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Presentación de "El Peronismo que no fue. La (otra) otra historia" en el Hotel Bauen (II)

«Hay dos formas de ver la historia, desde el poder de la clase dominante y quienes lo hacen desde la lucha por la liberación de los pueblos»

Fuentes: Rebelión

Nueva presentación del libro el 12 de noviembre en Aguirre 29

Mario Hernandez (MH): Vamos a darle la palabra a «La Turca» Ahualli.

Renée Ahualli (RA): Antes de hablar por mí, voy a decir algo que Gerardo Bavio me mando por mail. Dice que lamentablemente no puede venir por su salud, que les envía un fuerte abrazo a los compañeros presentes, a René Ahualli, a Mario Hernández, autor y organizador de este trabajo y a Jaime Dri, como a todos los compañeros y compañeras por sus aportes, su militancia y la presencia en este acto. Dice también que El peronismo que no fue cobra sentido si promueve el debate y la polémica tan necesaria para la tarea pendiente que consiste en construir el movimiento nacional y popular del Siglo XXI, y lo dice porque es un libro que no está cerrado, está abierto a la discusión.

Mi participación en este libro es a través de una entrevista que me hizo Mario en Tucumán y de la organización de la presentación del libro en esa provincia. Hablando sobre Paco Urondo, siempre que yo paso la película sobre su vida para hacer discusiones o debates hago dos aclaraciones, una que a partir del juicio llegué a saber que Paco no se tomó la pastilla a pesar de que me lo dijo en el auto: «Me tomé la pastilla, me siento mal, bájense y váyanse» y Alicia le dijo: «¿Qué hiciste, por qué hiciste eso?». Años después los testimonios aparecen y se va juntando con esta historia que es «la otra, otra historia», aparece en los juicios y aclara muchas cosas.

El parte médico con respecto a Paco, dice que no tenía en su organismo ni una gota de veneno, el cianuro los ponía de color rosado, él no tenía ninguna apariencia de haber tomado la pastilla. Yo ahora le pongo un plus a Paco y me enojo mucho con los compañeros que lo tildaron de liberal, de pequeño burgués y demás. Era el jefe y cumplió su función de jefe hasta el final, él sabía que yo estaba herida, porque en un momento determinado preguntó si había alguien herido y yo había sentido ya el golpe en mi pierna y me toqué y me vi sangre, así que sabía, yo respondí : «Sí, yo estoy herida». Él tranquilamente podría haberme dicho: «Quedate Turca, aguantá vos y nosotros nos vamos». Pero no, él siguió y se quedó en su rol de jefe y nos pidió a nosotras que nos fuéramos. Yo tuve más suerte que la pobre Alicia, su compañera, que se metió en el primer agujero que encontró, que fue para encerrarse sin tener por dónde saltar ni salir ni nada. Y yo, que ahí viene lo que decía Zito Lema, la subjetividad de cada uno de nosotros, cuando me iba pensé que había entrado en una casa porque esa calle que estaba cerrada, había un paredón que yo no podía trepar, estaba cerrada en mi cabeza, era mi forma de pensar, el inconsciente sería que me hacía ver que si yo no daba la vuelta y me metía en esa casa me chocaba con el paredón. La busqué por años a esa calle, yendo a Mendoza decía: «Es una calle cerrada que no sé cómo se llama, quedaba por acá». Preguntábamos al vecindario, andaba con una compañera que era senadora y que en ese momento podía entrar alegremente a cualquier lado y nada, nadie vio ni sabía que había una calle cerrada después, con el tiempo, cuando empiezan las investigaciones, cuando se empiezan a leer los partes de la policía y todo eso, armando el juicio, me entero que esa calle se llamaba casualmente «Tucumán», ¡Tucumán me persigue!, no era una calle cerrada, era una calle abierta que jamás tuvo un paredón, eso estaba en mi cabeza, sin duda.

Otra cosa que también aclaro, porque es una deuda pendiente con el compañero Torres, que es el que canta la cita donde asesinan a Paco, es un compañero que sufrió terribles torturas que yo hasta ese momento no conocía absolutamente nada, y a mí me pidieron apenas llegué a Buenos Aires, a la semana del acontecimiento, que escribiera todo lo que había pasado y cómo había pasado. Ese escrito mío llegó a la Conducción Nacional (CN), y creo que es a partir de ese escrito que escribió Rodolfo Walsh. Ahí yo acuso al compañero como si fuera un traidor que vuelve a su primer amor, porque el compañero era comisario en San Luis, pero no era un comisario de carrera policial, después me entero de esto, era un comisario político, que había sido nombrado por el gobernador de San Luis, así que yo lo trataba de «ex compañero», terrible, me convertí en juez, cosa que al conocer las torturas a las que fue sometido y, sobre todo, por tratarse de alguien igual que los genocidas, porque se suponía que era policía, se empeñaban mucho más en torturarlo. Justamente ayer me encontré con un compañero en Mendoza que fue al juicio y se hizo el que no me veía, y yo me sentí tan mal, y es el compañero que había limpiado la celda donde estaba Martín, que hasta ahora se siente mal porque él le pidió que por favor lo ayude mientras estaba muriendo. Entonces yo le dije, compañero yo quiero hablar con usted, porque yo hago esto siempre que paso la película, o me piden testimonio, aclaro eso, borraría el libro de Bonasso donde dice «volvió a su primer amor», porque ahora, después de conocer todo lo que fueron las torturas, los secuestros impresionantes y la manera infrahumana en que trataban a las personas, no lo puedo decir, porque tampoco sé qué hubiera hecho yo en esa circunstancia, por eso me gusta aclararlo, un poco para reivindicar al compañero Torres y otro poco para sentir que estoy levantando el aplazo.

Lo que Mario resalta de mi entrevista es qué pasó con los cuadros que quedamos, que ahora le llaman «Montoneros silvestres» creo, los que quedamos sueltos en este país sin poder irnos a ninguna parte y tuvimos que resistir. Algunas críticas a la CN, porque se discutían los temas, se hacían los documentos, que se subían, y nunca daban respuesta, entonces uno sentía que hacía la discusión pero nunca recibíamos una contrapartida de lo que nosotros decíamos u opinábamos. Eso también está dicho, también que sobreviví porque tuve mucha suerte, porque esa pared no existía, pero tampoco lo había visto al compañero, al vecino que me dijo que me vaya por la casa de los cactus, que es por donde yo entro y es donde encuentro a un compañero que era de la Juventud Peronista, que yo ni sabía quién era, que me ayudó a trepar los escombros y las cosas que había contra la pared y de ahí salté al vacío. Todas esas son las historias nuestras, que los sobrevivientes tenemos la obligación de contar, de participar, de declarar en los juicios. La militancia nos exige esto en la actualidad y contar esta otra historia que no aparece en ningún lado.

