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La “Patria Sojera” está cabrera, quiere otro otro lock out y ser candidata opositora

Escalada hacia la confrontación entre gobierno y sojeros

Fuentes: La Arena

El jueves 12 de febrero la gauchocracia, como la llama Eduardo Aliverti, pospuso la medida de fuerza, y pareció abrirse una etapa de diálogo con el gobierno. Pero esos dirigentes condicionaron de tal forma las conversaciones con la presidenta que de movida afectaron esa posibilidad. Es que partieron de un requisito: querían ser recibidos antes […]

El jueves 12 de febrero la gauchocracia, como la llama Eduardo Aliverti, pospuso la medida de fuerza, y pareció abrirse una etapa de diálogo con el gobierno. Pero esos dirigentes condicionaron de tal forma las conversaciones con la presidenta que de movida afectaron esa posibilidad.

Es que partieron de un requisito: querían ser recibidos antes del jueves 19, con el argumento de que al día siguiente tenían el acto en la Fiesta Nacional del Trigo en Leones. Dejaron traslucir que si no eran recibidos o no había soluciones que llevar en las alforjas a esa localidad cordobesa, y mostrar a la multitud, «las bases» los empujarían a un nuevo lock out.

Plantear la situación en esos términos, y fijar una semana para arreglar un problema muy complicado, que la cúpula agropecuaria hizo aún más complejo luego de derrotar la resolución 125, no era la mejor forma de auspiciar un diálogo.

Y peor aún, cuando -con la inestimable colaboración de los medios de comunicación ligados por mil vínculos a la capa superior de los propietarios del campo- esa Mesa de Enlace sumó condicionamientos. Insistió en que la entrevista debía servir para que el PEN eliminara o al menos suspendiera por 180 días las retenciones a la soja, como lo pidió antes su vocero ad hoc, el socialista Hermes Binner, en reunión bilateral con Cristina Fernánez.

Con apenas matices de diferencias, desde Eduardo Buzzi (FAA) hasta Hugo Biolcati (SRA), pasando por Mario Llambías (CRA) y Carlos Garetto (Coninagro), los referentes patronales ratificaron que querían que en la reunión en gestación con la presidenta se trataran las retenciones.

Los matices pueden tener que ver con que, según aseguró el domingo Horacio Verbitsky en Página/12, Biolcati venía negociando con el ministro de Planificación Julio de Vido y habría arrimado algunos acuerdos, al margen de sus otros colegas de la Mesa, más propensos a la confrontación. Es el caso de Buzzi, cuyas bases de chacareros y rentistas medianos quedaron en la peor situación, luego de la victoria campestre sobre la resolución 125. Esto ocurrió por no aceptar los cambios positivos que había introducido el oficialismo para contemplar la situación de los pequeños y medianos exportadores.

No deja de ser un acto de cinismo que ahora Biolcati declare que está de acuerdo con la «fragmentación de las retenciones», para que el productor más pequeño abone menos retenciones. Si eso mismo rechazó en julio porque, en simultáneo, el productor más grande debía pagar más por la exportación de la leguminosa. Buzzi, que debía atender a sus representados, fue funcional a los sojeros más concentrados, exportadores, pooles de siembra, Feriagro, Monsanto y más multinacionales enancadas en ese conflicto.

Los porotos

Detrás de las promocionadas declaraciones de los referentes sobre los dramas de la lechería, la ganadería y las economías regionales, y su invocación de los daños de la sequía como si el gobierno fuera también responsable del fenómeno, lo que más les importa es el poroto de soja.

Durante los últimos siete días, el reclamo de no pagar retenciones a la soja fue lo central en sus movimientos políticos. Ha sido así a pesar de que los números siguen demostrando que ese cultivo tiene hoy interesante rentabilidad, con el precio de 360 dólares la tonelada y el del litro de glifosato, principal envenenador del ambiente utilizado para el cultivo, habiendo bajado 45 por ciento entre el año pasado y nuestros días.

Sencillamente el discurso sobre «el quiebre masivo de productores» no se verifica en lo absoluto referido a la soja. Y la solicitud de quitar las retenciones que ya había formulado Binner el 12 de febrero, chocó con la justa negativa presidencial. Cristina le dijo al santafecino que eso implicaría un bache fiscal de 15.700 millones de pesos, equivalente al superávit fiscal primario de este ejercicio.

