El argentino en general, o más bien el porteño, se caracteriza por la incontinencia verbal; no quiere decir que sea conservador si no charlatán. Quienes mejor reflejan esta ‘cultura nacional’ del verso son los que arman las ediciones de la gran prensa capitalista. Alguién bajó la línea de que había que editorializar que el electorado […]
El argentino en general, o más bien el porteño, se caracteriza por la incontinencia verbal; no quiere decir que sea conservador si no charlatán. Quienes mejor reflejan esta ‘cultura nacional’ del verso son los que arman las ediciones de la gran prensa capitalista. Alguién bajó la línea de que había que editorializar que el electorado repudió a los piqueteros y los escribas (más aún en la radio) se pusieron a complir la orden como cuadra a lo que el lenguaje de nuestra calle denomina el ‘forro’. ¿Desautorizaron los electores a los piqueteros?
Si fue así no lo notó Pepe Barraza, figura histórica del movimiento piquetero, preso por su participación en la lucha contra la Gendarmería en General Mosconi, que fue electo concejal en Tartagal (en Mosconi propiamente consagramos otro concejal). Si los comentarios políticos los hicieran gente seria en lugar de papagayos, hubieran debido señalar que al PO de Salta le costó en forma especial ingresar al Concejo en Tartagal y Mosconi, primero por los artilugios fraudulentos de la ley de lemas en el pasado reciente, pero también como consecuencia de la derrota que sufrió el movimiento piquetero en el Norte. La lección que se extrae del ingreso piquetero y docente en esas dos localidades, en las listas del PO, es que la población termina por comprender, a la luz de su propia experiencia, de que el movimiento piquetero es un semillero de auténticos luchadores y de auténticos cuadros obreros. En las comunas en el que PO de Salta ingresa por primera vez están presentes las docentes de la huelga indefinida de abril en la provincia (que, a su modo, son piqueteras).
La votación por compañeros piqueteros fue importante en numerosos lugares, en primer lugar en Santa Cruz, donde Omar Latini se llevó el 8% de los votos y el tercer lugar a senador. No hubo elecciones a Concejo, por eso no trascendió el 25% para el PO en Pico Truncado y el 15% en Caleta Olivia, bastiones piqueteros si los hay. Sólo un charlatán puede editorializar sobre el fracaso del voto piquetero e ignorar lo ocurrido en el norte de la provincia de Kirchner.
¿Es posible que Ambito mencione a nuestra compañera Gabriela Arroyo para ejemplificar su punto de vista antipiquetero y no reconozca que salió virtualmente tercera en su ciudad, San Pedro de Jujuy, con casi el 6% de los votos, en su primera presentación electoral? En un sistema político en el que se impone la plata, los piqueteros representan con sus bolsillos y estómagos vacíos las antípodas ¡y aun así le hacen decir a los medios de San Pedro (como también ocurrió en Salta) que son los verdaderos ganadores de las elecciones del 23 de octubre!
La gran prensa, como es obvio, no se pierde en los detalles, por eso no registró el 8% de la piquetera Liliana Díaz, en Marcos Paz, o el 6% de Patricia Bojorge, la docente piquetera de Mercedes, o el 3,5% del docente piquetero, Adalberto Ricci, en Pehuajó. Estamos hablando de dirigentes, de cabezas de piquetes, de luchadores del Partido Obrero que caminan indistintamente con el gorrito blanco del PO o con el rojo del partido.
A los comentaristas de ocasión se les escapó también la importante votación del PO en las comunas de los departamentos del cordón de San Lorenzo, en Santa Fe, quizá la zona más industrial del país. ¿Pero cómo no destacar allí la elección en Capitán Bermúdez, con una lista encabezada por nuestra piquetera Jorgelina Signa, en medio de la marea de Binner en la provincia? El voto al PO en San Lorenzo traduce la unión idelógica entre los obreros con y sin trabajo.
Si los escribas no fueran tales hubieran recogido, bastante antes, la aguda observación de nuestra Gaby Arroyo, que señala en un artículo en esta edición de Prensa Obrera que la elección sirvió para convertir a numerosos piqueteros en cuadros socialistas. No quiero ‘avivar’ a la gilada patronal, pero la verdad no ofende -lo que no tiene es remedio. En Santiago del Estero, nuestro dirigente, Nicolás Basualdo, también piquetero, mantuvo la sorprendente elección que hace 90 días lo consagró diputado constituyente de la provincia.
Pero quizás el mejor ejemplo de avance político y electoral del movimiento piquetero lo haya brindado la candidatura de Néstor Pitrola -y no solamente porque su campaña política puso de manifiesto la superioridad intelectual de los piqueteros socialistas sobre los punteros y arribistas de la patronal. Sino también porque, aún muy lejos de las expectativas, subió los votos del PO, respecto al 2003, en el marco de una hecatombe generalizada de la izquierda y del centroizquierda, o sea de un fenómeno político-electoral más general. Hizo igual o mejor elección que personajes ilustres como Cafiero, Rivas, Ripoll, Basteiro o incluso Echegaray y Wollmann -algunos de ellos con el apoyo del banco Credicoop (como se pudo ver en su exhibición televisiva). Pitrola le marcó a los piqueteros un rumbo político; de esto los ‘giles’ a los que hice alusión no demorarán en ‘avivarse’. Los únicos piqueteros que fracasaron fueron los ‘tiros al aire’ que no juntaron más de 15.000 votos (en siete millones de votos positivos de su distrito) o los que no fueron a pelear porque se sienten derrotados de antemano, o sea que son derrotistas.
