A fines de noviembre de 2025 en Rufino (sur de Santa Fe) dos jóvenes se suicidaron. En una zona de producción agropecuaria el extractivismo sojero también se lleva/extrae la vida humana junto a la riqueza producida. Paradójicamente más rica es una región, más deterioro subjetivo, menos posibilidades de proyectos de vida para los/as jóvenes: ¿será el costo de abaratar la “fuerza de trabajo y su formación (1)”?
El 22 de agosto pasado se formó en Venado Tuerto “la primera Mesa Intersectorial Regional de Abordaje y Prevención del Suicidio (*), un espacio convocado por el Ministerio de Salud de Santa Fe para fortalecer la articulación territorial”, informa Venado 24 (2). Lo curioso es que frente a los casos de lo sucedido en Rufino las declaraciones de los profesionales de la “Mesa” giran alrededor de una “escucha activa”, la “confianza”, el “bullying y las redes sociales”, sin analizar los determinantes de la vida cotidiana del tecnocapitalismo-sojero y cómo esta forma de producción configura a los sujetos: los jóvenes no quieren morir si no que no quieren seguir perviviendo/sufriendo como lo están haciendo. “Todos podemos hacer algo, empecemos por escuchar”, remarca a tres colores la tapa de un folletín del “Programa Provincial para el Abordaje de la Problemática del Suicidio” (Santa Fe). Dicho folleto me lo dieron en una charla de ese Programa en Maggiolo, otro pueblo del sur santafesino donde el suicidio también ronda la vida de los jóvenes. Repetimos: ¿podemos “escuchar activamente” sin dejar de comprender estos suicidios o intentos de suicidios por fuera del orden neoliberal con rasgos fascistas que desgrana todo tipo de soporte y sostenes de la vida común?
Ya en setiembre de este año Venado 24 detallaba que en el Concejo Municipal de Venado Tuerto ingresó un Informe del SIES 107 con datos sobre la salud mental en la ciudad, índices que reflejan un incremento en la demanda de intervenciones durante 2024 (3). Desde el 1 de junio de 2024 hasta el 30 de junio de 2025 las actuaciones del SIES en salud mental fueron 167: 4 de cada 10 fueron por intentos de suicidios. “La salud mental en Venado Tuerto es una problemática crítica, con alto peso de intentos de suicidio, afectando principalmente a adultos jóvenes y con necesidad creciente de intervención hospitalaria”, subraya el estudio citado por el reconocido portal de noticias venadense. Florencia Giacometti, concejala por Ciudad Futura, es clara en sus manifestaciones al respecto. “Los datos son preocupantes y alarmantes, requieren visibilizar, prevenir y abordar la problemática. El SIES 107 intervino en casi 170 casos de salud mental, y la mitad de ellos son por intentos de suicidios. Es un número elevado que no distingue de sexo ni clases sociales, porque hay un mapa de calor que demuestra que se da tanto en el centro como en los barrios más periféricos, aunque sí hay grupos etarios más afectados, siendo los 38 años el caso más repetido, pero en general se da en jóvenes adultos (3)”.
Exclusión y desigualdad social, explotación y precarización laboral, traumatismo subjetivo generalizado: valen más las cosas que los seres humanos, las prótesis tecnológicas que los cuerpos deseantes, el “orín de los perros que la justicia” …pues cómo no van a multiplicarse las conductas de riesgos y los comportamientos autodestructivos y destructivos. Hace rato, años, que somos más que lo intrasubjetivo. Somos lo que las relaciones de poder y producción quieren que seamos. Y el mapa es más grande en sus datos y marcas. Es la geografía modelada por las derechas del capital.
También en setiembre de 2025 el diario La Nación titulaba así una noticia escrita por María Nollmann: “Esta es la cara más preocupante de la crisis de salud mental que sacude al país: afecta más a jóvenes y adolescentes”. Siga y lea, textual: “En la Argentina, los suicidios no paran de crecer desde la pandemia; en 2023 superaron por primera vez a las muertes por accidentes viales (…) A la alerta mundial de crisis de salud mental emitida esta semana por la Organización Mundial de la Salud (OMS) se suma a una alerta nacional: en la Argentina, las muertes por suicidio no dejan de subir. En 2024, 4249 personas se quitaron la vida, de acuerdo con las últimas cifras publicadas por el Ministerio de Seguridad de la Nación. Es un número que creció en los últimos años y que preocupa mucho a los especialistas. Las estadísticas muestran una baja entre 2018 y 2020, y luego un incremento que se mantiene constante desde entonces hasta 2024. Si se toma como referencia el primer dato publicado por el Gobierno nacional, que corresponde a 2017, el crecimiento del número de casos fue del orden del 28%. En 2023 los suicidios superaron por primera vez a las muertes por accidentes viales, y se convirtieron en la principal causa de muerte violenta del país, situación que volvió a repetirse en 2024. En 2023 las muertes en accidentes viales fueron 3955, mientras que los suicidios fueron 4197. El año pasado, en tanto, hubo 3539 muertes viales y 4249 suicidios (…) “Históricamente, el grupo que tenía la mayor cantidad de suicidios era el de los adultos mayores. Lo llamativo de lo que se ve hoy en la Argentina es que la curva se invirtió: bajaron los intentos de suicidio en mayores y, a la vez, aumentaron en chicos de entre 15 y 25 años”, detalla el psiquiatra Pedro Kestelman, presidente de la Asociación Argentina de Psiquiatría Infanto Juvenil (AAPI)”.
