional, enfrenta el desafío de edificar una agrupación capaz de dar cuenta de los actuales modos de la acumulación del capital y la organización del trabajo. Es decir, la CTA quiere ser una herramienta al servicio de los intereses históricos de lo strabajadores, a años luz del sindicalismo tradicional, ineficaz, impotente ante las nuevas formas de explotación, obsecuente con los que mandan. La CTA quiere ser la organización de los trabajadores del siglo XXI en Argentina.

El Secretario General de la CTA de la Ciudad de Buenos Aires proviene del movimiento social no sindical, y aunque es porteño de nacimiento y se llama Juan Carlos Huerta, todo el mundo lo conoce como Carlos Chile. «Mi nombre sintetiza mi vida», dice el líder del Movimiento Territorial de Liberación -inspirado en la construcción creativa del poder popular- que de muchacho, antes del triunfo de la Unidad Popular en Chile, conoció a Salvador Allende en 1969 en un fundo tomado por los pobladores entre las comunas de San Bernardo y La Cisterna, el entonces, Campamento Venceremos, «en un acto sobre dos tambores de 200 litros y un tablón», hoy Población Las Acacias. Fue militante del Partido Comunista, participó de la resistencia luego del golpe de Estado de 1973. En 1985,  cumpliendo tareas militantes a propósito del denominado «Caso Degollados» (http://www.youtube.com/watch?v=N80y3hWOEUo), fue hecho prisionero y estuvo en los cuarteles de la siniestra Central Nacional de Informaciones (CNI) de Pinochet, administrada entonces por Humberto Gordon Rubio  (http://www.memoriaviva.com/culpables/criminales_g/Gordon.htm). Allí Carlos Chile estuvo un mes desaparecido, sufriendo interrogatorios y  torturas, acusado por la supuesta autoría en la colocación de dos explosivos en la municipalidad de Las Condes. Fue liberado luego de duras gestiones del pueblo argentino hacía poco fuera del circuito de las dictaduras militares que, como peste, fueron impuestas por el imperialismo norteamericano en América Latina desde 1964 (Brasil), y que cobraron 250 mil desaparecidos en todo el Continente. Fue expulsado por la dictadura de Pinochet, pero también el primer presidente civil post tiranía, el demócratacristiano Patricio Aylwin (golpista), mantuvo la prohibición de su ingreso al país andino. Ahora bien, sólo la semana pasada estuvo de visita en la región alzada popularmente de Aysén.

A comienzos del milenio «formamos el Movimiento Territorial de Liberación (MTL) con el objetivo de que se convirtiera en un referente político-social», recuerda Carlos, «y a poco de crearlo, se fue llenando de pobres y de hambrientos, de gente sin casa, y fue volviéndose lo que más tarde se llamó movimiento piquetero. Actualmente el MTL goza de experiencias de trabajo autogestionado, vivienda autogestionada, barrio propio, como el de Monteagudo en Buenos Aires donde funciona la radio Sur (http://www.radiosur1027.org.ar/)».

«Desdeño de los manuales, los dogmas y las verdades reveladas»

«La CTA intenta polemizar con la idea tradicional de que el trabajador sólo es aquel que tiene esa condición cuando labora. Pero para nosotros, trabajador es todo aquel que trabaja, que quiere trabajar y que trabajó. Por lo tanto, el universo es mucho más vasto que el convencional», expresa Carlos Chile. 

-¿Cuál es la diferencia entre el movimiento social y los partidos políticos y los propios sindicatos clásicos?

-«Cuando uno es parte del movimiento social se convierte en parte de la familia. En los partidos, los compañeros hacen visitas un par de veces por semana, haciendo elocuentes discursos sobre la revolución y se retiran. Cumplen con pagar las cotizaciones y vender la prensa, y en privado pueden ser unos bandidos que golpean a su mujer. Sin embargo, en los movimientos sociales no se puede mentir. Nos conocemos demasiado, porque convivimos. En todo caso, no conspiro contra los partidos: que cada cual haga su experiencia. Y estimo que la década de los 80′ es el período de mayor debate y producción intelectual de los movimientos sociales, con la educación popular, los Sin Tierra de Brasil, etc. Esto es, se originaron nuevos paradigmas desde Nuestra América. Aquí el aporte sustantivo del peruano Juan Carlos Mariátegui es sustantivo («ni calco ni copia, sino creación heroica»). Uno de los resultados políticos más visibles es la Presidencia del originario Evo Morales en Bolivia.  Considero que los 80 fueron más ricos en los 60 y 70, excepto por la aparición de la Teología de la Liberación.»

-¿Cuál es tu concepción ideológica, entonces?

-«Yo creo en la teoría práctica del ensayo y desdeño de los manuales, los dogmas y las verdades reveladas.»

-¿Cuál es tu lectura de la actual fase del capitalismo mundializado?

