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Entrevista al economista político Julio Gambina

«Hay que ir por la nulidad del acuerdo parlamentario suscripto con el FMI»

Fuentes: Rebelión

El dato más grave del acuerdo con el FMI es que cada 3 meses vamos a tener la auditoría del FMI.

-¿Cuáles van a ser las consecuencias del acuerdo con el FMI? 

-Las consecuencias, son la profundización de las políticas de ajuste que se vienen implementando. Por un lado, la primera disposición que hay es la de disminuir el déficit fiscal. El déficit fiscal tiene dos formas de disminuir, o bajando el gasto o aumentando los impuestos. Daría la impresión de que no hay una preocupación por aumentar los impuestos, aun cuando el grupo de senadores del Frente de Todos ha presentado una propuesta para gravar a quienes tienen activos en el exterior no declarados con destino al pago del FMI. Eso está anunciado por una parte del Frente de Todos, pero no pareciera que vaya a tener consenso. Y si no hay aumento de recaudación, lo que va a haber, para que haya disminución del déficit fiscal, es disminución del gasto.  

La disminución del gasto es a través de la disminución de salarios de los trabajadores estatales, por las jubilaciones, que obviamente sus ajustes van por detrás de la evolución inflacionaria. La inflación le juega a favor del objetivo de disminuir el déficit porque el aumento de precios supone crecimiento de la recaudación tributaria, no en términos reales, pero sí en términos nominales. En la medida en que congelen algunos gastos presupuestarios, que tiren la pelota para adelante, que ejecuten el presupuesto, pueden cumplir esa demanda de disminución del déficit fiscal que es progresiva para este año, el que viene y el siguiente, con la intención de que en el 2025 sea déficit cero.  

Luego se auto restringe el gobierno en la posibilidad de emitir moneda, y sabemos que en los últimos dos años, sobre todo en el 2020, con pandemia de por medio, el gobierno pudo atender una cantidad de temas desde la emisión monetaria. Tiene que ver con la ayuda social, incluso con los subsidios, y el acuerdo con el FMI dice que los subsidios energéticos, que son muy importantes, tienen que disminuir y, por lo tanto, si disminuyen los subsidios a la energía, eso se va a trasladarse a las tarifas.  

No solo hay ajuste por el lado de los ingresos para la familia trabajadora, para los sectores populares en su conjunto, sino que también van a tener que hacer frente a un mayor costo en los servicios públicos, especialmente los energéticos. Al mismo tiempo, quizás el dato más grave del acuerdo con el FMI, es que cada 3 meses vamos a tener la auditoría del FMI. La primera va a ser en julio, a mediados de año. El FMI ya hizo el primer desembolso, casi 10.000 millones de dólares, se pagaron los vencimientos que correspondían a fines de marzo y al mismo tiempo el acuerdo con el FMI disparó las conversaciones con el Club de París.  

Con el Club de París había una demora acordada, no había entrado la Argentina en cesación de pago porque había acuerdo de no exigir los pagos hasta que no se acordara con el FMI. Ahora se acordó con el FMI y, por lo tanto, avanzan las conversaciones con el Club de París para ver cuándo se cancela la deuda.  

Todos los problemas estructurales que había antes del acuerdo se mantienen y desde el punto de vista de la campaña popular que había para suspender los pagos y promover una auditoría de la deuda, planteando su carácter odioso, se mantiene en firme. Te diría que la campaña a construir ahora es que hay que ir por la nulidad del acuerdo parlamentario suscripto con el FMI. Muchos dicen ‘eso es una ilusión’, no es ninguna ilusión. En la Argentina ya hay experiencia de que la lucha popular pudo ir por la nulidad de las Leyes del Punto Final. Cuando eso se debatía en tiempos de la Alianza también se decía que la nulidad era imposible y por eso la Alianza aprobó la derogación de las leyes de impunidad. La pueblada del 2001, 2002, y las condiciones políticas del gobierno del 2003 hizo que en ese año se aprobara la nulidad del Punto final y la Obediencia debida, con las consecuencias que trajo en juicios y encarcelamientos como en ningún lugar del mundo contra militares represores. Falta mucho, quedaron muchos afuera, pero demuestra que el movimiento popular pudo imponer las condiciones de posibilidad para que haya nulidad del Punto final y la Obediencia debida. Creo que hoy un dato, un objetivo, un propósito a trabajar es generar conciencia para ir por la nulidad del acuerdo con el FMI, porque si era ilegal, ilegítimo y odioso antes del acuerdo, lo sigue siendo en la actualidad.  