Contundente, terminante. Bienvenida la escucha desde ya. Es un buen comienzo. Pero la salud mental no es solo eso. Es combatir los factores que producen enfermedades, en efecto, como afirma Enrique Carpintero: es ver que el origen es la desigualdad social. O como valientemente pregonaba Floreal Ferrara: “¿Saben dónde hay salud según el concepto de la O.M.S.? En los cementerios, allí no hay conflictos, están todos tranquilos, están todos adaptados por lo tanto según ellos están todos sanos. Estar sano en nuestra concepción es la búsqueda permanente en la resolución de los conflictos y éstos se ven en los efectos, esa búsqueda, esa lucha en la resolución de los conflictos no es ni remotamente una lucha individual, sino colectiva. El problema de la salud en nuestra Patria no es un problema aislado, es decir de la salud propiamente dicha, sino que está íntimamente ligado al modelo económico y social del país. Es decir que forma parte de un capítulo de la llamada determinación máxima, que en términos filosóficos se llama sobredeterminación jerarquizada, que actúa sobre la salud y es la que impone el capitalismo, el imperio (4)”. De que sirve la “Mesa (*)” si falta el “Pan” y los afectos, cantaba un poeta (Canción por el fusil y la flor).
Hace casi dos años atrás escribíamos un texto titulado “La radio y las manos”. Allí manifestábamos: “Termina el 2023 y en Argentina- patria azotada por la ultraderecha- la vida humana está de remate. ¿Qué significa/representa Javier Milei como presidente determinando nuestras condiciones de existencia cada vez más precarizadas y empobrecidas en todos los sentidos que se lo piense? Termina el 2023 y en medio de la crueldad de la motosierra criminal del libre mercado…tendremos que animarnos y enfrentar el desafío de organizar la salida urgente del “león” burgués de peluca y gritos desaforados. Milei se está convirtiendo en un dictador civil; cuando paradójicamente venía a traer la libertad absoluta del hombre”. Casi dos años después de aquellas palabras vale volver a traer otro señalamiento y su fundamentación que repetíamos entonces: las políticas de ultraderecha vienen con un monto cada vez mayor de tendencias destructivas y autodestructivas en lo singular y colectivo.
En agosto de 2023 en la Revista Topia Ricardo Silva preanunciaba el proceso y el “meter” de lo descripto en este texto: “Cada año mueren alrededor de un millón de personas en el mundo a causa del suicidio (Ellis, Rutherford, 2008), y habría alrededor de 3500 suicidios diarios en todo el planeta. En Argentina, según datos de UNICEF (2019), es la segunda causa de muerte entre chicos de 10 y 19 años. Los casos se han triplicado en los últimos treinta años, hay suicidios cada tres horas, duplicando incluso la cantidad de muertes por homicidio. De todos modos, no hay datos totalmente fehacientes, dado que en general no es tan simple determinar muertes por suicidio consumado, a la vez que se tiende a evitar hablar del tema a partir del supuesto mito del contagio y la propagación. El suicidio parece ser la acción más personal que un individuo pueda asumir, sin embargo, las relaciones sociales juegan un papel importante en su causalidad. Es un problema específicamente humano, solamente el ser humano puede querer su muerte y matarse a sí mismo. No hay períodos en la historia sin registro de suicidios (Stengel, 1965). (…) Nadie se quiere matar si antes no renunció a la posibilidad de amar y ser amado; nadie se quiere matar si a la vez no deseó matar a alguien (por lo que detrás de todo intento de suicidio hay un intento de homicidio, como considera la mirada psicoanalítica clásica); y nadie se quiere matar si su muerte no fue deseada por alguien (por lo cual, muchos suicidas terminan actuando el deseo de otros). Tres razones punzantes y evidentes: desamor (recordemos a Spitz y sus estudios sobre el síndrome de hospitalismo); odio y deseo de matar, seguramente ligados a una identificación con cierto maltrato inicial (invasión tanática que retorna masivamente sobre sí mismo); y la captación del deseo latente de cierto entorno. Todo esto adquiere mayor preponderancia en una sociedad que no promueve el cuidado del semejante (…) El encuentro de todas estas variables, sienta la base productora de un modelo de muerte. Sin amor, sin solidaridad, sin sentimiento de comunidad, sin condiciones dignas de trabajo, sin salud ni educación efectivas, sin justicia, sin seguridad, con un tejido social devastado que produce masas de padres frustrados e impotentes que no llegan a cumplir su rol ni tampoco llegan a construir un proyecto propio, con medios de comunicación perversos que fomentan el conflicto inconducente, la desunión y el doble discurso, y un Estado que no garantiza el derecho a la vida, y deja abandonados a la deriva a sus ciudadanos… En medio de este tétrico panorama, no es descabellado entender que miles de jóvenes no deseen seguir viviendo (5)”.
En resumen, los pibes y los jóvenes no quieren seguir sufriendo y se van antes: implotan o explotan. Tal vez haya que cambiar la “Clase” de la “Mesa” donde por ahora comen los “leones” y sus socios rapiñeros, trajes, corbatas, lentes oscuros y big data mediante.
Notas:
- Reforma en ciernes en educación: análisis del documento “Ley de Libertad educativa”. María Betania Oreja Cerruti. 24-11-2025
- https://www.venado24.com.ar/regionales/alarma-regional-tras-los-dos-suicidios-en-rufino-refuerzan-la-contencion-y-el-trabajo-intersectorial/
- https://www.venado24.com.ar/venadotuerto/salud-mental-en-venado-tuerto-la-dramatica-estadistica-que-genera-preocupacion/
- Certezas, incertezas y desmesuras de un pensamiento político. Conversaciones con Floreal Ferrara. Maristella Svampa. Febrero de 2010.
- Revista Topia Nº 96. Psicoanálisis, sociedad, cultura.
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