Secretos, transparencia, Wikileaks y el prisma de la semiótica constituyeron la escena del II Congreso Internacional del GESC (Grupo de Estudios de Semiótica de la Cultura), celebrado la semana pasada. Jorge Lozano, catedrático de Teoría de la Información en la Universidad Complutense de Madrid y destacado representante de la semiótica hispana, comparte con eldiario.es sus […]
Secretos, transparencia, Wikileaks y el prisma de la semiótica constituyeron la escena del II Congreso Internacional del GESC (Grupo de Estudios de Semiótica de la Cultura), celebrado la semana pasada.
Jorge Lozano, catedrático de Teoría de la Información en la Universidad Complutense de Madrid y destacado representante de la semiótica hispana, comparte con eldiario.es sus reflexiones sobre el Cablegate, los secretos desvelados y la figura del héroe-villano Julian Assange. Un maremágnum comunicativo donde la información fluye entre las barreras de lo restringido y lo accesible. Límites que han sido alterados por las nuevas tecnologías de modo que ahora «los secretos circulan entre escenarios y bastidores sin que nadie esté dispuesto a renunciar a su utilidad estratégica».
¿Desde la semiótica, se pueden tratar fenómenos como el Cablegate?
Definir los conceptos sobre los que se apoya Wikileaks y hacer un análisis de los textos es de lo que se ocupa la semiótica, es decir, del conocimiento de la información de Wikileaks a través de las filtraciones. Los llamados cables: informaciones que en principio son secretas y que pasan a ser noticias de los periódicos.
Hemos descubierto que muchas de las cosas que aparecen en los cables probablemente se sabían y que la operación Cablegate fue más de acceso que de revelación de secretos. Muchas veces lo que se desvela, o se sabía o no tiene ninguna importancia o relevancia.
¿Quiere decir que en sí mismo Wikileaks no fue tanto el hecho de desvelar un secreto como el de acceder a un lugar o unos lugares prohibidos?
Cuando Hillary Clinton acusa a Wikileaks o Assange de terroristas, no es tanto porque hayan descubierto cosas fundamentales como porque hayan accedido y profanado lugares secretos o, si se quiere, sagrados. Por eso Assange aparece como un Prometeo, que era aquel dios que robó el fuego a los dioses; o un Robin Hood, que roba un botín y lo ofrece a los pobres. El fenómeno Wikileaks ha permitido discutir sobre qué es el secreto, qué es una sociedad vigilada, qué es la transparencia. Y por qué la transparencia es uno de los términos que actualmente más se está utilizando en nuestras sociedades.
¿Wikileaks ha modificado la historia de la comunicación?
Ha supuesto una revisión de los propios actores de la comunicación. Por ejemplo, si un periódico -en este caso, El País o Le Monde– dispone de informaciones cedidas por Wikileaks, esto quiere decir que el periódico no es el que investiga una información sino que le viene dada. Deja de ser fuente, de ser el auténtico emisor, y pasa a controlar, censurar y decidir de entre toda esa información cuál debe pasar al periódico. Por otra parte, ha facilitado que en una cultura del software prospere la idea de que cualquiera puede producir información. De ahí, el concepto de prosumer: consumidor que a su vez es productor de artefactos culturales.
Decía usted en el congreso que la transparencia es un proceso en el que estamos pasando de una miopía a una hipermetropía.
En los casos Wikileaks y Snowden, estos fenómenos han hecho que el gran concepto de toda nuestra historia, que es el secreto, tome una vigencia absoluta. Paralelamente y consecuentemente, se habla de transparencia. La transparencia va mucho más allá de conocer el sueldo de un diputado o sus gustos gastronómicos. La metáfora más importante de nuestra enciclopedia es la verdad desnuda. Hay que hacer un striptease a la verdad.
Pero, además, es necesario alternar la transparencia con una privacidad para los ciudadanos, que en aras de las seguridad no estemos hipervigilados y controlados. Se busca la transparencia porque sospechamos que algo es relevante y deberíamos acceder a ello, pero muchas veces accedemos a cajas vacías y a lugares que no dicen nada.
Algunas cajas sí estaban llenas, como el vídeo ‘Apache’ que difundió Wikileaks.
Lo más relevante y significativo de todo el archivo de documentos, efectivamente, fue ese vídeo donde se ve cómo disparan a un fotógrafo y a civiles, pero este vídeo se editó. Es decir, se editó para que todos esos datos pudieran ser creídos. Aparece como una película con sus títulos de crédito que, como su propio nombre indica, produce credibilidad. Algo que pertenece a lo real ha pasado un filtro para que sea verosímil. Que para que lo que es verdad sea verdad de verdad, se ha convertido en una especie de film como si lo hubiese hecho Coppola. Esto nos hace pensar que estamos en una hipersemiotización de la realidad.
¿Se nos ha alterado nuestro código semiótico? ¿Entendemos mejor la realidad a través de la ficción?
Cuando ocurrió el 11S, mucha gente pensaba que era ficción y un poco después dijeron «qué fuerte, es verdad». A veces, para acceder a lo real, sorprendentemente comenzamos a verlo desde la lógica de la ficción.
¿Es una paradoja el hecho de desvelar secretos con tanto secretismo?
La transparencia se llama Anonymous y van con máscara para proteger el secreto. La transparencia implica opacidad. El personaje de Assange también es una paradoja. ¿Es un héroe o un villano? Como su propio estatus, pasa de tener la máxima apertura en las redes, sin fronteras, a estar confinado en una habitación desde la que ve el Harrods.
¿A pesar de todo, siguen circulando los secretos?
El secreto no está en peligro. La información restringida crece a escala gigantesca. Un dato elocuente: sólo los 280 millones de páginas clasificadas por el Departamento de Energía de Estados Unidos requerirían 9.000 años de análisis. Un volumen muy por delante de la capacidad de todos los hackers del mundo unidos. Además, uno de los grandísimos errores cuando se habla de transparencia es pensar que hay que saberlo todo y que hay que decirlo todo. Yo creo que ese es un algoritmo erróneo. El secreto exige que haya interés en conocer lo que se oculta.
Fuente: Wikileaks desde la semiótica: entre secretos y transparencia http://www.eldiario.es/turing/entrevistas/Wikileaks-secretos-transparecia_0_200530315.html#BGW81iHKLPtD4edj