La celebración del XXVI Congreso Seccional Extraordinario de la Sección 7 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, que eligió un Comité Ejecutivo encabezado por el profesor Adelfo Alejandro Gómez, líder destacado del magisterio en lucha, representa un gran paso adelante del Bloque Democrático de dicha sección, de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de […]
La celebración del XXVI Congreso Seccional Extraordinario de la Sección 7 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, que eligió un Comité Ejecutivo encabezado por el profesor Adelfo Alejandro Gómez, líder destacado del magisterio en lucha, representa un gran paso adelante del Bloque Democrático de dicha sección, de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y del movimiento sindical democrático en general. Este avance se produce junto con los pasos dados entre el gobierno federal, por conducto de la Secretaría de Gobernación, y el Sindicato Mexicano de Electricistas para establecer las bases para la jubilación de compañeros en resistencia, y la solución de las huelgas de la Minera Frisco, del Grupo Carso, en las minas San Francisco del Oro, en Chihuahua, y María, en Cananea, Sonora, afiliados a las secciones 20 y 66 del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana. Son hechos de enorme importancia para los sindicatos mexicanos.
La elección democrática del Comité Ejecutivo Seccional 7 del SNTE refleja que, en un sindicato de las dimensiones del sindicato de maestros, sólo existe una gran vía para integrar los órganos de gobierno sindical: la representación proporcional de las distintas fuerzas que tienen influencia en la masa de trabajadores. Querer carro completo en los comités seccionales no es la vía adecuada. Como es bien sabido, la integración proporcional de los órganos de poder sindical ya existe en algunos sindicatos de México y América Latina, y en el SNTE está estatuida aunque sólo en forma parcial.
Por el papel jugado en el movimiento magisterial entre 1979 y 2013, la Sección 7 del SNTE es una sección clave. La CNTE nació bajo el impulso de la huelga de los profesores chiapanecos y por convocatoria del Consejo Central de Lucha Unificado de Chiapas y Tabasco, a fines de 1979.
1981: primera sección democratizada del SNTE
A resultas de la huelga de septiembre-octubre de 1979, las grandes manifestaciones, mítines y plantones, las asambleas delegacionales, otras reuniones locales y nacionales, y las labores de prensa y propaganda, la Sección 7 del SNTE logró democratizar su Comité Ejecutivo los días 8 y 9 de marzo de 1981, mediante la realización del XI Congreso Seccional Extraordinario, que propinó un golpe certero a la dominación vanguardista, no obstante que posteriormente sus más destacados integrantes se convirtieran en «institucionales» o priistas vergonzantes. Tal acontecimiento, en el largo desarrollo de la insurgencia magisterial representó un hito de proyección histórica.
La asamblea se reunió en las fechas señaladas líneas arriba, siendo elegido un CE democrático sin la incorporación de ningún cuadro vanguardista. Este órgano de dirección quedó formado por Manuel Hernández Gómez, como secretario general y, en otros puestos, Sergio Nigenda, Francisco Amadeo Espinoza y otros.
1984: la CNTE retiene el CES 7 del SNTE
Después de desarrollar una difícil pelea por la realización de su máxima autoridad seccional, los días 8 y 9 de marzo de 1984, el magisterio federal chiapaneco logró llevar a cabo el VIII Congreso Ordinario de la Sección 7 del SNTE, con la asistencia de 300 delegados. Antes –del 5 al 7 de ese mes– se verificó un precongreso. En la junta regular, el secretario general saliente, Manuel Hernández Gómez, presentó un informe de la labor realizada a lo largo de tres años de ejercicio sindical. Ante los representantes del Comité Ejecutivo Nacional, Ignacio Langarica y Juan Nicolás Gallegos, fue elegida una nueva dirección encabezada por José Domingo Guillén Ramos, que se comprometió a defender y profundizar la democracia sindical e impulsar las demandas de los trabajadores.
1987: paro y desconocimiento en Chiapas
El 3 de marzo de 1987 se verificó en la capital federal una gran manifestación sindical-popular, como no se veía desde el 27 de agosto de 1968. El Zócalo se atiborró completamente al grado de que hubo grupos de trabajadores y estudiantes que no alcanzaron lugar en esa gigantesca plaza. Confluyeron en esta marcha monstruo el SME, el Consejo Estudiantil Universitario y la Mesa de Concertación Sindical en solidaridad con la huelga electricista y el magisterio de Chiapas y Oaxaca.
