En su tercera visita al Reino de España, el presidente argentino Néstor Kirchner escuchó de boca del propio monarca lo que quería escuchar: elogios. El Rey Juan Carlos I pidió que se cuiden «con el mayor empeño» los lazos económicos que existen entre ambas naciones hispanohablantes, durante un agasajo ofrecido al mandatario sudamericano. Esta visita […]
En su tercera visita al Reino de España, el presidente argentino Néstor Kirchner escuchó de boca del propio monarca lo que quería escuchar: elogios. El Rey Juan Carlos I pidió que se cuiden «con el mayor empeño» los lazos económicos que existen entre ambas naciones hispanohablantes, durante un agasajo ofrecido al mandatario sudamericano.
Esta visita del ocupante de la Casa Rosada a España está planeada con un único objetivo: atraer inversiones europeas. De hecho, la Administración Kirchner definió a Madrid como su puerta de entrada a la Unión Europea (UE), en momentos en los cuales la relación con las restantes potencias de ese continente no pasa por un momento óptimo.
Kirchner, por su parte, agradeció la «permanente solidaridad» española en los momentos «difíciles» vividos por Argentina, aunque no dijo a cuáles de ellos se refería. También se refirió al apoyo de su Gobierno a la que definió como «importante iniciativa» española, asumida por la ONU, de la Alianza de Civilizaciones, una decisión tendiente a incrementar el diálogo intercultural. «No puede haber liderazgos impuestos por la fuerza», dijo el argentino.
En una catarata de elogios, el rey se despachó con frases como que su país observa con «admiración y orgullo» la superación de la grave crisis argentina, llamó a «reafirmar y profundizar» los lazos entre ambos países y a «proseguir los esfuerzos de integración regional».
Quizás el momento de mayor orgullo para el santacruceño haya sido cuando Juan Carlos le expresó que «gracias a su liderazgo y esfuerzo compartido de todos los argentinos podemos afirmar, con admiración y orgullo, que Argentina ha logrado superar en muy pocos años la grave situación de crisis en que se vio sumida a comienzos de esta década».
Pero anteriormente, el Ministerio de Economía español había recibido oficialmente la noticia de que Argentina comenzaría las conversaciones para renegociar la deuda mantenida con el Club de París -un pool de estados prestamistas- sin quita en los montos. El monto comprometido total es de unos 6.000 millones de dólares, que entraron en cesantía de pagos durante el breve período presidencial de Adolfo Rodríguez Saa.
La propia ministro de Economía de Argentina, Felisa Miceli, le comunicó al vicepresidente Segundo y titular de la cartera económica, Pedro Solbes, la «intención del gobierno argentino de iniciar el proceso de reestructuración de la deuda con el Club de París», según informó la agencia oficial argentina Télam.
La iniciativa de reestructurar la deuda con el Club de París, donde casualmente el principal acreedor de Argentina es España, se enmarca en la estrategia que se ha denominado de «desendeudamiento» que empezó la gestión del presidente Kirchner cancelando la deuda con el Fondo Monetario Internacional, normalizando con el BID y BM.
La ministra Miceli, y su par de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, Julio De Vido, además, firmaron acuerdos para impulsar la actividad minera en Argentina.
Además, De Vido rubricó un convenio con la Universidad Politécnica de Madrid para promocionar los estudios universitarios de Minería y Energía en Argentina con la asistencia de la Escuela de Ingenieros de Minas española.
La localidad de Río Turbio, en la provincia de nacimiento de Néstor Kirchner y donde se encuentra la mina de carbón homónima, se va a convertir en el primer lugar en el que funcionará la cátedra.
De esta forma, la nueva imagen que pretende imprimir el presidente argentino tuvo aprobación real. Pero como los capitales no tienen patria -ni escrúpulos diría alguien- la llegada de la tan ansiada inversión extranjera no va depender de ninguna cédula real.