TRIBUNAL DIGNIDAD, SOBERANÍA Y PAZ CONTRA LA GUERRA-COMITÉ INDEPENDENCIA Y SOBERANÍA PARA AMÉRICA LATINA
El fundador de Wikileaks, Julián Assange se convirtió en celebridad mundial al difundir miles de cables que contenían los sucios secretos del imperio enviados por las embajadas de Estados Unidos desperdigadas por el mundo. Cada cable era firmado por el embajador (a), pero sus primicias, observaciones, datos, informaciones de gobiernos, personalidades y países eran recogidos por los infaltables agentes de la CIA que, además, imponían sus criterios y opiniones, inclusive para denigrar, insultar, calumniar, satirizar a presidentes, jefes de gobierno, comandantes y oficiales de fuerzas armadas y policiales, políticos y periodistas.
Los cables de Wikileaks causaron asombro, estupor, repudios, indignaciones y muchos sustos, y en el caso ecuatoriano ocasionaron la expulsión de la embajadora Hodgges y la consiguiente ruptura de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Ecuador.
Que alguien se atreviera a exponer los trapos sucios de Washington, celosamente, guardados como top secret, era impensable e inadmisible y, ciertamente, había odio o resquemor contra Julián Assange desde la divulgación del video sobre la matanza perpetrada desde un helicóptero yanqui a civiles inocentes y, entre ellos, a periodistas, en Irak.
Desde entonces, el mundo comenzó a mirar de otra manera a Estados Unidos al comprender que el defensor de libertades y derechos humanos los violaba en cada país intervenido militarmente, o en cada lugar en donde había una base militar yanqui. Comprendía las verdaderas intenciones de Estados Unidos al invadir Irak, Afganistán y, últimamente la famosa «primavera árabe» creada por Occidente, para apoderarse de las riquezas, en particular, las energéticas de los países árabes.
Al tiempo que Assange se convertía en polémica celebridad, admirada u odiada, también se convertía en enemigo público de extrema peligrosidad para Estados Unidos que fue desnudado y mostradas sus miserias y vergüenzas en cada cable publicado.
Es lógico que comenzara una persecución implacable a Julián Assange, periodista australiano, que se propuso enseñar al mundo la verdadera cara de banqueros y financistas, los crímenes imperiales, el desconocimiento o pisoteo sistemático de la moral, la ética y del derecho internacional por parte de la Casa Blanca, en cada injerencia o brutal invasión armada con la consiguiente ocupación militar.
En cuanto celebridad, Julián Assange fue buscado e invitado por universidades, escuelas y facultades de periodismo u organizaciones profesionales de periodistas a que dictara conferencias o participara en foros y mesas redondas. Es fácil deducir que los servicios secretos de Estados Unidos y, en especial la CIA, anduvieran tras sus pasos y mucho más cuando en el año 2010 detuvieron al soldado Bradley Manning acusado de ser el autor de la entrega de los cables reservados al fundador de Wikileaks. Manning está encerrado en una cárcel de Estados Unidos por más de 860 días. Permanece incomunicado y sin fórmula de juicio, nada menos que en el país ícono de los derechos humanos. ¿Qué pasaría con Julián Assange si logran detenerlo y llevarlo a Estados Unidos?
A medida que avanza el tiempo y se reúnen más datos, la hipótesis de que Julián Assange cayó en una trampa hábilmente montada por la CIA, comienza a convertirse en certeza si se considera que el periodista australiano accedió a información valiosa y generalmente ocultada tras los sellos de reservada o secreta. Demostró que es muy peligroso divulgarla en todo el mundo si en el proceso logró destapar las pestilentes actuaciones de gobiernos, mercados, instituciones financieras-.bancarias o crímenes de guerra y de lesa humanidad.
Desdeñando peligros para su seguridad personal, Assange aceptó una invitación para viajar a Suecia a dictar conferencias, pero previamente le habían advertido que se cuidara porque podría caer en «las trampas del sexo.» Y el fundador de wikileaks, con advertencia de por medio, parece que cayó redondo en una de esas trampas.