El único demonio que siempre ejerció el poder fue la clase dominante

Jaime Dri (JD): Bueno, realmente mis compañeros han dicho cosas muy importantes, fundamentales y yo diría que han totalizado, pero voy a retomar algunas cosas que dijeron ellos, por ejemplo, el tema de la verdad histórica.

Adam Schaff escribió un libro, Historia y Verdad, donde claramente desarrolla que la verdad se construye en la historia, y que la objetividad que el positivismo nos dio, que hay una sola forma de que sea científico y, por otro lado, el punto de la subjetividad, nosotros aquí podemos contar qué sucedió en este hecho y cada uno lo va a contar diferente y ninguno va a mentir, pero cada uno lo va a contar desde su subjetividad, desde su personalidad, desde sus convicciones.

Pero a lo que apunta Vicente Zito Lema, el tema del poder, es cuando se escribe la historia para crear la superestructura de dominación del pueblo. Por eso la clase dominante argentina nos dijo que Mitre, que Sarmiento, que Rivadavia eran los próceres, y ahí me lo decía un compañero que me acompaña ahora, Julio, me decía que cuando llegó al Colegio Mayor empezó a escuchar que Rivadavia era un desgraciado, también Sarmiento, mientras él los tenía como grandes tipos y resulta que le habían dado vuelta la cabeza. Claro, porque hay dos formas de ver la historia, desde la clase dominante que sigue teniendo el poder desde que nacimos como nación, y quienes, como en el libro de Gerardo, como los libros de todos los compañeros que podamos escribir y decir, es la otra historia, es la lucha por la liberación de los pueblos, de nuestros pueblos, y lógicamente que nuestra verdad subjetiva, nunca va a coincidir con la verdad de la clase dominante que escribe para consolidar el poder, que es lo que hacen hoy los medios de comunicación principalmente como única oposición al actual proceso, llevado adelante por el kirchnerismo, para evitar el movimiento de avance del proceso de liberación.

Cuando se hablaba de «los dos demonios» me vino a la memoria cuando declaré aquí en el juicio de la ESMA, el hijo de Maco (Maco era un milico que me fue a buscar al Uruguay) habló de los dos demonios, yo le dije que había un solo demonio, ¿quién derrocó a un gobierno democrático como el de Hipólito Yrigoyen? ¡Ustedes! ¿Quién derrocó y bombardeó a un pueblo pacífico que había elegido a Perón democráticamente en el ´55? ¡Ustedes! No les gustaba lo poco que se estaba haciendo con el gobierno peronista en el intento de industrializar el país, por dejar de ser el granero del mundo, un país solamente dependiente de los productos primarios. Entonces, claramente, aquí el único demonio que siempre ejerció el poder fue la clase dominante, en un principio la oligarquía, ahora los capitales especulativos, etc. Entonces, para mí es muy importante lo que han hecho Gerardo y Mario, que es escribir «su» verdad, no es «la» verdad, porque la verdad es histórica, y a lo que apuntaba Renée en relación al libro Recuerdo de la muerte, yo que participé directamente, hoy habría cosas que después de 30 años, no las plantearía como las planteé.

Entonces, la historia se construye, pero tenemos que ver desde qué lado, nosotros, nuestra generación, puso un granito de arena en la historia de la construcción del poder popular y del proyecto de liberación de nuestra Patria chica y de nuestra Patria grande, los otros siguen escribiendo desde el mantenimiento del poder. Nosotros como bien dijo Vicente, no éramos santos inocentes, le peleábamos el poder a la clase dominante y, de esa forma, con todos los aciertos y todos los errores que tenemos que analizar, como actores de una etapa histórica para aportar a las generaciones que son las que toman las postas y las banderas para avanzar en la lucha por la liberación. Yo creo que este libro aporta en esa perspectiva, no para que se diga, «esto es verdad» o «esto no es verdad», lo importante es generar el debate y crearlo desde la perspectiva de la liberación, no de la opresión, que alguna vez en la historia podamos construir un poder popular con nuestra historia y nuestra verdad histórica que es la verdad de nuestro pueblo para destruir el poder oligárquico aliado al imperialismo que nos tiene sometidos hasta el día de hoy. Yo creo que eso es fundamental, y la mejor prueba es que un juez de primera instancia del Imperio viene a cuestionar la posibilidad del intento de liberación que estamos haciendo al haber renegociado una deuda que nunca el pueblo argentino contrajo, la hicieron ellos para saquear y saquearon hasta lo último.

Un compañero me dijo:-«Jaime, nos entregaron el gobierno porque ellos ya no lo pueden controlar, han saqueado hasta lo último, dejaron esto destruido, quieren que nosotros lo levantemos un poco y después volver ellos para seguir saqueándonos».

Entonces, esa es la etapa, en estos diez años hemos reconstruido mucho y hemos devuelto unas cuantas cosas a nuestro pueblo. Pero seguimos con la amenaza de volver atrás lo poco que avanzamos, entonces, el debate es en el seno del pueblo, de acá hasta acá está la cerca, dentro de la cerca estamos todos nosotros, peleémonos todo lo que queramos, pero no se puede pasar la cerca. Se lo dije a un compañero que era diputado, concretamente fue a Miguel Bonasso: «Mirá Miguel, podemos discutir y tenemos muchas diferencias, pero yo no puedo levantar la mano por la Sociedad Rural, nunca, porque la Sociedad Rural es la enemiga del pueblo hoy y siempre, y mientras no se cambien las relaciones de poder, nuestro pueblo va a seguir siendo esclavo».

Entonces, yo creo que este libro aporta al debate, no es para que le crean a Gerardo Bavio lo que dice, pero sí para que le aportemos ideas, que aportemos vivencias, que de eso sí, no vamos a dudar, de la autenticidad de los testimonios, porque son compañeros militantes que han comprometido la vida, como Gerardo que nace con el peronismo en el ´45 y acompaña todo el proceso del peronismo de la Resistencia y siempre fue de la Resistencia. Ganó la Intendencia de Salta allá en el ´73 junto con Miguel Ragone, a quien «cepillaron», pero Gerardo logró zafar, pasar a la clandestinidad y sigue su historia de lucha hasta el día de hoy.