El 4 de marzo, una gran marcha-mitin recorrió las calles de Tuxtla Gutiérrez en que participaron 25 mil maestros y 5 mil padres de familia, campesinos y estudiantes solidarios. Se instaló un plantón indefinido en la plaza Cívica con 15 mil trabajadores de la enseñanza, mientras el resto permanecía resguardando las escuelas.
El XIII Consejo Nacional Extraordinario del SNTE, sobre la base de un dictamen emitido por el Comité Nacional de Vigilancia, el 9 de marzo, acordó cesar en sus funciones al CE de la Sección 7, le negó representatividad legal para tratar asuntos que competían a dicho órgano de gobierno sindical, hizo cargo al CEN del sindicato de la representación del magisterio federal chiapaneco y planteó que se convocaría al Congreso Seccional cuando se dieran las condiciones apropiadas. Con este dictamen el corporativismo magisterial consumaba un atraco sin nombre en contra del profesorado democrático.
Protestaron por el arbitrario desconocimiento del CES 7 del SNTE, la CNTE, el Frente Auténtico del Trabajo, la Mesa de Concertación Sindical, los grupos parlamentarios del Partido Acción Nacional, el Partido Socialista Unificado de México, el Partido Revolucionario de los Trabajadores y el Partido Mexicano de los Trabajadores, el Sindicato Único Nacional de Trabajadores Universitarios y otras organizaciones.
Ya en la dinámica de pasar por encima y en contra de las disposiciones de la Constitución General de la República, el vanguardismo recurrió al uso de la violencia: a fines de marzo fue ultimado el profesor Celso Wenceslao López Díaz. Este asesinato concitó el repudio del Pacto Nacional de Trabajadores de la Educación Superior, la CNTE, los grupos parlamentarios de los partidos de izquierda, el Consejo Estudiantil Universitario y de otras agrupaciones sociales.
El 4 de abril, cerca de 25 mil maestros y padres de familia se manifestaron en Tuxtla Gutiérrez, en apoyo a la dirección democrática de la Sección 7 del SNTE.
El desenlace de estos acontecimientos representó, transitoriamente, un serio descalabro para la CNTE y el sindicalismo clasista. Sin embargo, la victoria de los jerarcas sindicales tuvo un carácter pírrico, poco firme y no pasaría mucho tiempo para que el magisterio federal chiapaneco curara sus heridas, recuperara sus fuerzas e impusiera nuevamente a compañeros avanzados en su Comité Ejecutivo Seccional.
1989: el triunfo de Chiapas
El 15 de junio de 1989, después de superar varios escollos, tuvo lugar el Congreso de la Sección 7, que eligió como secretario general al profesor Jorge Chanona Cruz, representante del magisterio en lucha y activo militante de la CNTE.
1992: imposición charrista
De acuerdo con el Consejo Central de Lucha del Magisterio Chiapaneco, en enero de 1992 no tuvo lugar el XVI Congreso Extraordinario de la Sección 7 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, sino dos precongresos: el democrático –mayoritario y representativo– con 214 delegados efectivos y 350 fraternales, y el espurio –minoritario y amañado– integrado por representantes de los grupos de institucionales (gordillistas), «léperos» (Línea Proletaria), «socamas» (Solidaridad Campesina Magisterial) y «reflexionistas», quienes sin rebasar 15 por ciento del profesorado de Chiapas consumaron un charrazo e impusieron un Comité Ejecutivo Seccional ilegítimo, encabezado por Julio Peralta Esteva, desde hacía tiempo comisionado en el Comité Ejecutivo Nacional, originario de Oaxaca y sin trabajo en la entidad fronteriza.
El precongreso democrático, por su parte, eligió un nuevo Comité Ejecutivo Seccional con José Luis Hernández de León al frente, mismo que no fue reconocido por la dirección nacional del sindicato. Tras realizar algunas acciones de masas, el CCLM de Chiapas se integró con posiciones minoritarias al CES 7 del SNTE.
Conclusiones
Con la hegemonía del Bloque Democrático de la Sección 7 del SNTE sobre el órgano dirigente del magisterio federal chiapaneco, la CNTE conquista una victoria que puede conducir a un fortalecimiento de la Coordinadora, a un debilitamiento del charrismo sindical y a avanzar en la democratización del más grande sindicato mexicano, proceso que de producirse coincidiría con la mayor presencia de la clase obrera en la lucha social como lo muestran las huelgas mineras y la negociación positiva del SME con el gobierno federal, además de la colocación de las banderas rojinegras de los trabajadores del Colegio de Bachilleres, las prepas del Distrito Federal y de otras instituciones educativas .
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