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Perspectivas

En las redes del neocolonialismo

Fuentes: Rebelión

Nuestro pueblo, en particular su clase obrera, ha escrito páginas memorables en una larga lucha por la conquista de la definitiva independencia económica y política, objetivo histórico pendiente cuyo contenido naturalmente varía en cuanto en nuestra formación socioeconómica se han producido importantes cambios. En la actual etapa de la globalización capitalista, el dominio de los […]

Nuestro pueblo, en particular su clase obrera, ha escrito páginas memorables en una larga lucha por la conquista de la definitiva independencia económica y política, objetivo histórico pendiente cuyo contenido naturalmente varía en cuanto en nuestra formación socioeconómica se han producido importantes cambios.

En la actual etapa de la globalización capitalista, el dominio de los monopolios y del capital financiero aplicado a la especulación entra en una creciente tensión con leyes fundamentales del capitalismo: la ley del valor por el trabajo y la ley de la plusvalía (trabajo no remunerado), que constituyeron históricamente el núcleo principal del sistema, aparecen como señales cada vez más débiles del accionar del capital concentrado.

Con una crisis socio económica, sin precedentes, la lucha por la liberación nacional, con sus objetivos antiimperialistas, debe adquirir así características nuevas.

En las últimas décadas, se ha producido una extraordinaria expansión en el mundo de las empresas transnacionales con sus subsidiarias procedentes de los EE UU y de otras potencias, donde se encuentran las casas matrices.

Estamos en presencia una nueva distribución del trabajo en el mundo capitalista, favorecida en buena parte por la actual revolución científica, técnica e informática, generalizándose el trabajo precario, las migraciones internas y externas que adquieren enormes proporciones, mientras la desocupación estructural va en aumento. Al lado de las ingentes masas de capital ausentadas del ciclo productivo, crece la población marginal. Arribamos así a un salto cualitativo en la ley del desarrollo desigual de los países capitalistas y dentro del propio país, adquiere formas nuevas afectando ya no solo el nivel de vida y bienestar de la población trabajadora, sino condenando a una parte cada vez mayor de la población a la marginación de todo desarrollo.

Con los acuerdos de «libre comercio» y mayores privilegios para monopolios, haciendo caso omiso de los derechos soberanos y las fronteras nacionales, sólo posible con la complicidad de las políticas económicas de los países sometidos, el capital transnacional, acomete una explotación rapaz de los recursos naturales y transforma a países enteros en campos de experimentación de los nuevos descubrimientos genéticos, a través de la alimentación, lo que hubiera causado envidia al criminal régimen nazista.

Un hecho notable por sus proyecciones y futuro es la socialización de la economía y de las fuerzas productivas, que adquiere dimensiones desconocidas.

Este proceso, que en el capitalismo conlleva la concentración de la riqueza en pocas manos, provoca que, en lugar de aminorar, crezca el polo de pobreza y miseria de una gran parte de la población.

Tal situación contradice la difusión de teorías acerca del crecimiento de las capas medias y la movilidad ascendente de las clases sociales.

Basta observar lo sucedido en nuestro país, que puede alimentar diez veces su población: las décadas de mayor crecimiento económico han sido acompañadas con el cuadro dramático del crecimiento de una generación de débiles mentales por desnutrición.

El sistema financiero monopólico capitalista moderno ha engendrado una economía voraz de muy difícil control.

El capital financiero adquiere formas especulativas y usureras nunca vistos. Su acción destructiva altera las propias leyes capitalistas y su núcleo central, el productivo. Se expande el capital ficticio, el que surge al margen de la producción e intercambio de bienes, encabezado por el dólar norteamericano. Actualmente circula mundialmente más de cien veces la cantidad de dólares de lo que establecen las leyes capitalistas sobre circulación monetaria.

Se ha desencadenado una feroz lucha competitiva entre las distintas monedas mundiales.

La magnitud de los gastos militares del imperialismo, los grandes negociados, la corrupción y los graves problemas del trafico de drogas, ligado estrechamente con la trata de blancas y la esclavitud, la descomposición y la violencia de las tituladas democracias burguesas con sus principales instituciones y valores, así como la ofensiva que se ha lanzado contra las conquistas y reindivicaciones de la población asalariada.

Considerando lo escrito, nos permitimos subrayar que la lucha antiimperialista se ha entrelazado estrechamente con la lucha anticapitalista.

Nuestra formación socioeconómica está madura para cambios revolucionarios. Sin embargo, estamos en notable retraso en la unidad sindical y popular, en la formación de alianzas con sectores golpeados hoy por el capital monopólico y, sobre todo, existe confusión difundida acerca de quién es el enemigo principal.

No hay debate serio y reflexiones constructivas del porqué del fracaso de una variedad impresionante de modelos y planes que se ensayaron con vistas a lograr un funcionamiento capitalista «inclusivo», «equitativo», o que mínimamente «derrame» mejoras al conjunto de la sociedad.

