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"El País", 12 de julio de 2012: informaciones sobre la lucha minera

En las heladas aguas de la derecha más extrema

Fuentes: Rebelión

No he podido mirar todas las portadas de los diarios que pueden adquirirse en un quiosco barcelonés medio, pero, si hacemos la comparación con la de La Vanguardia, la primera página de El País del jueves 12 de julio se ubica, siendo muy difícil la tarea, más a la derecha, mucho más a la derecha […]

No he podido mirar todas las portadas de los diarios que pueden adquirirse en un quiosco barcelonés medio, pero, si hacemos la comparación con la de La Vanguardia, la primera página de El País del jueves 12 de julio se ubica, siendo muy difícil la tarea, más a la derecha, mucho más a la derecha que la del diario de los Condes. El titular que acompaña a una fotografía de Rajoy de aspecto afable y reflexivo, dedo incluido: «El ajuste de 65.000 millones de dos años cambia el escenario económico español. Rajoy trata de evitar el derrumbe con el mayor recorte en democracia». Al lado, en el margen derecho, una lista con diez de las medidas tomadas. Si Rajoy trata de evitar el derrumbe, parece evidente entonces que bienvenido sea el mayor recorte o incluso otros si la situación lo exigiera.

El editorial del diario global-imperial aclara un poco más la situación. El presidente del Gobierno ha anunciado un ajuste de grandes proporciones, señala, «con el que esquivar el rumbo al precipicio por el que se encaminaba España desde hace demasiados años», sin concretar el «demasiados», camino y peligro abismal que «los errores de política económica y la insuficiencia de las reformas financieras intentadas no habían logrado evitar». La posición del diario: «Nadie puede asegurar que las amargas y necesarias medidas anunciadas por Mariano Rajoy sean capaces de evitar el desastre, pero sí suponen un conjunto de iniciativas que, aunque tardías, configuran un verdadero plan», cuyo éxito, añade, depende en gran parte, el punto es muy importante, «de que el Ejecutivo sea capaz de pactar con la oposición».

Las cosas en todo caso están claras: «El proyecto anunciado ayer supone la voluntad de abordar la devaluación interna que los expertos (sic) creen indispensable -ya que es imposible devaluar la moneda común-, al precio de afectar la capacidad de compra y las retribuciones de millones de personas». Los expertos, sabido es, parecen no tener ni rostro, ni apellidos, ni ideología. Pura racionalidad económica sin intereses propios ni actitudes serviles.

Eso sí, el «periódico global en español», muy yanqui y español, admite que el plan tiene su origen en las exigencias europeas «para abordar la solución del principal problema de España, que es la deuda privada», deuda que ha contaminado -el término es del editorial- a la deuda pública. Por lo tanto, prosigue, «lo necesario y doloroso se había convertido en inevitable». ¿Y qué es lo inevitable? Repartir «la carga entre los contribuyentes y el sector financiero». ¿Repartir? ¿Entre quienes? ¿Qué carga?

El editorial habla después de «recortes del gasto público» a base de, entre otras medidas, reformas de la Administración y «reducción de empresas públicas». ¿Por qué la reducción de las empresas públicas es necesariamente una reducción del gasto público? ¿De dónde esa afirmación? ¿Qué cosmovisión neoliberal esconde?

Luego, entre comentarios y sesudas reflexiones políticas, el periódico global y español parece apostar por un gobierno de concentración PP-PSOE-UPyD, que acaso puedan apoyar mas o menos explícitamente CiU y PNV, con un claro consejo más a corto plazo: cambio en el Ministerio de Hacienda y designación de un vicepresidente económico, es decir, De Guindos, es decir, un banquero amigo de toda la vida.

Sea como fuere, no es esto lo peor. Hay un nudo menos presentable.

La manifestación de los mineros terminó el miércoles al mediodía con una carga policial frente al Ministerio de Industria [1]. De noche, los antidisturbios volvieron a actuar violentamente -ellos sí- contra los concentrados en la Puerta del Sol. Las carreras se extendieron por el centro hasta el barrio de Lavapiés. Tras los primeros incidentes nocturnos, la policía detuvo, al menos, a nueve personas. No solo eso: los «agentes», que dispararon pelotas de goma contra manifestantes y viandantes, entraron en las tiendas y bares donde la gente se había refugiado «para identificar a más posibles detenidos». Como en los viejos tiempos. En total, ¡17 detenidos y 76 heridos! ¡Todo un modelo «democrático» de eficacia policial!

El diario global-imperial informa de la cuestión a través de una crónica del periodista Francisco Javier Barroso [2] que titula así, con neto error de cómputo: «La «marcha negra» minera termina con ocho detenidos y 76 heridos leves».

El paso que quiero destacar es el siguiente, vale su peso en ignominia: «El final de la marcha negra terminó con ocho detenidos… y 76 heridos de carácter leve. Entre los detenidos dos mineros…». La fuente del periodista: una portacoz, perdón, una portavoz de la JSP de Madrid. El nudo: tras el «con ocho detenidos» se abre un paréntesis en la crónica del periodista: «seis hombres y dos mujeres, una de ellas con cinco antecedentes de robo…«. ¡Una de ellas con cinco antecedentes de robo!

¿Cabe mayor infamia en una información sobre la lucha de los trabajadores de la minería? Es la objetividad y neutralidad del diario global y en español.

 

Notas:

[1] http://www.publico.es/espana/439527/la-policia-carga-contra-los-mineros-frente-a-industria-y-en-sol-de-noche

[2] El País, 12 de julio de 2012, p. 20.

 

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

 rCR