Recomiendo:
0

Exitoso plenario por el reagrupamiento de la izquierda y los luchadores

Fuentes: Corriente Praxis

El pasado sábado 17 de diciembre se realizó el primer plenario auto-convocado «por  el reagrupamiento y la confluencia política de los luchadores, las fuerzas populares y la izquierda».  El plenario se desarrolló en un aula desbordada por más de 500 participantes en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, lo que originó que […]

El pasado sábado 17 de diciembre se realizó el primer plenario auto-convocado «por  el reagrupamiento y la confluencia política de los luchadores, las fuerzas populares y la izquierda».  El plenario se desarrolló en un aula desbordada por más de 500 participantes en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, lo que originó que muchísimos participantes presenciaran el mismo parados e incluso escuchando y esperando su turno para hablar en los pasillos. La mesa de la auto-convocatoria estuvo coordinada por Fabio Resino, dirigente del Hotel Bauen, y Néstor Segovia, integrante del Cuerpo de Delegados del Subterráneo.

Participaron MST-Unite, MST- El Socialista, la Corriente Praxis, Partido Comunista de los Trabajadores (ex militantes del Partido Comunista), Frente José Martí, Movimiento por un Pueblo Libre, SIPOS Córdoba (Bazan), Beto Pianelli junto a otros compañeros del Subte, el Diputado Nacional Carlos Tinirello y Redes de Encuentro Social, trabajadores del Garrahan, trabajadores del Hotel Bauen, tercerizados de Metrovías, Mario Cafiero y Soberanía Popular, Marcelo Parrilli, Fundación Río de La Matanza, Unidad Socialista Independiente, Vientos del Pueblo, Fogoneros, Marcelo Langieri (Secretario Académico de Sociología-UBA), OLP, Foro contra la deuda externa, trabajadores de SIMECA, Agrupación La Palacios, Asamblea Entre Ríos y San Juan, trabajadores Judiciales, trabajadores de la UTA, docentes del SUTEBA Gral. Sarmiento, Intransigencia Popular, Autonomía Popular, Fundación Río de La Plata, trabajadores de ATE-Capital, Militancia Comunista, Seguimos en Pie, delegados Casa Cuna, Unión de Militantes por  el Socialismo, Bloque desde abajo y los legisladores porteños Bidonde, Tomás Devoto, Rubén Devoto y Mabel Pángaro. Además se hicieron presentes Cimientos, Córdoba Se Mueve, Frente Popular Darío Santillán, Asamblea Flores CTA, Eduardo Lucita de Economistas de Izquierda (EDI), Movimiento Teresa Vive, Desde abajo, trabajadores Mercado Central, 11 de Mayo, Convergencia de Izquierda de Lanús, Venas Abiertas, Bloque del Sur, Autoconvocados Escuelas Técnicas, Corriente Militante, y otros compañeros. Además pidieron participar como observadores compañeros del FOS, MAS, Convergencia Socialista, Liga Comunista, LSR, Corriente Militante. Por su parte compañeros del Partido Comunista Revolucionario acercaron un saludo al plenario.

La necesidad de un reagrupamiento

La convocatoria de este primer plenario superó incluso nuestros pronósticos más optimistas. El éxito del plenario es el producto directo de una necesidad indiscutible e impostergable que tienen los luchadores y la izquierda de avanzar en el reagrupamiento político, estrechar y acercar las luchas sociales y reivindicativas a una perspectiva anti-capitalista global y hacer visible, dotar de densidad material a la izquierda anti-sistema.

Esta necesidad imperiosa parte de un hecho real: el gobierno de Kirchner ha secuestrado mediante la demagogia «nacional y popular» las banderas del 19 y 20 de diciembre para reconducir un régimen político desacreditado y rescatar a los grupos capitalistas locales y los banqueros. Esta demagogia está siendo llevada ahora al límite de lo posible cuando se pretende mostrar como una actitud «antiimperialista» y de «dignidad e independencia nacional» el pago de la deuda completa al FMI. La revisión del pasado en el tema de los Derechos Humanos y otras iniciativas gubernamentales han servido sobre todo para ocultar la impunidad de hoy, y para cooptar a una importante porción de los movimientos sociales y de lucha, tanto en el movimiento piquetero como en los derechos humanos o el sindical. Las mismas corrientes de centroizquierda que están fuera del gobierno han caído en la impotencia o la claudicación, como lo revela la profunda crisis que atraviesa la conducción de la CTA o el servilismo de Binner ante la administración actual.  Es esta limitación estratégica de la centroizquierda y la bancarrota de sus métodos de colaboración de clases los que exigen una reorganización general de las fuerzas de la izquierda. Sin embargo las construcciones sectarias y auto-referenciales en la que se encuentra empantanada desde hace muchos años sólo pueden agravar su actual dispersión y volverla estéril para construir una alternativa política de poder. El plenario del 17 de diciembre apuntó naturalmente a rediscutir las vías y los métodos para superar esas limitaciones.