Raúl Prebich, durante muchos años director de la CEPAL, educó a varias generaciones en la defensa de «la economía del mercado», y difundió las teorías clásicas, neoclásicas, estructuralistas y keynesianas.

Tuvo la honradez, de reconocer el fracaso de sus enseñanzas, llegando a la conclusión de que nuestro país es objeto de la explotación monopólico capitalista. Como síntesis, decía con razón que: «…la libertad económica es la libertad de ser pobres, en los países periféricos.»

¿Lo sabían los economistas «progresistas», «nacionales y populares» o los que se titulan de «izquierda y críticos marxistas»?

En esta breves paginas, abarcaremos tres aspectos, utilizando mi ultimo libro ¿»El capitalismo argentino en su etapa final? publicado por la CTA Autónoma, ediciones 2015

a) Peso y poder en la vida nacional a cargo de las grandes empresas capitalistas, en su mayoría de capital extranjero.

b) La revitalización, con la «modernización del agro», de la vieja y nueva burguesía terrateniente.

c) El notable retroceso que tuvo la industria.

Preguntamos: ¿se hubieran producido estos cambios sin la participación del Estado, y sus políticas económicas, con la complicidad de economistas académicos y los jerarcas sindicales?

¿Es posible revertir este proceso que no tiene futuro?

¿QUIEN MANDA EN EL PAIS?

Se ha tomado como punto de referencia la información del INDEC sobre las 500 grandes empresas, que no incluye la actividad agropecuaria, las finanzas, los servicios de vivienda, la administración publica ni los servicios personales.

Conviene aclarar que los datos provienen de encuestas periódicas iniciadas en 1993 y se realizan cada dos años. La información es proporcionada por las empresas, que no siempre refleja la verdadera magnitud de sus operaciones. La entidad oficial ha señalado en otras encuestas que, en la escala de los ingresos más altos, los datos están subestimados por las empresas o por los individuos, y se abultan los gastos para pagar menos impuestos.

Una idea sobre el peso de las grandes empresas y el capital extranjero en la economía lo proporcionan algunos índices como los siguientes:

1) En el año 1993, las 500 primeras empresas generaban el 19,3% del valor agregado de todas las actividades del país.

2) Para el año 2012, este porcentaje ascendía al 23,4%. Si se incluyen la actividad agropecuaria, las finanzas, servicios y la economía no declarada, en las que participan muchas de las grandes empresas, el peso de las mismas sobre el conjunto de la economía nacional sería más elevado.

3) Solamente 100 empresas, en su mayoría extranjeras, reúnen el 70,6% del valor agregado y el 75% de las utilidades declaradas del total de las 500 empresas.

4) De las 500 empresas, 335 son extranjeras y, para el año 2013, abarcaban el 78% del valor de la producción, y el 77% de las ganancias declaradas del total.

5) Un dato revelador: En las empresas extranjeras, en 2010, con un salario medio mensual de 8.219 pesos, el trabajador producía bienes y servicios por 533.700 pesos por mes, esto es, 65 veces su salario.

6) En 2013, esta desproporción se había incrementado: pagando un salario mensual de 10.090 pesos, la empresa obtenía 907.000 pesos, 90 veces el salario invertido.

Los comentarios sobran.

Cabe tener en cuenta que la transnacionalización de la economía argentina, significa una enorme subordinación a la red de operaciones de los monopolios de las potencias imperialistas, que tienen un peso decisivo en las finanzas, las industrias, las comunicaciones, el transporte, el comercio internacional, así como en las principales innovaciones científicas y técnicas y los profundos avances del conocimiento. ¿No implica esta realidad una pérdida de soberanía, y la disminución del poder de decisión política independiente?

Cuando la burguesía terrateniente y el gran capital local, dueños y arrendatarios de la dos terceras partes de la pampa húmeda y de otras zonas, se han asociado con los monopolios (Monsanto, Nidera, Dupont, etc.) ¿No han cedido por codicia la decisión respecto de qué producir y a quien vender, limitando con altos precios el acceso popular a los alimentos y desentendiéndose del interés nacional y de la necesidad de dar uso racional a la tierra?

Además, el complejo agro-industria fuente principal de las exportaciones, implica también el control de los puertos, virtualmente privatizados a través de concesiones de rasgos monopólicos, transporte, multitud de servicios y la vida de muchas poblaciones del interior. ¿No implica en los hechos la entrega del territorio nacional a potencias extranjeras?

Las concesiones y ventas a grupos extranjeros de valiosos recursos naturales en minería, petróleo, agua dulce, incluidos los de zonas fronterizas ¿no implican un despojo de sectores estratégicos para el desarrollo nacional?