«Dos mujeres se presentaron como admiradoras suyas en una conferencia que el incauto Assange dió en Suecia, se lo camelaron y lo invitaron a su casa, se subraya en una crónica de Cubadebate. Poco después las autoridades suecas presentaron contra Assange cuatro cargos, los cuales se desprenden de las declaraciones de las dos denunciantes: 1º: «Coerción ilegal», porque Assange al parecer usó el peso de su cuerpo para «forzar» sexualmente a su «víctima» (es decir, se puso encima). 2º: «Molestar sexualmente» a una de las denunciantes por tener sexo con ella sin preservativo. 3º: «Molestar deliberadamente» a la denunciante «de una manera designada a violar su integridad sexual», porque según parece Assange tuvo la osadía de llamarla otro día para volver a quedar con ella. Y 4º: Tener «sexo por sorpresa» sin preservativo con la segunda denunciante. Es decir, lo que viene siendo el aquí te pillo, aquí te mato».
Esas dos mujeres que lo acusaron de violación fueron la periodista sueca, de origen cubano, Annita Ardin, la «demandante oficial», y su amiga Sofía Wilen, a quien según sus propias declaraciones «le costó mucho trabajo llevarse a Assange a la cama», pese a que fue ella la primera en quejarse de «abuso sexual» a la policía. El periodista-investigador Jerry Robalino informaba que la periodista Annita Ardin, una de las mujeres que acusa al fundador de Wikileaks, Julian Assange, de delitos sexuales parece haber trabajado con un grupo que tiene conexiones con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos.
James D. Catlin, un abogado que representó recientemente a Assange, afirmó que la investigación por delito sexual contra el fundador WikiLeaks se basa en afirmaciones de que no usó condones durante sus relaciones sexuales con dos mujeres suecas. Fuentes de la Fiscalía sueca dijeron AOL News que Assange no era buscado por violación como se ha informado, sino por algo llamado «sexo por sorpresa» o «sexo inesperado».
La «contra» cubana
Anna Ardin tiene «vínculos con grupos financiados por Estados Unidos contra Fidel Castro y por grupos anticomunistas», de acuerdo con una investigación publicada por Israel Shamir y Paul Bennett, en CounterPunch. Ardin, nacida en Cuba, trabajó a favor de «Las Damas de Blanco», un grupo de mujeres que se oponen al gobierno cubano. Shamir y Bennett también describen a Ardin como una supuesta «izquierdista» que «publicó diatribas anti-Castro en lengua sueca para la Revista Asignaturas Cubanas difundida por Misceláneas de Cuba.» El profesor Michael Seltzer afirmó que el grupo está dirigido por Carlos Alberto Montaner, un hombre vinculado con la CIA.
Shamir y Bennett señalaron que «Las Damas de Blanco reciben financiamiento del gobierno de los EE.UU. y cuentan entre sus partidarios con Luis Posada Carriles».
Un documento desclasificado en 1976 reveló que Posada era entonces agente de la CIA y sus abogados han sostenido que mantuvo vínculos con la agencia por 25 años. Ha estado vinculado a ataques terroristas que mataron a decenas de personas.
Ardin «está vinculada a militantes por la equidad de género en la Universidad de Uppsula, que optaron por asociarse con ese grupo de mujeres cubanas financiado por EE.UU. y apoyado abiertamente por terroristas y asesinos de masas», observó Kirk James Murphy en Firedoglake.
En agosto, Assange le dijo a Al Jazzeera que las acusaciones eran «claramente una campaña de desprestigio». «Se nos ha advertido que, por ejemplo, el Pentágono está planeando usar trucos sucios para destruir nuestro trabajo», dijo Assange al diario sueco Aftonbladet.
El abogado Catlin señaló que tanto Ardin com Sofía Wilén, la segunda acusadora, enviaron mensajes SMS y tweets alardeando de sus conquistas después de las supuestas «violaciones».