Entonces, para mí ese es el valor de este libro, aportar elementos para el debate, para la discusión, para enriquecernos, discutir y ver cómo podemos construir el poder popular que hasta el día de hoy no lo hemos podido hacer. Yo creo que ese es el valor importante que aporta el libro. Qué cosas hicimos mal, cuántos errores cometimos, cuántas cosas nos faltan para poder construir el movimiento que realmente construya el poder y podamos decir que somos una sociedad que ha roto con las cadenas de la dominación. Muchas gracias.

MH: Bueno, abrimos a preguntas, a intervenciones, tenemos un rato para aprovechar, no sé quién quiere la palabra.

Tati Almeyda (TA): Soy Tati Almeyda, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora y realmente no puedo dejar de felicitar a la mesa, a Gerardo que no está presente, y estoy totalmente de acuerdo, faltan debatir tantas cosas y, sobre todo, en las Universidades, donde están los jóvenes que son el futuro. Simplemente decirles eso. Como preguntas tendría cuarenta mil, pero no es el hecho ahora, quiero felicitarlos honestamente, adelante y a debatir. Gracias.

Nuestros muertos también reclaman el debate

Vicente Zito Lema (VZL): No siempre es fácil porque cuando se da algo que en apariencia estamos todos de acuerdo cuesta entrar, pero lo decía bien Jaime, todos los que estamos acá lo hemos dicho, hay una idea en común que se comparte, una idea de fondo, pero también es cierto que las ideas de fondo tienen sus partes, la dialéctica nos enseña el todo, pero del todo a las partes y de las partes al todo. Parecería que hay un todo en común que nos une, pero de ese todo no sé si hay partes en las que estamos de acuerdo todos con todo. Estos encuentros entre compañeros con toda amplitud son muy aptos para discutir las partes, el todo general ya no lo discutimos, está clarito para los que estamos de acá y los que están del otro lado, pero dentro de los que estamos de acá estoy seguro que no todos coincidimos en todas las cosas. Por decir una que es de pelea, porque está puesto también en este libro, hay una gran disputa sobre lo que se llama históricamente la «contraofensiva montonera», ahí yo creo que en general discutimos todos y todo, es muy fuerte, es un debate que no está cerrado y que no es bueno que esté cerrado, porque cuando hay mucha gente involucrada, mucho dolor, mucha muerte, en algún instante mucha soberbia, en alguna instancia arrepentimiento, de acuerdo, pero lo que está en disputa es algo de nuestra historia que los muertos de esa historia también reclaman como debate no para, como quiso hacer el poder, hacer un juicio para llevar presa a la conducción revolucionaria.

Nosotros entre los compañeros no nos llevamos presos, pero sí debatimos con seriedad y fortaleza. En este libro uno de los puntos del debate es el tema de «la contraofensiva», otro es la muerte de Paco, porque no podemos negar, porque se discute, si Paco fue enviado a Mendoza castigado o no. Todas esas cosas hay que discutirlas, y les pongo palabras y me sustento en mis pelos blancos, porque alguien tiene que darle palabra a esas cosas, porque hay muchas cosas en las que estamos de acuerdo pero no en todas y son esas partes las que hay que discutir, porque a partir de lo que puede parecer una historia chiquita, hay un trasfondo muy grande. Como también se nombra en este libro ese famoso artículo 16º, de la ética revolucionaria de los Montoneros que también la tenían Fidel Castro y el Che, el PRT-ERP, las FAR, porque seamos honestos, ahí donde hay un grupo revolucionario hay un código ético y está bien, no quiere decir que esté bien lo que está en el código ético, pero hay que tenerlo. Para qué carajo uno pone en juego su vida y su libertad si no es para construir una nueva ética. Entonces, ¿cómo no vamos desde el principio a tener códigos éticos? Lo cual no quiere decir que esté bien o mal, está bien el código, pero no sé si todos los artículos están bien. Ese es también un tema que habría que tocar, porque en el ERP-PRT había un código para las relaciones amorosas, y en las FAR lo había y en Montoneros también lo había y ¿está bien que una guerrilla o un movimiento revolucionario tengan códigos amorosos? No sé, pero también el Che tenía un código, y bien duro, y Masetti y los compañeros en la primera gran aventura, vaya que hubo disputa sobre ese primer código, y los compañeros que militan hoy en día en las organizaciones que no sean los partidos burgueses, ¿tienen códigos de comportamiento? Si no los tienen me atrevo a decir que tienen que tenerlo, porque ¿para qué vamos a militar si no es para construir una ética superior? Ese es un punto de vista.

Otra cosa que habría que discutir que el libro plantea, es lo que llamamos el autoritarismo. Es algo que pesa en la historia argentina, tanto en los momentos de cambio como en los más «tranquilos», ese autoritarismo histórico que se da en nuestras luchas, es otro tema que el libro plantea para debatir. Por eso yo digo que este libro da muchos momentos para el debate, animémonos a más, el libro plantea, como lo hace también el libro de Cirilo Perdía, el papel de Perón en la revolución y acá se dicen cosas bravas, no son nenes de pecho la compañera ni los compañeros que están acá. ¿Y por qué no seguir hablándolas? Se plantea la relación entre las organizaciones armadas peronistas, las no peronistas, no hay que mentir en nada. Gerardo es guevarista, respira por Guevara y lo dice acá, es peronista revolucionario y guevarista. Y plantea cosas muy fuertes, el rol de John William Cooke en el peronismo revolucionario, muchas cosas que siguen vivas, que son lindas para que los jóvenes las discutan y que nosotros, los que somos jóvenes de otra forma, las volvamos a discutir tiempo después.

Parece que estuviera haciendo la propaganda del libro, pero ¿saben por qué? Porque es un libro que merece ser leído, es muy interesante, está muy bien hecho, no solo por los testimonios, sino por cómo se organizó, está muy bien y da para el debate y la pelea y, es cierto, si no debatimos no vale nada un libro, porque un libro de historia política de nuestra generación si no genera debate ¿para qué está escrito?

TA: Sí, justamente a mí que en lo personal me concierne muchísimo, el rol que tuvo Perón con la Triple A, es algo que me llega mucho porque justamente mi hijo desapareció antes del golpe cívico-militar-clerical, y honestamente no veo que se toque ese tema. Menos mal que también fue considerado genocidio a pesar de suceder antes del golpe.