Algunos debates iniciales

El plenario fue también exitoso por la calidad y la altura con que se desenvolvió el debate. Demostró que es posible encarar discusiones profundas y reales entre corrientes de la izquierda revolucionaria, organizaciones populares, luchadores y dirigentes sindicales, con un método basado en la lealtad y  el respeto por las divergencias, es decir, verdaderamente fraternal, y sin por ello caer en la demagogia o en una diplomacia artificial e inconducente.

La Corriente Praxis, que desde un primer momento hemos concentrado nuestro esfuerzo militante para hacer realidad esta convocatoria que meses atrás parecía imposible, hará todo lo posible para que el éxito de este primer plenario sea el puntapié inicial para ampliar la convocatoria y desarrollarla apostando a que se sumen más fuerzas de izquierda y organizaciones populares.      

El plenario dio inicio al debate, donde se comenzaron a esbozar una serie de discusiones que son una buena base para desarrollar en profundidad en el seminario programático convocado para marzo.  

Un balance necesario

Un primer tema ineludible es el por qué de la actual dispersión y fragmentación de la izquierda y el movimiento social. Algunos compañeros consideran que sería voluntarista y subjetivista cargar sobre las espaldas de las organizaciones de izquierda el fardo de la división, pensándola sobre todo como una consecuencia de las derrotas y de procesos de carácter social y estructural que en los últimos 15 o 20 años fueron determinantes a la hora de pensar la situación actual.

Otros sectores apuntan a considerar que el problema fundamental es la no intervención de la clase trabajadora y la adaptación de sectores de la izquierda a las estrategias de colaboración de clases, y apuntan sobre todo a la participación en las luchas sindicales para contribuir a la emergencia de la clase trabajadora.

Aunque algunos de estos elementos son constitutivos de la crisis actual, se corre el peligro de absolutizarlos hasta hacerles perder el grano de verdad que poseen.

Mientras que las derrotas de la lucha de clases y la reestructuración capitalista neoliberal de las últimas décadas son hechos indiscutibles sin las cuales no se puede explicar nada de la crisis del movimiento marxista en particular y de la izquierda en general, también es real que frente a ella han emergido nuevos métodos de resistencia y de lucha, nuevas formas organizativas que permitieron y están permitiendo una lenta recomposición del movimiento popular. Sin embargo las fuerzas de la izquierda socialista todavía no hemos podido comprender las dimensiones de esos cambios y responder adecuadamente a ellos.

Al mismo tiempo debemos apartarnos de concepciones deterministas, tanto de la historia como de las estructuras productivas, puesto que ellas no determinaron por anticipado nuestras propias opciones. A lo largo de estos últimos años hemos tenido a disposición diversas respuestas a mano. Se trata de discutir si esas respuestas fueron las únicas posibles, si fueron las adecuadas y si hay algo que podamos y debamos modificar de nuestra propia experiencia revolucionaria.

Respecto al hecho de que la clase trabajadora no intervino desde las jornadas del 2001, parece destinada, sobre todo, a auto-justificarnos y clausurar una pregunta fundamental: ¿los métodos y las concepciones organizativas y políticas en la izquierda revolucionaria fueron los correctos? Ninguna visión sociologista sobre la intervención de clase puede impedir esta pregunta, porque en última instancia una espera pasiva a que intervenga el proletariado reforzaría el aislamiento, el sectarismo y el obrerismo, tranquilizando nuestras conciencias a la espera de mejores oportunidades.