Y la iniciativa política de los senadores del Frente de Todos demuestra que está claro que el préstamo que le otorgaron desde el FMI al gobierno de Macri generó la fuga de capitales, por eso la iniciativa de ir a buscar esos fondos fugados, estimados en 400.000 millones de dólares y desde ahí, con la recaudación, se está planteando un 20% de impuesto en primera instancia. Si lo pensamos en esos términos, estamos pensando en una recaudación objetiva de 80.000 millones de dólares para pagar este préstamo de 45.000 millones. Está claro que es un objetivo que se proponen de tipo matemático, la pregunta en todo caso política que uno puede hacerse es ¿por qué se plantea ahora una ley y no se avanza con los instrumentos que se tienen? 

Es cierto que la ley incluye la eliminación del secreto fiscal, del secreto bancario, pero también podríamos decir que ha habido muchos momentos en la Argentina, desde que se recuperaron los gobiernos institucionales, para cambiar la legislación financiera, la política financiera y trabajar de una manera distinta el control de capitales, la evasión fiscal.  

Lo real es que el acuerdo con el FMI le da legalidad, por el acuerdo parlamentario, a una ley que es ilegal y por eso hay que trabajar por la nulidad de este acuerdo que supone desconocer los acuerdos con el FMI y eses es otro debate político de otra naturaleza, porque esa confrontación no va a pasar desapercibida ni en la Argentina ni el plano mundial por los sectores hegemónicos. 

¿Por qué hay alta inflación en Argentina? 

-Otro tema, la inflación local, porque mucho se ha atribuido a la inflación mundial, a la guerra de Ucrania. Incluso el presidente Alberto Fernández ha dicho que en la cabeza de la gente se explica el fenómeno inflacionario. ¿Qué nos podés comentar al respecto? 

-La guerra, la invasión militar en Ucrania, empezó a fines de febrero. Si vos querés decir que hay un problema inflacionario en el mundo en alimentos y combustibles, porque la situación de guerra en Europa, en Ucrania, sí, pero desde ahora. El tema de la inflación internacional viene desde antes, antes de la situación en Ucrania, EE UU tenía un índice de 7,5% de inflación anual y hace dos años que EE UU viene planteando la preocupación del alza de los precios. Por eso EE UU venía diciendo que iba a aumentar la tasa de interés, y ya este año hubo un momento de aumento en la tasa de interés como una forma de enfriar la economía y bajar la inflación. Entonces la inflación internacional viene desde antes de la guerra, sí.  

Tiene que ver con el precio de los alimentos y de los combustibles. La Argentina es importador de combustibles y, por lo tanto, el precio internacional en alza impacta en las cuentas macroeconómicas de la Argentina y por ende puede tener un impacto en los precios. En alimentos la Argentina es exportadora, el tema es que no es la Argentina la exportadora, son corporaciones trasnacionales y grupos económicos locales. Uno de los grandes exportadores era Vicentín y en su momento no avanzó la propuesta de intervenir, expropiar y cambiar el modelo productivo pensando en una empresa modelo que reoriente el modelo productivo exportador en la Argentina. Entonces, los grandes productores y exportadores de alimentos de la Argentina o de producción agraria lo que quieren es en el mercado interno obtener el precio internacional que viene en alza por la guerra, desde antes de la guerra y que tiene que ver con la apropiación de excedentes por parte de las trasnacionales de la alimentación y la biotecnología.  

Fijate todas las vueltas que te estoy dando para decirte que en definitiva también hay un problema local de la inflación. Hay una especificidad argentina de la inflación que viene de lejos. Que está ahora en el gobierno de Alberto Fernández, lanzada desde una perspectiva donde el último dato anualizado es encima del 50% con proyecciones, en la página del Banco Central, de escalar esa inflación.  

Probablemente cuando conozcamos el último dato de inflación va a estar por encima del 6%, proyectándose al 60% si es que no se contiene esa aceleración de precios. Pero la inflación ya era importante en el gobierno de Mauricio Macri, que terminó en torno del 50%. Y también era importante en el último gobierno de Cristina Fernández, es más, si ustedes se acuerdan cuando saltó Lavagna del ministerio de Economía del gobierno de Néstor Kirchner, fue porque había un proceso de aceleración de precios. La inflación viene en este último tiempo, por lo menos del año 2006, 2007 cuando hubo cambio de gobierno de Néstor a Cristina Fernández, la inflación ya tiene una antigüedad más que interesante.  