Señores del antipiqueterismo: Vamos por más, porque ya están hace tiempo en la pelea los piquetes de Ford, los ferroviarios, de Metrovías, de Telefónicos, de Aeronáuticos, de los secundarios y universitarios, y hasta los del Teatro Colón y de Gualeguaychú-Fray Bentos (vamos por el piquete internacional). De este semillero saldrán los cuadros que dirigirán a Argentina sobre nuevas bases sociales.
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La izquierda que puede entrar
Los mayores derrotados en las elecciones del domingo último fueron los despojos de Izquierda Unida. Cualquiera puede ver las cifras. No tienen nada que mostrar en ningún lugar del país. Al lado de la ex IU, Duhalde hizo la mejor elección de su vida.
Pero esto no es de todos modos lo esencial. Lo esencial es que la ex IU procuró encubrir su entongue con la ex Alianza, en el caso del PC, y con el clerical Cafiero, en el caso del MST, con el argumento de que era una ampliación para ganar votos más allá de la pura izquierda. Los aliados no le aportaron ni un voto sino una doble vergüenza: alianzas políticas humillantes y un verdadero cataclismo electoral.
¿Hace falta recordar los numerosos artículos y cartas del PO advirtiendo que sin una unidad independiente de la izquierda corrían el riesgo de la desintegración? Kreyness, del PC, y Pacagnini, del Mst, se regocijaban, a su costo claro, acusándonos de sectarios. Así les fue. En el caso del MST está el agravante de que pretendían compensar su imparable división interna con la obtención de un diputado (nacional y provincial, respectivamente) para cada tendencia (otro para el cuñado de Cafiero). Pero incluso después del cataclismo las cifras muestran que la suma de votos de la ex IU y el PO hubiera consagrado un legislador en Capital y diputados y legisladores en la provincia. Qué decir de lo que habría podido ocurrir con un frente hecho y derecho, que habría polarizado, en primer lugar, las energías de todo un caudal de activistas y de toda una base electoral, y en segundo lugar la propia elección, al menos parcialmente. Lo que el desastre puso al desnudo es que la ex IU no hizo una opción electoral sino una opción estratégica -disolver la izquierda en un frente patronal. Sus dirigentes deben estar consolándose ahora con la ilusión de que estos son los precios que se pagan para reenderezar los rumbos que nunca hubieran debido haberse abandonado. Imaginan jornadas más felices, en el 2007, de la mano de Binner.
Vilma Ripoll ha declarado que nada hubiera podido impedir el cataclismo de los ex IU, porque la elección se polarizaba de todos modos. En realidad, la compañera se quedó corta porque Kirchner se llevó todo lo que había y lo que no. ¿Pero cómo compaginar este balance con una campaña que aseguraba que ‘entraba´? ¿Pura mentira? ¿Para que entonces el acuerdo clerical, si no podía impedir un derrumbe ni siquiera por milagro? En una situación sin posibilidades (esto lo decía el mismísimo Nahuel Moreno) hay que mantenerse en las posiciones de principio. Un frente ciento por ciento de izquierda habría sido una cosa así. Pero más que eso habría reclamado en la campaña electoral la representación de los trabajadores en lucha. Algo fuerte para una elección y mucho más fuerte de cara al futuro. De cualquier modo, un frente ciento por ciento de izquierda hubiera presentado al día de hoy los avances extraordinarios del PO en Salta, Santa Cruz, Jujuy; juntos mejores resultados en Santiago; y como está dicho legisladores y diputados en Capital y la provincia.
De todos modos, los problemas nunca son los errores sino la falta de disposición para corregirlos a tiempo. Los balances del PC y del MST apuntan a defender lo hecho y reforzar el rumbo emprendido, o sea la disolución de la izquierda. Si tienen suerte, lo mejor que puede pasarles es lo que acaba de ocurrir con un diputado del PC de Uruguay que se retiró del recinto para no votar el operativo Unitas con los ‘marines’ norteamericanos.
El MST se mece en su propia fantasía, porque cree estar construyendo un movimiento plural, como el Psol de Brasil, dice, al que, dicho sea de paso, no le faltan clericales. Pero la comparación perjudica al Psol, que no nació de un acuerdo con clericales sino de una ruptura con agentes del FMI. El Psol, por otra parte, fomenta la discusión, o sea que aspira a llegar a conclusiones comunes, a homogeneizarse. Una cosa es explotar el lado favorable de las contradicciones para alcanzar alternativas superiores, otra cosa es proclamar la inmovilidad de la coexistencia de esas contradicciones (pluralismo). Los clericales que pueda haber en el Psol son heredados, no fueron incorporados artificialmente; su futuro deberá decantarlo la lucha social y la delimitación política. Para decirla corta: el MST se vale del Psol como coartada para seguir con un trabajo de liquidación política.
La izquierda que se une tiene una capacidad de liquidacionismo político impresionante, lo demostró con el Mas. Desmoralizó a una buena cantidad de luchadores. Al MST y a sus luchadores; a toda la izquierda y a todos sus luchadores, les decimos: hagan y hagamos un balance honesto. Lo visto hasta ahora es mugre, que lleva a la disolución política.