La inédita concentración extranjera, asociada a intereses locales, del transporte marítimo, terrestre y fluvial y la hegemonía del transporte por carretera que encarece la comunicación con el interior y acentúa el desarrollo desigual entre las provincias ¿no constituye la versión actual y agravada de la política ferrocarrilera del imperialismo británico?

Merecería algunas páginas el grave proceso de la desindustrialización del país, destruyendo fuentes de trabajo, reduciendo drásticamente el nivel que había alcanzado tres décadas atrás, destruyendo decenas de miles de pequeñas empresas. Sobre todo, la llamada sustitución de importaciones fue reemplazada por una dependencia inédita de importaciones de bienes de capital, materias primas y repuestos y se ha impuesto el ensamblaje, llegando a su índice más bajo la relación del producto industrial con el PBI.

¿Puede ignorarse el papel de condicionante político y económico que tiene la enorme deuda externa, denunciada judicialmente por fraudulenta, que pese a las sucesivas renegociaciones seguirá absorbiendo cuantiosos recursos durante los próximos veinte años?

Este cuadro es el resultado de un largo proceso histórico que se expresa en un tributo neocolonial que la «sagrada familia» del poder económico-financiero dominante carga sobre las espaldas de varias generaciones de trabajadores y amplios sectores populares…

Esta sangría, que no incluye las vidas perdidas, puede ser estimada .Nos indicaría el contraste que existe entre las necesidades no cubiertas por el magro presupuesto popular y los raudales de riqueza que fluyen a los bolsillo sin fondo de los viejos y nuevos amos de la Patria.

Solamente en el período 2003-2014, por pago de intereses y servicios de la deuda externa, fugas de ganancias a través de la manipulación de precios en el comercio exterior cautivo entre empresas extranjeras pertenecientes al mismo grupo económico,y pagos anuales por fletes marítimos, seguros y comisiones, transferencia de utilidades, royalties, comisiones, etc, el país ha perdido 500 mil millones de dólares.

A dicha cantidad habría que agregar la «llamada fuga de capitales» de los últimos veinte años. De acuerdo a distintas estimaciones alcanzaría un volumen entre 350 a 400 mil millones de dólares transferido por 2 a 3 mil personas.

¿Cómo ha repercutido la profundización de la extranjerización de la vida nacional en manos del capital monopólico transnacional extranjero y el fortalecimiento de la gran burguesía terrateniente, en la situación socio-económica del pueblo argentino?

Unos pocos datos nos proporcionan la magnitud de la explotación y expropiación que sufren la clase obrera y en menor escala, amplios sectores de las capas medias y pequeña burguesía, con el apoyo y bajo la tutela de diferentes gobiernos que se sucedieron en las últimas décadas, donde el movimiento peronista, bajo distintas denominaciones, desempeñó un papel predominante, con su política de colaboración de clases y hegemonía en el movimiento sindical, que continuaron en plena vigencia bajo «el gobierno «nacional y popular con inclusión social» del kirchnerismo:

1) En las 500 empresas más grandes el pais, el peso de los monopolios extranjeros, había alcanzado a fines de 2014, el 85% del volumen total de sus actividades y beneficios. Solamente las 200 empresas de mayor facturación aumentaron su participación entre un 40% y 45% en los últimos veinte años. (INDEC)

2) El monopolio de la tierra se acrecentó, con la liquidación de más de 200.000 pequeñas explotaciones, de acuerdo con los últimos censos. A la vieja oligarquía rural se sumaron nuevos participantes, las transnacionales sojeras y se estima que en manos de 150 familias, muchas de ellas emparentadas entre sí, está más de la mitad de la tierra en explotación, equivalentes al territorio de varios países europeos. La renta capitalista de la tierra, absoluta y diferencial, ha llegado a niveles nunca alcanzados, estimándose que oscilaría entre un 25 a 30 por ciento sobre los precios finales de los alimentos y productos del agro. (Censos nacionales e investigaciones de organizaciones sociales y privadas)

3) La pobreza estructural se ha disparado en el país y alcanzaría entre el 25%y 30 % de los hogares argentinos. Se ha estimado que el 50 % de la sociedad argentina sufre de carencias sociales básicas. (UCA)

El empleo precario y «en negro», ascendería al 40%, la desocupación cerca del 10% y el subempleo inestable a 15,5% ( fuentes oficiales y organizaciones sociales)

4) Datos recientes han desinflado la supuesta magnitud de los planes sociales. «A nivel nacional, los subsidios benefician más a los hogares con ingresos medios y altos que a los sectores de menores ingresos» El 20% de los hogares de mayores ingresos reciben más del 30% de los subsidios, mientras que el 20% de los de más bajos ingresos, apenas el 10% (Cippec)