«En el caso de Ardin está claro que hasta hizo una fiesta en honor a Assange en su apartamento después de que él cometiera «el delito» y ella aseguró a sus seguidores en Twitter que él era «una de las personas más simpáticas e inteligentes del mundo, es increíble!», escribió. (El mensaje en sueco original está borrado del Twitter de Anna Ardin, sin embargo fue publicado por un bloguero sueco. En otro reportaje se dice que Assange huyó desde hace tiempo porque si acaba en Suecia sabe que puede acabar en EEUU, donde se le acusa de destapar secretos -vergüenzas- de Estado, y eso le puede costar en «el país de la libertad», la pena de muerte o cadena perpetua. También resulta que la tal Annita Ardin es muy amiga del secretario general de las juventudes democristianas de Suecia, Jens Aron Modig, precisamente el compañero de viaje del dirigente de Nuevas Generaciones del Partido Popular Ángel Carromero, el español que estuvo preso en Cuba acusado de homicidio imprudente de dos disidentes cubanos.
Resulta además que hay muchísimos antiguos indicios de que la tal Anna Ardin es agente de la CIA desde hace tiempo y resulta que también estuvo en Cuba antes que su amigo Jens, en 2004, con idénticos objetivos: alentar y financiar a la disidencia cubana, informaba Cubadebate.
Por su parte, el periodista Ricardo Cubillos Rodriguez, escribía en EFE: «La publicación por el diario The Guardian de detalles de los cargos sexuales presentados por dos mujeres suecas contra el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, ha causado gran indignación en sus abogados y entre sus partidarios. En una acción que sorprendió a todo el mundo, el diario británico elegido por Assange para publicar las filtraciones reveló documentos de la policía sueca en los que se acusa a Assange de haber agredido sexualmente a las mujeres con las que hizo el amor durante su estancia en ese país.
Una de las mujeres se quejó no sólo de que había «sido un polvo muy malo sino además violento», según la gráfica descripción en el periódico, que ofrecía muchos otros detalles del supuesto acoso a que las había sometido supuestamente Assange.
Según el dominical «The Sunday Telegraph», el abogado sueco de Assange, Bjorn Hurting, va a presentar una queja formal a las autoridades de ese país, a las que exigirá que investiguen cómo ha llegado esa información a dominio público.
«No sé quien ha dado esos documentos a la prensa, pero el propósito está claro: presentar una mala imagen de Julian», dijo el abogado de Assange. En un editorial, The Guardian defendió el sábado su decisión de publicar detalles del contenido de los documentos policiales que incriminan al hombre que ha ayudado a las ventas de ese periódico al ofrecerle las filtraciones de WikiLeaks.
Vaughan Smith, el periodista que ha decidido acoger a Assange en una mansión de su propiedad mientras se tramitaba la extradición, se preguntó si la intención de The Guardian al revelar esos detalles incriminatorios, no sería aplacar a las autoridades por haber publicado antes los documentos filtrados a Wikileaks.
El conocido periodista y documentalista australiano John Pilger escribía en el dominical «The Independent on Sunday» que, después del supuesto asalto sexual sufrido, una de las mujeres confesó que se había sentido «abandonada» cuando, tras hacer el amor, Asssange la dejó en la cama para ponerse a trabajar en su ordenador.
«Sea o no una conspiración de la CIA, comenta Pilger, lo cierto es que se ha denigrado a Assange. Los detalles proporcionados por las mujeres están en Internet. Y sus serios enemigos de Washington se han visto animados a seguir su viciosa campaña contra su persona».
Los capítulos del drama del fundador de Wikileaks se intensificaron desde el instante en que la justicia del Reino Unido decidió condenarlo a arresto domiciliario, para concluido el proceso, extraditarle a Suecia.
En esas circunstancias, Assange se introdujo en la Embajada del Ecuador en Londres a fin de solicitar asilo político al gobierno que entre cálculo de imagen nacional e internacional y cálculo político más consultas a gobiernos del Reino Unido y del reino de Suecia demoró en su respuesta hasta concluidos los juegos olímpicos. Sólo entonces, decidió con ceder asilo diplomático a Julián Assange.
El Gobierno del Ecuador afirmaba que «fiel al procedimiento del Asilo, y atribuyendo la máxima seriedad a este caso, ha examinado y evaluado todos los aspectos implicados en el mismo, particularmente los argumentos presentados por el señor Assange para respaldar el temor que siente ante una situación que esta persona percibe como un peligro para su vida, su seguridad personal y su libertad.