VZL: Claro, asesinaron a tu hijo y a mi amigo Ortega Peña, a Rodolfo le dieron 37 balazos en la cabeza, en un gobierno peronista y a Carlos Mujica en la puerta de la iglesia San Francisco Solano, y cuánta gente fue muerta en una época atroz que pareciera que no existió porque no se habla nada y hemos sufrido bombas, tiros, muertos y hasta exilio, porque algunos compañeros tuvieron que exiliarse para que no los asesinaran en esa etapa.

JD: Y otros pasar a la clandestinidad, como fue mi caso.

VZL: Y nadie te garantizaba la vida, esos son todos temas tan fuertes que a veces nos cuesta meternos.

Perón se jugó por lo peor de la ultraderecha del peronismo en este país: Osinde, Lopez Rega, Rucci

Público: Indudablemente la derrota duele y mucho, pesa mucho porque creo que sería mucho más sencillo para todos nosotros hablar y reconocer errores si es que hubiésemos podido lograr tomar el poder. Si hubiésemos podido conquistar el poder todo hubiese sido más fácil, pero hemos sufrido una derrota espantosa, entonces ahora nos cuesta mucho más porque hay que empezar a reconocer errores. Y no sé si a partir de la miseria humana de cada uno de nosotros, estamos dispuestos a reconocer errores, creo que por eso fundamentalmente a los compañeros que estamos aquí nos cuesta mucho hablar y plantear cosas. Recién hablaban de Perón, bueno, Perón desde mi modesto punto de vista, y pido disculpas por la grosería que voy a decir, fue un viejo hijo de puta, un viejo traidor, un viejo cagador que utilizó a los compañeros de las organizaciones populares y guerrilleras mientras le fueron útiles, cuando dejaron de serle útiles se jugó por todo lo peor de la ultraderecha del peronismo en este país, Osinde, Lopez Rega, Rucci y una sarta de malditos y de infames que nos llevaron a que hoy estemos como estamos y que no podamos hablar de lo que nos pasó.

Indudablemente en «la contraofensiva» hubo errores y muchos, hubo autoritarismo y hubo dolores y moralina y hubo mediocres y tipos infelices que a partir de su propia miseria personal eran incapaces de permitir que otros tipos fueran más libres que ellos, y bueno pero así está hecha la historia y nos cuesta hablar de eso justamente por lo que nos pasó.

RA: Yo justamente opino en mi entrevista sobre «el viejo», que Gerardo siempre me hostiga con eso porque yo le digo «ese viejo p…» y dice: Como dice la Renée, «ese viejo p…», porque él también está cayendo de muchas cosas que antes defendía a capa y espada. Yo cuento ahí la entrevista que tuvieron los compañeros no sé si en el ´72 o ´73, cuando todavía éramos Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).

JD: En 1972.

RA: Contaron el cuento del frasquito de dulce que el chico quería alcanzar y el papá le sacó el banquito. Perón nos estaba diciendo lo que nos iba a hacer, nos la cantó perfecta. Nos dijo, «¿Ustedes quieren el dulce? Yo soy el papá del banquito». Esas son cosas que a la distancia uno las puede leer, o por lo menos mi subjetividad hace que lea así esto y me hace gracia que Gerardo la mira a la misma historia y la endulza.

MH: Yo quería comentarles a quienes todavía no lo han visto que en este libro, gracias a que Gerardo lo facilitó, están publicados los documentos de la Contraofensiva. Cuando nosotros empezamos a hacer el libro, en una oportunidad que viajo a Tucumán, Gerardo me manifiesta que él tiene los documentos de la contraofensiva, que son documentos mimeografiados, inclusive uno no está completo porque le falta la última página, entonces yo le sugiero a Gerardo hacer la publicación del boletín N°8, del boletín N°10 y del documento crítico, que también está publicado, el que suscriben Jaime, Bonasso, Olimpia Díaz, Gerardo y un par de compañeros más, cuestionando la contraofensiva y que va a derivar en el Congreso que se convoca en Managua en enero de 1980 donde se rompe Montoneros, que no se conoce tampoco bien esa historia, Montoneros se rompe por mitad, lo que pasa es que la plata quedó de un lado.

JD: Y nosotros en la calle, viviendo en el exilio.

MH: Yo quiero señalar este material porque es la primera vez que se publica, nunca se publicó, es más, Pila Garbarino, la compañera de Gerardo, conoció esa documentación a partir de este libro, porque nunca los había leído, bueno, acá la Turca me está diciendo lo mismo. Entonces, este es un aporte más que trae el libro, inclusive la Agencia Paco Urondo le hizo hace dos o tres meses atrás un reportaje a Roberto Baschetti, donde le preguntan a quien ha hecho la publicación de todos los documentos desde la Resistencia hasta el año ´77, si va a continuar publicando los documentos del período y él contesta que sí, que está en preparación y a punto de conocerse el material del mundial ´78, entonces el periodista le pregunta por los documentos de la contraofensiva y Baschetti dice que sí, que los va a publicar pero dentro de un año y medio.

Ahora, fíjense cómo son las cosas y lo que pasa alrededor de Gerardo, cuando presenta su libro «Las huellas de la memoria» en Salta, publicado por la Universidad de Salta, el responsable de la publicación comenta que por falta de presupuesto no publicaron las cintas de Radio Liberación que eran los comunicados que daban a conocer a través de radios clandestinas los Montoneros durante el año ´78 en el transcurso del Mundial. Esas cintas las tiene Gerardo, no sé si él o la Universidad de Salta, no hemos entrado todavía en ese terreno, pero la Universidad de Salta que hace una pequeña edición de ese libro, no las publicó por falta de presupuesto, ese es un trabajo que tenemos pendiente, porque cuando estuve para presentar el libro en Tucumán con los compañeros, le dije a Gerardo que hay que recuperar ese material para poder darlo a conocer, porque son audios que inclusive están en casettes y se pueden deteriorar y perderlos.

Público II: Un hecho más reciente, hay cosas que incluso a uno lo avergüenzan, pero de vergüenza ajena, me tocó compartir junto al compañero Vicente, esa picadora de carne que fue el diario La Voz, una moledora de compañeros, que se publicó entre el año ´82 y ´85/´86, diario en el que aparecía como director, recibiendo jugoso salario mensual en dólares don Vicente Saadi. Ese diario, si bien fue una experiencia importante, como decía antes, también fue una moledora de compañeros, y me da vergüenza pero vale la pena recordar porque ahí es donde aparecen las miserias que hacen que uno se avergüence de contar.