5) «La desnutrición infantil, la herida argentina», titula su nota el neurólogo y neurocientífico Facundo Manes-de los diarios 15/05/2015-Dice indignado: » …hoy la Argentina tiene la capacidad de producir alimentos para 400 millones de personas. Es una inmoralidad y un fracaso como comunidad que exista en nuestro país un solo chico que no tenga garantizada su buena alimentación y protección.»…» Un niño desnutrido, mal nutrido o poco estimulado tiene el cerebro en peligro»… Ni Vaca Muerta, ni los campos sembrados de soja, ni las reservas del Banco Central valen más que eso….los cerebros de nuestros niños están mal nutridos y mal estimulados; representan, además de inmoralidad, una hipoteca social»

6) De una encuesta de 10.997.547 niños de 2 a 17 años, el consumo semanal de alimentos (frutas, verduras, carne, pasta y lácteos para un universo del 34,4% es insuficiente, y el 12,7% no come frutas, verduras ni lácteos y el 5% no desayuna…(UCA)

7) En la provincia de Buenos Aires, el 15% de los jóvenes (entre 15 y 29 años, un total de 566.000) no estudia ni trabaja. La tasa de desocupación, duplica a los de adultos. Fuentes oficiales y particulares)

8) En materia de educación, 4 millones de jóvenes, entre 20 y 29 años, no completaron el secundario. (Fuentes Oficiales y privadas)

9) El 34% de los hogares encabezados por jóvenes, viven en viviendas deficitarias, con dos o más personas por cuarto; 522.000 son las mujeres argentinas que cada año se practican un aborto clandestino, que arroja un alto porcentaje de muertes. (CTA autónoma)

10)El Estado argentino, contribuye a su vez, a través de los impuestos que recauda a agravar la situación social del pueblo. Diversos estudios documentan que los alimentos de una canasta básica de alimentos y servicios esenciales tienen una carga impositiva por encima del 30% (si se incluyen bebidas puede alcanzar el 40%) con las siguientes características: el 20% más pobre de la población soporta una carga impositiva mayor que la que recae sobre el 10% más rico.(Iaraf)

Aproximadamente, el 70% del sistema impositivo estatal recae directa e indirectamente sobre la clase obrera y sectores populares. Este sistema de impuestos es la fuente oficial de los subsidios y ayuda social. No hacen falta más comentarios.

11)Diversos estudios, muestran que aproximadamente el 50 % de la población,-hay que tener en cuenta que entre el 70 y 75 por ciento de la población activa son asalariados- tiene un 20,8% del Ingreso total del país en un año. No cubre, en su mayoría, lo mínimo indispensable de las necesidades básicas para vivir.

Mientras tanto, la elite de la gran burguesía argentina y particularmente, los monopolios transnacionales, que representarían aproximadamente el 0,5% de la Población Económica Activa del país (alrededor de 90.000 personas) se apropian entre el 55 a 60% del Ingreso Nacional.

Para dar una idea del grado de explotación de que es objeto nuestra clase obrera, del análisis de los balances anuales de las 500 más grandes empresas del país, se puede determinar el grado de explotación , o sea la tasa de plusvalía. El salario que recibe el trabajador equivale al valor de dos horas de trabajo y las restantes 6 horas de la jornada trabaja gratis para el dueño de la empresa.

Cabe preguntar: ¿Por qué se ignoró el artículo 14 bis de la Constitución Argentina y los tratados firmados sobre los derechos humanos y económicos sociales?

Ante el tribunal del pueblo, habría que preguntar por qué se dejaron en pie medidas financieras y concesiones el capital extranjero de la época de Martinez de Hoz, y más de 40 tratados bilaterales con las transnacionales de la época de Menen, con la subordinación a la justicia norteamericana y otras jurisdicciones incluida.

¿ Porque no fueron juzgados como criminales de querra los integrantes del Consejo EmpresarioArgentino, que cambió su nombre por Asociación Empresaria Argentina, que junto con el gobierno de los EE.UU. preparó el plan de operaciones económicas, políticas y la desaparición de mas de 30 mil argentinos?

No descendieron de otra galaxia los nuevos multimillonarios, amigos y cercanos al poder estatal, cuyo nombre figuran en el apéndice del libro «¿El capitalismo argentino en su etapa final? Ensayo marxista.» Ediciones CTA Nacional (Autónoma) 2015.

No estamos solos. Argentina está rodeada en el continente de países hermanos empeñados en construir un mundo libre de explotación. Sus integrantes han tendido sus manos solidarias con los acuerdos UNASUR, ALBA y otras iniciativas sociopolíticas, para afianzar el legítimo derecho a la autodeterminación, alcanzar el poder político y la dirección de sus gobiernos, bajo las banderas de soberanía , democracia y justicia social.

Las campañas patrióticas emancipadoras, ejemplos de unidad y soberanía, nos enseñaron no solamente a cantar el Himno Nacional. También ponerlo en práctica.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.