Algo hay de seguro, al igual que con el FMI, se cumple; con el modelo educativo, también. Gane quien gane, es más fácil ser una agencia pensada en las casas centrales de los organismos internacionales que pensar qué políticas para qué educación y fundamentalmente, para qué país.
En los discursos políticos todxs lxs dirigentxs de los partidos del establishment suenan como preocupadxs por la “crisis” del sistema educativo. Y todxs, absolutamente todxs, juegan el juego de las diferencias, que en las decisiones macropolíticas, no existen, pues todos los que gobernaron en los 40 años de democracia contribuyeron a poner en crisis la educación.
Ya hemos escrito ríos de bits sobre la colonialidad a la que responden las políticas de la llamada reforma educativa, cuyos objetivos, en una apretada síntesis, pretenden la performatividad económica de lxs estudiantes, su transformación efectiva en recursos humanos para las empresas y al mismo tiempo el ingreso irrestricto de fundaciones, ong y EdTech en la organización y gobierno de la educación, como viene sucediendo sin pausa.
En la coyuntura que nos toca y después de varias vueltas de rosca política, el nuevo sello que desplaza al Frente de Todos, definió que el superministro de economía, Sergio Massa, sea el candidato a presidente de Unión por la Patria (UP).
Este mismo candidato a presidente, no es otro que, en febrero de este año, celebraba la aprobación de otro crédito del Banco Mundial por 300 millones de dólares para financiar el programa de “Mejora de la Inclusión en la Educación Media y Superior por resultados” para reducir las tasas de abandono en esos dos niveles educativos con el impacto del crédito en las becas Progresar. En ese momento, tan agradable para el superministro expresó: “Es una satisfacción contar con el apoyo del Banco Mundial para contribuir al financiamiento de la inclusión educativa”.
Sospecho que la satisfacción es del Banco Mundial que, en menos de dos años, Argentina se endeudó en 641 millones de dólares para seguir, colonialmente, sus políticas educativas como se vino haciendo desde principios de los 90, incluida la “década ganada”.
Pero en realidad hay un hilo conductor, los otros 341 millones de dólares que se aprobaron durante la gestión de Gustavo Béliz, en 2021, secretario de Asuntos Estratégicos de la presidencia de Alberto Fernández, habían sido gestionados en junio de 2019 por Oscar Ghillione, secretario de Gestión Educativa del gobierno de Mauricio Macri.
¿Por qué celebraba el superministro otro endeudamiento en dólares, cuando lo que supuestamente necesitamos son dólares? ¿Por qué no cobrarle a Vicentín los 300 millones de dólares (y mucho más) de la estafa al Banco Nación en lugar de endeudar al conjunto del pueblo argentino a 31 años y medio? (sin olvidar el de los otros 341 millones de Ghillione / Béliz con vencimiento en 32 años, más los intereses). Para mayor información, ver “La trama, sin grieta, de la colonialidad educativa”.
Sin ir mucho más atrás, quien ahora es candidato, en 2015 también lo fue, pero por lo hizo en Unidos por una Nueva Alternativa (UNA), coalición que sacó el 21% de los votos, quedando tercera en las elecciones de ese año.
Pero para lo que nos interesa en esta nota, es saber cuál era su posicionamiento respecto de la educación.
En esa campaña 2015 con UNA, Sergio Massa, se mostraba totalmente identificado con los estamentos de la reforma economicista de la educación, al igual que ahora que celebra más endeudamiento y dependencia de las políticas de los organismos internacionales.
Texto
De acuerdo con sus propuestas de entonces, Massa expresaba: “Creemos fundamental avanzar en el diseño de una política de evaluación de unidades educativas y docentes. Tenemos que establecer que cada unidad educativa tenga metas de aprendizaje para el alumno y el docente, con sistema de premios y de sanciones para quienes no cumplan con las responsabilidades y objetivos previstos”.
Contexto
El discurso sobre la evaluación y el sistema de premios y castigos es tanto una política del Banco Mundial, como de la OCDE, ambos organismos son los que han puesto a la evaluación por encima de los procesos de enseñanza/aprendizaje y a las competencias (capacidades) como el objeto de aprendizaje del siglo XXI en detrimento de los contenidos (saberes).
Texto y contexto
Por supuesto que su discurso de campaña se ilustraba con lo que, en general, siempre queda bien decir, pero cuando están en el gobierno siempre falta. Las promesas sobre la escolarización desde los 3 años, la inversión en infraestructura y en las nuevas tecnologías, pero mechado con eso, que parece ser lo importante, el ex intendente de Tigre, proponía al electorado: “Vamos a implementar un sistema de evaluación docente, confiable y transparente, para medir el cumplimiento de metas de calidad y retención de alumnosen todo el país. Habrá incentivos salariales para los docentes que logren alcanzar las metas y un programa de re-entrenamiento para los que tengan dificultades (…) Todos los docentes tendrán que aprobar un examen nacional para ingresar a la docencia, y un examen cada cuatro años para medir su nivel de conocimiento, recomendar su capacitación y determinar su permanencia en el cargo. Necesitamos al docente comprometido y esto nos obliga a poner en marcha un sistema de premios al presentismo porque no es lo mismo el que va a trabajar todos los días, que el que no. No es lo mismo el docente que no va a trabajar y en muchos casos es protegido por algunos gremios que usan al sistema educativo como preventa {sic} (prebenda), que el docente que siente en la educación pública su trabajo de todos los días y el desarrollo de su vocación como forma de transmitirle a los menores el camino a elegir”.