Delimitación de la izquierda reformista

Respecto a que las divisiones se profundizaron porque se respondió de distinta manera frente  a los gobiernos de centroizquierda del continente (en clara referencia a Patria Libre e incluso al PC que participa del Encuentro de Rosario junto con Binner, sectores del radicalismo, etc.), el planteo pasó por alto que en realidad todos los participantes que apuntaron a la multiplicación de las divisiones hacían referencia no a esas corrientes u otras que se ubican en el terreno de la colaboración de clases, sino a la inmensa mayoría de las fracciones de la izquierda radicalizada que se oponen por el vértice a la administración actual y a la estrategia centroziquierdista del Encuentro de Rosario y que abarcan un abanico de más de 70 organizaciones, muchas de ellas provenientes del estallido del MAS. La prueba más palpable de esta cuestión ha sido la participación activa en el plenario de los militantes comunistas que abandonaron el PC al que denominan «Partido Credicoop» y que presentaron un documento de 9 puntos como contribución al debate, basados en una perspectiva de independencia de clase.

La lucha de clases y las divergencias en la izquierda

Otro argumento para sustentar la legitimidad de la fragmentación de la izquierda, es aquel que sostiene que la división en la propia izquierda socialista estaría relacionada con diferentes interpretaciones e intervenciones (incluso con distintos «programas» que justificarían las divisiones) en la lucha de clases, más particularmente en los conflictos sindicales. Distintas voces, entre ellas de dirigentes sindicales, apuntaron a que estas diferencias -reales o supuestas- son incomprensibles para  los trabajadores, y por ello son «milimétricas» si se las compara con el debate que hay que encarar entre los trabajadores, estudiantes y luchadores. Como muchos señalamos explícita y claramente, en realidad las «diferencias» entre las organizaciones de la izquierda radicalizada son lisa y llanamente incomprensibles en este momento para las masas, que no distinguen ni siquiera entre los principales nombres de la izquierda, que aparecen como verdaderos jeroglíficos.

Se trata entonces no de cuestiones de tipo organizativas, sino profundamente políticas, puesto que el objetivo primordial de una izquierda verdaderamente revolucionaria, verdaderamente vital, pasa por estrechar sus lazos con la clase trabajadora, con el movimiento de masas real. ¿Cómo es posible hacerlo sobre la base de diferenciaciones internas artificiales e incomprensibles para el común de los mortales e incluso para los mejores y más lúcidos activistas y luchadores? Es real que hemos participado muchas veces en distintas listas sindicales o estudiantiles, pero no ha sido fundamentalmente por divergencias estratégicas, ni siquiera programáticas, sino sobre todo por luchas de aparato, de espacios, de militantes.

Existen, por supuesto, discrepancias políticas, teóricas, que no sólo no hay que subestimar, sino que hay que debatir, clarificar y comprobar en la experiencia práctica de la lucha de clases. Pero no son decisivas y no justifican la constitución de organizaciones completamente separadas e incluso antagónicas, que compiten por cada pulgada de espacio y se disputan el apoyo de cada activista independiente.

El fraccionamiento actual revela hasta límites absurdos el fracaso del método fraccionalista y sectario que ha pulverizado al movimiento revolucionario e imposibilita una influencia real de la izquierda -con sus inevitables alas y tendencias- en  el movimiento de masas.

Pasos en la construcción de una herramienta política

Otra discusión importante estuvo centrada en  el problema de la relación entre movimiento y partido. En la declaración «Hacia el primer plenario Auto-convocado» decíamos: «Hasta ahora el amplio movimiento social que se desarrolló en todo el continente y en nuestro país, ha tenido dificultades para expresar sus propios intereses en el terreno político. Pero la conclusión no ha sido la solución de sus problemas en el espacio «no contaminado» de la «sociedad civil». El hambre, la miseria, el desempleo, los problemas urbanos y la miseria rural, no han sido resueltos por más que se haya querido sustraerse al terreno de la lucha de poder. Al revés, ese espacio vacante ha sido aprovechado por nuevas variantes de centroizquierda que capitalizaron el descontento social pero gobiernan al servicio del capital. Mientras el poder estatal siga siendo un factor estratégico para la reproducción del metabolismo social, las luchas de poder serán imprescindibles e inevitables. Tenemos una tarea prioritaria que es la de tender puentes entre las luchas del movimiento social y sindical de un lado y la construcción de alternativas políticas por el otro. Esto nos exige reactualizar y relanzar la construcción de partidos socialistas.»

