Luego del cierre del hotel Cacique Pismanta en San Juan, el histórico referente del Bauen, Federico Tonarelli, advirtió la necesidad de resolver el problema de la propiedad inmueble en estas experiencias: “Cuando el Estado tiene la posibilidad de solucionar, no debe perder tiempo”.
El presidente de la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados (FACTA), Federico Tonarelli, advirtió sobre la necesidad de que el Estado se involucre en los problemas de propiedad inmueble ante el cierre del hotel Cacique Pismanta: “Esto deja una lección y es que cuando el Estado tiene injerencia directa en la posibilidad de solucionar la posesión, no debe perder tiempo. Era vital tanto para ellos como para el Bauen tener solucionado esto de manera definitiva”
En relación a la experiencia del histórico hotel que vice-preside, añadió: “Nosotros logramos votar una ley de expropiación, Macri la vetó, y habría que haber ido por la solución como mínimo del problema que tuvimos durante 17 años que fue la posibilidad permanente de desalojo”.
Muchas experiencias, los mismos problema
La salida de los trabajadores y trabajadoras de Pismanta del inmueble y la caída del hotel transcurrió con una larga agonía que finalizó en junio pasado: “Fue sin violencia, de mutuo acuerdo. Estábamos muy alicaídos, y encima, desde Barrick Gold usaron el Hotel de campaña por el tema Covid. Se terminó una concesión de 15 años que nos había dado el gobierno provincial en 2006, y no se pudo continuar por cinco años más porque no contábamos con el dinero suficiente para hacer las obras requeridas, no contábamos con recursos para desarrollar nuevas instalaciones de luz, agua, etc”, explicó Nicolás, socio de la cooperativa, en diálogo con ANSOL.
Si bien no lograron cumplir con todos los requerimientos, en Pismanta habían avanzado con algunos cambios cuando creían que aún podían salvar el emprendimiento: “Logramos poneren todas las habitaciones del hotel televisores Led de 32 pulgadas, pusimos sommier; la cocina la reformamos toda con acero inoxidable. Esto fue en plena pandemia, no nos dejaban abrir el hotel sin eso”, agregaron desde la coordinación del hotel, y descartaron en principio que las 20 familias que compartían la gestión de la cooperativa continúen en algún emprendimiento de forma conjunta.
La vida de Pipinas
Como contraste positivo a los cierres, se ubica la experiencia de Pipinas Viva Ltda: “En este momento estamos más fortalecidos que nunca porque en 2017 pudimos firmar una renovación de contrato a 30 años, sin tener que estar con el temor de la renovación cada cuatro. Es la primera vez que nos ponernos a planificar el negocio de verdad”, narró a ANSOL Claudia Díaz, síndica de la cooperativa.
Díaz subrayó que el inmueble en el que gestionan el hotel fue obtenido es propiedad de la municipalidad de Pipinas, fue cedido por la empresa Loma Negra y fue obtenido al “ganar una licitación pública inversa”.
Pipinas logró resistir los cuatro años del gobierno de Macri y la pandemia, pero no sin dificultades: “Tuvimos que cerrar el hotel de Lunes a Viernes, tenemos una deuda de luz que aún no podemos saldar y quedamos afectados. Pudimos gestionar algunos Salarios Sociales Complementarios (Potenciar Trabajo) y eso nos permitió aguantar los tarifazos y la baja del calendario turístico”.
La síndica destacó que en tiempos de cuarentena lograron aprovechar para “pintar el hotel con un subsidio de la municipalidad, y acordamos con el ENARD (Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo) para alojar a la selección nacional de Taekwondo, una burbuja deportiva que nos permitió abrir el hotel y sostener los puestos de trabajo”.
Además, en noviembre próximo será sede del Primer Encuentro de “Mujeres Muralistas”; en el marco del Museo de Cielo Abierto de Murales, donde exhibieron recientemente obras de Serafín, vecino del pueblo que ilustró el último libro de Carlos Indio Solari: “La vida es una misión secreta”.
Turismo en red, turismo socio-comunitario
“En 2010 nos conocimos con el Bauen, Pismanta, otros hoteles de Mendoza, de Rosario; muchos fueron cerrando por distintas problemáticas. Quisimos construir la Red de Hoteles cooperativos, pero todo el esfuerzo fue a pulmón y nunca logramos instalar al turismo cooperativo”, reconoce Díaz, quien sin embargo reivindica los principios del turismo comunitario: “No lo concebimos como el tradicional, que viene, invierte y se la lleva; nosotros priorizamos el arraigo, generamos pertenencia, y buscamos que los servicios los preste la propia comunidad. Las mermeladas y las pastas de nuestro hotel las hacen cocineras de nuestro pueblo, acá hay trabajo autogestionado y emprendimientos familiares”.
Pipinas Vive es parte del programa“Pueblos Turísticos” en Provincia de Buenos Aires, en el que participan más de 30 localidades del distrito; y participa de la Incubadora de Turismo socio-solidaria de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ).
La disputa por la subsistencia de los emprendimientos hoteleros cooperativos no ha sido ni continúa siendo sencilla, y para Tonarelli, la disputa sigue estando en la forma de pensar y reconocer al sector: “De una vez nos tienen que tomar como lo que somos: generadores de trabajo genuino, promotores de una gestión democrática y participativa; defensores de la producción nacional, la distribución equitativa y la reinversión absoluta de todo el excedente. Ojalá las nuevas experiencias que se dediquen a la hotelería cooperativa tengan solucionadas estas cuestiones”.
Fuente: https://ansol.com.ar/2021/08/09/hoteles-cooperativos-una-larga-lucha-por-no-caer/