En los noventa, el presidente norteamericano Bill Clinton, supo decir durante la campaña para su reelección, la célebre frase: «es la economía, estúpido», condensando así, en esas simples palabras, la forma de entender el mundo predominante en aquellos años. Todo parecía pasar por la economía. En pleno 2010, el mundo es otro, Nuestra América es […]
En los noventa, el presidente norteamericano Bill Clinton, supo decir durante la campaña para su reelección, la célebre frase: «es la economía, estúpido», condensando así, en esas simples palabras, la forma de entender el mundo predominante en aquellos años. Todo parecía pasar por la economía.
En pleno 2010, el mundo es otro, Nuestra América es otra, el país es otro; y en Córdoba, lo que está sucediendo con los estudiantes secundarios de la provincia, lo confirma. Quienes nos hemos dado la tarea de escuchar a los pibes y pibas de las tomas, entendemos algo que el gobierno no. La demanda es clarísima: democracia.
Parafraseando a Clinton, podríamos decir que lo que lxs chicos están diciendo a gritos es que «es la democracia, estúpido». Pero el ministro y el gobierno siguen sin escuchar.
Desde el arriba se apresuraron a presentar una lista de promesas para solucionar los enormes problemas edilicios que sufren los colegios, creyendo que con esa lista de palabras muertas, el problema iba a estar resuelto. Pero las tomas siguieron.
Luego el ministro abrió las puertas de su despacho para reuniones vacías, que no servían más que para «tranquilizar a los chicos». Pero lxs pibxs no compraron el show montado, y las tomas siguieron.
El gobierno insiste en que el diálogo está abierto, mientras se cansa de repetir una y otra vez, que se debe respetar el Estado de Derecho, y que el pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes (que lxs chicxs como tienen menos de 18 años, no eligen). Y, justamente ahí, está el meollo del reclamo de este nuevo movimiento estudiantil que surge luego de muchos años de inmovilidad estudiantil, y sacude la tranquilidad mediterránea.
Porque los problemas edilicios son enormes, y deben solucionarse. Y los problemas de calidad educativa y de presupuesto son grandes también, y por eso con toda justicia se reclama por ello también. Pero lo que verdaderamente molesta, es que el anteproyecto de la ley 8113 haya sido impuesto y redactado por los grupos de poder, y no surgido del consenso del conjunto de la comunidad educativa.
Esta semana lxs estudiantes, nuevamente, dieron muestras de tener una claridad enorme, cuanto a señalar problemas y enemigos refiere. Los cánticos de una marcha muy masiva y contundente, iban invariablemente dirigidos hacia los gobiernos, la iglesia, las empresas (entre ellas las predilectas fueron las de «comunicación») y la policía.
Nuestro pueblo, a fuerza de desaparecidxs, piquetes, huelgas, asambleas, tomas de fábricas y facultades, y ahora de colegios, a fuerza de enfrentar una y otra vez el ninguneo, desprecio y represión de los de arriba, ha sacado conclusiones: la democracia formal no sirve. Un voto cada cuatro años no alcanza. La democracia es un ejercicio constante, una forma de estar en el mundo, un compromiso constante que implica unirse, organizarse y luchar.
Si no ya sabemos lo que pasa: los de arriba se enriquecen, se nos ríen en la cara, fortalecen a las policías, arreglan los juicios, hacen golpes de estado, en fin, hacen lo que vean que les conviene a cada momento.
Lo que el gobierno de Córdoba no entiende es que los noventas quedaron atrás, y que somos muchxs lxs que no queremos volver ahí, y no sólo eso, sino que ahora vamos por más. Pero no es sólo el gobierno, tampoco las empresas de comunicación entienden. Así, es que durante todo el conflicto no hicieron más que desinformar, y hablar de cosas de las que no tienen idea. Cualquiera de lxs chicxs que están en las tomas, estudiando la ley, opinando, construyendo democráticamente, puede darle una clase a todxs lxs periodistas que parlotean como loros sobre un proyecto de ley y una realidad educativa que desconocen por completo.
Sabemos que lo logrado hasta el día de hoy le costó muchísimo a nuestro pueblo, que cada triunfo fue arrancado al poder, nada nos regalaron de arriba. Entendemos que lxs estudiantes secundarios de Córdoba están abriendo nuevos caminos, que están diciendo bien fuerte que se puede ir por más. Que hay que seguir organizándose desde abajo, entre todxs. Que tenemos que avanzar hacia una nueva y profunda democracia desde las asambleas en los lugares de trabajo, en los barrios, en los lugares de estudio.
Nadie habla aquí de una democracia insustancial y discursiva. Luchar por más democracia implica necesariamente hoy, luchar contra la terrible desigualdad económica y social existente. Democracia, significa cambiar las condiciones de vida reales de amplios sectores de nuestra sociedad, que ni siquiera pueden ingresar hoy a los colegios que están siendo tomados. Una lucha democrática en nuestra provincia necesita también, plantearse la derogación del Código de Faltas y deconstruir una policía cada vez más poderosa, corrupta, soberbia y asesina (algo fundamental para nuestra democracia y nuestra juventud). Mucho de esto está dando vueltas en el aire, en las asambleas, en los cánticos.
No se puede adivinar en qué terminará la lucha de lxs estudiantes secundarios de Córdoba, pero nadie puede pasar por alto que algo cambió en esta semana de tomas. Un aire nuevo se respira en las calles, somos muchxs lxs que nos sacudimos el miedo de encima desde hace un tiempo, y decidimos avanzar como pueblo en busca de aquello que nos corresponde. En eso andan lxs pibxs, «nos tienen miedo porque no tenemos miedo», dice una bandera que cuelga de las ventanas de uno de los coles. Ni amenazas ni amedrentamientos de ningún tipo funcionan cuando se sabe lo que se quiere, y lxs chicxs saben lo que quieren y lo repiten hasta el cansancio, aunque el gobierno se niegue a entender: «es la democracia, estúpido».
* El autor es integrante del Colectivo de Investigación «El Llano» y militante del Movimiento Lucha y Dignidad en el Encuentro de Organizaciones de Córdoba.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.