Había tres personajes, uno se llamaba Sverco, de los otros dos no recuerdo los nombres, que estuvieron conduciendo el diario durante la última etapa. A Sverco le decían «zapato heroico» porque andaba con el uniforme verde y unos borceguíes golpeando fuerte porque suponía que con eso iba a impactar frente a los compañeros que trabajábamos en el diario y nos iba a producir temor, y lo único que producía era una sensación de patetismo.

Relatar estas cosas, a mí realmente me da vergüenza ajena porque en definitiva el tal Sverco y otros más se terminaron afanando todo, el diario, las máquinas de la imprenta, asociados con «Galimba» (Rodolfo Galimberti). Es una sumatoria de cosas, el hecho de la derrota y todos los dolores que cada uno en mayor o menor medida pudo sentir. Y hablar de estas cosas en determinados ámbitos ayuda a darle de comer a los chanchos, como para que gente opine y diga que éramos tal cosa y tal otra, y uno se la tiene que comer.

VZL: Pero cuando el compañero habla no tiene pelos en la lengua, ¿eh?

Emerenciano Sena: Yo quiero decir que con los aciertos y errores que tenemos todos, porque somos humanos, yo no fui militante en aquella época, tengo 50 años, y vivía en la isla y llegué a Resistencia en el ´72 cuando tenía 12 o 13 años y vivía en el monte hasta entonces, después mi vida militante me hizo conocer la historia. Lo que yo quiero es reivindicar a todos los militantes de aquellos tiempos, porque si no, no existiríamos nosotros hoy, los militantes de los movimientos de desocupados o los piqueteros, como nos dicen a nosotros, aunque yo me considero un militante social más que otra cosa, más allá de los motes que nos hayan puesto, a ustedes les pusieron subversivos, a nosotros piqueteros.

Yo quiero reivindicar esta actitud, porque nosotros ahora tampoco somos santos ni nada por el estilo, ni con las uñas largas ni cortas, con la barba y el pelo largo o corto. Yo digo siempre que ser integrante de un movimiento de desocupados o de un movimiento social no significa un certificado de buena conducta, en lo moral, en lo ético digo, entonces para mí es muy importante reivindicar a la conducción, con sus aciertos y sus errores, porque no son el origen del mal, ni sus militantes ni sus cuadros políticos en distintas ramas como hay hoy, hay militantes de los movimientos que están en educación, en salud, en distintos espacios y que están haciendo lo que tienen que hacer como militantes populares.

Yo siempre les planteo a los compañeros de nuestra organización que tenemos nuestros héroes históricos y nuestros héroes contemporáneos, porque convivimos con muchos de ustedes, que son héroes nuestros y reivindicar la actitud de un periodista y escritor como Mario Hernandez que pone su trabajo y su capacidad para ir instalando estos temas que a nosotros nos van a servir mucho porque tenemos escuelas, jardines, primarias, secundarias y bachilleratos en el Chaco y vamos a llevar los libros para hacer trabajos de formación social, cívica, de historia, de todo porque van a servir para todos, para mí es muy importante. Y como dice el compañero, es muy importante que se diga en camaradería y no decirlo para afuera para no alimentar a los buitres. Personalmente en este momento, lo más lindo es eso, la camaradería, y que nuestras generaciones reivindiquemos y valoremos en su real dimensión, porque si todavía existe la esperanza de liberar a nuestros pueblos, es porque existen ustedes. Gracias.

MH: Antes de darle la palabra a otros compañeros, quiero presentarlo, el compañero que acaba de hablar es Emerenciano Sena, dirigente del Movimiento de trabajadores y desocupados del Chaco.

Público III: Buenas tardes, yo personalmente tuve una vivencia, tenía diez años cuando pude conocerlo al compañero Miguel Ragone, y para quienes no tuvieron la oportunidad de ver la historia como ustedes la están planteando, hace poquito pude ver «Infancia clandestina», ¿es posible tanta orfandad de tanto compañero militante?, ¿se entiende lo que les digo?, verlos tan solos, solamente con órdenes que venían dirigidas y que en su afán de llevar adelante esta transformación cada uno se hacía carne en sí mismo, la dirigencia no se ve en esta película, se ve el mandato nada más, y el afán militante por llevar adelante eso, pero qué dolor, ¿no? Y bueno, simplemente especificar esto nada más, porque creo que llegar a una sociedad que prácticamente estaba ciega por un montón de cuestiones, a intentar inculcarle a esa sociedad toda la transformación, muchachos despierten, la sociedad no los escuchó a los compañeros. ¿Qué queda con eso? Es sangre derramada, es algo que no entiendo, así como ustedes en la mesa lo tiraron, a mí me causó mucho dolor, ver compañeros que estaban afuera, vinieron acá y los mataron.

Publico IV: Yo era compañero de Gerardo Bavio, vine porque hace cuarenta años que no lo veo y me enteré de esta reunión. Él era el número uno y yo era el número dos, veníamos de Salta a encontrarnos con los compañeros que estaban a cargo, que en ese momento era «el pelado» Perdía, participamos junto con Bidegain, Cepernic y todos los compañeros de las reuniones, nosotros dependíamos del encuentro que teníamos con Zavala Rodríguez, a Zavala lo matan y quedamos sin conducción y desde ese entonces que no lo veo a Bavio, porque ni él vino para acá ni yo pude regresar a Salta. Yo vine en el ´74. Cuando lo matan a Ragone nos empiezan a perseguir a nosotros y ahora después de muchos años vemos con claridad el enfrentamiento que hubo entre Montoneros y FAR, y a nosotros los de las FAR que dependíamos de Marcos Osatinsky, de Córdoba, nos mataron 16 compañeros, nos señalaron desde la parte de Montoneros, y nosotros éramos Montoneros, eso es lo que hay que discutir acá ¿Por qué? El criterio nuestro es que el General como dijo el compañero, le dijo en esa reunión a Firmenich que los compañeros tenían una participación de la CIA, que tenían una infiltración. Nosotros seguimos investigando, tanto que los compañeros que vinieron fueron enterrados en Santa Fe, nosotros hicimos varios viajes, después a través de otras circunstancias como es una adivina, logramos conseguir algunos detalles y encontramos el cuerpo del compañero, después de 20 años. Los compañeros de la conducción de ese lugar no dijeron nunca dónde estaban, a pesar de que conocían sus verdaderos nombres. Así, en 16 compañeros nosotros constatamos que partiendo de Osatinsky fueron entregados, eso hay que discutir acá. ¿Por qué?