-«En la década de los 80′ el capitalismo dio un salto de calidad bañado de sangre. La nueva táctica capitalista para garantizar su tasa de ganancia, destruye capital productivo, multiplica la exclusión social respecto del consumo. El liberalismo que hizo crisis en los 30′, se modificó luego de la desaparición de la URSS. Pero los que hicieron fiesta cuando cayó el muro de Berlín, olvidaron que los ladrillos se desplomaron para ambos lados. Por tanto, en medio del delirio exitista, el capitalismo imaginó que podría mantener sus privilegios incluso con la desaparición del trabajo. Como si el valor y la riqueza no emanaran justamente del trabajo. Se habló hasta del fin de la historia y las ideologías. De allí a la hegemonía del capital especulativo y su crisis en curso, sólo pasó poco tiempo.»   

«Argentina tiene un gobierno ‘gestual’: como el violín, lo toma con la izquierda y lo toca con la derecha»

-En Argentina resulta impresionante la opacidad de las cifras, la oscuridad respecto de la realidad que padecen las grandes mayorías, la reivindicación obscena del denominado «relato» -en el colmo del post modernismo, la manipulación a todo nivel, tanto del oficialismo como de la oposición burguesa; el discurso resuelto en una composición literaria de intereses de clase y de facciones de clase…

-«Aquí existe un país virtual y otro real. Si la historia la cuentan los que ganan, entonces hay otra historia verdadera. Esa realidad se verifica en los ingenios azucareros, en el tabacal, en la disputa por la industria del petróleo, la megaminería, los pueblos originarios, la de los que luchan por la soberanía de la flota fluvial argentina y de los puertos. Entre las visiones de Página 12 y La Nación (periódicos del oficialismo y de la oposición, respectivamente) existe la coincidencia de negar la realidad de las grandes mayorías. Nosotros no somos gobiernistas ni anti gobiernistas. No nos interesa discutir con quien administra el modelo en Argentina. Queremos polemizar con el modelo. Más allá de las diferencias nominales, los gobiernos de las provincias aplican el modelo a rajatabla, indiferenciadamente. Plantan soja, transfieren recursos naturales inconsultamente e hipotecan el futuro de todos mediante políticas que sólo benefician a corporaciones transnacionales y a la mafia política.»

-¿A qué te refieres con ‘mafia política’?

-«En Estados Unidos existe una mafia siciliana, una china, una rusa, etc., que sostienen vínculos con la policía y con los políticos. En Argentina no hay mafias así. La mafia es directamente la clase política. Se trata de una asociación ilícita que gobierna el país. Y esa mafia matrimoniada con las multinacionales mediante una corrupción reconocida mundialmente, no tiene nada que ver con una Argentina anterior históricamente.»

-En el extranjero se vende una Argentina súper titán de los derechos humanos…

-«Es innegable que Argentina es el único lugar de Latinoamérica donde se ha juzgado a un buen número de genocidas de la dictadura. Es un proceso fuertemente gestual, porque la mayoría sigue en libertad. De todos modos, no fue el Ejecutivo el que logró encarcelar criminales. Fue la fuerza y el clamor del pueblo. En ello no hay que equivocarse.»

-Sin embargo, las violaciones a los DDHH no terminaron con la dictadura militar y la ‘Triple A’ de algunos años antes (73′,76′, hasta 1982)…

-Desde el gobierno se manifiesta un esfuerzo insostenible de acotar las violaciones a los DDHH a la época de la tiranía. Pero ocurre que durante los últimos 20 meses ya van 18 muertos en «democracia», en manos de ‘patotas’ financiadas por la burocracia sindical, que, en rigor, actúan como sicarios de las multinacionales, como el caso de Ferrocarriles, del Indoamericano, en Ledesma, entre muchos.»

-¿Qué hay tras estos métodos?

-«Eso está registrado en los documentos de Santa Fe I y II de Henry Kissinger, en la estrategia de las democracias tuteladas y restringidas de ‘tercerizar’ la represión a través del paramilitarismo que azota a Colombia, por ejemplo, pero que recorre todo el Continente.»

-¿Y qué papel juega el ejecutivo de turno?

-«Es puramente gestual. Parte a Isla Margarita y firma un acuerdo con los gobiernos de Ecuador, Bolivia, Venezuela, donde todos van con sus empresas petroleras estatales mientras Argentina representa a la corporación española Repsol, donde se conviene que la energía es un bien social e inmediatamente después la delegación argentina vuelve al país y otorga una concesión por 40 años más a la multinacional British Petroleum. Aquí el gobierno pone los huevos en un lugar y grita en otro lado. Esta gente cree que el gobierno es un violín: se toma con la izquierda y se toca con la derecha.»«Nuestra resistencia centenaria habilita la esperanza de la ofensiva popular»

-¿Qué busca la CTA?

