Algunos especialistas exigen cambios legislativos que permitan otro rol del Estado en la explotación del litio. El debate sobre su impacto sobre la reservas de agua dulce.
En el dossier “Litio: un tesoro escondido en la Puna argentina”, desarrollado por la Universidad Nacional de La Plata, la doctora Martina Gamba, de la Facultad de Ciencias Exactas – UNLP -, explicó que “bajo la legislación vigente, la exploración, extracción y comercialización está casi absolutamente en manos de privados transnacionales –con alguna mínima injerencia de alguna de las provincias como en el caso de Jujuy- sin tener el Estado Nacional ningún tipo de política o participación en la cadena de valor de algún derivado del litio”.
Del mismo modo, el investigador de la Facultad de Ingeniería Guillermo Garaventta opinó que “en Argentina no hay un marco legal que regule la extracción del litio. En la actualidad se trata de un acuerdo entre privados donde las empresas internacionales extraen el litio y se lo llevan. Los salares en general son propiedad de particulares. El litio se extrae sin ninguna rentabilidad para el Estado; la única ganancia deriva de los impuestos que pagan las compañías por desarrollar sus actividades en nuestro país”.
A su vez, el doctor Arnaldo Visintin, investigador del Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA), expresó que “América Latina es un proveedor de la materia prima, pero es preciso que modifiquemos esa ecuación. Hoy tenemos una enorme posibilidad de vender el litio no sólo como materia prima, sino convertido en tecnología desarrollada en nuestro país”.
En esta línea los investigadores coinciden y remarcan la necesidad de implementar modelos similares a los que existen en Bolivia y Chile, en los que “el mineral es considerado un recurso estratégico, y el Estado –con diferentes esquemas- participa de las ganancias, promueve empresas nacionales y hasta desarrolla sus propios productos industrializados”.
Por otra parte, un informe del Banco Interamericano de Desarrollo también enfatizó la importancia de la explotación del litio con una mayor participación del Estado para que la Argentina “se convierta en un jugador relevante en el desarrollo de tecnologías aplicadas en las distintas etapas de la cadena de valor. Que esta oportunidad se materialice depende, en gran medida, de lo que ocurra en los distritos donde se encuentran las reservas de litio, ya que en el actual orden constitucional argentino son las provincias las que tienen el dominio originario de los recursos mineros existentes en su territorio. Pero, también, depende de las actividades de un conjunto más amplio de actores que incluyen al sector privado y a quienes participan del sistema de ciencia y técnica nacional”.
En ese sentido, desde el Gobierno nacional ya se han realizado acciones para avanzar en la industrialización del litio. Así, en el marco de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso de este año, el presidente Alberto Fernández anunció que se enviará un proyecto de Ley de Movilidad Sustentable que incluye impulsar la fabricación de autos eléctricos y la producción de baterías, ambos involucran la utilización de litio.
Con respecto a esto, durante la última reunión de la Mesa del Litio que se realizó con el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y los gobernadores de las provincias de Catamarca, Raúl Jalil, de Jujuy, Gerardo Morales, y de Salta, Gustavo Sáenz, con el objetivo de crear políticas conjuntas con la Nación para el aprovechamiento del litio, la secretaria de Provincias del Ministerio del Interior señaló que “se trabajará sobre la ley de movilidad que está relacionada con la electromovilidad, ya sea en autos o en transporte público” y que “el objetivo central es tener un desarrollo industrial del litio en Argentina”.
Además, añadió que “se acordó avanzar en un proceso de unificación legal de todo el marco normativo entre las tres provincias”, según se informó en una publicación del portal de Ministerio del Interior.
De esta manera, el Gobierno apuesta al litio como una oportunidad para fortalecer la economía con la generación de nuevos ingresos. Un informe del Ministerio de Desarrollo Productivo señaló que “en el sector de litio las inversiones acumuladas entre 2017 y 2020 totalizaron U$S1.118 millones y el empleo se ha duplicado en los últimos tres años. A junio 2020 se registraban 1.474 empleos directos y casi 3.000 indirectos”.
La extracción de litio y los problemas ambientales
Según detalla el director del Instituto de Recursos Minerales, Isidoro Schalamuk, en el informe de la UNLP citado anteriormente, “la extracción de las salmueras es un proceso relativamente sencillo”, pues “se extrae a través de una técnica muy económica que consiste en la evaporación de salmuera presente en los salares”.
De este modo, explicó que se efectúan perforaciones a 220 metros de profundidad y luego con bombas especiales se extraen las salmueras que tienen una alta concentración de cloruro de litio y otras sales. Después, se las transporta por unas tuberías hasta unos piletones llamados pozas solares, en los que se dejan entre 18 a 24 meses a la intemperie hasta que el sol y el viento evaporan el agua, así, las sales precipitan. Finalmente, se extraen las salmueras con cloruro de litio para ser purificadas y, por último, se les añade carbonato de sodio con el fin de originar carbonato de litio que es el producto comercial que permite elaborar las baterías.
Aun así, a pesar de las ponderaciones de los científicos al método de extracción por considerarlo eficiente y de que la explotación del litio ha ofrecido mejoras económicas a la región, algunos pobladores y ambientalistas denuncian que la extracción está afectando la reserva de agua dulce. Sobre ese punto no está saldada la discusión sobre cómo afecta específicamente la industria minera a la reserva de agua.
En una nota publicada por BBC News Mundo Tomasa Soriano, una mujer que reside en Huáncar, un pueblo de los alrededores del salar Olaroz Cauchari, afirmó que hay “menos agua” en los canales de riego y en los pozos: «Puede que tengamos menos agua por el cambio climático, pero también, sospechamos que la industria del litio, los mineros, usan mucha cantidad de agua dulce».
De acuerdo con el medio periodístico, los ambientalistas están de acuerdo con esta suposición ya que “la teoría es que cuando la salmuera se bombea desde debajo del salar, el agua dulce de los laterales de la cuenca gravitará para llenar el espacio dejado por la salmuera extraída, por lo que quedará menos agua para cultivos, animales y personas”.
Asimismo, un informe publicado en el portal del El Observatorio de Conflictos Mineros en América Latina (OCMAL) sobre los impactos socioambientales de la explotación del litio en el Salar de Uyuni, Bolivia, explicó que el proceso de extracción no es tan inocente, “como se trata de salmuera, se argumenta que es agua no apta para consumo humano y por tanto no representa una amenaza al suministro de agua dulce. Sin embargo, lo que no se dice es que el consumo de agua dulce es significativo en el proceso de extracción y el procesamiento para obtener carbonato de litio, así como para el mantenimiento de los campamentos mineros, entre otras actividades mineras”.
Sin embargo, la profesora de electroquímica en la Universidad de Jujuy y directora de un grupo de trabajo interdisciplinar sobre el litio, Victoria Flexer, aseguró que «atribuir la desecación de un pequeño curso de agua dulce a la industria minera es algo que no se puede probar ni refutar en solo un año, porque en los lagos y ríos del desierto a veces se secan de forma natural» y agregó que “necesitamos mediciones durante al menos cinco años para estar absolutamente seguros de ello. La variabilidad se debe a la extracción de litio y no solo a la variación de las lluvias».
Asimismo, el secretario de Minería e Hidrocarburos de Jujuy, Miguel Soler, afirma en la misma publicación BBC News Mundo que «no hemos visto ningún impacto en los recursos hídricos o en la vida silvestre hasta ahora. De hecho, hubo un aumento de vicuñas y flamencos en la zona».