Penal de Máxima Seguridad de Ezeiza, 21-08-07Faltando unos cuantos días para cumplir cinco meses de prisión, hemos resuelto luego de haber esperado en vano alguna corrección a esta injusticia de parte de las instancias judiciales de apelación, exponer a los argentinos la penosa situación a que se nos somete hoy por el hecho de ser […]
Penal de Máxima Seguridad de Ezeiza, 21-08-07
Faltando unos cuantos días para cumplir cinco meses de prisión, hemos resuelto luego de haber esperado en vano alguna corrección a esta injusticia de parte de las instancias judiciales de apelación, exponer a los argentinos la penosa situación a que se nos somete hoy por el hecho de ser reconocidos militantes populares.
Hace casi cinco meses fusilaron a un trabajador docente en la trágica Neuquén, Carlos Fuentealba; y el autor ideológico y responsable político de semejante crimen hoy se pasea como gran señor en el mundo político. Justamente como reacción a esta injusticia, Quebracho y otras organizaciones populares repudiaron a este siniestro personaje en su ostentoso local partidario porteño.
No pretendemos que todos compartan lo hecho. Sabemos que para algunos eso sólo fue una manifestación de impotencia. Sabemos también que para otros son equiparables aquel sangriento fusilamiento con los vidrios rotos. Y otros tantos con desidia disimulada proponen dejar las cosas en manos de la «justicia» y con complicidad disfrazada explican que «hay otros caminos», pero ni ellos ni nadie los recorren. Porque, en rigor, en nuestra Patria, vienen fusilando argentinos que luchan, desaparece López, una maestra se debate entre la vida y la muerte luego de que un funcionario embistiera una marcha y… nos preguntamos con todos ¿cuál debe ser la reacción, cuál la respuesta digna?
La respuesta la iremos construyendo entre todos, eso no lo dudamos, porque nuestro pensamiento no está contaminado de ninguna pretensión mesiánica ni de la soberbia que pretende poseer la verdad. Pero advertimos que la injusticia, la desigualdad y la impunidad son elementos que empujan a nuestro pueblo a reacciones por su supervivencia y lo peor que enfrenta es la soberbia y el autismo. La realidad no se cambia en las tablas del INDEC sino en la vida misma.
Hay situaciones que constituyen crímenes que lesionan la búsqueda de Democracia con Justicia Social. El asesinato de Aníbal Verón en Salta, a manos de un francotirador; Víctor Choque en Tierra del Fuego; Teresa Rodríguez en Cutral Có; los masacrados en el puente de Corrientes; Darío Santillán y Maximiliano Kostequi en Avellaneda; Javier Barrionuevo; los masacrados en el Argentinazo del 19 y 20 de diciembre; Carlos Fuentealba. Todos son argentinos que cayeron bajo balas de «fuerzas de seguridad» y salvo casos puntuales donde algún policía fue preso ningún responsable político, ningún funcionario responsable de las represiones fue nunca procesado y mucho menos encarcelado. A lo sumo algunas renuncias de funcionarios de tercera línea.
Mientras nosotros, dirigentes nacionales de Quebracho, reconocidos militantes del campo popular que no tenemos ningún cargo ni acusación por robo, tráfico de armas o drogas, violación, asesinato, cohecho; nada, ningún delito común pueden encontrar en nosotros; mientras tanto estamos purgando una condena de hecho.
Casi todos los responsables de las muertes de argentinos ostentan hoy cargos públicos ejecutivos o legislativos. Todos viven bien y tranquilos en sus lujosas residencias. Nosotros, después de esperar meses que gane la cordura, enfrentamos hoy una situación de reclusión penal. Una y otra instancia judicial nos imputan ser «responsables políticos» de los hechos. Se animan, los muy valientes, a cargar contra nosotros, ninguno gastó una gota de tinta en perseguir a los verdaderos saqueadores y asesinos.
Resultan procaces y obscenos reivindicando a la heroica generación de los ’70 pero llamándonos «bestias» a nosotros por una vidriera rota. Hoy empezamos una Huelga de Hambre hasta que se nos libere. Es la única instancia que nos queda. Cuando nuestros compañeros construyen una marcha son encarcelados antes de bajarse de los trenes. A muchos les resulta indiferente esta situación de persecución sobre una organización popular, otros la festejan sordamente.
Nosotros no tenemos que estar presos. Huelgan argumentos jurídicos que los abogados de FIDELA y CORREPI en cada recurso presentado. Pero se hacen oídos sordos y se nos niega toda presunción de inocencia (donde el juez ya anuncia para nosotros penas mayores a las mínimas) como el goce de libertad, porque ya se nos ha condenado, antes del juicio.
Por otro lado ven todos los argentinos a unos cuantos sabandijas que aún condenados están en libertad. Ése es el país que padecemos.
Somos argentinos, tenemos familia, no somos delincuentes y todas nuestras acciones políticas están inspiradas en la búsqueda de la justicia social y la dignidad. Sabemos de persecuciones y de cárcel. Boli Lescano fue preso de Lanusse, de Isabel y las Tres A, de Videla; y Alfonsín lo tuvo preso unos años para sustentar la teoría de los demonios. No es un hombre millonario y sigue creyendo que es posible con la fuerza de nuestro pueblo construir un país mejor.
Esteche estuvo preso en Caseros por una causa que contra Quebracho inició Menem y Corach, instruida por el juez Liporaci, probado delincuente. Luego fue perseguido por Galeano, otro delincuente. Hoy nuevamente está en prisión.
Los jueces delincuentes no van a la cárcel, simplemente renuncian y cobran su jubilación.
Nosotros pedimos nuestra libertad, no es eso ninguna cosa excepcional ni privilegiada, es un derecho que tenemos como argentinos. Sólo nos queda plantear esa petición de esta manera. Que quien sea asuma la responsabilidad de tener presos a dos argentinos por opositores. Nosotros no podemos ya transcurrir esta condena pasivamente, como algo natural cuando es una aberración jurídica y política.
No vamos a pintar el paisaje social con toda su carga de drama para que se entienda porqué luchamos, esa es otra discusión. Pedimos nuestra libertad y el procesamiento de Sobisch. Esta medida es la única que tenemos a mano. Nuestros compañeros son perseguidos, reprimidos y presos cada vez que se manifiestan por nuestra libertad.
Llamamos a las argentinas y argentinos que comprenden este justo reclamo de libertad a que nos acompañen con su solidaridad.