Comprensión de texto e interpretación
El fundador del Frente Renovador, ahora candidato (¿único?) de UP, reafirmaba en aquella oportunidad, de cara a las elecciones de 2015, como un repetidor serial, lo que se definió internacionalmente como “educación por resultados”. Asesorado por Gustavo Iaies (fallecido en 2022), que trabajó en el alineamiento a las macropolíticas educativas globales y sobre todo se opuso, fuertemente, a las tomas de escuelas como forma de protesta de lxs estudiantes, iba a ser su futuro ministro de Educación (en la hipótesis ganadora).
Aquí vale decir, como reflexión en voz alta, que los que estamos contra la formación que los reformistas imponen, reivindicamos la toma de las escuelas como un hecho pedagógico, como una rebelión a una dudosa institucionalidad que encubre aún más dudosas acciones educativas gubernamentales.
Sergio Massa, se expresa, claramente, a favor de todo lo que resistimos, los que abrazamos la pedagogía crítica. Massa, por convicción ideológica y oportunismo político ve a la “educación de calidad (de los resultados)” con la lente deformante de la eficiencia y eficacia que impuso el mercado educativo con sus dispositivos evaluatorios y con las propuestas de educación híbrida, como estrategias de control y acumulación de información (Big data) para la factibilidad de los negocios de las EdTech.
Massa se refiere a la docencia como una entelequia, descontextualizada de las condiciones de trabajo, de las condiciones salariales, de las condiciones de existencia como trabajadores y cuando propone el presentismo como un premio, lo que hace es ocultar que ese ítem salarial, es un castigo; castigo que no cuenta para su clase política (lxs lectorxs no necesitan ejemplos).
No hay ninguna diferencia entre los discursos de el Massa de 2015, con los de Patricia Bullrich, Gerardo Morales, el tándem Larreta/Acuña y tantos otrxs que están guionados por la colonialidad del poder.
El apego a los mandatos internacionales y a sus “recomendaciones” políticas es un patrimonio exclusivo de la derecha y el autopercibido progresismo, con matices de diferencia discursiva y de algunos instrumentos, pero ambos abrevaron y abrevan en la macropolítica global que impone la reforma economicista de la educación.
Texto, contexto, investigación
Es manifiesto el ataque al sindicalismo “… usan el sistema como prebenda…”, donde ese tipo de generalización, sin argumentos, ni nombres es simplemente la deslegitimación pour la galerie para la tribuna periodística y el sentido común de los ignorantes, refleja los resabios presentes de sus comienzos en sus mocedades políticas, en el partido conservador-liberal, Unión del Centro Democrático (ucde) fundado por el varias veces golpista Álvaro Alsogaray en 1982, que con “el cargo de ministro de Economía en el gobierno provisional de José María Guido (1962-1963) (…) se había suscripto un nuevo acuerdo “stand by” con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que impuso(…) el incremento de los impuestos sobre el consumo y de las tarifas de los servicios públicos. Se redujeron las retenciones a las exportaciones tradicionales, se restringió la oferta monetaria y se redujeron el gasto y la inversión pública”. ¡El eterno retorno!
Frente al Sergio Massa de 2015 y estas propuestas con las que llegó a la elección de entonces, la CTERA declaró: “Desde CTERA los docentes de todo el país estamos alertas ante estas propuestas neoliberales de tecnócratas que participaron de gobiernos que hicieron ajustes en educación y que intentan otorgar a la educación pública los mecanismos que surgen de organismos internacionales cuyo objetivo es la mercantilización y privatización de los sistemas educativos públicos”.
Breve digresión
Aquí, dos cuestiones: una, es válida la contestación de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina; dos, no parecen sostener el mismo criterio de confrontación con los propios del Frente de Todos (y anteriores, vale comprensión de texto) que hacen “propuestas neoliberales” como los convenios con fundaciones corporativas de los que ya hemos escrito mucho en anteriores artículos. Sólo las seccionales disidentes y algunos sindicatos combativos que están en la Confederación expresan y denuncian la irrupción de estas políticas. Fin de la digresión.
Para la comprensión, sobra una línea: ya no es 2015, ya no es la coalición UNA, pero es Sergio Massa, (el único) en UP.
Fuente: https://tramas.ar/2023/06/28/hagamos-comprension-de-texto-massa-el-unico/
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