Somos peronistas pero tenemos infiltración del Imperio, que está 20 o 30 años adelantado a lo que nosotros hacemos. Les voy a poner un ejemplo, en Salta, el Diario Norte era el órgano oficial del Partido Peronista, cuando se produce la revolución se lo pasaron al «negro» Romero, inmediatamente, y ahora el diario es El Tribuno, y nunca pagaron un peso, y de los 66 jueces que hay en Salta, ninguno aceptó nunca una denuncia, que hicimos varias veces. También Radio General Güemes de Salta pasó a las manos de Alejandro Romay, que por ahí lo vemos que andaba con el canal 9 cuando era joven. Este año se hizo cargo de la radio y no nos dejó entrar nunca más.

Esas son cosas del Imperio que viene hace mucho tiempo haciendo estas cosas. Esto no es fácil, no basta con un gobierno, acá tienen que pasar varios gobiernos para que nosotros podamos implantar el peronismo, tener la justicia social, la independencia económica y la soberanía política. Por eso nosotros estamos detrás de que la compañera Cristina sea reelecta, porque el cuento ése de que no se puede, que se lo cuenten a otro, porque Correa y el compañero Chávez lograron que los presidentes sean reelectos. Los jueces de la Corte Suprema duran toda la vida, los senadores duran toda la vida, los diputados nacionales, los gobernadores, y aparte pedimos la rinoscopia de todos los jueces y de todos los diputados y senadores, porque si no la droga va a seguir acá, vamos a andar con el cuento de que la droga es buena, que un cigarrito no hace nada, pero ellos porque no viven donde vivimos nosotros, que ahí se los ve a los pibes empezando a fumar y a los dos, tres años están muertos. El peronismo siempre quiso el deporte, aunque lo hayan criticado a Perón por la UES, pero nosotros creemos que es lo más sano para la juventud. Yo les voy a dejar estos papelitos que hablan de la reelección de Cristina, y es un trabajo que podemos hacer si queremos.

RA: ¿Cómo es su nombre?

Público IV: Me decían «Tigre»

MH: ¿Alguno quiere decir algo sobre las intervenciones últimas?

Público V: Sí, soy Ernesto Rojas, diez años como funcionario político en Córdoba. Quería hablar sobre dos puntos, uno sobre la orfandad que mencionó recién el compañero al respecto de la conducción. Esté o no de acuerdo con la estrategia que llevó adelante siempre hubo un compañero de la conducción de Montoneros acá adentro, siempre, la otra conducción por cuestión estratégica, como todos sabemos, estuvo afuera, pero siempre uno o dos compañeros de la conducción de Montoneros estuvieron acá adentro y murieron acá adentro, es claro el caso de Mendizábal.

Entonces, sobre la orfandad y los mandatos, y bueno, nos rompieron la línea. La valentía era decisión de los compañeros militantes independientemente del nivel de encuadramiento que tenían, de seguir avanzando en la lucha contra la dictadura, eso hay que rescatar, y lo siguieron haciendo durante mucho tiempo, solos, muy solos quizás. Tal vez podamos indicar que hubo falta de prevención, pero la realidad fue ésa. Eso con respecto a lo que vos viste o sentiste, los compañeros militantes sabían lo que se jugaban, nadie era perejil, todos sabían a lo que se arriesgaban en este enfrentamiento, y la conducción siempre estuvo acá, que no se pudieran comunicar es otra cosa, pero siempre hubo gente acá.

Yo vengo de las FAR y les aclaro, con respecto a lo que se habla de Firmenich, sobre eso se hizo una investigación, todos ustedes lo saben, la hizo el PRT también y no hay nada. Osatinsky no cae por una infiltración, la Conducción Nacional estaba funcionando en Córdoba y estaban haciendo una reforma en la casa para darle mayor seguridad.

Público IV: Discúlpeme compañero, usted está hablando sin saber las cosas.

Público V: Yo estoy diciendo lo que me informó Mendizábal directamente.

Público IV: No creo que usted esté en condiciones de decir eso.

Público V: Esa es la versión que hay compañero.

Público IV: ¿Versión de quién?

Público V: Vos dijiste tu versión, yo digo la mía. A mí me informa directamente Mendizábal que cae preso justamente con Osatinsky y ahí nos informa qué había pasado, que hubo una delación por parte de un albañil que estaba construyendo la casa. No cayeron todos de casualidad. Esa es la relación, no hubo una infiltración.

Público IV: Cayó él, la señora y los dos hijos.

MH: ¿Alguien más quiere intervenir?

Público VI: Yo quisiera decir una pequeña cosa, lo que dice el compañero que acaba de hablar es casi lo que pasó. Cayó toda la conducción de Córdoba, cayó toda la casa y es cierto que el que delató esa casa fue un compañero que estaba haciendo un embute, y ahí cayeron Mendizábal y Osatinsky. A Osatinsky lo sacan de la celda para fusilarlo, los abrazó a todos los compañeros, se fue y le dieron la ley de fuga. Después, los hijos de Osatinsky, uno murió combatiendo en Alta Gracia, el otro que tendría 14 o 15 años y formaba parte de la conducción de la UES, mueren 4 o 5 compañeros nuestros, todos chicos de la UES, en una reunión cayó el Ejército y se los llevó o los mató ahí nomás. Y la compañera de Osatinsky cayó en Buenos Aires, y actualmente es una de las sobrevivientes de la ESMA. La verdad es que la muerte de Osatinsky fue terrible, tal es así que después le volaron el cajón, le hicieron una serie de cosas, porque fue el jefe de la fuga de Rawson, y Osatinsky era de los militantes más conscientes, de una lealtad impresionante. Era una persona bastante dura y yo creo que es una infamia decir lo que está diciendo el compañero. Y lo digo porque yo participé de la conducción de Córdoba, me trasladaron a Buenos Aires porque era demasiado conocido y Osatinsky vivió en mi casa con su familia, y verdaderamente era un ejemplo, cómo murieron esos chicos, sus hijos, es la historia de muchos de nuestros compañeros.