-«Como el sistema capitalista evoluciona, necesariamente la organización de los trabajadores debe hacerlo también. El sindicalismo paraestatal no ha evolucionado. Continúa con prácticas bandoleristas, economicistas. Es parte del problema ya. Si el capitalismo cierra las fábricas, las fábricas serán los barrios. Desde allí resistiremos. Si nos echan de las fábricas, ahora sabemos que existen nuevas formas de detener la economía.»

-¿Y la lucha de clases?

-«Hace escaramuzas permanentemente. Solapada o explícitamente, dependiendo del contexto, y según los atributos del campo popular hasta convertirse abiertamente en guerra de clases. Mientras no se recompone el pueblo trabajador, el poder aplica la violencia con toda libertad, e incluso con el consenso de buena parte de la sociedad.»

-¿Quiénes pueden ingresar a la CTA, en un país donde, para beneficio del capital, más de la mitad de la fuerza de trabajo labora ilegalmente, ‘en negro’, sin derechos de ninguna especie, con salarios de hambre?

-«Tenemos afiliación directa. Cualquier trabajador que pase por la vereda puede entrar y afiliarse libremente. Tiene derecho a voto y a ser electo por sufragio directo. No existe otra central de trabajadores así en el país. Las demás destacan a sus representantes en congresos, mediante delegados, indirectamente. Y a la CTA puede  asociarse cualquier trabajador que no haya colaborado con la represión dictatorial, ni nadie que sea probadamente corrupto y haya atentado contra los intereses de la clase.»

-¿Cuáles son los principios básicos de la CTA?

-«Los trabajadores debemos autogobernarnos donde las prioridades están organizadas por las necesidades. La primera tarea es terminar con el hambre y la pobreza en Argentina. Es retribuir a nuestros viejos lo que aportaron al país. Retornar la dignidad a los jubilados. Por supuesto, realizar la reforma agraria. Por otra parte, los compañeros de Misiones no quieren represas; pero los que viven rodeados de predios y necesitan agua requieren represas. Las represas no son malas en sí. La cuestión es para qué, para quién, dónde y cómo. Combatimos paraindustrializar el país y cautelar la soberanía popular de nuestros recursos naturales (bienes comunes). Aquí crece la macroeconomía con retraso tecnológico, concentración capitalista y desigualdad social. Debemos liberarnos de la dependencia científica, y estamos en condiciones de hacerlo. Aquí sólo se está vendiendo la fertilidad del suelo y el agua. Queremos recuperar la economía agraria, las tierras de los pueblos originarios. Nosotros luchamos por una democracia de nuevo tipo; por forjar una nueva hegemonía social y construir masa crítica. Cuando decimos ‘trabajadores al poder’, significamos que nosotros debemos ser los sujetos protagónicos en la toma de las decisiones de nuestro presente y futuro.»

-¿Y cómo se pasa de la resistencia a la ofensiva?

-«Sin resistencia no habría perspectiva de triunfo. Nuestra resistencia centenaria habilita la esperanza de la ofensiva popular.»

«Continuamos sosteniendo la convicción de que la superación del capitalismo es el socialismo»

-Las fronteras no son una invención de los pueblos…

-«Debemos terminar con las luchas encapsuladas de los pueblos de América Latina. Nosotros somos guevaristas, bolivarianos. Muchos y yo mismo, peleamos en Chile como en Centroamérica. Es urgente  el encuentro de los movimientos sociales en el ALBA.»

-¿Se puede pensar en la emancipación y bienestar de nuestros pueblos sin una nueva conducción que supere los límites nacionales?

-«Antes que todo, hay que habilitar un nuevo pensamiento. Nosotros nos reafirmamos en que sólo los trabajadores, como clase social ampliada, pueden asumir los desafíos del porvenir de la humanidad. Y nos referimos a todos aquellos que viven de su trabajo y no del trabajo ajeno. En ese sentido, creemos que se están ofreciendo ensayos continentales que es preciso aquilatar en su diversidad. Hoy nuestra visión no es la de la década de los 70′. Continuamos sosteniendo la convicción de que la superación del capitalismo es el socialismo. Pero, aprendiendo de las derrotas, no estamos con la visión de un ‘socialismo estatista y súpercentralizado’. Por eso la importancia del poder popular, de la pluriculturalidad, del antipatriarcalismo. Y es posible sintetizar, como tarea que camina, las experiencias actuales de América Latina. Y soy un convencido de que nosotros, los trabajadores y el pueblo, hacemos historia cuando perdemos y cuando ganamos. La clase trabajadora tiene que estar a la cabeza de las transformaciones liberadoras, pero no es la fuerza social exclusiva de la emancipación humana.»

Fuente original: http://www.ctacapital.org.ar/

http://www.youtube.com/watch?v=G52y17E8R-4&feature=BFa&list=SPD56E2E60DF48C660&lf=list_related

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