MH: Hoy vamos a abordar un tema que te toca muy de cerca, el caso del gobernador de Salta, Miguel Ragone, desaparecido el 11 de marzo de 1976, y digo te toca de cerca porque durante su mandato fuiste intendente de la ciudad de Salta. GB: Así es. Miguel Ragone tiene una historia y una […]
MH: Hoy vamos a abordar un tema que te toca muy de cerca, el caso del gobernador de Salta, Miguel Ragone, desaparecido el 11 de marzo de 1976, y digo te toca de cerca porque durante su mandato fuiste intendente de la ciudad de Salta.
GB: Así es. Miguel Ragone tiene una historia y una trayectoria que es muy importante rescatar hoy en día. Ragone fue miembro y activo protagonista de la resistencia contra todas las dictaduras posteriores a 1955, que se inauguran con el bombardeo de la Plaza de Mayo y la destitución del gobierno constitucional de Perón. Luego vienen una serie de dictaduras proscriptivas, Aramburu, Rojas, etc., y ahí estuvo Ragone, fue parte de esa resistencia en Salta y Tucumán y en el norte argentino en general. Después de esa trayectoria, heroica en muchos aspectos porque fue una entrega total de un dirigente que además era médico del pueblo, muy querido por la población. Fue elegido gobernador de Salta con más del 70% de los votos el 11 de marzo de 1973, cuando triunfa Cámpora, durante la denominada «primavera camporista».
Su figura no se puede despegar de su calidad de médico que se había formado con Ramón Carrillo, aquel extraordinario ministro de Salud Pública de la época de Perón, en la cual se hizo un programa de salud pública inédito en Argentina que hay que tratar de volver a mirar, no para volver atrás sino para proyectarlo hacia el futuro. Ramón Carrillo fue el impulsor de una medicina preventiva, sentada en un ámbito donde había inclusión social, justicia social, que es la base de la salud. Ramón Carrillo desarrolló eso y Miguel Ragone era su discípulo y trató de continuar su obra.
Pero no solo actuó en el ámbito de la salud. Su idea fundamental era la participación popular directa en el gobierno de la provincia. Yo viví con él la campaña que llevó a su triunfo el 11 de marzo de 1973 con más del 70% de los votos. Realmente tenía un apoyo popular inédito. Llegaba a los barrios y la gente se volcaba a las calles. Era un líder popular.
Estaba muy penetrado de lo que fueron las Pautas programáticas que el pueblo votó el 11 de marzo de 1973. Hoy se considerarían revolucionarias porque planteaban medidas fundamentales de nacionalización de la economía, de justicia social, de participación de los trabajadores en las empresas, de cooperativización, etc. Era reemplazar el Estado liberal por un Estado social. Eso defendió Miguel Ragone desde el comienzo de su gestión. Trasladó su despacho que estaba arriba y lo puso cerca de la entrada de la Casa de Gobierno, al lado del pueblo. También impulsó a todas las organizaciones populares, a la juventud, etc.
Nosotros en la municipalidad de la capital salteña tratamos de llevar adelante las mismas ideas, partir de la unidad vecinal, de los centros vecinales junto al gremio de trabajadores municipales y el Departamento Ejecutivo de la Intendencia. Formamos un cuerpo asesor integrado por los trabajadores municipales, el Departamento Ejecutivo, La Juventud Peronista, los centros vecinales, los villeros peronistas, que era una organización de villas de emergencia de la ciudad. Todo eso lo organizamos y formamos un cuerpo asesor que trabajaba codo a codo con la Intendencia y el Concejo Deliberante con el que teníamos una muy buena relación.
Esa era la llamada Municipalidad del pueblo que se tradujo en hechos concretos que fueron muy resonantes en ese momento, inclusive con repercusiones en otras ciudades de Salta como Cafayate, Orán, Tartagal. Teníamos una estrecha relación con compañeros intendentes de otras ciudades para transformar aquella Salta dependiente, penetrada de injusticia social.
También quiero destacar de Ragone su reivindicación de los pueblos originarios, sobre todo en el norte de la provincia. Creó un ente dentro de su equipo de trabajo integrado por representantes de los aborígenes y puso al frente a Felipe Burgos, un viejo militante de los pueblos originarios, un hombre que tenía su tradición de lucha en los años anteriores. Fue quien coordinó ese trabajo con asistentes sociales, muchas mujeres que trabajaban en el norte con los pueblos aborígenes. Ragone fue el primer gobernador que se interesó en la provincia de Salta por reivindicar a los pueblos originarios.
¿Cuál era el contexto en el que desarrollaba su gestión? ¿Qué pasó en Ezeiza, por ejemplo? La reacción estaba actuando desde adentro del peronismo aliada a una derecha que ponía obstáculos a todo y que estaba muy cerca de Perón con Isabel y López Rega. El gobierno de Ragone fue cuestionado de entrada como un gobierno formado por muchos de los llamados «infiltrados», que éramos los que habíamos luchado en la Resistencia y por la democratización del país, en el «Luche y vuelve». Todos éramos considerados como infiltrados y el gobierno de Ragone comenzó a ser perseguido como también Oscar Bidegain en la provincia de Buenos Aires, Martínez Vaca en Mendoza o Cepernic en Santa Cruz. Todos eran considerados gobiernos de izquierda y realmente éramos la izquierda peronista o sea el peronismo consecuente y combativo que había luchado durante la Resistencia, que habíamos llevado adelante los congresos de Huerta Grande y La Falda, la CGT de los Argentinos, etc. Esos éramos los llamados infiltrados. El gobierno de Ragone fue perseguido hasta que Isabel le mandó la intervención en noviembre de 1974.