Es importante señalar que el señor Assange ha tomado la decisión de solicitar el asilo y protección del Ecuador por las acusaciones que, según manifiesta, le han sido formuladas por supuesto «espionaje y traición», con lo cual este ciudadano expone el temor que le infunde la posibilidad de ser entregado a las autoridades de los Estados Unidos de América por las autoridades británicas, suecas o australianas, pues aquel es un país, señala el señor Assange, que lo persigue debido a la desclasificación de información comprometedora para el Gobierno estadounidense. Manifiesta, asimismo, el solicitante, que «es víctima de una persecución en distintos países, la cual deriva no solo de sus ideas y sus acciones, sino de su trabajo al publicar información que compromete a los poderosos, de publicar la verdad y, con ello, desenmascarar la corrupción y graves abusos a los derechos humanos de ciudadanos alrededor del mundo».
El asilo de Ecuador
Por lo tanto, para el solicitante, la imputación de delitos de carácter político es lo que fundamenta su pedido de asilo, pues en su criterio, se encuentra ante una situación que supone para él un peligro inminente que no puede resistir. A fin de explicar el temor que le infunde una posible persecución política, y que esta posibilidad termine convirtiéndose en una situación de menoscabo y violación de sus derechos, con riesgo para su integridad y seguridad personal, y su libertad, el Gobierno del Ecuador consideró lo siguiente:
1. Que Julian Assange es un profesional de la comunicación galardonado internacionalmente por su lucha a favor de la libertad de expresión, la libertad de prensa y de los derechos humanos en general;
2. Que el señor Assange compartió con el público global información documental privilegiada que fue generada por diversas fuentes, y que afectó a funcionarios, países y organizaciones;
3. Que existen serios indicios de retaliación por parte del país o los países que produjeron la información divulgada por el señor Assange, represalia que puede poner en riesgo su seguridad, integridad, e incluso su vida;
4. Que, a pesar de las gestiones diplomáticas realizadas por el Estado ecuatoriano, los países de los cuales se han requerido garantías suficientes para proteger la seguridad y la vida del señor Assange, se han negado a facilitarlas;
5. Que, existe la certeza de las autoridades ecuatorianas de que es factible la extradición del señor Assange a un tercer país fuera de la Unión Europea sin las debidas garantías para su seguridad e integridad personal;
6. Que la evidencia jurídica muestra claramente que, de darse una extradición a los Estados Unidos de América, el señor Assange no tendría un juicio justo, podría ser juzgado por tribunales especiales o militares, y no es inverosímil que se le aplique un trato cruel y degradante, y se le condene a cadena perpetua o a la pena capital, con lo cual no serían respetados sus derechos humanos;
7. Que, si bien el señor Assange debe responder por la investigación abierta en Suecia, el Ecuador está consciente que la fiscalía sueca ha tenido una actitud contradictoria que impidió al señor Assange el total ejercicio del legítimo derecho a la defensa;
8. Que el Ecuador está convencido de que se han menoscabado los derechos procesales del señor Assange durante dicha investigación;
9. Que el Ecuador ha constatado que el señor Assange se encuentra sin la debida protección y auxilio que debía recibir de parte del Estado del cual es ciudadano;
10. Que, al tenor de varias declaraciones públicas y comunicaciones diplomáticas realizadas por funcionarios de Gran Bretaña, Suecia y Estados Unidos de América, se infiere que dichos gobiernos no respetarían las convenciones y tratados internacionales, y darían prioridad a leyes internas de jerarquía secundaria, contraviniendo normas expresas de aplicación universal; y,
11. Que, si el señor Assange es reducido a prisión preventiva en Suecia (tal y como es costumbre en este país), se iniciaría una cadena de sucesos que impediría que se tomen medidas de protección ulterior para evitar la posible extradición a un tercer país.
De esta forma, el Gobierno del Ecuador considera que estos argumentos dan sustento a los temores de Julian Assange, en tanto este puede ser víctima de una persecución política, como consecuencia de su defensa decidida a favor de la libertad de expresión y de la libertad de prensa, así como de su posición de repudio a los abusos en que suele incurrir el poder en determinados países, aspectos que hacen pensar al señor Assange que, en cualquier momento, puede presentarse una situación susceptible de poner en peligro su vida, seguridad o integridad personal. Este temor le ha conminado a ejercer su derecho humano de buscar y recibir asilo en la Embajada del Ecuador en el Reino Unido.»