Y si la miramos para atrás, los procesos de aceleración de inflación vienen desde la dictadura militar, es más, uno de los objetivos que se planteó Martínez de Hoz ni bien asumió el ministerio de Economía fue bajar drásticamente la inflación y produjo un ajuste muy fuerte que redujo la inflación a un dígito, pero rápidamente se volvió a acelerar. La Argentina conoció inflación de tres dígitos y luego hemos tenido distintos planes antiinflacionarios, quizás el más conocido es el de Cavallo de la Convertibilidad, del 1991 al 2001 y se logró la estabilidad a cambio de un 57% de pobreza que es el más elevado que tuvo la Argentina, estoy hablando de la estadística de mayo del 2002, con un nivel de desempleo del 21%. Nunca había tenido Argentina ese nivel de desempleo. Un nivel estructural de subempleo y de flexibilización laboral brutal.  

Ahora la inflación continúa y la discusión es una convertibilidad agravada, eso es la dolarización. Y la dolarización solo puede funcionar con un inmenso ajuste inicial, que probablemente genere éxito en estabilizar los precios, pero deteriorando las condiciones de vida de la mayoría de la población.  

¿Por qué hay alta inflación en Argentina y no en otros países del mundo? Estoy hablando de antes de esta situación de guerra, estoy hablando de antes de la disparada de la inflación en los países capitalistas desarrollados, especialmente EE UU y Europa. ¿Por qué la Argentina tiene este nivel de inflación? Porque hay una disputa por quién se apropia el excedente económico, en términos marxistas diríamos la plusvalía.  

Pensá que en el 2001 había dos propuestas en discusión, una era la propuesta de la dolarización, la misma que se hace ahora. Sectores de la derecha, liberales, planteaban la dolarización. Y otros sectores productivistas, caso de la Unión Industrial que la encarnó Duhalde, quien asumió la presidencia en el 2002. Acordate que la campaña electoral de Duhalde, que perdió contra De la Rúa, era por un desarrollo de un modelo productivo. Ese modelo productivo se basaba en la devaluación, por eso muchos en el 2001 decíamos que la solución de la Argentina no era ni la dolarización ni la devaluación, porque en las dos los perjudicados son los trabajadores y las trabajadoras, la mayoría de la población que vive de ingresos fijos.  

Quienes sustentaban la dolarización eran las empresas privatizadas de servicios públicos que facturaban en pesos, con la convertibilidad los cambiaban 1 a 1 por dólares y esos dólares que captaban del producto social de la Argentina lo transferían como remesas de utilidades al exterior. El sector productivo industrial pedía la devaluación porque quería frenar el impacto del masivo ingreso de importaciones del exterior y , por lo tanto, reactivar la producción local, incluso con la perspectiva de exportar al mercado mundial para generar excedentes que sirviesen para pagar la impagable deuda pública externa.  

Los proyectos de dolarización o de devaluación expresaban la disputa por el poder, no para gobernar, sino para apropiarse del excedente económico, la plusvalía. Lo que viene pasando en la Argentina es que tiene un tipo de desarrollo capitalista donde el excedente se fuga. Fijate que cuando nosotros decimos que el préstamo de Macri sirvió para la fuga, ¿qué quiere decir? Hay que explicarlo, si no, no se entiende. Quiere decir que los sectores hegemónicos en la Argentina, el sector del poder económico, la forma que tienen de fugar es transfiriendo dólares. Pero no había dólares en la Argentina o los que había estaban en cajas de seguridad, en los colchones como se dice y, por lo tanto, había que hacer entrar dólares para fugarlos.  

Eso es lo que el informe del Banco Central de mayo del 2020 demuestra. De 100.000 millones de dólares que ingresaron a la Argentina en el período de Macri, entre ellos los 45.000 millones que desembolsó el FMI, fueron apropiados por un núcleo muy reducido de sectores muy concentrados de la economía y fugados al exterior. Como entraron, salieron por una puerta giratoria. La deuda es el mecanismo que utiliza la Argentina para que entren dólares, se pongan a disposición de aquellos que están en condiciones de adquirirlos y llevárselos al exterior. Por eso el informe del Banco Central dice que 10 personas compraron más de 6.000 millones de dólares y que 100 personas compraron por 26.000 millones. Si el Banco Central dice 10 personas es porque sabe quiénes son. Si dice 100 es que sabe quiénes son esos 100. Por lo tanto, el Banco Central cruzando la información con el ente de recaudación, con la AFIP y con otros ámbitos y con apoyo de la justicia, se puede ir bien a fondo sobre quiénes operan con estos mecanismos especulativos.  

