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Implícita relación entre el gobierno y la derecha

Fuentes: Rebelión

El pasado 18 de agosto los integrantes de la Asociación Madres de Plaza de Mayo junto con diferentes movimientos sociales organizaron un acto en el que, con la consigna «Ni un paso atrás», buscaron defender a la democracia argentina frente al incipiente avance de algunos grupos de derecha que, décadas atrás, avalaron a quienes hicieron […]

El pasado 18 de agosto los integrantes de la Asociación Madres de Plaza de Mayo junto con diferentes movimientos sociales organizaron un acto en el que, con la consigna «Ni un paso atrás», buscaron defender a la democracia argentina frente al incipiente avance de algunos grupos de derecha que, décadas atrás, avalaron a quienes hicieron desaparecer 30.000 personas y, paralelamente, comenzaron a instaurar en el país el sistema económico liberal que -a fines de los años 90 del siglo pasado- concluyó con el despojo de las empresas estatales por parte de grupos privados.

En el mencionado acto la presidenta de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, sostuvo «El pañuelo era el pañal, símbolo de nuestros hijos. Primero reclamó vida. Después, vida y justicia. Hoy los atamos tan fuerte como sus abrazos para reclamar vida, justicia y también democracia… No nos podemos olvidar de que ellos apoyaron a la dictadura… que en realidad, ellos son la dictadura… Son basura y por eso quieren entrar por la ventana. Si la derecha quiere, que se presente a elecciones. Pero por la ventana ¡no pasarán!».

Ahora bien algunos sostienen que el problema de su país no consiste en que la derecha tenga el secreto anhelo de usurpar el poder sino que, por el contrario, la verdadera dificultad radica en que muchos argentinos no alcanzan a discernir que, desde sus orígenes, tanto el gobierno de Néstor como el de Cristina Kirchner ha tenido íntima relación con la derecha argentina.

Así, por ejemplo, para nadie constituye un secreto que Néstor Kirchner, en el año 2003, asumió la presidencia argentina gracias al apoyo que le brindó Eduardo Duhalde quién (entre los años 1989 y 1991) integró el Poder Ejecutivo Argentino junto con el ex presidente Carlos Menem que, además de haber «apadrinado» a Daniel Sciolli -actual gobernador de Buenos Aires- en su ingreso a la política, le «obsequió» las empresas estatales a grupos privados gracias al plan que implementó su liberal ministro de economía Domingo Cavallo quién también fundó un partido político en el que militó Alberto Fernández que, desde el año 2003 hasta hace unas pocas semanas, se desempeñó como Jefe de Gabinete de Ministros.

Desde esta perspectiva, entonces, resulta claro que el gobierno argentino además de poseer una estrecha vinculación con la derecha de su país, lejos se encuentra de construir una sociedad socialista con contenido humanitario y cristiano tal como lo sostenía el Episcopado Peruano quién, a principios de la década el ’70 del siglo pasado, afirmaba que la Iglesia no puede anunciar el Evangelio en una situación de opresión sin remover las conciencias con el mensaje de Cristo liberador -y sin- optar por quienes experimentan las formas mas violentas de la opresión lo cual, además, constituye una forma eficaz de amar también a quienes quizás inconcientemente están oprimidos por su situación de opresores .

Por estas razones, y teniendo en cuenta la mencionada relación que tiene el gobierno argentino con el liberalismo que -tal como lo sostuvo Pablo VI- conduce a la dictadura económica y al imperialismo internacional del dinero, muchos sostienen que en la República Argentina no están dadas las condiciones necesarias para crear, tal como lo afirmó recientemente el Episcopado Latinoamericano en Aparecida, estructuras que consoliden un orden social, económico y político en el que no haya inequidad y donde haya posibilidad para todos.

En este contexto, muchos creen que con las políticas que está poniendo en marcha el actual gobierno argentino en poco se modificará la penosa situación en la que viven millones de hombres y mujeres que, parafraseando a Pablo Neruda, viven abajo esperando que el río se levante en la noche; se lleve sus pequeñas cunas; destroce sus precarias viviendas, mesas y sillas; y ahogue sus vidas en las moradas aguas en las que se confunden el cielo y el terror.