Además, la concesión del asilo a favor de Assange se fundamentaba en disposiciones constitucionales y legales vigentes y en cierta tradición ecuatoriana «de acoger a un gran número de personas que han solicitado asilo territorial o refugio, habiendo respetado irrestrictamente el principio de no devolución y de no discriminación…» Igualmente argumentaba que el «Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados ha elogiado la política de refugio del Ecuador, y ha resaltado el hecho significativo de que en el país no se haya confinado en campamentos a estas personas, sino que han sido integradas a la sociedad, en pleno goce de sus derechos humanos y garantías.
El Ecuador sitúa el derecho de asilo en el catálogo universal de los derechos humanos y cree, por tanto, que la aplicación efectiva de este derecho requiere de la cooperación internacional que puedan prestarse nuestros países, sin la cual resultaría infructuoso su enunciado, y la institución sería del todo ineficaz. Por estos motivos, y recordando la obligación que han asumido todos los Estados para colaborar en la protección y promoción de los Derechos Humanos, tal como lo dispone la Carta de las Naciones Unidas, invita al Gobierno británico a brindar su contingente para alcanzar este propósito.
Para estos efectos, el Ecuador ha podido constatar, en el transcurso del análisis de las instituciones jurídicas vinculadas al asilo, que a la conformación de este derecho concurren principios fundamentales del derecho internacional general, los mismos que por su importancia tienen valor y alcance universal, por cuanto guardan consonancia con el interés general de la comunidad internacional en su conjunto, y cuentan con el pleno reconocimiento por parte de todos los Estados. Dichos principios, que se encuentran contemplados en diversos instrumentos internacionales, son los siguientes:
a) El asilo, en todas sus modalidades, es un derecho humano fundamental que crea obligaciones erga omnes, es decir, «para todos» los Estados.
b) El asilo diplomático, el refugio (o asilo territorial), y los derechos a no ser extraditado, expulsado, entregado o transferido, son derechos humanos equiparables, ya que se basan en los mismos principios de protección humana: no devolución y no discriminación sin ninguna distinción de carácter desfavorable por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión o creencia, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, fortuna, nacimiento u otra condición o cualquier otro criterio análogo.
c) Todas estas formas de protección están regidas por los principios pro homine (es decir, más favorable a la persona humana), igualdad, universalidad, indivisibilidad, complementariedad e interdependencia.
d) La protección se produce cuando el Estado asilante, de refugio o requerido, o la potencia protectora, consideran que existe el riesgo o el temor de que la persona protegida pueda ser víctima de persecución política, o se le imputan delitos políticos.
e) Corresponde al Estado asilante calificar las causas del asilo, y en caso de extradición, valorar las pruebas.
f) Sin importar en cuál de sus modalidades o formas se presente, el asilo tiene siempre la misma causa y el mismo objeto lícitos, es decir, la persecución política, que es su causa lícita; y salvaguardar la vida, seguridad personal y libertad de la persona protegida, que es el objeto lícito.
g) El derecho de asilo es un derecho humano fundamental, por tanto, pertenece al ius cogens, es decir, al sistema de normas imperativas de derecho reconocidas por la comunidad internacional en su conjunto, que no admiten acuerdo en contrario, siendo nulos los tratados y disposiciones del derecho internacional que se les opongan.
h) En los casos no previstos en el derecho vigente, la persona humana queda bajo la salvaguardia de los principios de humanidad y de las exigencias de la conciencia pública, o están bajo la protección y el imperio de los principios del derecho de gentes derivados de los usos establecidos, de los principios de humanidad y de los dictados de la conciencia pública.
i) La falta de convención internacional o de legislación interna de los Estados no puede alegarse legítimamente para limitar, menoscabar o denegar el derecho al asilo.
j) Las normas y principios que rigen los derechos de asilo, refugio, no extradición, no entrega, no expulsión y no transferencia son convergentes, en la medida que sea necesario para perfeccionar la protección y dotarle de la máxima eficiencia. En este sentido, son complementarios el derecho internacional de los derechos humanos, el derecho de asilo y de los refugiados, y el derecho humanitario.
k) Los derechos de protección de la persona humana se basan en principios y valores éticos universalmente admitidos y, por tanto, tienen un carácter humanístico, social, solidario, asistencial, pacífico y humanitario.
l) Todos los Estados tienen el deber de promover el desarrollo progresivo del derecho internacional de los derechos humanos mediante acciones nacionales e internacionales efectivas.