Me voy a extender unos segunditos más, nosotros con algunos compañeros que nos falta escribir algunas cosas, los tres compañeros que estamos acá formamos parte de la Columna Norte, también tuvimos diferencias muy grandes con la conducción de la organización, de tal manera que en un momento nos degradaron, se mandó a una votación en el conjunto de la organización y nos degradaron a los cinco que formábamos parte de esa conducción. Teníamos grandes diferencias que se evidenciaban en las reuniones de la Secretaría Nacional, porque en ese momento, la conducción era de cinco, cada conducción de columna y la conducción nacional, había un secretario general, un secretario político, otro militar, otro de organización. También estaba con nosotros el «loco» Galimberti, a quien degradan junto a nosotros, que encabeza la primera escisión que ocurre en el exterior. A mí me habló Galimberti desde París, diciéndome los dejaron en bolas, sin nada de nada y hay compañeros como ellos dos, a los que la conducción que nos reemplazó a nosotros, que dicho sea de paso cayó a los quince días, le allanó la casa. Creo que íbamos a perder la batalla, pero creo que algunos miles de compañeros podrían haber sobrevivido, porque cometimos una gran cantidad de errores, no cuidamos a los compañeros. Inclusive en una reunión con Perdía, que fue en la casa de Roqué con el organigrama de la columna, discutimos bastante fuerte porque él decía que si había diez compañeros insertos en la producción y quedaba uno solo, ya valía la pena. Discutimos muy fuerte por esto en la columna y nos llevó a un enfrentamiento bastante grande.

Así que nos falta bastante, hay mucha gente que todavía tiene que decir muchas cosas. No sé a quién le servirá, nosotros creemos que es importante que se sepan las cosas, la historia concreta de todo lo que pasó, es probable que también le sirva al enemigo, como decía recién el compañero, pero creemos que hace falta para que no volvamos a cometer los mismos errores.

Tenemos mucho para hablar y me alegra que salga este libro diciendo estas cosas.

En cuanto a la contraofensiva, yo estaba en el exterior y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas por los refugiados, desde Brasil, nos concedió el destino que no lo elegíamos nosotros. A mi compañera y a mis hijos nos mandaron a Suiza, nosotros no fuimos buscando ese exilio, sino que nos tocó estar ahí. Entonces, me parece muy bien que se estén escribiendo estas cosas, hay muchas historias que corren y la verdad que algunas son hasta disparatadas, pero bueno, hace falta que los que han estado en los lugares concretos donde se han producido estos hechos lo cuenten.

Mientras podamos transmitir que no todo se compra ni se vende, no hemos perdido

VZL: La verdad que es doloroso y con una carga muy fuerte, escuchando a todos los compañeros que hablaron, queda aquí entre nosotros la verdad como una carga de dolor terrible, por eso también nos cuesta encontrarnos, porque tenemos tanto dolor encima que es muy difícil organizar el dolor.

Decís dos cosas que a mi criterio son de gran verdad, hubo un período en que no se querían hablar las cosas, en ninguna de las organizaciones de la época, primero porque los muertos pesan, es decir, a veces hay partidos que no han tenido organizaciones militares y pueden reconstruir sus cosas y sus discusiones porque hay menos muerte, están las muertes del tiempo natural, pero en nuestra generación la gente moría de joven, cuando no hay que morir, hasta de niños, adolescentes, esa es una carga que compartimos como militantes históricos que a los que no son de esa generación les cuesta entender.

Sobre nuestras espaldas pesan los muertos, pero no como dice Marx como una cuestión cultural, no, los muertos en nosotros no pesan como cuestión cultural, filosófica o política, pesan como muerte-muerte, porque los conocimos, y cuando alguien pierde a alguien se pone mal si es un amigo, un familiar, nosotros empezamos a contar los muertos y en unos minutos cada uno puede dar cuenta de muchos familiares, amores, amigos del alma, es mucha la muerte que pesa todavía sobre nosotros y eso hace muy difícil que uno pueda públicamente debatir estos temas, yo solo me animo, quizás por profesionalidad, por las cosas con las que trabajo, a pedir algo que no sé si sonará romántico, que más allá de la verdad que cada uno tiene, la única manera de animarnos y de poder reconstruir esto, es cuidando al otro, quizás como no lo hicimos cuando teníamos que cuidarnos. Ahora que casi todos ya rondamos la vejez, tendremos que cuidarnos mucho cuando decimos estas cosas, y todos tenemos el derecho a decirlo, a acentuarlo, pero tendremos que cuidar muchísimo nuestros debates para no lastimarnos más, porque estamos muy lastimados, esa es la verdad.

Habrá que animarse a decir la verdad de cada uno, porque siempre son subjetividades, con el coraje de sacar a flote lo más profundo del alma, pero con el cuidado de que el otro, que a lo mejor piensa distinto, también carga sobre su espalda su cuota de muerte, ese es el tema, somos todos sobrevivientes y hay que cuidarnos mucho, pero también hay que superar el tema de callarse la boca, con riesgo de que los perros coman de nuestro dolor, es cierto, porque hay otros que van a tomar nuestras disputas para decir barbaridades, es difícil, tendremos que darle de comer a los buitres, porque si no lo hacemos no terminaremos de purgar nuestras conductas.

Pensando en algo que suena también como muy lírico, pero es cierto, y es que los chicos jóvenes tienen que animarse a transitar de vuelta el difícil camino de cambiar el mundo y lo tienen que hacer creyendo en lo que hicimos nosotros, y la única manera de que crean es que vean nuestras equivocaciones, que son tremendas, y los que tienen en esta historia roles más importantes, tendrán que aprender a hacerse cargo sabiendo que esto no es un tribunal, porque con errores y todo eran compañeros, no eran traidores.

Es muy fácil criticar las desviaciones que se dieron, pero lo que se dijo también es cierto, quién soy yo para salvar a nadie, pero también es cierto que de los trece compañeros de la conducción, y en el libro está dicho, murieron diez, y si vas a hacer la proporción, y ves la dirección del Ejército en Malvinas frente a los soldados, no murió nadie. Es decir, errores sí, políticos, militares, culturales, arrogancia, narcisismo, todo, pero no se llegó a lo que llegaron los del otro bando, nunca, entre compañeros se allanó, pero no se torturó. Y el otro tema, que dijo la Turca, y es cierto, porque también lo escuché, que Quieto se quebró, que Osatinsky, que la tortura, vos lo dijiste, y por eso Paco quiso llevar la posibilidad del cianuro, como lo dice en un poema, «mi cuerpo responde a mi juventud, pero mi cuerpo atrapado por la tortura, no sé a quién responde» y es verdad, quién se atreve de nosotros a decir hasta dónde responde el cuerpo en la tortura, no se puede, que se convierta un compañero en Jesucristo si es que realmente soportó lo que dicen.