Ahí está la causa de la inflación, es una disputa de poder por quien se apropia del excedente económico. La política económica del gobierno juega a favor de esa disputa por quién se queda con los recursos. Por ejemplo, el ministro Guzmán acaba de informar hace poco, explicando por qué el año pasado hubo 15.000 millones de dólares de superávit comercial y las reservas internacionales apenas crecieron 1.000 millones. Él dice que hubo mucho pago de deuda externa privada, eso quiere decir que hay empresarios privados que actúan en la Argentina, grupos locales o grupos extranjeros, que se presentan al Banco Central y a sola declaración jurada dicen que le deben a un acreedor en Uruguay, en Brasil, en EE UU, en Alemania que puede ser la casa central, que puede ser una empresa vinculada de algún conglomerado transnacional que le deben y , por lo tanto, le compran al Banco Central esos dineros al tipo de cambio oficial, hoy $115 por dólar, y el Banco Central se los entrega para que paguen a su acreedor que está radicado en el exterior.  

Ahí tenés otra forma de fuga legal, porque eso está permitido. Lo que queda claro es que hay sectores de mucho poder económico que pueden acceder a esos recursos y el pueblo argentino en su conjunto no puede acceder a los dólares de las reservas para reorientarlos en modificar el modelo productivo, generar una reforma agraria urbana integral, en aliento a formas comunitarias autogestivas de la producción, en términos generales agraria, industrial para atender las necesidades de empleo y de ingresos de sectores que hoy sufren las consecuencias del desempleo.  

Por eso la inflación está vinculada a una disputa de poder económico y no a estas cuestiones que están instaladas en los medios de comunicación, suponiendo que es una cuestión monetaria donde sí es cierto que la cuestión monetaria interviene en tanto y en cuanto sea el rumbo político que se asuma.  

Te voy a dar un ejemplo para que los que nos escuchan nos entiendan. Ni bien producida la invasión en Ucrania, empezaron las sanciones en EE UU y sus socios occidentales y de Europa contra Rusia. En las primeras dos semanas de sanciones hubo una afectación en la cotización del rublo, que cayó casi un 30%. En cifras redondas, si hacían falta 100 rublos para comprar 1 dólar, en dos semanas se fue a 145 rublos por dólar. Ahí Rusia empezó a plantear iniciativas de evadir las sanciones financieras, pensando mecanismos alternativos, articulando con China, con India, con otros países, para soportar la sanción del SWIFT como elemento compensador de pagos internacionales y anunció que los que vayan a importar van a tener que pagar con rublos. Eso tiene que ver con el gas y el petróleo exportado principalmente a Europa. A partir de ahí, en dos o tres días, en una semana, el rublo volvió a su nivel originario antes de las sanciones y se recuperó de esa devaluación del 30% generando un proceso de aceleración de la cotización del rublo.  

¿Qué quiero señalar con esto? Que los países tienen políticas para defenderse de agresiones de poder. Como lo menciono respecto del rublo, podría expresarlo respecto de la experiencia de China que ha ido internacionalizando su moneda y hoy es parte de la canasta de monedas que define los Derechos especiales de giro del FMI, son solo 5 monedas. Esto ocurre desde el 2015, no hace mucho. Rusia y China son países relativamente grandes territorialmente, de población, China tiene un peso económico, pero dándote un ejemplo más cercano y chiquito, Bolivia desde el gobierno de Evo Morales generó un proceso de pesificación del sistema financiero y eso tiene que ver con la apropiación de la renta hidrocarburífera, apropiada por una política nacional, o sea, que pudo desdolarizar. El último ejemplo es Venezuela, hasta el año pasado Venezuela era el país de más inflación en América Latina y en el mundo. En América Latina hoy el país con más inflación es Argentina, Venezuela tiene menos inflación. Venezuela fue dolarizada y por razones políticas también hubo una confrontación y ahora en febrero se aprobó un impuesto a las operaciones comerciales en divisas que se hagan en el mercado interno venezolano. La intención es desdolarizar y seguir una batalla de combate a la inflación. En síntesis, la inflación es sobre todo un problema político y tiene que haber instrumentos económicos que se orienten a resolver necesidades de la población y no la lógica de la ganancia.  

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.