Otra forma de cotejar el despropósito sojero es poner esa cifra del bache de un lado, y del otro los 2.000 millones que se han anunciado a los presupuestos sociales del ministerio de Alicia Kirchner. ¿Por qué tanto a los sojeros y tan poco a los desocupados? se podría uno interrogar, si se hiciera caso a la extorsión de la Sociedad Rural y sus aliados.

«Mientras algunos discuten la renta, millones de argentinos discuten por el agua potable», les replicó la presidenta, sin nombrarlos, en un acto con motivo de obras para agua potable en Salta.

En silos bolsas y en otros recipientes, los productores con más capital han aguantado hasta ahora sin vender la cosecha. Y aguardan que con algunos días de lock out, al final el Ejecutivo termine aceptando al menos una suspensión de varios meses en el cobro de las retenciones. En ese lapso aprovecharían para vender lo ensilado sin tener que pasar por ventanilla y pagar las molestas gabelas de estos «populistas», «estatistas» y «plaga K».

Aplazo en democracia

En una de esas, al final logran que el gobierno los reciba con carácter de urgencia, a nivel ministerial (difícilmente lo haga la presidenta, si no hay un preacuerdo). Pero aún así, lo que Florencio Randazzo y Sergio Massa pudieran comunicar al cuarteto seguramente no los satisfará. Por eso se puede deducir que en el acto de Leones se escucharán discursos duros contra el gobierno.

Y eso mismo es lo que aguardan los políticos de derecha, de la oposición, que azuzan el conflicto para debilitar a la administración nacional y al mismo tiempo reclutar candidatos sojeros y cabañeros para sus listas.

Se confirmaría así que la Mesa de Enlace Rural adoptará en 2009 una estrategia envolvente contra el gobierno: por una parte lo tratará de jaquear con otro lock out de duración escalonada y por la otra nutrirá las listas de Mauricio Macri y sus aliados duhaldistas, y de Elisa Carrió y sus socios radicales.

En relación al conflicto de 2008, algunos dirigentes dejan caer alguna reflexión que no llega a ser autocrítica pero que admite que algunas cosas se pudieron hacer mejor. Luciano Miguens, ex presidente de la Rural, preguntado por la revista «Fortuna» (sic) si habían recibido «críticas de las bases por dejar de lado todo lo que no fuera soja», contestó: «Sí, claro. Algún productor pudo decir que sólo se ocuparon de la soja sin aprovechar la oportunidad para hablar por la lechería y la ganadería».

Miguens no escapa a la obsesión sojera. Admite que administra campos de sus hermanos y uno propio de 800 hectáreas en Salto, donde siembra soja, trigo y maíz; y tiene otro de 1.000 hectáreas en Chascomús donde cría Aberdeen Angus. Pero su sueño es «asociarse con dos o tres agricultores para instalar una fábrica de aceite y pellets de soja».

Los ruralistas se están metiendo en el debate político, aunque para ser democráticos deberían abjurar de los escraches violentos contra sus adversarios, como la agresión contra Agustín Rossi el 2/2.

Dicen que para perfeccionar sus conocimientos en la materia han comenzado seminarios de la Sociedad Rural, con charlas de Biolcati, el rabino Sergio Bergman y el consultor Felipe Noguera.

Bergman fue la mano derecha de Juan Carlos Blumberg, y cantaba el himno nacional en sus actos sustituyendo la expresión «libertad» por la «seguridad», inoculada por el Manhattan Institute.

Y Noguera tiene una consultora que se vanagloria de haber participado en cien campañas electorales del país y el mundo. Preguntado en una revista sobre cuál campaña más satisfacciones le deparó, contestó: «la elección de Francisco Flores en El Salvador. Un año antes había una situación bastante mala del partido y una sensación general de que se iba a perder. Pero logramos ganar por mucho, gracias a un excelente equipo interdisciplinario y a un excelente candidato que permitía aplicar las técnicas». Flores gobernó entre 1999 y 2004, y fue absolutamente servil con la administración Bush, al punto de enviar soldados a Irak.

Las lecciones de democracia que puedan dictar Biolcati, Bergman y Noguera a los sojeros son más que dudosas, por los «profesores». Y también por los «alumnos», ¿cómo hablarles de democracia a los que cortaron todas las rutas del país el 24 de marzo de 2008, justo en el día de la Memoria que recuerda con dolor el genocidio de la dictadura?