Público VI: No fue solamente Paco. Nosotros en la Columna Norte, tuvimos una gran discusión porque decían que era un privilegio, miren a donde estábamos llegando, era un privilegio tener la pastilla. Entonces tuvimos que hacer pastillas para todos, fue un problema serio.

RA: Y cargar con eso era una dura situación, yo perdí el contacto porque el compañero que era el responsable cayó en el Uruguay, intenté por todos los medios reinsertarme, me decían que llame a México y yo no tenía ni para el colectivo, así que me fui a los montes a vivir un tiempo y después aparecí de nuevo y el día que yo tiré la pastilla habían pasado como tres años, y fue como una ceremonia lo que hice. La seguía teniendo porque no sabía si en la calle me iba a señalar alguien, a pesar de que estaba desconectada de la organización, porque en ese momento había mucha gente en la calle que señalaba, era la usanza de esa época, y yo me manejaba con un documento de mi hermana que tiene quince años más que yo. También estaba el Digicom que era el patrullero con un aparato que marcaba tu documento y si prendía una luz roja te llevaban para después averiguar quién eras. Hasta para ir a la verdulería salía con documento porque te lo pedían en cualquier momento, era muy duro. Pero el hecho de haber tirado la pastilla fue como sacarme un edificio de varios pisos de encima, me costó mucho decidirlo.

Público VII: Yo quería traer un recuerdo, hablaron de «la Cabra» Osatinsky, y quiero decir que entre las cosas que se silencian, está el territorio del cuerpo de la mujer como la apropiación más vil en la violación de la tortura, y en esto también las compañeras que fueron torturadas a la par de los hombres, sufrieron la estigmatización de los militares en tanto putas, y de los compañeros en tanto traidoras, porque si sobrevivían era porque se habían jugado con el cuerpo.

Hay un material muy importante que está circulando ahora que escribió Miriam Lewin, en donde una de las cosas más conmovedoras, es que esa prócer que para muchas de nosotras era «La cabra» Osatinsky, relata que ella también fue violada y que también padeció, siendo una mujer grande en comparación a otras pibas que estaban en ese lugar. Quería que esto también se abriera, porque esto de encontrarse a un compañero y cruzar de vereda o que se te crucen de vereda, por la sospecha, mucho más lo era cuando se trataba de una mujer. Esto me parece importante ya que estamos pensando en abrir cuestiones.

Lo otro es compartir un pensamiento de Cacho el Kadri que decía «efectivamente perdimos, no alcanzamos a hacer la revolución, pero mientras podamos traer a cada joven lo que nosotros pensábamos en la ideología y en el amor, mientras podamos transmitir que no todo se compra y no todo se vende, nosotros no hemos perdido, todavía la estamos jugando».

VZL: Muy hermoso.

Público VII: Buenas tardes a todos, yo estoy acá acompañando a mi papá, y quería transmitirles lo orgulloso que estoy de él por todo lo que sufrió, todo lo que pasó, sé lo difícil que fue, leí el libro «Nunca más», donde describen cosas que todavía no puedo entender, cómo un ser humano es capaz de infringir ese dolor a otra persona, y quiero decirles a todos que estoy orgulloso de ustedes, porque fue muy difícil aguantar eso, las torturas, el temor por las familias, por perder a los seres queridos, es muy fuerte y, sin embargo, hoy están todos acá tratando de que este país sea un país independiente, un país fuerte y que todos los que vivimos en él tengamos las mismas oportunidades, que eso para mí es muy importante, yo soy genetista, trabajo en un hospital público de niños y para nosotros la vida es una cosa muy importante y se pelea hasta lo último, entonces todas esas personas que se aguantaron cosas que yo no llego ni a imaginar lo que puede llegar a ser, realmente no me cabe adentro el respeto y el cariño.

Público VIII: El joven que acaba de hablar es el hijo de Julio. Yo quería decir que en todo movimiento popular hay contradicciones y errores, pero quería agregar, ya que se habló de la contraofensiva, personalmente quiero rendir un homenaje a todos los compañeros que se jugaron y volvieron en la contraofensiva, cada uno de los que volvió sabía a qué se exponía. Particularmente, además yo tuve la gran suerte de conocer en abril del ´79, en la casa de Montoneros de Puerta de Hierro en Madrid, a un compañero que murió en la contraofensiva, que fue Armando «Petete» Croatto , en su nombre quiero rendirle un homenaje a todos los compañeros que volvieron, se jugaron las bolas, se jugaron la vida, no perdieron la vida, se la quitaron los milicos asesinos.

VZL: Y aunque parezca mentira, es un libro, y hay un autor, entonces también el aplauso al testimoniante que no está, cuidándose, que hace bien, a otra testimoniante que vino, al prologuista, y a Mario Hernández que organizó y fue el responsable de este encuentro. Perdón, ella quería decir algo.

Público IX: Sí, muy cortito, en el año ´80 yo estaba en Ginebra en el instituto donde estaba la Kika Osatinsky y una de las cosas que me dijeron los compañeros fue que no me juntara con ella, que la dejara sola porque había veces que estaba muy mal, y resulta que cuando salíamos coincidíamos y yo siempre iba a tomar un café con la Kika, y además compartíamos otra cosa de la infancia, ella nació en un ingenio en Tucumán y yo en un ingenio en Chaco, entonces las dos nos decíamos «sin un montón de azúcar no podemos tomar ni el café ni nada», y ella me decía «bueno, vamos a comer empanadas a mi casa», y lo que les quiero decir, es que un día discutíamos un trabajo que teníamos que hacer sobre un país de América Latina, y ella me dijo «cualquier país menos la Argentina, porque yo a la Argentina no vuelvo nunca más», y la Kika volvió a reconocer los restos de su hijo. Nada más.

Nueva presentación

Editorial Metrópolis presenta: El peronismo que no fue. La (otra) otra historia, de Gerardo Bavio y Mario Hernandez

Con la participacion de Carlos Aznárez (Resumen Latinamericano), Renne Ahualli (única testigo del asesinato de Paco Urondo), Pila Garbarino (exdirectora del Canal de la UNT en 1973) y los autores

En el bar La Dignidad – Aguirre 29 (a una cuadra de Ángel Gallardo y Corrientes)

MIERCOLES 12 DE NOVIEMBRE A LAS 19:00