Ese fue el gobierno de Miguel Ragone que tuvo que luchar contra el enemigo dentro de los mismos sectores que se autodenominaban como peronistas. Fue realmente una lucha cotidiana. Ragone apoyó la fórmula Perón-Perón, como todos nosotros, que en Salta ganó por cerca del 80%, fue una elección extraordinaria. Fue un éxito total y eso se debió al respaldo popular que tenía la figura de Miguel Ragone.
En el año 1975, en esa espiral de violencia que hubo, tratamos de fundar lo que se llamó el Partido Peronista Auténtico, junto con Cepernic, Martínez Vaca, Oscar Bidegain, con Andrés Framini, dirigente gremial, Armando Cabo también, entre otros. En reuniones de la junta promotora, surgió la idea de entrevistarlo a Ragone e incorporarlo al Partido Peronista Auténtico. Brevemente estuvimos en Salta con Jorge Cepernic y con Martínez Vaca en una etapa muy peligrosa, muy riesgosa, que fue a fines de septiembre de 1975, cuando ya la Triple A se llevaba vidas todos los días.
Estuvimos reunidos en Salta, con todas las precauciones posibles pero corriendo enormes riesgos de vida. Ragone en esa oportunidad, nos convenció de que era necesario seguir luchando en el interior del Partido Justicialista en el norte, porque después del «Operativo Independencia» de febrero del ´75, con las Fuerzas Armadas ordenadas a aniquilar lo que llamaban la subversión, era realmente imposible, abrir un espacio legal para el Partido Auténtico. Nos convenció de que él iba a luchar por nuestros mismos principios, pero desde dentro de lo que él consideraba la estructura del Partido Justicialista. Entonces, lo tratamos de convencer de que viniera a Buenos Aires y se clandestinice y no aceptó, quiso seguir luchando dentro de su provincia con sus principios, fue así como a comienzos del ’76, el 11 de marzo, un grupo comando de las Fuerzas Armadas, según se fue demostrando, a la mañana, cuando Miguel Ragone salía rumbo a su trabajo en la Clínica Azul, fue interceptado por vehículos y secuestrado.
Hay una serie de relatos que muestran esto. Uno de los vecinos de Ragone, que era el almacenero Paredes, salió en defensa de Ragone y fue asesinado en la vereda por la patota, luego Ragone fue introducido dentro de un automóvil y nunca más apareció.
Hay ciertos indicios de que fue asesinado, por supuesto, pero su cuerpo nunca apareció. Algunos dicen que está en el dique de Cabra Corral. Esa fue la historia tremenda que vivimos del magnicidio del gobernador Miguel Ragone que fue un luchador por el pueblo. Fue pocos días antes del 24 de marzo, el 11 de marzo de 1976 y seguramente el crimen fue perpetrado por las Fuerzas Armadas, porque es necesario decir que ese comando no podía actuar sino con la anuencia de las Fuerzas Armadas quienes dirigían la cadena de mandos. Estaba el teniente coronel Miguel Gentil como jefe de policía de la intervención, también el coronel Mujol, jefe del Regimiento de Salta, todos ellos bajo las órdenes de Luciano Benjamín Menéndez quien era el comandante del Tercer Cuerpo de Ejército que es el que dominaba y dirigía toda la represión en el norte Argentino, de Córdoba hacia el norte. Están presos y enjuiciados hoy día, es muy probable que sean condenados a cadena perpetua todos estos personajes. Con respecto a los ejecutores materiales de todo esto, no se conoce exactamente quiénes fueron, dicen que fueron comandos traídos desde Córdoba y se está investigando, pero con las dificultades de investigar un hecho que sucedió tantos años atrás.
Todo esto que quiero mencionar es para rescatar y poner de manifiesto el heroísmo, el compromiso, la lucha de Miguel Ragone, que yo lo conocí, formé parte de su equipo, fuimos compañeros, él fue el primero que luchó por los derechos de los aborígenes en el norte argentino. Todo eso no le perdonaban a Miguel Ragone, además tenía el apoyo de la gran mayoría de la población, era inimaginable, por ejemplo, que un Roberto Romero fuera elegido gobernador de Salta de estar vivo Miguel Ragone. Eso era lógico. Acá se muestra la criminalidad de la derecha argentina y de todo el mundo, pero sobre todo para nosotros de la derecha argentina, que es capaz de cometer los crímenes más espantosos con tal de mantener sus privilegios, y eso lo tenemos que pensar hoy en día también, porque esa misma derecha está actuando día a día no solamente en Argentina sino en toda América del Sur, sobre todo en países que tienen gobiernos populares que quieren transformar un poco la realidad social que viven nuestros pueblos.
Por eso, Miguel Ragone, merece ser recordado y ese era el objetivo principal de esta participación mía el día de hoy y que seguimos en esa lucha siempre, remitida a lo que tenemos que pensar en la realidad actual y pensar por supuesto en un proyecto de futuro para el país.
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