Muchos compañeros y organizaciones que participan de la auto-convocatoria desconfían seriamente del partido político como forma de organización y construcción política e incluso más directamente no creen que sea una herramienta necesaria para la emancipación social y la superación del capitalismo. La experiencia de los «socialismos realmente existentes» durante  el siglo XX, con sus partidos únicos e infalibles, así como la experiencia contemporánea de posguerra donde la izquierda ensayó construir mini-partidos monolíticos, tradición que es necesario superar, son elementos que inclinan la balanza hacia ese sentido. Pensamos, sin embargo, que es posible construir partidos que respondan a las necesidades del momento y no a dogmas o formas organizativas preestablecidas, y apuntamos a abrir el debate sobre la necesidad de construir nuevos partidos de la clase trabajadora, que aspiren a ser verdaderamente revolucionarios y verdaderamente de masas, y que por supuesto abriguen la libertad de crítica, que puedan aceptar divergencias tendenciales y superar las peores tradiciones autoritarias del período del estalinismo.

Aunque sostenemos firmemente nuestras posiciones, no lo planteamos de manera ultimatista, es decir, que no pretendemos que esto se resuelva ahora porque precisamente es parte del debate que tenemos que hacer. Por otra parte, no pretendemos que de este espacio surjan definiciones «químicamente puras», aunque no resignamos nuestro objetivo estratégico de pelear por la construcción de un partido socialista revolucionario con libertad de tendencias, tenemos claro que ese objetivo es de largo plazo; y que estará mediado por avances y retrocesos, por el desarrollo paralelo de movimientos políticos y de lucha de diversa naturaleza, cuya claridad política y programática estará dada por el desarrollo de la lucha de clases y por la construcción que podamos realizar las fuerzas de la izquierda socialista.

Otros temas, por supuesto, estuvieron presentes en el debate: por dónde pasa hoy la diferenciación entre reforma y revolución, la relación entre la izquierda y las bases peronistas, el gobierno de Chávez y la posición de la izquierda frente al mismo, y muchos temas más.

Algunos lo abordaremos, como dijimos antes, en el seminario programático. Otros serán tema de un segundo seminario.

Lo que se reveló como absolutamente característico y hasta revolucionario del plenario fue que por primera vez fuimos capaces de comenzar un debate que al mismo tiempo intente ser constructivo.

Por supuesto muchas dificultades se nos presentarán en el camino. Las divergencias de tradición, políticas y teóricas, de análisis de la realidad mundial y nacional son importantes. El emprendimiento es aún muy frágil. Quizá fracasemos en el intento. Sin embargo estamos absolutamente convencidos que la tarea fundamental de los socialistas revolucionarios pasa hoy por conquistar una masa crítica elemental que permita la amplificación de las ideas anti-imperialistas, anti-capitalistas y socialistas a un amplio sector de las masas. Y que esa tarea es absolutamente imposible sobre la base de construcciones auto-referenciales y auto-proclamatorias, basadas en el método del fraccionalismo y la lucha de aparatos.

Este incipiente espacio de reagrupamiento ya ha recibido, como no podía ser de otra manera, críticas «radicales» y hasta «revolucionarias» por sus «ambigüedades», por quienes lo convocan y por mil cosas más, provenientes de muchos de los que jamás han intentado abrir un debate y dar pasos conjuntos con nadie seriamente. Habría que recordar nuevamente que no basta con el verbalismo revolucionario para serlo verdaderamente, y que un paso firme en el sentido correcto vale más que mil discursos.

El plenario fue ese primer paso enormemente valioso que apostamos a desarrollar.
 
Las resoluciones

En  el plenario se aprobaron las resoluciones que presentamos desde la mesa de coordinación, a saber: 1) Convocar a un seminario programático para  el mes de marzo de 2006, 2) Mantener la mesa de coordinación, invitando a que se sumen nuevas fuerzas y organizaciones, 3) Realizar una campaña común hacia el próximo aniversario del golpe del 76, 4) Apoyar las luchas en curso, como la del Bauen que se encuentra en un momento decisivo. 5) Editar un Boletín donde se vuelquen todos los debates que se hagan. 6) Participar de la Conferencia de Prensa a realizarse contra el pago que anunció el gobierno al FMI, cuestión que ya se realizó 7) Convocar a un nuevo plenario con fecha a determinar.

20 de diciembre 2005