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Fue y es genocidio

Fuentes: Rebelión

Y ya van varios funcionarios de «Cambiemos», incluido el propio Presidente Mauricio Macri, quienes salen de uno u otro modo a querer justificar el «Terrorismo de Estado» aplicado por el Proceso de Reorganización Nacional 1976-1983. «No fue un genocidio (…) 8.000 verdades 22.000 mentiras», disparó esta vez el Director General de Aduanas Juan José Gómez […]

Y ya van varios funcionarios de «Cambiemos», incluido el propio Presidente Mauricio Macri, quienes salen de uno u otro modo a querer justificar el «Terrorismo de Estado» aplicado por el Proceso de Reorganización Nacional 1976-1983.

«No fue un genocidio (…) 8.000 verdades 22.000 mentiras», disparó esta vez el Director General de Aduanas Juan José Gómez Centurión. Coherente con su pasado y con los intereses de clase que defiende basta leer un párrafo de Wikipedia para saber quién es este tétrico funcionario macrista: «Juan José Gómez Centurión (Buenos Aires, 16 de mayo de 1958) es un militar retirado, perteneciente al Ejército Argentino que alcanzó la jerarquía de Mayor, ex carapintada y actual político argentino. Participó de los levantamientos de Semana Santa, en abril de 1987, y de Monte Caseros, en enero de 1988, contra el gobierno de Raúl Alfonsín. Se desempeñaba como Director General de la Dirección nacional de Aduanas, desde diciembre de 2015 hasta el 19 de agosto de 2016, durante la gestión de Mauricio Macri. El 13 de octubre de 2016, fue reintegrado a su puesto en la Aduana».

La coherencia de «Cambiemos» y sus gerentes empresarios -cabe insistir- es intachable. «No fue un genocidio» dice Gómez Centurión, y aplicaremos «la conquista del desierto con la educación» aseveró el Ministro de Educación Esteban Bullrich. Profundamente congruentes: falta que se sinceren y lo griten a viva voz. Roca y Videla, matanza y explotación de originarios y trabajadores de por medio, son sus líderes admirados. Y en ambos casos el apellido Martínez de Hoz tuvo su sello.

Hay algo que el perverso Nicolás Márquez en su artículo «Gómez Centurión dijo la verdad» (Infobae 30-01-2017) no contempla: ¿qué fueron los campos de concentración y qué fue y es la figura del desaparecido?

El historiador Leónidas Ceruti es contundente: «Ese proceso de disciplinamiento represivo se realizó en forma abierta o encubierta, ocultando la identidad de las víctimas, hechos que se materializaron en la figura del «desaparecido». Las características de los procedimientos y padecimientos a los que eran sometidos los detenidos en los «centros clandestinos», fueron conocidas por las declaraciones de sobrevivientes y posteriormente por el relato de los mismos autores «arrepentidos».

Este cuadro sobre los Desaparecidos por profesión con datos de la CONADEP, nos ejemplifica sobre lo que sostenemos:

DESAPARECIDOS POR PROFESIÓN – PORCENTAJE

OBREROS 30,2 %

EMPLEADOS 17,9 %

DOCENTES 5,7%

ESTUDIANTES 21 %

PROFESIONALES 10,7 %

AUTÓNOMOS 5 %

AMAS DE CASA 3,8 %

CONSCRIPTOS 2,5 %

PERIODISTAS 1,6 %

ACTORES, ARTISTAS 1,3 %

RELIGIOSOS 0,3 %

En síntesis, sumando los porcentajes de los desaparecidos de obreros, empleados y docentes alcanza el 53, 8 %, lo que significa que la fuerza de la represión cayó sobre los trabajadores (1)».

Sino fue un genocidio planificado ¿por qué los más de 270 campos de detención clandestina donde se torturaba y masacraba trabajadores y no solo «guerrilleros» (2)?

Para los amnésicos vale el archivo. En octubre de 1977 el ex Jefe del II Cuerpo de Ejército, Ramón G. Díaz Bessone, viajó a su conocida Rosario como Ministro de Planeamiento. Allí, en una Jornada de Industria y Comercio, resumió (convencido y exaltado) la política económica que aun hoy rige y direcciona nuestras vidas: «Los empresarios forman uno de los primeros sectores que constituyen la nación día a día. Acaso por eso fueron uno de los blancos predilectos de la agresión criminal de las hordas marxistas. Por eso la responsabilidad moral es la otra gran vertiente de esta eminente función social, y comienza dentro de la misma empresa. Allí los derechos ceden su lugar a los deberes. Defender la empresa y la propiedad privada contra los agresores de toda índole es el primer deber (3)».

Fue y es un genocidio. Porque a esos crímenes del Terrorismo de Estado los padecemos como secuelas de la «miseria planificada» del orden socioeconómico imperante: 297 pobres por hora se suman desde que asumieron los amigos de Gómez Centurión.

La organización «Encuentro, Memoria, Verdad y Justicia» es terminante: «No se trata de un funcionario es la política del gobierno nacional».

En síntesis, las palabras del ex carapintada en ejercicio de tareas gubernamentales reflejan que intereses y aspiraciones se sostienen desde el gobierno macrista. Negando el «genocidio» reafirman lo ocurrido: asesinaron, torturaron, secuestraron, vejaron y desaparecieron personas para «recuperar la autoridad del capital» que veían en peligro. Relea las declaraciones de Díaz Bessone y comprenderá que la verdad pasa en que el terrorismo de Estado y sus nuevos o viejos campos de concentración siempre apuntan a engrosar las cuentas bancarias de la plutocracia.

Fue y es genocidio. Hoy hay otros dictadores que habrá que sacudir.

Notas:

  1. La democracia entre preguntas. Diez entrevistas de Andrés Sarlengo. 2009

  2. Política y Violencia. Pilar Calveiro. Verticales del bolsillo. 2009.

  3. Citado en Mis ladrillos. Andrés Sarlengo. Diciembre 2007.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.