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En el Senado

Fuentes: Rebelión

«Sería insidioso pensar que los académicos se entusiasman porque el proyecto les asegura un lugar en cada uno de los organismos propuestos. Creo que las ideas juegan su papel. Por ejemplo, la reserva de un tercio del espacio audiovisual para las organizaciones de la sociedad civil, disposición de la ley que es más progresista pero […]

«Sería insidioso pensar que los académicos se entusiasman porque el proyecto les asegura un lugar en cada uno de los organismos propuestos. Creo que las ideas juegan su papel. Por ejemplo, la reserva de un tercio del espacio audiovisual para las organizaciones de la sociedad civil, disposición de la ley que es más progresista pero no menos erizada de dificultades. Es lindo creer que allí no sólo crecerán flores envenenadas por la cooptación política o los intereses sindicales, sino organizaciones casi escandinavas, orgullosamente fuertes e independientes que encontrarán también en la sociedad civil fuentes de financiación voluntaria, convirtiendo a este país de avaros en todo lo que sea apoyo a lo público, en una república de ciudadanos encantadores, dispuestos a donar quinientos pesos anuales a la emisora de su preferencia, como sucede, sin ir más lejos, en Estados Unidos.»
Beatriz Sarlo.

«Desde que la República existe, el Senado se preocupa antes que nada de una cosa: de ser diferente de ese conglomerado caótico, maleducado y chapucero que es la Cámara de Diputados. Es muy probable que el proyecto aprobado en Diputados, tan lleno de imperfecciones y de amenazas autoritarias, sea modificado por el Senado y devuelto a la Cámara baja.»
Joaquín Morales Solá.

La eventual promulgación de una ley de medios de la democracia ha clarificado, como pocas veces, quién es quién en la política argentina. Pocas veces se defendieron intereses sectoriales con tanta ferocidad y de modo tan notorio. Al mismo tiempo, la discusión pública ha generado consecuencias que van largamente más allá de las eventuales repercusiones de la ley per se. El debate sobre la libertad de información, la forma en que los monopolios afectan la libre circulación de bienes tan preciados como el saber, el derecho de todos los sectores a utilizar la palabra, hacen del preámbulo social al proyecto presentado un ejemplo de legislación con sentido democrático. Los ejercicios de consenso practicados en su tratamiento formal dejan sendas lecciones respecto de cómo se conforma un bloque en condiciones de disputar la hegemonía real en la Argentina.

La presentación efectiva del proyecto, como se esperaba, fracturó de modo transversal al grueso de la oposición. El acercamiento del centro izquierda, una vez garantizados los aspectos que eran esenciales a dicha bancada, fue acompañado del apoyo del socialismo, duramente condenado por otros actores de la oposición. Pero ni siquiera el radicalismo pudo presentar un frente unificado, y en la estrategia elegida para enfrentar la iniciativa -a saber, retirarse del recinto- mostró una flaqueza institucional que no alcanzó a contener a los desafectos. El dirigente radical Diego Barovero, bastante cercano al cobismo, señaló:

«Me produce consternación que la UCR aparezca relacionada con gente como De Narváez, Pinedo, Macri, Patricia Bullrich y María Eugenia Estenssoro, que representan sectores e intereses de los que el radicalismo debe estar bien lejos. […] Esta conducción partidaria coloca al radicalismo en situaciones alejadas de su propia historia y su doctrina. No me imagino a Yrigoyen tratando de congraciarse con La Nación y La Prensa, ni a Illia haciendo esfuerzos por evitar que Primera Plana y Confirmado lo trataran bien en sus tapas, ni a Alfonsín queriendo entrar en carroza y vitoreado en la Rural.»

En tanto, Marcelo Montero, vicepresidente del radicalismo porteño, manifestó: «cualquier ley de la democracia es mejor que cualquiera de la dictadura militar, eso lo entiende bien el radicalismo y siempre estuvimos en nuestro gobiernos queriendo modificar esta ley y no pudimos tanto en el 83 como en el 2001, y ahora que es posible no la discutimos en el recinto. Hay que tener una actitud democrática.»

Por su parte, el jefe de la bancada radical en la Cámara Alta, el mendocino Ernesto Sanz, advirtió que su partido no reiterará la estrategia seguida en Diputados:

«En el Senado vamos a estar sentados desde el minuto uno hasta el minuto final. Vamos a dar todos los debates en las comisiones, vamos a invitar a todos los que puedan esclarecer el debate, vamos a firmar despachos diferentes en caso de que no lleguemos a un acuerdo y en el recinto vamos a sentarnos a seguir discutiendo y a votar como corresponde.»

La oposición, contrariamente a las esperanzas de los personeros mediáticos, sabe perfectamente que tiene un duro camino por delante si pretende revertir en el Senado, en general como en particular, la media sanción de Diputados. El apoyo público de Rubén Giustiniani, senador socialista por Santa Fe y presidente del partido fundado por Juan B. Justo, al proyecto en general, condiciona severamente el margen de maniobra de la UCR al interior del ACyS. Una actitud similar se espera de los senadores fueguinos por la mayoría, ambos cercanos a las posiciones del bloque Solidaridad e Igualdad, que acompañó con entusiasmo el proyecto en la Cámara Baja. La propia Roxana Latorre, ex vocera de Reutemann, se ausentaría tanto del debate como de la votación.

En este contexto, es probable que la Cámara Revisora, contrariamente a las esperanzas elitistas de Joaquín Morales Solá y Beatriz Sarlo, ratifique, en general y en particular, la media sanción de Diputados. Por las dudas, el senador correntino Fabián Ríos, del FPV, se mostró abierto a eventuales modificaciones. Pero todo parece indicar que las cartas están echadas. Ahora habrá que ver cómo sigue, pero es alentador observar que, no sin delay, ciertos debates finalmente se instalan, encarnando en una sociedad que acusa recibo inevitable del tempo kirchnerista.