«Quiero estar en casa para la Navidad», dice a Página/12 Milagro Sala desde la Unidad Penal de Mujeres de Jujuy por línea de teléfono fijo. La líder de la organización Tupac Amaru todavía mantiene en el cuerpo el abrazo que le dieron sus compañeras de prisión, felices, después de la visita de Estela de Carlotto, […]
«Quiero estar en casa para la Navidad», dice a Página/12 Milagro Sala desde la Unidad Penal de Mujeres de Jujuy por línea de teléfono fijo. La líder de la organización Tupac Amaru todavía mantiene en el cuerpo el abrazo que le dieron sus compañeras de prisión, felices, después de la visita de Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. En estos días, Milagro cambia sábanas, responde cartas de todos los lugares del mundo, interactúa con las integrantes del movimiento ‘Ni una Menos’, y se sitúa como presa política de una alianza de clase y pacto machista. En esta entrevista, de 10 breves minutos, habla en tiempo real. Habla de la resolución de la ONU que les permite empezar a perder «un poco el miedo» y cuenta qué pasa con las libertades a sus compañeros que ordenó la Justicia de la provincia en los últimos días. Una decisión que sus abogados entienden como la primera ajustada a derecho, después de meses de detención ilegal y poco tiempo después de la resolución del Grupo de Trabajo de Detención Arbitraria de Naciones Unidas que pesa sobre el gobierno con la orden de liberarla de modo inmediato.
-¿Qué le dijo a tus compañeras antes de que dejaran la cárcel?
-Les dije que acá se están haciendo las marchas los jueves, igual que las rondas de las Madres. Les dije que participen. Que sigan luchando. Y Pachila me dijo que iba a estar más fuerte que nunca. Lo mismo que dijo María la semana pasada, antes de irse: «Si este es el precio que tengo que pagar por todas las cosas que hicimos, ya lo estamos pagando». Cuando Pachila salió en libertad, me dijo lo mismo.
Milagro está presa desde hace 315 días. Durante la última semana, el gobierno recibió un nuevo reclamo de otro comité de Naciones Unidas exigiendo el cumplimiento de la resolución del Grupo de Trabajo de NU por su libertad. Las respuestas oficiales continúan sin satisfacer ese objetivo. Y aunque el reclamo de Naciones Unidas pesa sobre el gobierno federal, un comunicado de Cancillería reiteró una vez más en las últimas horas que la decisión es de la justicia jujeña. El jueves, esa justicia liberó a Raúl Noro, el esposo de Milagro. También a Miguel Ángel Sivila, Iván Dante Altamirano y Patricia Cabana, Pachila. Una semana antes, había hecho lo mismo con Ángela «la Gringa» Galarza y María Molina. En ese momento, Paula Álvarez Carreras, del equipo de abogados de la Tupac, explico a este diario: «Creemos que esto podría leerse como efecto de la decisión de NU porque es la primera resolución que tenemos ajustada a derecho desde enero cuando en esta provincia dejó de existir el estado de derecho». Milagro Sala dice en esta nota que ahora espera que el gobierno cumpla con la resolución. El miércoles pasado recibió la visita de Estela de Carlotto, que fue una presencia muy movilizadora para todas las mujeres del penal.
-¿Cómo está?
-Hoy un poco más tranquila porque le dieron la libertad a Raúl y a otras compañeras. Son las pequeñas noticias que estamos teniendo mientras no aparece la decisión de la libertad. Lo que nos sorprende mucho es que [el gobernador de Jujuy, Gerardo] Morales no le haga caso a lo que dice NU y los organismos internacionales. Llama la atención que no respete estas decisiones. Pero me dejó mucho más tranquila la libertad de Raúl; él no aguantaba más, estaba muy angustiado y ahora va poder salir a la esquina.
-¿Cómo fue la visita de Estela Carlotto, Lita Boitano y otros integrantes de organismos de derechos humanos?
-Fue una felicidad la presencia de Estela, también la de Horacio Pietragalla. Vinieron con todos los compañeros del Comité [por la libertad de Milagro]. La verdad es que a nosotras eso nos levantó muchísimo el ánimo. Todas estábamos contentas. Les cantamos Madres de la Plaza, el pueblo las abraza, cuando estuvieron acá. ¡Fue una alegría! ¡Nunca me imaginé que Estela iba a venir por acá! Le contamos cómo lamentablemente aquí siguen apretando a los compañeros. Le contamos que les allanan las casas y ella no podía creer lo que las compañeras le contaban. Le explicamos que a la casa de María Molina le hicieron tres allanamientos. Que por tener una remera de la Tupac acá te dan una paliza y te dejan tirado. Logramos contarle todo lo que estamos viviendo,, que es tan horrible para nosotros. Y sí, nos abrazó. Se la veía muy bien. Contenta de estar en Jujuy. Nos dijo que para ella era grato venir a visitarnos, que había estado viendo el momento.