También citaba numerosos instrumentos internacionales vigentes relacionados con el asilo al tiempo que declaraba había mantenido diálogos de alto nivel diplomático, con Reino Unido, Suecia y Estados Unidos. El documento oficial de la Cancillería afirmaba que «el Ecuador dirigió una comunicación al Gobierno de Estados Unidos para conocer oficialmente su posición sobre el caso Assange. Las consultas se referían a lo siguiente:
1) Si existe un proceso legal en curso o la intención de llevar a cabo tal proceso en contra de Julian Assange y/o los fundadores de la organización Wikileaks;
2) En caso de ser cierto lo anterior, qué tipo de legislación, en qué condiciones y bajo qué penas máximas estarían sujetas tales personas;
3) Si existe la intención de solicitar la extradición de Julian Assange a los Estados Unidos.
La respuesta de los Estados Unidos ha consistido en que no puede ofrecer información al respecto del caso Assange, alegando que es un asunto bilateral entre Ecuador y Reino Unido.
Equivocado o no, el gobierno concedió asilo diplomático a Assange que originó la repudiada amenaza británica de ingresar por la fuerza a la embajada del Ecuador en Londres, como una muestra de la prepotencia inglesa que late en políticos nostálgicos del poder colonial que olvidaron que nuestro país es libre y soberano. Lo grave es que concedido el asilo haya asomado ecuatorianos y ecuatorianas que por antipatía, odio o legítima oposición a Correa parezcan aliados del Reino Unido y que otros sólo piensen en negocios y antepongan los billetes al valor de la dignidad nacional al argumentar que van a perder los famosos Atpda con Estados Unidos o la imposibilidad de firmar acuerdos comercial.es con la Unión Europea.
De pronto, el Ecuador ocupó las primeras páginas de la prensa mundial y grandes espacios en televisión y radio porque este pequeño país había concedido el asilo diplomático a pesar del innegable poder de Gran Bretaña, Estados Unidos y Suecia.
Los famosos analistas de las derechas políticas y económicas nacionales y extranjeras sostuvieron que hay contradicciones y que el asilo es una «cortina de humo» para ocultar la deteriorada imagen de Correa respecto de la libertad de expresión y de prensa. Argumentaron que el otorgamiento del asilo diplomático al fundador de WikiLeaks, Julian Assange para proteger esas libertades, tiene el propósito de contrarrestar las críticas internacionales recibidas precisamente por el irrespeto a esos derechos.
El canciller Ricardo Patiño reiteraba que para conceder el asilo al australiano, el Gobierno consideró «que Julian Assange es un profesional de la comunicación galardonado internacionalmente por su lucha a favor de la libertad de expresión, la libertad de prensa y de los derechos humanos en general». Los opositores se preguntan: ¿por qué no se respetan esos derechos de los periodistas ecuatorianos? ¿Por qué Correa acusa a la prensa nacional de ser corrupta de falta de ética y de mala práctica profesional en tanto que convierte en adalid de la libertad de expresión a Assange?
Los críticos del asilo niegan a Assange su calidad de periodista y hasta lo acusan de conseguir la información difundida de forma ilícita, pero si cualquier periodista en verdad profesional, si hubiese tenido la oportunidad que tupo Assange, se habría guardado la información? Muchos, tal vez, hubiesen corrido a la embajada más cercana para «avisar» que circula esa información y, tal vez, hubiesen recibido premios de sus amos de la CIA o de cualquier otra agencia del imperio. El desenlace de este drama está muy lejos de llegar a pesar del apoyo que recibió el Ecuador de parte del ALBA, Unasur, y OEA, porque aún persiste el recuerdo de que en mayo pasado, durante la evaluación del Consejo Permanente de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ecuador recibió duras críticas respecto a la libertad de expresión.
Sin duda existen contradicciones entre el hacer y el decir del presidente Correa. Como afirmaba el poeta Campoamor en HUMORADAS: «En este mundo traidor, nada es verdad, ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira», y nadie sabe el futuro de Assange.
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