-¿Qué pasó cuando se fue?
-Con Pachi nos dijimos ‘acá nos están acompañando’. No estamos solas. Eso nos dijimos. La visita de las grandes eminencias de Argentina y de los luchadores sociales, de las Madres de Plaza de Mayo, de los sindicatos, nos fortalece muchísimo porque no todos los días son buenos para nosotras. Hay días que estamos muy tristes. Es como en cualquier lugar. O no como cualquier lugar, la cárcel es así. Pero feliz de la vida que Estela pudo venir. Feliz de la vida que Hugo Yasky haya estado. Y a él le dijimos que no se deje engañar con el famoso bono que le quiere dar Macri, que al contrario. Le dijimos que vamos a luchar por los puestos de trabajo y las paritarias, sí o sí. Que no vayan a querer retenerlos con los famosos bonos y ahora más que dicen que no tienen plata para pagarlo.
-Está en la pelea nuevamente.
-Sí. Estoy contestando cartas que me mandan las compañeras desde Italia y España. Comenzando ahora a contestar las cartas y a su vez contándoles el panorama en Jujuy.
-Mencionó la salida de Noro. ¿Cómo vive la liberación del resto de las compañeras?
-Con mucha alegría porque en el caso de Pachila, Cacho (Sivila) y el Diablo (Altamirano) -siempre le decimos así a los compañeros-, nos dieron una muy buena noticia. Veníamos bajoneadas pero ahora son cuatro compañeros menos los que están detenidos. El otro día hubo dos libertades más. Y se van sumando compañeras que van recuperando la libertad. Pachila tiene nueve hijos, cinco hijos suyos y cuatro del corazón. No había nadie que cuidara a los hijos en este tiempo. Los hijos no tenían qué comer porque cuando falta el jefe de la casa, se desbarata toda la casa. Que Pachila pueda volver a encontrarse con los hijos fue una alegría muy grande.
-¿Es cierto que no se quería ir? ¿Que no quería dejarla sola?
-Sí. Se largó a llorar para decirme: «Yo quiero estar con vos». Y yo le dije: «Quiero no llorar, quiero que salgas y que estés defendiendo lo que es nuestro». Porque lamentablemente acá nos rompieron todo. El Parque Acuático, la mayoría de las obras, el centro de salud, mandaron a robar todo a todos lados.
-¿Cómo impactó la resolución de Naciones Unidas?
-Fue muy fuerte. Para mí fue muy fuerte particularmente porque cuándo te vas a imaginar que Naciones Unidas va a sacar una resolución de este tamaño. Y segundo, cuando vuelve a ratificarla exigiéndole al gobierno de Macri el cumplimiento fue algo sorprendente. Ahora estamos esperando que se cumpla con la resolución.
-Hace meses decía que no podías creer hasta dónde había llegado Gerardo Morales. Hace poco dijo: «No voy a liberar a esta mujer». Y no acepta la resolución de NU, al menos hasta ahora. ¿Cómo lo vive?
-Que Jujuy es una zona liberada está demostrado. Esto es una prueba de lo que ocurre acá, donde domina Morales, domina a la Justicia, a la Legislatura. A los fiscales y a un juez por no obedecer les abrió juicio político. La verdad, tienen miedo. Pero ahora por suerte está NU y las libertades que están sucediendo, eso va a ayudar a que los compañeros pierdan un poco el miedo.
-Se acerca la Navidad. En 1971, el movimiento villero hizo una huelga de hambre para pedir la libertad de los presos políticos durante la dictadura de Agustín Lanusse. ¿Cómo cree que vas a pasar esta Navidad?
-Espero que en casa. Y quiero decir gracias por lo que están haciendo todos…
La conversación se corta a los 10 minutos. La frase, de todas maneras, se completa. Ayer, en una entrevista publicada por el Suplemento Las/12 de este diario, Milagro explicó que dará la batalla: «No pienso irme a la casa. Voy a salir de este penal y voy a volver a unirme a las luchas contra el ajuste, la miseria, los despidos. Somos presas políticas. No queremos presas políticas para Navidad. Acá hubo una alianza, un pacto para encarcelarnos. Hay un pacto de clase, un pacto machista».
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/5357-jujuy-es-una-zona-liberada